Locura


Sí, sé algunas cosas de la locura. Se lo que te hace.

Evita que pienses racionalmente, que tu mente vague por pensamientos coherentes y que la lucidez se abra paso en tu mente.

La locura es peligrosa, adictiva, deliciosa.

Te hace llevar por esos impulsos, placeres violentos, por esos errores que estarías dispuesto a cometer una y otra vez.

Sí, sé algunas cosas de la locura. Como esa que solo tú me provocas.

Que me hace perder la puta cabeza, suspirar como enamorada, saltar al vacío con los ojos cerrados y dejarse llevar por esas sensaciones que provocas sin siquiera tocarme. Esa locura arrasante que me hace codiciarte, quererte solo para mí, que me hace ser una egoísta; porque solo deseo poseerte, atraparte y nunca dejarte ir.

Puedo enumerar todas las cosas que saldrían mal, lo peligroso que es amarnos, decirte que es mejor dejar fluir todo, pero soy más de seguir los impulsos, de estrellarme con fuerza, y dejarse llevar por esas emociones apasionantes y destructivas hasta quedarme sin aire.

Podría enumerar todo lo que me haces sentir, darle nombre a lo que sea que provocas en mí; pero lo que inspiras en mí es mucho más complejo, duradero y profundo que cualquier sentimiento común. Es una sensación arrolladora, de esas que te roban el aliento, te hacen sonreír a ojos cerrados y soñar despierto.

Hay muchos tipos de locura, pero te aseguro que ninguno de ellos se asemeja a la nuestra; esta rompe los estereotipos, las barreras creadas por la definición de locura. Sin duda estamos jodidos, porque nos vimos envueltos en la peor de las adicciones.

Y ahora solo queda dejarse llevar por nuestra locura, seguir nuestros deseos, ser egoístas; besemos el pecado, abracemos nuestros impulsos. Ven y ardamos juntos, seamos el caos, seamos el maldito infierno. Dejemos lo racional para otro momento, uno en que nuestros cuerpos no estén saboreándose mutuamente.

Porque estoy enferma de ti, enferma de tu piel, de tu voz, de tu mirada, de tus cartas... de todas esas pequeñeces que me engrandecen y me hacen sentir que todo es posible.

Déjame ser dueña de ti, si quieres le dejamos pedazos de piel a ella, pero entrégame tu corazón, ven y muéstrame tu alma, tu luz, tu oscuridad; el resto puede quedárselo ella.

Déjame ser dueña de tu locura. Déjame ser dueña del verdadero tú.

-- Daniela Umbria.

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