🦋los jardines.

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- ¿por qué no? A algún lado debe llevar-.

No se quitó de la puerta, estaba muy convencida de que lo que estaba del otro lado no debía ser visto.
Tanjiro espero por una respuesta de la chica que parecía sumamente nerviosa, incluso incómoda.

- tal vez en otro momento, Tanjiro, debemos seguir limpiando-.
Dijo sin quitarse de la puerta hasta que el chico volvió a hacer sus cosas, lo que solo sembraba más intriga en el pelirrojo que estaba decidido a ver lo que ahí se ocultaba, en un tiempo lo haría.

El ambiente se torno denso e incómodo durante el resto de la limpieza, podían escuchar cuando el contrario tragaba en seco mientras sacudían o barrían, estaban completamente pendientes de lo que estaba pasando, cualquier mínimo ruido les pondría en defensa. Su limpieza se extendió por los pasillos hasta llegar a los jardines. Enormes columnas repletas de plantas de diversos colores cautivaban al pelirrojo, era tan hermoso poder ver dichos sembrados. Era un laberinto de plantas que te impedía hacer trampa por su frondoso volúmen y gran altura.

- ¿qué debemos hacer aquí?-.
El chico solo seguía a Aoi por los pasillos de plantas de todos los tamaños, el piso estaba hecho por piedritas unidas de colores plomo y amarillentos.
La jóven solo se limitaba a caminar mientras hacía señas con sus manos indicando que debía ser seguida. Terminaron llegando a las afueras de un gran portón negro, eran barrotes gruesos pintados, amarrados por una cadena gruesa finalizada en un candado gordo, el cual evitaba por completo la pasada de los dos chicos.

Del otro lado se veían más plantas, pero eran diferentes, por alguna extraña razón, no se veían hermosas. Eran de los mismos colores verdes llenas de vida, pero sus formas tan grandes y retorcidas le hacían querer retroceder y quedarse en el lado lindo de los jardines. Los pasillos ya no eran alumbrados por la luz del sol, debido a que había una especia de techo forjada con metales que servían para que las enredaderas hicieran paso formando una especie de túnel en lo que restaba de la profundidad de ese gran laberinto.

Aoi buscó en su bolsillo hasta sacar un gran llavero repleto de llaves de distintas formas, entre ellas, una de gran tamaño de apariencia antigua, la cual ingreso en el candado para abrir la cerradura y quitar la cadena abriendo una de esas grandes puertas que le dejaban libre acceso para adentrarse en el siguiente nivel de los jardines.

- ¿qué pasa? Vamos-.
Dijo la chica mientras volteaba a ver como Tanjiro no se movía de su ubicación, mirándola inquieto y con evidente temor frente al pasillo ya más oscuro que el anterior.
- no me gusta, ¿no puedo quedarme en esta zona yo?-.
Preguntó con algo de temor mientras veía como Aoi colocaba una expresión ridícula en su rostro, estando al borde de las risas contra el chico.

- ¡no pasa nada! ¿Cómo te pueden dar miedo unas simples plantas?-.
Se devolvió hasta la cercanía de Tanjiro para tomarle del brazo y llevarlo consigo a lo largo de ese pasillo, sintiendo la fuerza que hacía el chico por evitar ser movido, pero su fuerza era incluso inferior a la de la jóven de coletas.
Su paso se extendió por tantos virajes y curvas que terminaron por hacer perder el conocimiento de dirección a Tanjiro, quien era movido en contra de su voluntad.

No podían gustarle, simplemente estas plantas eran diferentes, ya no era ese silencio limpió que sentía con las anteriores, creía y sentía que cuando se quedaba callado, esas plantas silvaban y se reían de él a sus espaldas, murmurando chistes en su contra, lo que hacía sentir extremadamente nervioso a Tanjiro, como si estuvieran vivas, más vivas.

Terminaron llegando a una fuente que estaba conectada a cuatro caminos diferentes, como si fuera un punto medio. La fuente estaba seca y recubierta de hojas y enredaderas que se extendían a lo largo de toda la figura que esta tenía.
La fuente era una bella figura femenina cubierta por un vestido suelto y largo, una mujer que sostenía sobre su cabeza un jarrón de gran tamaño del cual parecería salir el agua.

