42. Confesiones de conferencia
Vestir el negro jamás había sido algo tan doloroso como había sido hasta ese momento.
En el cementerio cercano a Wiltshire solo se podían escuchar un mar de lamentos y sollozos desgarradores mientras los merodeadores intentaban consolar a sus chicas.
James abrazaba con fuerza a Lily. La pelirroja era quien tenía mejor relación con Ana y hasta ese momento, era con quien más momento había compartido de todas. Sirius tenía una mano firmemente colocada en la cintura de Valerie mientras esta lloraba recostada contra su hombro. Remus abrazaba a Rouxie, quien intentaba no mostrar un lado vulnerable, pero en sus ojos se notaba el dolor de la primer perdida de su grupo de amistades.
Por otro lado estaban Hestia, Rachel, Skylar, Jessica, Allison, Amelia, Lia, Gin y Cassa, quienes lloraban con las manos entrelazadas junto a sus chicos, Donovan, Brandon y Simón. Estos últimos tres a pesar de demostrar su dolor, no dejaban de fulminarse con la mirada cada oportunidad que aparecía.
-Cariño...- Chace miró significativamente a Lia y esta le miró sobre su hombro con los ojos llenos de lágrimas- Será mejor que nos vayamos. Esto no le hará bien al bebé.
-Ana está muerta, Chace- espetó la castaña furiosa- Que este aquí ahora o después no va a hacer ninguna diferencia.
-Chace tiene razón, Lia- dijo Noah firmemente- Así que no te enojes.
-No me digas lo que tengo que hacer...
-Señorita hormonas cálmate- dijo Gin mirándole seriamente- McLaggen no es el enemigo y mucho menos Noah.
Lia miró a su novio unos segundos antes de largarse a llorar y lanzarse a sus brazos antes de sonreírle fugazmente a su mejor amigo. Ambos chicos miraron agradecidos a Gin.
Las hormonas de embarazada de la chica Brown y sus cambios de humor los estaban volviendo locos.
-La prefiero enojada que llorona- susurró Fabian y Cassandra le codeó.
-¿Quién tuvo la idea de enterrarla como un muggle?- preguntó Amelia liberándose del abrazo protector de Brandon- Tuvo que haber sido enterrada como una bruja, en el cementerio del Valle de Godric...
-Sus padres eran muggles, Bones- espetó Hestia con furia- Ellos también fallecieron. Se les enterró a los tres juntos, como debe ser.
-Amelia no quería decir algo hiriente...- contestó Brandon mirando a su ex novia con la furia contenida. Simón estaba junto a ella, tocándole y mirándole petulante cada vez que sus ojos azules se fijaban en si ellos de repente no estaban besándose apasionadamente.
-Tampoco tienes que hablarle a Hestia de esa forma cuando fue tu amiga la que dijo un comentario fuera de tono- gruñó Simón haciendo más fuerte su agarre entorno al cuerpo de la castaña, dejando en claro la amenaza de que ahora ella estaba apoyada en él y no precisaba al rubio revoloteando alrededor de ella como era obvio que Brandon quería hacer.
-No estamos en un concurso de meadas- gruñó Gin mirando a los dos chicos con furia Skinny Queens- ¿Será necesario que les arroje un balde de agua fría a ambos para que se contengan? ¿No? Eso es lo que imagine.
-¿Dónde está Peter?- preguntó Skylar y Félix alzó la cabeza sobre la suya para buscara su lado, donde hace solo segundos había estado la figura del chico.
Los merodeadores miraron hacía todos lados.
-Dijo que precisaba unos segundos a solas- murmuró Rachel aferrada a la mano de Marcus- Se marchó hacía otro lado.
-Iré por él...- dijo James, pero Valerie le detuvo.
-Será mejor que vaya yo.
-Val...
-James, él no se va a abrir con ustedes- contestó Lily mirando a su esposo a los ojos- Ninguno de ustedes habla con el otro cuando algo malo sucede. Remus no habló con ustedes cuando falleció su abuela. Tú mismo guardaste silencio cuando fallecieron tus padres.
-Será mejor que vaya una persona que ya haya pasado por esto- dijo Hestia decididamente y miro a Valerie con una sonrisa apenada- Di lo mejor, ¿vale? No hagas comentarios de chica mala.
