Parte 4: "Y eso me hizo sentir mal luego de verla irse."



Hacía días que la chica no había entrado al local. Vamos, que mentiría si dijera que no estaba feliz. Ya había pasado un mes desde que ella había empezado a venir cada día por la tarde, y cada día terminaba atendiendola por la fuerza.

Pero aún así se me revolvía la conciencia porque sentía que yo había sido el responsable de su ausencia. También podía tener mis limites, también podía hartarme de ser obligado a hacer algo que no quería y que me incomodaba. El detalle es que todo eso salió a la luz cuando había terminado como muchas veces ya atendiéndola, no deseo repetir a profundidad todo lo que le dije en frente de muchos clientes y compañeros, pero solo había aclarado una cosa; que no quería atenderla. Que me incomodaba hacerlo o siquiera acercarme a ella. Por supuesto que lo dije en sentido malo, pero no podía mentirle cuando se trataba de un tema de convivencia.

Cuando termine de hablar ella simplemente echo el plato un poco lejos de ella, se levantó de su silla, y salió de la puerta con el mentón el alto. Pero sabía que la había herido. Podía notarlo en sus ojos dolidos. Y eso me hizo sentir mal luego de verla irse.

Sonic, Silver y el resto de mis compañeros no comentaron nada al respecto, y tampoco la encargada se enteró de lo sucedido.

Por otro lado, yo había vuelto a mi rutina diaria de ignorar los halagos de las mujeres que frecuentaban el local por la tarde, y hoy no era la excepción. Estaba por terminar mi turno por lo que me adentre a la zona de empleados y comencé a desatar el delantal de mi cintura, escuche a mis espaldas como se abría la puerta de manera rápida y poco después noté que unos brazos diferentes se enganchaban por debajo de los míos y me sacaban fuera del área de descanso.

— ¿Qué demonios? ¿Y a ustedes qué les pasa? — Pregunte a ambos erizos que me llevaban.

— ¡Tú te callas! — Rugió Silver, haciendo que me encogiera un poco.

— Debes disculparte con alguien. — Dijo ahora Sonic, con un rostro molesto.

Cuando me dejaron caer de bruces al suelo estábamos nuevamente en la parte delantera del local, ya había anochecido por lo que no había ningún cliente. A excepción de ella, estaba sentada en la mesa de la esquina con sus piernas cruzadas una sobre otra y mantenía un rostro tranquilo. Pronto Silver me hizo levantarme del suelo y comenzó a arreglar lo poco que quedaba de mi uniforme con moño.

— Ahora escucha: irás hacia allá — Señaló a la chica y me tendió una bolsa marrón, a saber, que tenía dentro. —, serás encantador y te disculparas.

— No creo que...

— ¡Solo hazlo, maldita sea!

Y gracias al empujón de Sonic, mi cuerpo se desplazó contra su voluntad hacia la chica, haciendo que quedara a solo unos pocos centímetros de su mesa.

Tarde o temprano tendría que disculparme de igual forma.

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