Por el lado contrario, había una figura similar a la mujer, como si fuera un cuerpo diferente en su espalda. Este ser no era una mujer en lo absoluto, a pesar de tener el mismo vestido y curvas de la de su espalda. Tenía una expresión demoníaca que retorcia por completo el estómago de Tanjiro, el cual no quería seguir mirándola por ningún motivo. Sus labios no eran finos como los de aquélla mujer, eran raros y extendidos a niveles sobrehumanos como si fuera un depredador, dos grandes colmillos como los de las serpientes y una lengua larga y flaca como la de los reptiles, una serpiente combinada con una mujer, un demonio. Ella sostenía el mismo jarrón, pero de sus brazos extendidos corría un liquido diferente al agua, era marrón y sucio, como si se tratara de un aceite contaminado al diferencia del agua limpia que corría por los brazos de la mujer.

- debemos quitarle estas plantas, son rebeldes y se apoderan de la fuente-.
La palabra de Aoi fueron un despertar para Tanjiro, quien estaba completamente nervioso con esta fuente, pero era aun más horrible, saber que tendría que tocarla para retirar las enredaderas.
Pusieron manos a la obra, Aoi hacía todo con tranquilidad mientras que Tanjiro iba a duras penas, sintiendo temor en que ese demonio cobrara vida y le arrebatara su cara de un mordisco.

- lo único vivo aquí son las plantas, Tanjiro-.

- solo las plantas de este lugar me dan miedo... Esta fuente me esta mirando-.
El jóven estaba completamente convencido de que la fuente tenía vida al igual que todas las otras plantas de este enorme jardín.
- será mejor que no la veas cuando esta funcionando-.
Agregó la chica haciendo entrar en duda al pelirrojo.

- ¿por qué dices eso?-.
Tanjiro estaba lo suficientemente asustado como para seguir preguntando cosas, ya era demasiado tarde para pensar dos veces sus palabras.
- cuando funciona, los ojos de esta mujer brillan como perlas por lo fría que sale el agua, mientras que la demonio muestra una oscuridad en sus lágrimas debido al aceite caliente que corre por su cuerpo-.
Esto definitivamente aterro por completo al chico, quien ya no quería saber nada de esta fuente, ni siquiera tocarla, había tenido suficiente.

El dia fue solo eso, conocer sectores que Tanjiro no imaginaría, estaba en una enorme mansión con rincones hermosos y algunos no tan hermosos. Asi se les extinguió el dia hasta que paso el almuerzo y posteriormente, llegó la hora de la cena.

Esta cena fue diferente, tan solo eran ellos dos esta vez, el puesto de Kagaya estaba vacío al igual que el de Shinobu, pero su cena parecía servida con total normalidad. Obviamente, las dudas del pelirrojo no tardaron en llegar, mientras degustaba de una sopa de vegetales.
- ¿por qué no están aquí?-.

- el patrón tuvo que cubrir un doble turno, una cirugía de última hora. Shinobu debe seguir estudiando-.
Dijo ella sin darle mayor importancia, nuevamente como si fuera algo de todos los días.
- hoy el desayuno de Shinobu no estaba cuando vine por él-.
Quería más respuestas, no le gustaba irse a dormir con dudas en su cabeza.

- debió haber sido ella, se lo habrá llevado a su cuarto-.
Siguió respondiendo con total indiferencia, Tanjiro se veía completamente afectado por la naturalidad con la que Aoi tomaba las cosas.
Terminó su sopa y siguió llenándola de preguntas que eran resueltas con total normalidad por parte de la pelinegra, hasta que la misma se levantó de la mesa indicando el fin de la cena.

- ya es hora de dormir, Tanjiro, puedes tomar un baño, ¿sabés dónde están las duchas?-.
No recibió respuesta además de un silencio del pelirrojo que solo asintió con nerviosismo recordando lo ocurrido la anterior noche.