Todos esbozaron una tenue sonrisa.
-Daré lo mejor- asintió la rubia mientras apartaba las manos de Sirius de su cuerpo y comenzaba a marchar entre las parcelas siguiendo el camino por donde seguramente Peter Pettigrew había estado.
No le costó demasiado tiempo encontrarlo. Pese a que el tiempo no ayudaba mucho y una fina capa de copos de nieve cubrían las huellas que hace solo segundos se habían formado, él estaba un poco más allá de la entrada del cementerio, apoyado contra el frío muro de piedra, luciendo como una gélida figura en medio de toda aquella tristeza.
Valerie avanzó rápidamente para no congelarse, pese a que llevaba unas cálidas botas hasta las rodillas, tampoco era bueno jugar contra la naturaleza de aquella forma.
-No quiero hablar con nadie, Clapton, así que por favor regresa- espetó Peter apenas ella se había acercado lo suficiente para entrar en su campo de visión.
-Peter no te hagas esto...- dijo mientras metía las congeladas manos dentro de los bolsillos del abrigo que le había robado a Sirius- Habla. Excluirte solo te hará sentirte miserable.
-¿Miserable?- él alzó la cabeza y clavo sus ojos rojizos en ella. Tenía la cicatriz de un profundo corte que él no quería curarlo cruzándole gran parte de la mejilla y curvándose cerca de la sien. Los medimagos habían dicho que Peter había suplicado seguir adelante con todas las cicatrices como un recordatorio de lo que había perdido aquella noche y que nunca volvería a él- Ana está muerta, Valerie. La asesinaron ante mis ojos... ¿crees que miserable es como me siento?
-Agredirme no te va a hacer sentir mejor- contestó lo más suave que podía, conteniéndose. "Nada de chica mala por ahora"- Habla conmigo, Peter. Te hará sentir mejor. Yo he...
-Perdiste a Kendall y a Anabeth, Valerie, pero tienes a Sirius e incluso tienes a Hestia haciendo todo por ti. No estás sola.
-Tú tampoco lo estás- dijo mirándole seriamente mientras se agachaba para estar a su altura y le acariciaba el hombro con afecto- Tienes a James, Remus y te aseguro que el ego de Sirius estará feliz de que peleemos por su atención- ella le cogió el mentón con la punta de los dedos y le sonrío cuando sus ojos entraron en contacto- Y tienes a una bella cobriza llamada Rachel que como Hestia hace todo por mí, ella hará todo por ti con tal de que le dejes estar unos segundos aquí contigo. Sin mencionar al pequeñuelo Belby que está por llegar... Tú sobrino, Peter. Un niño al que puedes enseñarle a montar en escoba, que puedes atarle los agujetas de los tenis para que no se caiga y te echen la bronca a ti... Para que le puedas enseñar lo genial que es su tío y lo fuerte que es.
Peter le miró unos segundos en silencio antes de que su expresión dura se rompiera y se refugiara en los brazos de Valerie, sollozando entrecortadamente. A ambos eso no le resulto para nada extraño, pese a que de todo el grupo, ellos eran los únicos que jamás habían llegado a intimar tanto como los demás.
Lo que parecieron horas eternas se convirtieron en segundos cuando sintieron como un par de pasos se acercaban a ellos y voltearon, encontrándose allí a Rachel y su cálido gesto de consuelo.
El castaño se soltó de los brazos de la rubia y corrió hasta la cobriza, fundiéndose ambos en un fuerte abrazo.
-Está muerta...- jadeó Peter hundiendo la cabeza en el cuello de su mejor amiga- Oh, Merlín, Rachel... Ana, mi dulce Ana está muerta. Asesinada. Y yo no pude hacer nada por ella.
-Peter no, no te hagas esto- negó ella jugando con los cabellos castaños que se arremolinaban en la nuca de Peter- Duele ahora, pero pronto estará mejor.
-¿Cómo lo sabes?- preguntó apartándose para verle a los ojos. Valerie vio cierta chispa en los ojos de la cobriza que le hizo sentir una ola de calor por dentro.
Rachel le sonrío a Peter.
