Capítulo 1
—¿Estás segura, Megura?—Digo mirando a mi mejor amiga, dudosa.
—Que si—Pone los ojos en blanco—Así serás más reconocida, en serio. Pero eso si, no seas pelota, simplemente escribe algo tipo: Hola, espero que te guste mi historia, pones el Link debajo y listo... La magia estaría hecha.
—Pero...
Me interrumpe.
—No hay peros que valgan en este asunto, Emily. Tienes mucho talento. A la hora de escribir es como si te transformaras totalmente. Haces arte con cada oración que escribes. El público debería darse cuenta. Se están perdiendo una gran escritora, amiga—Dice, la sinceridad en su voz hace que me emocione.—Ni se te ocurra llorar, Emily Alessia Ross.
No me esfuerzo por ocultar la mueca que se forma en mi rostro.
—No me llames Emily Alessia, sabes que lo odio.
—Tienes el apellido de Papi Jack—Dice lo obvio—Además, es tu nombre, pedazo de idiota.
—¡Hey!—Me río sacándole el dedo corazón.
Suelta una risa, aunque rápidamente se vuelve a poner seria como si nada hubiera pasado. Ok, bipolaridad en el aire... Ya ni a lo Ares se le puede llamar. Ella, cuando no llega, se pasa.
—Busca perfiles de personas que estén comenzando a escribir y pon lo que te dije en su muro.
—Vale, pesada—Sin más, me da un manotazo en la parte baja de la cabeza—¡Megura!
—Quita—De un empujón me saca del asiento, sentándose frente a mi laptop y tecleando no se cuantas cosas.
Diez minutos más tarde, termina, parándose de la silla y tumbándose en mi cama.
—Nunca encontrarás a una amiga como yo.
Asiento como puedo, burlona, y me acuesto a su lado, metiendo cabeza entre dos almohadas.
—Vamos a llegar tarde al colegio, Emy.
—No quiero ir, prefiero morir. Digo levantando ligeramente mi cabeza.
—No seas negativa.
—¿Qué tiene de positivo ir al colegio?
—¿A parte de prepararte para que tengas un buen futuro? Anda, no seas idiota. Vístete, arréglate y.... Opérate completa, o al menos maquíllate, pareces un zombie recién sacado de The walking dead.
—Eso último como que te lo podrías haber ahorrado, ¿no?
Poniendo los ojos en blanco nuevamente, me dirijo al baño, donde me visto. Minutos después salgo, sonriente por como me veo.
—¡Listo!
—Ok, ahora péinate—Me hago la tremendamente ofendida, y es que desde mi punto de vista ya estaba peinada —Espera.... ¿Ya lo estás?—Cuando ve que no le respondo y paso por su lado para dirigirme a la puerta con los brazos cruzados, agrega—Pero si estás bella, solo era una broma—Dice pasándome un brazo por encima de los hombros.
—Si claro, una broma.—Imito su voz.
A medida que bajo las escaleras se escucha cada vez más alta la música. En estos momentos la voz de Julio Iglesias me hace cerrar los ojos mientras comienzo a cantar el estribillo. Al llegar a la cocina, veo a mi abuela cantando animadamente mientras prepara algo.
Le digo en voz baja a Megura que me espere y a paso ninja me dirijo hacia donde está mi abuela, tomándola por sorpresa y dejándole un beso en la mejilla.
—Bueno días, nana.
—Buenos días, Alessia—Vale, quizá esto no cuadra con lo que dije antes de mi nombre, ¿verdad? En pocas palabras, no me llames así, la única que lo puede hacer es mi abuela porque... Bueno.... Siempre se le olvida mi otro nombre. (Al menos, es lo que dice ella) Aunque para mi, es porque le recuerda a mi madre, Alicia. Con una sonrisa se gira. —A desayunar.
—No, no, no, abuela. No tengo hambre.
—Estás en los huesos, Ale.
—Nana, para ti siempre lo he estado. Hasta cuando era pequeña que parecía una pelota con tamaño de persona.
—No se de qué me hablas—Suelta una risita.
—Si, si, como sea, nana. —Digo riendo un poco.
—Oh... —Abre mucho los ojos, mirando por encima de mis hombros— Los brownies se queman ¡Aparta!—Dice empujándome y corriendo de un lado a otro por la cocina.
—Chao, abuela.—Digo divertida.
—Que te vaya bien en la escuela, cielo.
Salgo de la cocina agarrando del brazo a Megura, la cual casi se queda dormida en el primer escalón de la escalera que da para mi habitación.