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Le costó conciliar el sueño, realmente tenía miedo de que las cosas ocurridas volvieran a ocurrir, sumado al tenebroso jardín oscuro y profundo, Tanjiro estaba completamente aterrado mientras se daba vueltas en la cama.

Sentía que por fin estaba encontrando el sueño perfecto, perdía los sentidos cuando acomodaba su cabeza contra la almohada. Sus nervios solo se pusieron más de punta cuando sintió el crujir del suelo indicando una pisada, apretó sus ojos intentando dormirse, intentando negar el ruido que acababa de escuchar, alguna extraña fuerza le amarraba a la cama sintiendo necesidad de descansar, aun cuando no podía.

Fue una batalla abrir los ojos, sentía poco control sobre su cuerpo, como si estuviera dormido, un sonámbulo. Logró abrir lentamente sus párpados para distinguir entre opacos colores, una figura montada a su pecho. Sentía calor bajando desde sus labios por el interior de sus mejillas abriendo paso por su garganta y bajando lentamente por su pecho.
Un calor relajante que le pedía seguir en la cama, volver a cerrar los luceros y adentrarse en sueño.

Logró enfocar lo que miraba, alguien estaba subido a su pecho, sostenía un objeto contra sus labios que dejaba caer un líquido caliente dentro de sus labios, el cual era tragado inconscientemente. Se movió asustado intentando quitarse de encima a dicha figura, la cual giro por la cama hasta ponerse de pie a un lado de la cama, sin derramar el contenido de la taza.

Intentó levantarse pero fue evitado por esta misma figura, era Shinobu quien había vertido aquél líquido en su boca, el cual se derramaba por sus labios ante el brusco movimiento.

- ¿qué haces aquí?-.
Preguntó asustado mientras saboreaba el amargo calor en su boca, limpiaba sus labios mirando como restos brillantes yacían en su muñeca, jamás había bebido algo igual. Se sentía raro, como si su cuerpo estuviera ligeramente adormecido, como si aun no pudiera despertar del todo.

- buenas noches, ¿no te parecen lindas las estrellas?-.
Pregunto como si nada, bebió el restante de la taza mientras sonreía con total normalidad a Tanjiro.
- vine a saludar, estuve muy ocupada hoy, y la puerta estaba abierta-.
Agregó mientras dejaba sobre la mesita aquella taza.

- la puerta estaba cerrada, ¿no pudo tocar?-.
Preguntó algo asustado mientras recordaba lo que había bebido.
- ¿qué es ésto? ¿Por qué me da ésto?-.
Sus preguntas se acompañaban de tartamudeos ligeros que eran reconocidos por la mujer, que solo sonreía con calma.

- necesito un pequeño favor, ¿si?-.

- mire afuera, es muy tarde...-.

- lo sé, pero solo tú puedes hacerlo, y esta es la hora ideal-.
Shinobu subió a la cama nuevamente para acercarse al rostro del chico y susurrarle.
- las paredes tienen oidos, baja el volumen-.
Estaba tan asustado con cada acción de la mujer, podría jurar que le hacía replantearse el haber aceptado la oferta de Kagaya.

- ...¿qué necesita?-.
Accedió finalmente, sintiendo cada vez su cuerpo como un intruso, le costaba trabajo formular palabras sin trabarse, sabía que era producto a lo que había bebido.
Vio entonces como el manijo de llaves que anteriormente había tenido Aoi, ahora estaba en manos de Shinobu, deducía que no lo había conseguido de la forma más limpia, debido a que mostraba un signo de silencio con su dedo sobre sus labios.

- necesito que traigas un poco del agua de la fuente que esta dentro de los jardines, en esta misma taza-.
Mostrando lo que había servido para llenar los labios del pelirrojo.
El miedo inmediatamente invadio a Tanjiro, quien estaba completamente seguro de que no quería volver a ese lugar, mucho menos solo y a estas horas.
Shinobu se acerco a su oido y susurro.

- sé que lo harás, si sabes lo que te conviene, lo harás...-.

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Continuará.
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