Ella escribía, su vida se basaba en prosas y versos que emergían del pozo profundo que era su mente. Luchaba a diario, combatiendo la realidad con palabras, y la soledad con escritos.

Pero nada era suficiente para lograr callar las voces en su mente, torturándola y martirizándola sin piedad alguna. Así que en vez de huir de ellas, empezó a crearlas, formando y moldeando personajes con alma propia, e historias forjadas de su propio control.

Pero las voces se hicieron más y más fuertes, doblegando su mente e invadiendo su espíritu, así que siguió creando y creando, intentando en vano callarlas. Y la joven en vez de formar vida con aquellas voces; aquellas voces formaron muerte con aquella joven.

Las voces se cansaron de ser creaciones y se convirtieron en creadores. Y aquella joven luchó y luchó, pero su salvación nunca llegó, pues en vez de silenciar la tormenta en su cabeza, terminó ahogándose en ella. Y en vez de controlar aquellas voces, aquellas voces tomaron posesión de ella, siendo demasiado para soportar, la lucha dio por perdida, aquella joven cedió la victoria a aquellas voces repulsivas.

Y pensando que combatía la realidad, aquella joven murió por mera ficción. Y aquellas voces festejaban y se vanagloriaban, mientras la joven su muerte sentada esperaba, pues la victoria les fue otorgada, por voces que en su mente habitaban.

- Daniela Umbria.