Mi abuela es mi todo. Desde que mamá se fue para los Ángeles a trabajar ella fue la que cuidó de mi. Siempre ha intentado ser lo más transparente conmigo como le es posible. Mi abuela es la mejor en todo el mundo, ¿por qué? Pues entre muchas otras cosas, lee en Wattpad, ¡si, como lo oyen!, no tenía ni 15 años cuando me enteré de ello. Yo leía desde los 13, claro, flipé cuando me enteré. Y como si fuera poco, comparte casi los mismos gustos que yo en cuanto a los libros. Mi abuela es perfecta...
Salgo de mis pensamientos cuando llegamos a donde está el coche de Megura.
—Meg, maneja con cuidado, lo de que quiero morir es una broma, ¿vale?
—No seas aburrida, Emy, la vida es una— Dice arrancando el carro lentamente para después ponerlo a toda velocidad. No me queda de otra que agarrarme del cinturón.
—Bueno, pero si la vida es una no me gustaría perderla ahora, ¿sabes?
—Vale, tú ganas —Susurra, aunque de todos modos continúa a la misma velocidad.
El transcurso a la escuela pasó de lo más normal. Nos saltamos dos semáforos, casi chocamos contra un poste y.... ¡Luego dice que maneja bien! Alguien que le meta, por favor. No se quién le dio el permiso de conducir a una chica de 17 años que no sabe ni como andar con tacones aún...
Al final, por el bien de la humanidad, decido bajarme del coche y caminar el poco camino que queda hacia el colegio. Solo tengo que sobrevivir un año más ¡Solo uno!
Cuando llego no veo el coche de Meg por ningún lado, lo que hace que me preocupe, aunque bueno, la preocupación se me pasa rápidamente cuando escucho el sonido de un claxon. Me giro y ahí está ella.
Espera, ¿Ese es Chris?
—Emy, mira a quien me encontré— Canturrea Meg felizmente mientras baja del coche. Mientras que mi amiga viene entusiasmada hacia donde estoy, el pobre Chris aún está agarrando información. Parece un león con el cabello erizado por el aire. Una risa involuntaria sale de mis labios, atrayendo la atención del ojiverde.
—Hey, Chris.—Digo con una sonrisa.
—¡Alessia Ross!—Dice saliendo del coche de un salto y dándome un abrazo.
—Apestas, escarabajo con gafas.
—Idiota—Dice dándome en la frente con sus dedos.
—¡Eh, eso duele!— Me sobo la frente.
Él, por su parte, con una sonrisa triunfante tira de mi y me da un abrazo.
—¡Quita, escarabajo apestoso!
—Me extrañabas, lo sé.
—Solo han pasado tres días— Pongo los ojos en blanco, dando un paso atrás.
Me ignora completamente.
—Me amas, lo sé.—Dice esta vez.
—Claro, te ama tanto como a Christopher Morgan—Dice Meg tirando de mi brazo.
—Uh, lo tienes complicado, Chris.—Lo molesto.
—¡Nos llamamos igual!
—Si pero... No eres ficticio. Además, no eres tu, soy yo—Hola de nuevo, mundo del cliché.
Chris es mi mejor amigo desde hace.... ¿Tres años? A parte de Meg, él es el único que conoce mis más oscuros secretos. Como por ejemplo, que me gusta escribir. Nadie más lo sabe, ni mi abuela. Nuestra amistad es, por decirlo de alguna forma, un tanto particular.
Es un chico muy tierno, y esta ternura aumenta más gracias a sus gafas. A pesar de eso, tiene rasgos masculinos, y sinceramente, es unos de los chicos más lindos que he visto (después de las imágenes mentales de mis amores literarios, claro). Tiene un cuerpo normal, ni fuerte, ni flácido. Es unos 5 centímetros más alto que yo. Si, solo cinco. La vida es injusta cuando se trata de mi.
—Me dueles, Alessia, me dueles.—Dice dramáticamente con una mano en su pecho.
—Anda, calla antes de que te de un guantazo—Digo aguantando la risa—Y no me llames Alessia, Intenchris.
—No de nuevo—Abre los ojos exageradamente mientras yo le muestro mi mejor sonrisa.
—Chicos, lamento interrumpir este momento tan....—Chasquea los dedos buscando la palabra correcta— raro,—Dice por fin— pero tenemos que entrar ya a la escuela.
—Rara tú...
—Eso—Apoyo.
—Os ponéis de acuerdo una vez y es para molestarme. Sois increíbles—Se cruza de brazos.
—Eso lo sabemos—Dice él con aire de superioridad, ganándose un guantazo por parte de Meg— Hey, di no a la violencia—Se defiende y se acerca a mi oido—Es así el dicho, ¿verdad?—Me encojo de hombros y soltamos una risita.
—Dejad de cuchichear, intensos.