-¿Cuándo te he mentido, Pit?
***_***_***
-Se siente demasiado extraño estar aquí- Skylar metió un par de prendas dentro de una caja y giró sobre su eje, enfrentando a Lily, Valerie y Hestia.
Las cuatro en ese momento se estaban encargando de guardar todas las cosas que estaban en la casa Rawson. Ana y sus padres estaban solos en el mundo por lo que todas las cosas de ellos pasarían a una casa de personas sin hogar como habían dejado entender desde siempre.
Rachel se había llevado lejos a Peter para que no estuviese allí viendo como la vida de la chica que amaba era reducida a un par de cajas, sin embargo para todos también era difícil hacer esas cosas.
Ana era una chica buena y justa, que a pesar de llevar la contraria a los ideales que se jactaban en ese momento en el mundo mágico no había sido como ellos que lo gritaban al mundo entero. No merecía haber sido asesinada fríamente como le había sucedido.
Hestia movió otro montón de ropa pulcramente doblada por Lily dentro de una caja para que Valerie la sellara antes de que apareciera Donovan en la puerta.
-Está es la ultima de la sección ropa- murmuró como aviso, pero con un ánimo deprimente.
-Don gracias por ayudarnos con esto- dijo Valerie alzando la cabeza de su lugar entre las cosas de Ana- Sé que no es bueno para ti salir sin Sally y Oliver.
-Es difícil, sí, pero esto también es importante para mí y ellos están a salvo- contestó mientras agarraba la caja con simpleza, sin esfuerzo aparente- Ana no merecía esto.
Las cuatro le miraron en silencio antes de que el castaño partiera hacia fuera.
Donovan era el chico más calmado y pasivo que ellas pudiesen conocer además de Remus y en sus ojos estaba reflejado constantemente el peso de lo que le estaba sucediendo. Era el claro ejemplo de que en ocasiones la vida no era justa con las personas que merecían vivir una vida plena.
-Es bueno que todos podamos contribuir con algo- murmuró Lily mientras comenzaba a sacar los libros de Ana de la estantería que estaba junto al escritorio. Todo allí estaba en un perfecto orden antes de que ellas llegaran y corromperlo les había costado demasiado trabajo a pesar de que en cualquier otra situación no hubiesen dudado en revolver todo e irse sin mirar hacia atrás. Pero justamente en esa situación,tocar las cosas se sentía mal- No creo que hayamos podido avanzar mucho si hubiésemos sido nosotras solas.
-Para eso traje a las Skinny Queens- murmuró Valerie apenas sonriendo.
Las tres chicas organizaban las cosas a la perfección como siempre habían sabido hacer, pese a que en esos momentos Lia no podía correr por todos lados como estaba acostumbrada y Sally no estaba allí gritando órdenes. Por suerte Cassandra se movía rápido y Gin tenía unas cuerdas vocales perfectas.
James entró con un par de bolsas que dejó sobre el limpio escritorio y giró hacía ellas.
-Les he traído el almuerzo- murmuró mientras pasaba una mano por la cintura de Lily y le atraía hacía él para besarle en la mejilla con adoración- Remus me anotó los gustos de sus sándwiches favoritos así que pueden comerlos tranquilas.
-¿Ocho años y aún no te sabes nuestros gustos?- preguntó Valerie alzando una ceja.
-Han sido menos de ocho- contestó apuntándole con el dedo acusadoramente- Pero si entramos en esa... Deberías saber que yo no soy el merodeador de la memoria. Ese es Lupin.
-¿Y tú que merodeador eres?- preguntó Skylar divertida mientras repartía el almuerzo.
-¿Aún no te has dado cuenta?- preguntó fingiendo estar ofendido- Soy el merodeador guapo.
-Modestia aparte- murmuró Valerie antes de darle un mordisco a su sándwich de pavo.
James le fulminó con la mirada unos segundos antes de dedicarle una sonrisa burlona.
-¿Quién les ha dado un descanso?- graznó Lia desde la puerta, quebrando el clima de calma- ¡Ha moverse señores! Tenemos que entregar la casa en perfectas condiciones antes de las siete y hay muchas que hacer todavía. Potter, abajo, te quiero en la sala junto con Black, Momsem, Williams, Macavoy, Bones y los muebles. Ya.
