Capítulo 6

- ¡Emily Alessia Ross, despierta ya mismo! -Abro los ojos lentamente, sintiendo mis párpados muy pesados, al igual que un intenso dolor de cabeza que no había sentido nunca se apodera de mi, haciéndome soltar un gruñido.

Levanto la cabeza torpemente para ver a mi abuela fulminandome con la mirada.

- ¿Que...? -Susurro sobandome la cabeza.

- ¡¿Qué haces aquí?!

No, gritos no, por favor. Mi cabeza estallará en cualquier momento.

- Yo... ¿Hoy que día de la semana se come? -Digo torpemente y abro exageradamente los ojos al darme cuenta de la estupidez que he dicho.

- ¿De qué hablas? Y... ¿Por qué tu cuarto es un reguero total y... Esta ropa está tan mal acomoda...? ¿Te fuiste de fiesta ayer? -Se cruza de brazos.

- Yo...

- ¡Ni siquiera fuiste al colegio! Yo te matara, Alessia. -Suspiro dramáticamente sin saber que decir, mientras, ella me fulmina con la mirada. -Echame el aliento.

- ¿Qué?

- Lo que escuchaste.

- Pero abuela... -Me da una mirada asesina. Tuerzo los labios y lo hago.

- Castigada dos semanas sin salir. De la escuela a la casa, sin discutirlo. -Dice al ver que abro la boca para protestar- Sin visitas, ni pijamadas. La única que te podrá visitar será Megura y solo yo estando en casa, Chris. Si no cumples esas reglas en tu vida volverás a salir, ¿Me escuchaste, señorita?

¡Tengo miedo!

Ya somos dos.

- Abuela...

- Ahora ponte a estudiar. Llamaré al director y le diré que no pudiste ir porque estabas constipada, que mañana te incorporarás sin falta. -Sale de la habitación, dejándome boquiabierta.

Desde que mis padres se marcharon por "asuntos del trabajo" mi abuela me ha estado cuidando. Ella es un amor de persona, pero eso si, nunca la enfades...
Consejo sano.

Me pongo de pie rápidamente, haciendo que casi caiga al suelo a causa de un mareo. Por cuestiones de seguridad me apoyo en la silla de mi mesa de noche hasta que me calmo. Abro los ojos lentamente y un recuerdo de la noche anterior viene hacia mi.

¡Mierda! Me emborraché. En una cita. Ay no, tragame tierra.

De repente mi móvil empieza a sonar. Camino hacia la mesita y veo que es un número desconocido. Si hay algo que descubrí de una no muy buena manera es a no contestarle a números que no conozco, así que lo ignoro categóricamente hasta que deja de sonar. Dejo el celular en su sitio y bajo a comer algo, ya que el hambre me está consumiendo por dentro.

Al bajar no veo a mi nana por ningún sitio así que aprovecho y me escabullo hacia la cocina a por algo de comer. Veo muy en el fondo de refri una jarra con lo que parece ser jugo de mango y me sirvo un poco en mi vasito de Barbie. Lo tomo todo y en menos de tres minutos ya estoy en mi habitación, acomodandome para estudiar la mejor asignatura del mundo (Nótese el sarcasmo): Matemática.

Agarro el teléfono para ponerlo en modo avión, pero antes de hacerlo me llega un mensaje de Meg, por lo que le doy una ojeada.

And she is perfect? Of course, is my best friend: Hola nena, ¿estás bien?

Yo: Pues si. Solo me quedé dormida. Luego hablamos, debo estudiar mates.

Con un último mensaje por su parte diciéndome un simple "Ok" sigo mi objetivo de poner el modo avión.


***

Siento como el agua fría cae por mi cuerpo mientras canto a todo pulmón (y metiendome demasiado en el papel de cantante en su concierto más importante) la canción Half a Man de Dean Lewis.

Me he pasado todo el día estudiando matemática y se podría decir que ya le he cogido la vuelta a lo que estamos dando.