—Ay, ya, cálmate —Digo retirando el brazo de Chris de mis hombros y acercándome a mi mejor amiga —No te enfades—Hago pucheros.
—Eso, no te enfades—Dice Chris situándose a mi lado.
Se podría decir que en esta amistad, Meg sería como nuestra mamá. Y el hijo menor sería.... Pues no lo sé, Chris y yo físicamente tenemos 17 años, pero mentalmente no llegamos ni a los 5.
—Ya, ¿ok? Simplemente.... Entremos a clases—Con una sonrisa triunfante, nos enganchamos del brazo de Meg y entramos al Instituto.
****
Recién acaban las clases. Estoy esperando a Megura en los bancos de la entrada, ya que Chris se había ido con su supuesto nuevo ligue.
Mientras espero, saco el celular del bolsillo. Al encenderlo me sorprende ver que me llegan varias notificaciones de mi historia ¡Ha funcionado! Ya tengo 100 vistas y 87 votos. Una sonrisa triunfante se expande en mi rostro.
—Buenas tardes, hermosa dama, ¿Qué habrá pasado para que esta tremenda diosa esté tan sonriente?—Giro mi cabeza y veo a Hugo. Sonrío—¿Puedo?— Señala a mi lado en la banca y asiento.
—¿Qué tal?—Pregunto.
—Bien,—Dice con una sonrisa, sus hoyuelos marcándose —y más ahora que te veo.
Sonrío nuevamente con las mejillas sonrojadas.
—Que... Que bien—Digo guardando el celular.
—Me preguntaba si.... Esto...—Se pasa una mano por el cabello, nervioso—Me preguntaba si te gustaría quedar lue...
—¡Hola! Perdona la tardanza, estaba... Um... En el baño.
Me giro lentamente para ver a mi amiga con el labial medio corrido.
—En el baño—Repito medio divertida y ella asiente rápidamente.
—Hugo—Saluda ella—¿Nos vamos, Emy?
Dudo un segundo antes de responder. Dirijo la mirada a Hugo y él asiente con una sonrisa.
—Claro—Me pongo de pie—Chao. Hasta.... Hasta pronto—Le digo con una pequeña sonrisa.
—Hasta pronto—Me devuelve la sonrisa.
Meg me jala hacia el parqueo.
—Hey, espera, no me voy contigo en el carro.
—¿Qué? ¿No confías en mi?
—No. —Agrego rápidamente— Temo por mi vida y deberías hacer lo mismo.
—Te acabo de salvar la vida antes, lo sabes, ¿verdad?
—¿De qué hablas?
—Pues que te acabo de salvar de una cita con Hugo.
—No se por qué dices lo de salvar, me parece un chico monísimo y.... Puede que hubiera dicho que si, sinceramente.
—¿Con Hugo? ¿En serio? Pensaba que leer te había ayudado a tener expectativas altas con los hombres pero.... Veo que no.
—No todo es el físico, lista. Es un buen chico.
—Y un acosador que lleva cuatro años enamorado de ti.
—Eso no es cierto. No quiero hablar del tema, Meg. Quiero ir a casa.
—Como quieras. Pero nos iremos en MI carro, ¿okey?
—Como sea.—Digo entrando a su coche.
Vale, sigo viva. Un poco despeinada por aquí o por allá, pero viva y... Eso merece un aplauso.
—Emy,—Me llama mi mejor amiga antes de que salga del coche—¿Has revisado tu historia?—Asiento—¿Qué tal va?
—Pues muy bien—Le digo con una sonrisa.—Gracias.
—De nada. No te acuestes tarde escribiendo.
—¿Yo? Claro que no ¿Cómo podría hacer algo así?
—Emily, te conozco.
Me hago la loca y salgo del coche.
—Hasta mañana, idiota.
—Hasta mañana, intensa.
****
Me dejo caer en la cama, agotada. Acabo de terminar todos los deberes. Si viene un temblor de tierra sinceramente ni me molestería en ponerme de pie para salvarme.
Enciendo el teléfono y sonrío al ver que tengo tres votos más en mi historia. Ok, ya se que funciona ¿Y si lo sigo haciendo? Vi cuando Meg lo hizo, así que tengo una idea de que poner.
Reviso algunos perfiles y hago el mismo procedimiento de esta mañana. Admito que me siento nerviosa, por alguna extraña razón.
Llego a otro perfil: Un_Usuario_Más_005
Vaya, cuantos seguidores y cuantas vistas tienen sus historias.
Como dijo Meg: Los famosos nunca ven su muro, los que si lo hacen son sus fans.... Y algunas de esas personas podrían interesarse por mi historia.
Decidida, escribo en su muro la recomendación de mi libro.
No sabía lo que eso traería consigo. Si no, nunca lo habría hecho.
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