-Estamos almorzando...- gimoteó Hestia y la embarazada Skinny Queen largó un chillido.
-¿Vas a venirme a hablar de comida a mí, Robinson? He consumido una cantidad abundante de calorías que seguramente me van a dejar hecha una foca cuando este bebé salga, pero yo tengo la excusa de que estoy embarazada. Créeme, tus caderas no necesitan ese pan y esa mayonesa llena de grasa.
Hestia parpadeo atónita, sin saber si le estaban haciendo un halago Skinny Queens o le estaban dando directamente en el orgullo. Como trataba de Lia Brown, embarazada, frunció el ceño.
-Seda mefor de bafe- dijo James con la boca llena y Lily le codeó antes de que terminara de tragar. Ambos se despidieron con un beso tierno y James siguió a Lia fuera de la habitación.
-Es algo extraño, ¿saben?- las tres giraron para ver a Skylar apoyando la mano en donde antes había sido la cama de Ana. Tenía los dedos extendidos y los músculos del brazo en tensión mientras su ceño se fruncía cada vez más.
-¿Sky?- preguntó Valerie cruzándose de brazos.
-¿Qué está mal?- preguntó Lily acercándose a la morena con unos certeros pasos rectos.
-No puedo ver a Ana- explico mirándoles.
-¿Cómo que no puedes verla?- Hestia no fue capaz de decir que en verdad, nadie era capaz de volver a ver a Ana sin ser en fotografías porque sería demasiado doloroso.
No hablaban de cosas como esas ni siquiera por accidente.
-He aprendido a controlar ciertas cosas de mi don- murmuró alejándose de la cama y relajándose notablemente- Y entendí recientemente que esto es un canal de doble salida. Como ellos de repente pueden comunicarse conmigo, yo puedo comunicarme con ellos si me pongo en contacto con algo cercano o incluso si he llegado a conocerlo.
-¿Entonces por qué no has en contacto con Ana?- preguntó Hestia alzando una ceja.
La idea de poder decirle a la rubia unas últimas palabras era demasiado tentadora. Se sentía extraño no haber podido despedirse de una persona tan bondadosa como correspondía.
Lily y Valerie miraron con interés a la morena.
-Algo me detiene- explicó suspirando cansadamente- He intentando ver si al menos ella está bien. Pero no puedo siquiera ver sombras. Es como si una fuerza me pujara lejos del camino que me llevan los recuerdos que unen a Ana.
-¿Eso significa que puedes comunicarte con ella si quieres?
-Quiero, Hestia, pero no puedo.
-No quiero despreciar tu intento de ayudar con esto, Sky- dijo Lily mirando a la morena con una sonrisa dulce- Pero esto es peligroso. Estás intentando entrar en contacto con algo que esta fuera de tus límites. Esto puede ser muy duro para ti.
-Es que no puedo concebir el fin de Ana, Lils- dijo la morena haciendo una mueca- Algo simplemente no me deja dejar las cosas de lado. Mientras más me concentro en el tema para intentar superarlo algo me dice que tengo que volver a intentar, pero no puedo hacer nada. Por primera vez en mucho tiempo intentando hacer de esta mierda de don algo útil y simplemente las cosas no salen.
-No te fuerces- dijo Valeria tenuemente. Le había estado mirando en silencio unos segundos intentando procesar lo que Skylar había estado diciendo- Puedes hacerte daño.
-Pero quiero...
-¿Skylar?- la cabeza de Félix apareció en el umbral de la puerta antes de que lo hiciera todo su cuerpo.
Las cuatro chicas palidecieron unos segundos antes de darse cuenta que la expresión del chico seguía siendo la normal de siempre, significado de que no había escuchado nada de lo que ellas habían estado diciendo. No es que desconfiaran de Félix, el chico les había demostrado merecer a su mejor amiga, pero había cosas que eran mejor no ser conocidas por muchas personas.
-¿Sucede algo?- preguntó la morena acortando la distancia entre ellos de un salto. Ambos se miraron unos segundos antes de que Skylar le sonriera con cariño y atrapara sus labios en un cálido beso- No te preocupes, estamos bien.
