🦋la puerta descuidada.

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Se ahogaba a si mismo ante la poca astucia en tragar saliva, eran torpes intentos que acababan en gemidos cortados ante el temblor de su cuerpo frente a la situación en la que se encontraba.
Sus ojos estaban llorosos, se sentía culpable por lo que había hecho, se regañaba internamente por haberse levantado de su cama en vez de simplemente orinarse.

Estaba tan nervioso que no podía siquiera formular una inhalación correcta, realmente se estaba ahogando frente a la mujer que delante de él le observaba.
Yacía acostado en el suelo arrinconado contra la fría cerámica blanca, temblaba como aquél niño que acababa de romper un florero, sentía que sería juzgado, regañado, impactado.

- ¿tienes miedo?-.
Esa pregunta solo erizó más los pelos del chico, aquélla mujer se acercaba lentamente hasta quedar a centímetros de su rostro, podía sentir la respiración tan calmada de ella sobre su rostro, y Shinobu sentía la nerviosa y pesada exhalación de Tanjiro, quien estaba a las puertas de una crisis.
La fina mano de la mujer se acerco lentamente al rostro de Tanjiro hasta tocar su mejilla y acariciarla suavemente sintiendo el temblor del jóven.

- ¿te doy miedo?-.
Eran afiladas estacas que perforaban la espalda del pelirrojo, Tanjiro sentía agujas en su carne al sentir el toque del cuerpo ajeno junto al suyo. El clímax de los nervios llegó cuando sintió como el cuerpo de la mujer reposo sobre el suyo, dejando sus piernas alrededor del chico y sentándose sobre él mientras colocaba ambas manos sobre el rostro del pelirrojo. La primera letra del alfabeto se repetía entre los tartamudeos de Tanjiro, estaba tan aterrado que no podía asumir control sobre su cuerpo.

Estaba sintiendo el cuerpo de una mujer desnuda y mojada sobre el suyo, su pijama era humedecido por el vapor que reposaba sobre el blanco cuerpo de la mujer que comenzaba a acercarse lentamente hasta sus labios. Su rostro fue ligeramente alzado hasta obligarle a mirar a los brillantes ojos púrpura de Shinobu, quien poseía intensamente a Tanjiro haciendo que lentamente comenzara a bajar el ritmo cardíaco y los nervios se extinguieran.
- te encontraría donde fuera que huyeras, Tanjiro... Donde sea que te escondieras-.
Sus dulces palabras llevaban sazón ardiente antes de dejar centímetros de distancia frente a los labios del pelirrojo.

- soy real, Tanjiro... Es nuestro secreto-.
Dijo para finalmente romper la distancia y pegar sus labios contra los del jóven que no pudo oponerse ante la acción, unieron sus cuerpo como si de un imán se tratara, el beso fue tierno y educado al principio, pero comenzo a tornarse profundo cuando sintió la lengua de la mujer adentrarse entre los labios dormidos de Tanjiro, el chico ya no hacía acción alguna; caía lentamente en un profundo sueño del que no sabía ya de hace tiempo, era una sanación tan relajante que culminó en un sueño eterno pero momentáneo, algo perfecto pero defectuoso, algo placentero... Pero culposo.

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Despertó algo mareado, sumamente exaltado y sudado. Saltó de la cama tirando las sábanas y mantas abajo, y se levantó de un solo movimiento. El activarse tan rápido desconcerto a su cuerpo, el cual no pudo ante la rápida acción y cayó de espaldas cediendo ante el mareo, nuevamente a la cama.

Respiró agitado durante algunos segundos, entendió que estaba en su habitación y comenzo a controlarse, estaba solo. Se sentó sobre la cama y miro su cuerpo, estaba sudado, las orillas del pijama se encontraban húmedos por el sudor, frías. Los botones estaban abrochados de abajo hacía arriba, hasta la mitad, el restante superior se hayaban desabrochados, no estaban asi ayer.

Le tomó tiempo levantarse de la cama e inspeccionar si había algo fuera de orden en la habitación, el no encontrar nada solo le tranquilizaba. Una pequeña estantería se hayaba repleta de libros ordenados por tamaños, desde el más grande al más pequeño. Se acercó de rodillas para verlos mejor, eran títulos aburridos y que no llamaban en lo absoluto su atención.

"El curioso incidente del perro a media noche".

"El cerebro autista".

"La razón por la que salto".

Eran algunos de los títulos que ahí se hayaban, pero podía ver como la palabra "autismo" se repetía en gran parte de los titulares.
- son buenos-.
Dijo alguien desde sus espaldas haciendo que saltara de sorpresa, volteó asustado mirando como Aoi le miraba de pie en mitad de la habitación, la misma había entendido el susto del pelirrojo y pidió las disculpas correspondientes.
- lo siento, olvidé tocar-.

