Parte 3: "Ella quiere que tú la atiendas, Shadow."
Tuve que acostumbrarme a la presencia de esa chica en la cafetería los siguientes días. Usualmente siempre venia en las tardes, y siempre que podía se sentaba en una de las mesas que estaba en una esquina, al lado de una ventana.
Y por supuesto que Sonic les había contado a todos los empleados del local lo incómodo que me ponía al acercarme o mirarla solo un poco. Todos se habían unido para hacer que yo terminara atendiéndola siempre. Quería lanzarles una bandeja en el rostro. Y no podía negarme, ya que si la encargada se enteraba que un cliente había esperado sentado por mucho tiempo nos daría un regaño a todos y yo, a diferencia de los demás que hacían como que sí estaban ocupados, no tenía ninguna coartada. Por lo tanto, se afincaría más en mí.
Para mi suerte hoy habían rotado los puestos y yo estaba en la caja, no podía estar más tranquilo. La chica ojos color jade ya había llegado y se había sentado en la mesa de la esquina, por lo que sonreí con tranquilidad y sin preocupaciones cuando vi que uno de mis compañeros se acercó a atenderla con una sonrisa. Levante mi vista de la caja y vi como Silver, mi compañero, se acercaba a mí, me pareció extraño que no llevara la libreta en su mano con la orden.
— ¿No ordenó nada? — Pregunte en cuanto estuvo lo suficientemente cerca del mostrador. Él negó con la cabeza mientras ponía una sonrisa de oreja a oreja.
— Ella quiere que tú la atiendas, Shadow. — Mi expresión de sorpresa no debía ser más obvia.
— ¿Qué? ¿Cómo sabes que quiere eso? — Arrugué mi rostro cuando empecé a sentir como mis manos sudaban de a poco. Me estaba poniendo nervioso.
— Ella me lo dijo. — Se encogió de hombros y se apoyó del mostrador, lo mire frunciendo el ceño ante su respuesta ¿Cómo se lo había dicho? Ella no hablaba. Silver hizo un rápido gesto con sus manos que solo hizo que me confundiera más.
— ¿Qué fue eso?
— Te acabo de llamar estúpido. Sé un poco de la lengua de señas.
— Pues dile que no puedo abandonar mi puesto. — Me crucé de brazos sobre mi delantal.
Silver hizo lo que le pedí y fue con ella nuevamente, esta vez vi como ambos hacían gestos rápidos con sus manos y finalmente Silver volvió hacia mí.
— La chica es inteligente, dice que va a quejarse con la encargada si no la atiendes. — Su sonrisa burlona se agrandó mientras pasaba por el mostrador y me empezaba a empujar para poder ocupar mi lugar.
— Pero...
— Afróntalo de una vez, no te la dejara fácil. Y sabes perfectamente lo ruda que es la encargada cuando hay una queja. — Me entrego un plato con una rebanada de pastel de chocolate en mis manos y termino de sacarme de la caja, de mi fortaleza. Me giré a mirarlo con notables nervios. — Sonríe.
Hizo un gesto con sus manos mientras ponía sus dedos a los lados de su rostro mostrando una sonrisa. Ignore por completo su gesto y me gire a ver a la chica, me estaba sonriendo con tranquilidad.
Como que si no me hubiera obligado prácticamente a atenderla.
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