-Solo quería saber si había comido.
-No maltratamos a tu novia, tranquilo Williams- dijo Hestia guiñándole un ojo y el castaño sonrió enseguida, agradeciéndole el gesto.
-Está bien- dijo- Cuando terminen con esto o precisen ayuda pueden avisarme. No tengo problemas en venir.
-¿Quieres escapar del trabajo duro?- preguntó Skylar alzando una ceja.
-En verdad quiero escapar de las miradas de allí abajo- contestó en un susurro poco audible, reclamando la atención de las otras tres chicas.
-¿Qué miradas?- preguntó Lily alzando una ceja. Y luego de estar dos segundos en silencio, su ceño se frunció- ¿Qué hizo James?
-Aún no ha hecho nada- defendió Félix- Pero seguramente salte sobre Macavoy en cualquier momento.
-Gilipollas Potter- espetó Hestia poniendo los ojos en blanco- James, no tú Lily- corrigió al ver que la pelirroja le estaba mirando con una ceja alzada y los brazos cruzados.
-Parece que fue una mala idea que Macavoy viniera después de todo- murmuró Valerie, dando entender por fin en voz alta lo que había estado pensando desde que había visto al rubio de ojos azules pisar el cementerio siguiendo el camino de los Bones- Simón lo odia, a Remus le cae mal, James no puede ni verlo y Sirius no lo soporta.
-No obligues a Sirius a odiar personas- dijo Lily automáticamente.
-Sirius odia a los chicos él solo, solamente le ayudo.
-Ana también era amiga suya- explicó Hestia rodando los ojos- No está en nuestro deber decir quién y quién no puede honrar la memoria de Ana. Él quiso ayudar con las cosas de la casa y...
-Lo estás defendiendo.
-No lo estoy defendiendo.
-No peleen- les cortó Skylar y Félix sonrío al ver el ceño fruncido de su novia- No vamos a tener está conversación nuevamente y muchos menos ahora. Tenemos cosas que hacer. Hay que entregar la casa a las siete y no hemos hecho la mitad.
-Podríamos usar magia- murmuró Hestia hundiéndose de hombros.
-No- Gin apareció con una cesta llena de libros y les fulminó con la mirada- Hay cosas de valor aquí. No podemos arriesgarnos a que los merodeadores o los otros chicos comiencen a pelear y arruinen las cosas con la varita.
-Además es un vecindario muggle- dijo Cassandra, apareciendo por el umbral de la puerta con otra cesta de libros- No podemos demorar dos minutos en vaciar una casa y juntar muchas cosas.
Ellos sabían que la casa iba a pasar a ser del estado como cada vivienda en la que los propietarios vivían y no había un heredero o familiar directo capaz de reclamarla, sin embargo habían decidido que los muebles y las pertenencias no tenían que ser parte del negocio.
Los Rawson eran conocidos por donar, regalar y ayudar a las personas que tenían poco, por eso, habían llegado a la conclusión que lo mejor sería dar como donación las cosas que ellos no quisieran quedarse como recuerdo de Ana, porque así les había contado la rubia que les gustaría que fueran las cosas si alguna vez dejaba precipitadamente el mundo.
Era odioso como en ocasiones la rubia Rawson era capaz de predecir el destino de su vida en una conversación cualquiera.
-¡Williams!- Lia apareció nuevamente por el umbral de la puerta- Oh, no me mires así Momsem. Puedo gritarle a tú novio perfectamente. Lo conozco hace más tiempo que tú de todos modos- espetó el ver que la morena le había dedicado una mala mirada- Te quiero abajo. No sé qué sucede con este cuarto que todos los chicos que desaparecen allí abajo tienden a estar aquí- agregó, dedicándole una mirada a Hestia, Valerie y Lily- Ahora, chicas, a lo que estábamos.
-Dejen los libros esos aquí- dijo Lily, horrorizada por el trato que las Skinny Queens le estaban dando a esos viejos tomos que seguramente habían salido de la estantería del pasillo- Nosotras los pondremos con los demás.
Las castañas dejaron las cestas junto a las cajas de libros y salieron siguiendo a la embarazada que ya le había dedicado unas palabras de ultimátum a Félix para que bajara.