Sigo diciendo que arruinaron la asignatura al sustituir los números por letras...

Salgo de la ducha y agarro el celular para ponerle pausa a la canción cuando me llega un mensaje en whatsapp de un número desconocido. Curiosa, entro al pv y una sonrisa se forma en mi rostro al ver de quien es.

Ryan: Hola, ¿qué tal amaneciste? Antes de que te asustes y pienses que soy un acosador, ayer me diste tu número.

Suelto una pequeña carcajada. No recuerdo mucho lo que sucedió luego de que llegáramos a la fiesta donde estaba Hugo, pero supongo que si lo habré hecho.

Yo: Hola... Pues siendo sincera no muy bien, ¿tú?

Ryan: Yo estoy bien. Te dije que la resaca no perdona a nadie.

Yo: Ya pues, me sirve de experiencia para la próxima vez que salgamos.

Ryan: ¿Próxima vez? Veo que estás haciendo planes sin mi consentimiento, lectora pianista rarita.

A pesar de no estar viendole a la cara siento como mis mejillas arden.

Hasta por mensajes haces el ridículo.

Yo: Bueno, lo decía para cuando salga con mis amigos y eso...

Ryan: Ya...

Pues al parecer mucho, no se lo creyó.

Segundos después me llega otra notificación suya.

Ryan: ¿Entonces no quieres volver a salir conmigo? ¿Por eso las escusas?

Muerdo el interior de mi mejilla derecha, pensando una respuesta ¡Claro que quería volver a salir con él! Pero Dios, que vergüenza, me había emborrachado en la primera cita...

Yo: No veo por qué no podríamos volver a salir ;)

Noooo, ese emoji noooo.

Antes de que pudiera retractarme ya había mandado el mensaje y él lo había leído.

Ryan: Me parece bien :) Bueno, por mi sería perfecto hoy, pero me dijiste que tenías clases de piano.

Mierda, las clases.

Yo: Ryan lo siento, tengo que marcharme. Luego hablamos.

Ryan: Ok. Chao, lectora rarita.

Suelto un suspiro antes de darme cuenta de un pequeño y casi insignificante detalle: ¡Faltan 30 minutos para las clases de piano y ni siquiera me he vestido!!

Salgo del baño y rápidamente abro el armario en busca de un conjunto. Me decido por una sudadera blanca que en el centro tiene el nombre de Stranger Things, mi serie favorita, y un pantalón holgado negro. Me trato de acomodar de una forma decente mi cabello (Sin éxito alguno), así que me lo recojo en una coleta alta. Me pongo mis tenis Nike blancos y agarro mis partituras de la mochila para traladarlas en una carpeta junto con mi celular.

Bajo las escaleras a paso rápido y me encuentro a mi abuela viendo la tele tranquilamente. Tomo una respiración profunda antes de entrar al salón.

-Nana, iré a las clases de piano, vuelvo en un rato.

- ¿Cómo así? ¿No te dije que estabas a castigada?

-Pero... -Mi voz se rompe- No puedo faltar. Yo... Hoy tengo una evaluación. La profe me dijo que si faltaba perdía derecho a examen y no podría hacer las pruebas para entrar en el conservatorio sin que ella se enterase. -Siento como un nudo se forma en mi garganta de solo pensarlo.

-Debiste haber pensado en las consecuencias de tus actos anoche cuando te emborrachaste. Además, sabes que eso del piano solo hará que te desvíes de tus estudios, además de que el conservatorio queda al otro lado de la ciudad. Tendrías que becarte y...

- ¡Pero eso es lo que quiero estudiar! -Elevo la voz ganándome por completo su atención.

- A mi no me hables así, Emily.

- Tengo que ir. Es lo que quiero ser, abuela. Es mi sueño -Digo con los dientes apretados.

Me dedica una mirada de resignación.

- Emily, cariño, solo quiero lo mejor para ti.