- no te preocupes, estoy un poco alarmado...-.
Tanjiro intentaba consolar las disculpas de la chica, haciendo que la misma volviera a preguntar.
- ¿alarmado de qué?-.
Tenía unas toallas blancas de mano sobre sus antebrazos, las cuales dejo en la cama desordenada, estaban recién lavadas. El silencio en el chico solo intrigo más a la pelinegra, quien intentaba leer sus pensamientos mientras aguardaba por la respuesta.

- no es nada, olvidalo-.
Decidió guardarlo, sabía que no le creería, al menos no Aoi, no tenían la confianza suficiente como para darle tal confesión.
- como sea, el desayuno estará listo pronto-.
Finalizó para retirarse de la habitación cerrando la puerta y dejando a un confundido Tanjiro.

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Eran tres, Tanjiro, Kagaya y Aoi. El puesto que Shinobu había usado durante la cena estaba completamente vacío, no obstante, estaba su desayuno servido con total normalidad.
- ¿cómo estuvo tu noche, Tanjiro?-.
Preguntó con una dulce sonrisa, el hombre de cabellera medianamente larga.
- un poco de calor... Pero estuvo bien-.
Intentaba disimular su incomodidad aun con su cuerpo, se sentía raro, quería tomar una ducha.
- ya veo, le pediré a Aoi que cambie las mantas por algo más ligero-.

- no es necesario, solo... Fueron pesadillas-.
Dijo Tanjiro para darle una mordida a su tostada, lo cual fue respondido por un casi inaudible "ya veo" por parte de Kagaya.
El desayuno continuó con normalidad dentro de todo, con alguna que otra anécdota del doctor y datos adicionales de la pelinegra, que solo eran respondidos con asombro por parte del jóven. Siguió asi hasta que el hombre se levantó dando las gracias y explicando que debía irse a trabajar, se despidió tanto de Tanjiro como de Aoi antes de proceder a retirarse por uno de los cuatro pasillos que conectaban con el comedor.

- Aoi, ¿dónde esta Shinobu?-.
Preguntó el chico con algo de incertidumbre mirando como el café de la mujer comenzaba a perder el calor.
- debe estar ocupada, estudiando-.
Respondió con normalidad, como si se tratara de algo usual en ella.
- ¿siempre falta al desayuno?-.
Tanjiro ayudaba levantar los utensilios para no perder la charla con Aoi, a quien siguió hasta la cocina para dejarlos dentro del lavaplatos.

- en verdad, es la primera vez que lo hace-.
Eso no era usual, significaba que algo fuera de lo común había ocurrido, estaba completamente convencido de que lo sucedido en la noche no trataba de un sueño. Volvió a preguntar si es que eso no le preocupaba, pero la pelinegra mostraba total indiferencia, afirmaba que era algo normal en Shinobu, aun cuando nunca antes había ocurrido.

- estas muy tenso, puedo notarlo, ¿por qué no me ayudas a ordenar un poco? Tal vez te distraigas-.
La oferta de Aoi había convencido por completo a Tanjiro, ¿era una buena oferta? No, pero la chica lo había sugerido con una suave sonrisa en sus labios, lo que funcionó como una orden para el jóven. Estaban listos para lavar los trastes, fue una petición de la chica para traer el desayuno de Shinobu lo que hizo volver al comedor a Tanjiro.

Una vez entró, notó como en la mesa se encontraba el simple individual de la la correspondiente, no estaba ni su taza, ni la tostada con mantequilla que reposaban hasta que salieron del comedor, alguien ya los había tomado...

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Ella trapeaba los suelos, él limpiaba los muebles y las puertas. Se encontraban en esa extensa sala de entrenamientos limpiando, intercambiaban algunas palabras de vez en cuando, pero parecían muy tranquilos en dichas tareas.

Tanjiro llegó a una extraña puerta, esta era distinta a las demás, contaba con desgastos y roturas en algunas zonas, se veía muy descuidada para estar en la misma propiedad que todas las demás. Su perilla no estaba, había un orificio en su lugar indicando que sería difícil de abrir, pues la cerradura estaba puesta, pero no su manilla para abrir.

Volvió a caer de rodillas para acercarse al orificio y mirar lo que adentro había, le infectaba la curiosidad por lo que detrás de esta dañada puerta se encontraba. Acercó su ojo al orificio y pudo ver. Antes de completar su acción fue asustado por un golpe sobre la misma puerta que dejo la mano posicionada sobre el orificio de la perilla, evitando que Tanjiro pudiera ver lo que ahí se hayaba. Levanto su mirada y vio a una inquieta Aoi que parecía nerviosa por evitar que el jóven completara la acción, algo ocultaba.

- ¡no hay nada que ver ahí!-.
Dijo alzando un poco la voz, lo que solo dejó más confundido a Tanjiro... Algo estaban ocultando...

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Continuará.
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