-Está más histérica ahora que está embarazada- murmuro Valerie y Hestia murmuró algo parecido a "claro, ahora que está embarazada".
Félix se despidió con un beso en los labios y luego partió rumbo al living.
***_***_***
-Tranquilidad- James suspiró y paso un brazo sobre los hombros de Lily.
Ya con todos los problemas de los Rawson superados, rostros no amigables presentes y finalmente solos en la casa, James se sintió el chico más pleno del mundo mientras Lily se apegaba a su costado con cariño.
-Ha sido una locura- murmuró Lily jugando con las mangas del sweater negro que llevaba. Su intenso cabello rojo contrarrestaba contra la oscuridad de la ropa de ambos- No creo poder soportar otra semana así.
-Hey- James le tomó la barbilla con sus dedos y le obligo a mirarle- Estamos juntos en esto, ¿recuerdas? No te dejare derrumbarte, cariño.
-Peter...
-Peter es fuerte. Es mucho más fuerte de lo que nosotros pensamos que es.
-Es un alivio que así sea- susurró la pelirroja entrelazando sus dedos entre sí- James...- ambos se miraron a los ojos- Todo lo que ha sucedido recientemente... Significa que las cosas cada vez están yendo peor, ¿no es así? Veo la desesperación en el rostro de las personas en las calles de Londres mágico. Veo nuestro mundo comenzando a reducirse.
-Sh, Lily, no digas eso- James le atrajo hacía sí pasando un brazo por arriba de sus hombros y besando los fríos nudillos de ella en su mano unida a la de él- Nuestro mundo en particular siempre seguirá estando estable, somos merodeadores, podremos con todo.
-Yo no creo poder con esto, James- gimoteó mientras los ojos se le llenaban de lágrimas- Mis padres, Petunia, los señores Clapton... Ana. He perdido muchas personas en poco tiempo y no creo soportar perder a alguien más.
-Lily...
-No me digas que no perderemos a alguien más James- los ojos brillantes de Lily carecían de su vivo color verde esmeralda, siendo reemplazado por uno opaco- Porque no puedes mentirme así. Odio simplemente levantarme y que los ojos se me llenen de lágrimas imaginando quien será el próximo nombre de nuestros amigos quesea mencionado en la lista de fúnebre del profeta.
-Las cosas no están en su mejor momento, Lily, pero tienes que tener fe.
-¿Fe en qué, James?- protestó, siendo incapaz de encontrarle algo bueno a todo aquello- Las cosas se están poniendo cada vez peor. No conozco a nadie que no haya perdido a alguien recientemente y todos nosotros...
-¿Por qué siento que ese nosotros simplemente no me incluye?- los ojos de James se convirtieron en dos rendijas que escrutaron el rostro de Lily como una fuerte recriminación de algo malo.
-Porque no lo hace- contestó usando el molesto tono que tanto había utilizado con James en sus años de colegio. En momentos como esos entre ellos saltaban a la vista un millón de diferencias que siempre habían estado ahí, pero solamente cuando discutían se hacían presentes. Lily podía ser ahora una chica merodeadora, pero seguía siendo una prefecta perfecta y James podía ser el esposo de una de las mentes más brillantes de su generación en Hogwarts, pero seguía siendo un merodeador- James, entre nosotros, ahora, hay una gran brecha que nos distingue, nos separa.
El azabache jadeó, sintiendo como el corazón le martillaba en el pecho totalmente violento.
-¿Qué?
-Nuestra sangre- contestó alzando la cabeza y dulcificando la mirada al ver que la expresión de pánico había desparecido en el rostro de él. "Después de todo no estaba justificándose para pedir que nos separemos. Carajo. Casi me da un infarto", pensó él- Te amo, James Potter, y amo cada una de las cosas que hay en ti y que te rodean, pero en este momento las personas como yo, los hijos de muggles, somos el principal punto de error que hay en esta sociedad.
-¡No vuelvas a decir eso nunca más, Lilian Potter!- espetó James, furioso, mirando a su pequeña esposa con sus intensos ojos chocolate- Tú no eres un error.
-James...