-¿Por qué no me dejas elegir que es lo mejor para mi futuro a mi? Al final de cuentas, estamos hablando de mi futuro. Y créeme, nana, esto si no es un juego para mi como las clases de esgrima o las de ballet. Yo amo la música, amo el piano y soy buena en ello. No voy a perder la oportunidad de estudiar lo que me gusta en una escuela de ello. Así que hoy iré a esa clase, sacaré todos los puntos y cuando llegue y te lo cuente... Estarás orgullosa de mi.

Se queda unos segundos que parecen eternos en silencio en los que yo cojo una gran bocanada de aire. Nunca le había hablado así a mi abuela y tampoco tenía planeado hacerlo...

-Emy... -Capta mi atención, así que levanto la mirada del piso hasta sus ojos y me sorprendo al ver una sonrisa en su rostro -Me alegra saber que ya sabes que hacer con tu futuro. Suerte en la prueba, cielo.

Los ojos se me llenan de lagrimas (aunque no las dejo salir) y me agacho para darle un abrazo.

- Yo... Gracias -Susurro contra su pecho y deposito un beso en su frente. -Me tengo que ir. Voy contra reloj. Te quiero.

- Y yo a ti.

Salgo de mi hogar y camino hasta llegar a la casa azul de dos pisos de mi profesora particular de piano. Doy gracias a que no quede lejos de mi casa, porque si fuera lo contrario, hubiera llegado tarde y mi profesora es muy exigente con eso. Toco unas cuantas veces la puerta y segundos después aparece ella con su habitual elegancia, con un vestido verde pegado al cuerpo y unos zapatos de tacón negros. A pesar de estar en su casa siempre viste elegante. ¿Cómo puede? No lo sé. Esa pregunta me la hago siempre, y más cuando veo lo peinada que siempre anda y la comparo conmigo, que ni para ir al colegio me peino. Pongo de ejemplo el peinado que trae justo ahora: Una cebolla perfectamente recogida, con algunos flecos sueltos por la parte de atrás en forma de trencitas.

- Emily, ¿Qué tal? -Me sonríe.

- Em... Todo bien, gracias.

- Anda, pasa. Que llegas tres minutos tardes.

- Claro, disculpe. -Paso por su lado y me encamino hacia el piano, el cual está en el amplio salón de su casa.

Al verla regresar con un vaso de agua y darme una mirada de aprobación, cojo la confianza suficiente y me siento en el sillín poniendo delicadamente mis manos sobre las teclas.

- ¿Cuál toco? -Pregunto sin mirar a mi profesora.

- Innocent de Joe Hisaishi, fue la última que estudiamos.

Asiento y sin decir más, comienzo a tocar.

En el momento en el que toco la primera nota todos mis nervios desaparecen. Solo estamos el piano y yo, como si de una perfecta sincronía se tratara. Mis dedos se mueven solos, al igual que mi pie al tocar el pedal. Ya me la se de memoria y no puedo expresar con palabras lo bien que se siente al tener la confianza suficiente como para saber que no te equivocarás. Con toda la tranquilidad del mundo doy por concluida la obra y vuelvo a situar las manos en mi regazo como me había dicho la señorita Stevens que debía hacer siempre que terminara de tocar una pieza.

Tomando una respiración profunda giro mi cabeza para encarar a mi profesora. Desde mi punto de vista lo había hecho muy bien, aunque los maestros siempre encuentran un fallo en las pruebas, por muy mínimo que sea...

Me asombro demasiado cuando comienza a aplaudir con una gran sonrisa en su rostro.

- Eh.... -Susurro desconcertada, sin saber que decir.

- Felicidades.

- ¿Gracias? -Digo desconfiada. -Este... Me faltan las escalas, usted me dijo que era una obra más tres escalas con sus ejercicios.

- Creo que no hace falta, Emy. Por lo que has interpretado ya tengo una nota clara para ti. Esa pieza tenía giros escalísticos, intervalos, etcétera. Lo hiciste... Perfecto.