-¡Nada, Lily!- espetó nuevamente, mirándole fijamente- Ese es un pensamiento totalmente obtuso de la verdad que vivimos ahora. Eres una bruja, has asistido a Hogwarts y eres la mejor en pocionista, incluso que nuestros compañeros slytherins, los humildes sangres puras. Tú más que nadie merece respeto por esta sociedad.
-Lamentablemente no todos piensan así.
-Yo pienso así. Remus piensa así. Los chicos piensan así- le sujetó el rostro con ambas manos- Solo debe importarte eso, no lo que piensen los demás, ¿me oyes? Lily, no puedes dejarte guiar por las cosas que se están diciendo exactamente en este momento. No justo ahora cuando ese tal Voldemort está lavando las cabezas de las personas importantes en nuestro mundo. Tienes que ser fuerte.
-Lo soy.
-Es actitud está mejor- dijo sonriendo antes de besarle suavemente en los labios- Recuerda Lils, estamos juntos en esto. Podremos contra todo, juntos.
Ella le miró sonriendo esta vez.
-Sí, juntos.
***_***_***
La semana paso para todos volando.
Para las chicas que debían de asistir a la escuela de sanadores fue un verdadero golpe escuchar en boca de todos la historia de Ana. La noticia había sido mencionada en el profeta y obviamente todos habían comprobado que todo aquello era real cuando la rubia ya no había sido nombrada por los profesores y la directora de la escuela, una mujer de alto prestigio y soberanamente fría, había dado un discurso en su honor.
Leah, Jessica y Lily, las que ahora asistían a la escuela, ya que Madison estaba en Bulgaria, Allison estaba controlando sus salidas y Ainara estaba embarazada, debieron soportar las miradas de pena y susurros tras ellas con la cabeza en alto, porque allí habían estudiantes pertenecientes a familias de sangres puras y para ellas, todos ellos eran culpables de lo que le había sucedido a Ana.
Incluso Jessica y Lily habían tenido que parar a Leah de no estrellar la cabeza contra la pared de una chica que había mencionado casualmente cuando ellas estaban entrando a la cafetería que ciertas cosas les sucedían a las personas que más lo merecían, como los malditos sangres sucias.
Lily la había reconocido como Dorothy Greengrass, una sangre pura que había asistido a Hogwarts un año superior al de ella.
Sin embargo a Leah le había importado muy poco todos los detalles de importancia que tenía su familia. Simplemente había tirado la bandeja con la comida al suelo y le había sujetado a esa chica por la coleta rubia de cabello que le colgaba libre por la espalda, arrastrándola por el piso del comedor de la escuela hasta llegar a una pared, donde había sido detenida por Lily y Jessica. La castaña había afrontado el castigo de limpiar calderos por un año con tal de no ser expulsada, sin embargo, cuando le preguntaron si se arrepentía de lo ocurrido, había contestado con un rotundo "ciertas cosas les suceden a las personas que más se lo merecen, como los malditos engreídos sangres puras".
Los que habían tenido la semana más complicada sin duda habían sido los merodeadores.
Peter había abandonado la academia sin previo aviso y se había marchado a India en un viaje espiritual el tiempo necesario que le tomara sanar su dolor por la pérdida de Ana.
Remus, James y Sirius, precisamente en ese orden, habían estado a punto de perder la cabeza buscándole hasta hallar la nota que el merodeador rata había dejado para ellos explicando sus motivos para irse. En ella les comunicaba que cuando estuviera pronto les mandaría una carta con más detalles, pero que en ese momento precisaba procesar ciertas cosas en silencio y en soledad, porque era lo único capaz de hacer.
Y que en lo posible, no enloquecieran.
Cosa que hizo enloquecer a Remus.
Y finalmente el sábado llego, dejándoles a todos totalmente agotados y con cierta sensación de llevar el mundo sobre los hombros.
***_***_***
-¡No vas a ir Skylar!- gritó Simón con fuerza mirando furioso a su hermana mayor que estaba sentada frente a él mirándole cansadamente- ¿Acaso no es suficiente que hayamos enterrado a Rawson hace unos días? No voy a pasar toda la noche aquí encerrado como tú puta mascota rezándole a los dioses que un auror no toque a la puerta para decirme que te han encontrado en una fosa...