- Pues... Bien. Yo... Este... ¿Entonces?

- Felicidades, tienes 97 puntos.

¿97? ¿No qué era perfecto?

- Y... ¿Se podría saber por qué me quitó los puntos? -Pregunto tratando de no sonar borde.

- Bueno, en un momento determinado de la obra noté que cojiste demasiada confianza y doblaste un poco la falange de los dedos. -Frunzo el ceño. Si, cogí confianza pero en ningún momento noté lo de los dedos - Que no, mujer, es broma. ¡Sacaste 100 puntos!

- ¿En... En serio? -Suelto y sin pensarlo le soy un pequeño abrazo. -Gracias. -Digo tan rápidamente como me recompongo y me alejo.

- No es nada, Emily. Presentaré tu solicitud la semana que viene. Para la próxima clase trae los datos que te pasaré por whatsapp dentro de un rato.

Asiento con una sonrisa en lo que voy hacia mi carpeta y agarro el dinero mensual que debo pagarle por las clases.

- Gracias de verdad. -Digo al entregárselo.

- Nunca había tenido una alumna que en menos de tres años ya sepa tocar así. Tienes un gran oído musical y un gran talento. Solo hace falta pulirlo al máximo y créeme, al paso que vas en poco tiempo eso será posible.

***

Abro la puerta de mi casa mientras suspiro sonoramente con una sonrisa en mi rostro.

-Hola. Ya llegué. -Digo cerrando la puerta y adentrandome en la cocina para tomar agua, donde casualmente se encuentra mi abuela con su celular.

- ¡Emy! ¿Cómo te fue? -Deja a un lado teléfono y me mira cautelosa.

- Yo... -Susurro cambiando el semblante de mi cara a uno triste- ¡Saqué todos los puntos!

De un salto se para del asiento y viene hacia mi, envolviendome en un fuerte abrazo.

- ¡Felicidades! Lo sabía. Sabía que ibas a salir muy bien. Estoy muy orgullosa de ti, cariño.

Sonrío.

- Presentará mi solicitud la semana que viene para entrar en el conservatorio.

- ¿Te irás? -Se separa y me mira seria.

- Yo... Aún no es seguro. Además, si me aceptan debo terminar el instituto. Eso sería... Como una Universidad... Pero solo de música. -Le digo con una sonrisa incómoda.

- Falta un año. -Baja la mirada.

- Daría lo que queda de este curso y el que viene aquí. -Alzo una ceja. -Es más de un año. Y ya te dije que no es seguro.

- Te aceptarán. Si no lo hacen son unos completos idiotas.

- Gracias por todo, nana. -Acuno su mejilla.

- De nada. Todo por ti, cariño. -Dice con voz temblorosa.

- Yo... Debo irme. Voy a terminar de hacer los deberes. -Digo alejandome de ella.

- Vale. -Dice tapándose la boca ocultando una sonrisa, lo que me causa cierta ternura.

Subo las escaleras y me encierro en mi habitación. Saco los libros de Literatura y en menos de una hora ya había terminado todos los deberes que había dejado la señora Filiph para la próxima clase.

Sin mucho más que hacer saco mi celular y voy al chat de Ryan.

Yo: Ya llegué de la clase :)

Cierro el chat y entro a uno de los mil grupos muertos de whatsapp que tenemos Cris, Megui y yo.

Yo: ¿Adivinen quién será la próxima pianista del Conservatorio?

Casi al instante Chris responde.

The Love of my Life in friend: ¿Cuánto sacaste? :D

Yo: ¡¡Pues 100!!

The Love Of My Life in friend: ¡Muchas felicidades! Eres la mejor pianista del World. Te mereces eso y mucho más.

And she is perfect? Of course, is my best friend: Aww que romántico el Chris.

Yo: Celosa, Potter?

And she is perfect? Of course, she is my Best friend: obvio no, por cierto, felicidades pendeja. Ya te dije yo que ibas a salir muuuy bien. Te lo mereces <33

Yo: Gracias, os quiero chicos.

The love of my Life in friend: Hablamos por videollamada mejor? Debes darnos detalles de tu cita de anoche ;)

Poniendo los ojos en blanco escribo una respuesta.

Yo: Vaaale

Segundos después me llega la notificación de la videollamada grupal y entro.

Lo primero que veo es el panorama de la habitación de Megui, aunque sin rastro de ella. Justo a su lado Chris me mira con una gran sonrisa.

- ¿Y? ¿Lo mato o ya comienzo a llamarlo cuñado? -Dice mi amigo.

- Primero que nada, buenas tardes -Lo miro con mala cara.

- ¿Perdona? Será tardes, porque buena estoy yo, querida. -De repente aparece Meg con una sonrisa triunfal.

- No me digas que estabas maquillandote... -Suelto una risita.

- Pss, obvio no. -Pone los ojos en blanco sentándose en su cama.

- ¿No ves que su belleza es natural? -Dice Chris en tono burlón haciéndome poner los ojos en blanco, divertida. Mientras tanto mi amiga le tira un beso. -¿Todo bien en casa, Megui?

-Si, todo... Bien. Mamá ya se ha tranquilizado un poco conmigo. Esta mañana fuimos a poner la denuncia.

- ¿No fuiste al colegio tampoco? -Pregunto con el ceño fruncido.

- Si, pero luego de ir a ponerla. -Responde.

- ¿Y tu por qué no fuiste, Emy? -Pregunta Christopher.

Aprieto los labios.

- Yo... Puede que me haya quedado dormida.... -Suelto una pequeña risita -Porque ayer me emborraché.

- ¿Qué? -Sueltan casi al unísono.

- Ya va, paciencia pequeños saltamones. -Y comienzo a contarles todo lo sucedido la noche anterior. Megura suspiraba en los momentos románticos y aguantaba la respiración en los momentos de tensión, mientras que Chris me miraba con atención y asentía, centrado en la historia. -Bueno, no creo que haya ido taaan mal. -Digo con una pequeña sonrisita.

- Ya... Pues yo los shipeo. -Dice Megui entusiasmada.

-¡Megura! ¡Nos estamos conociendo! -Digo sintiendo como mis mejillas arden.

- A mi algo no me cuadra. -Dice Chris mirando el horizonte... Ok no, solo no está mirando la cámara.

- ¿El qué no? Ni siquiera lo conoces en persona -Digo con una ceja enarcada.

- Ay, pero si ya lo defiende y todo. -Dice Meg haciendo como que se sorbe la nariz con un pañuelo imaginario.

- Pues... No lo sé. No me hagas caso entonces -Chris se encoge de hombros, con una pequeña mueca -Chicas debo marcharme. Luego hablamos. Os quiero.

- Ok chao. -Digo extrañada y Megura solamente se limita a asentir.

- Está raro. -Dice Meg cuando cuelga.

- Es raro. -Suelto una carcajada.

- Emy, necesito tu ayuda. -Dice y por el tono que utiliza se que es algo serio, por lo que mi semblante cambia completamente.

- Em... Claro, ¿Qué sucede?

- No creo que lo mejor sea hablarlo por aquí. Lo mejor es hacerlo cara a cara. Mañana en el colegio te digo.

- Ok, pero, ¿está todo bien?

- Si, claro. Eh... Tengo que irme.

Antes de que pueda responder, cuelga, dejándome ligeramente desconcertada.

Muerdo el interior de mi mejilla derecha, nerviosa. Desde que a Meg le pasó lo del novio de su mamá está muy... Desconcentrada. Como... Si algo más hubiera pasado. Algo más... Serio.

Me distraigo al escuchar el timbre de la puerta insistir, por lo que supongo que mi abue no está. Bajo para abrir la puerta con semblante aburrido, aunque cambio completamente mi expresión al ver quien es.

-Lían...

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