-Simón deja de exagerar las cosas- espetó Valerie, que sentada en otra de las butacas en la sala de los Momsem, se agarraba la cabeza con una mano, exhausta de escuchar los gritos del castaño.
-¿Exagerar?- los ojos de Simón tomaron un matiz oscuro- Tú no eres la indicada para hablar de esto, Valerie Clapton. No cuando Sally corre peligro- espetó frunciendo el ceño y al ver que la rubia ya no volvía a hablar miró a Skylar seriamente- Ana era una bruja, Sky, una bruja buena con la varita. Y tú salvo que comiences a arañarles fuertemente en los ojos, no tienes nada de lo que defenderte. Por favor, no me hagas esto.
-No puedo simplemente cancelarlo todo con Félix, Simón- dijo la morena, cansada de pelear por lo que parecían horas- Él me pediría explicaciones. No estoy pronta para que me deje después de que se entere de esto.
-Todavía puedo llamar a papá... O a mamá.
-Estoy segura que pueden llegar a un acuerdo del que ambos estén totalmente complacidos- intervino Rachel al ver que los dos estaban a punto de comenzar a arrojarse cosas sin piedad- Quizá Skylar pueda llegar más temprano... O Simón puede estarle esperando fuera...
-Ya terminé el colegio para chaperones- explotó Skylar.
-Algo tiene que haber- murmuró Lily pensativa.
-¿Acaso no le puede pedir a Rachel que vaya con él a la maldita fiesta?- preguntó, haciendo un camino con los ojos entre la morena y la cobriza- Ellos dos son mejores amigos o algo por el estilo. Eran Ravenclaws. Por el amor a Merlín.
-No puedo salir de casa así como así, Simón, lo siento- murmuró Rachel mirando al castaño como un niño bueno, no como el caprichoso en el que repentinamente se había transformado- Marcus tuvo que viajar hasta Rumania esta mañana y me pidió que me cuidara tanto a mí como al bebé. Y odio esa clase fiestas- agregó viendo que el chico estaba pronto para alegar algo- He ido a eventos de quidditch desde el vientre de mamá por papá. Enserio, ahora que yo soy la embarazada, quiero consentirme no asistiendo allí y tampoco quiero preocupar a Marc.
-Y Félix es mi novio, Simón, compréndelo de una maldita vez.
-Oh, vete a la mierda hermana.
-Simón...- Hestia alzó la cabeza de la lista de cosas que Julia les había permitido mencionar en la conferencia de prensa aquella noche, para finalmente prestar atención a lo que estaba sucediendo en aquel lugar. Las cosas entre ella y el menor de los hermanos Momsem aún eran algo tensas, pero luego de haberlo utilizado como almohada de llanto y que inminentemente tuviera que cruzarse con él demasiadas veces, porque ahora era compañero de James y Valerie en la academia de aurores, simplemente el lazo que una vez les había unido volvía a aparecer- Ven conmigo a la conferencia de prensa y al baile de honor a nuestro equipo.
-¿Qué?- jadeó el castaño, borrando la expresión sorprendida del rostro unos segundos después- ¿Estás segura de que quieres eso?
-Es la única forma de que estés cerca de Skylar sin que ella se sienta amenazada por tu presencia allí. Te conozco y sé que tampoco dejarás de molestar incluso si no llegas a ir y Skylar sí.
-¡Oh, no!- protestó la morena- De ninguna manera.
-Hestia simplemente tiene razón con lo que dice, Sky- dijo Lily codeándo la para que aceptara de una maldita vez y terminaran con aquel tema que le estaba rebanando la cabeza hace horas- Si él va, podrá ver que tú estás bien y tú podrás ir sin la culpa de dejar a Simón aquí sintiéndose mal.
-Desconfío de que ella sienta culpa por dejarlo, realmente- murmuró Rachel.
-¡Listo! Tema concluido- Valerie se levantó del asiento como un haz de luz platinada. Se llevó las manos a las caderas y observó a todos en silencio antes de sonreír. Estaba de un aterrador buen humor pese a todo lo malo que estaba sucediendo alrededor de ellos debido a que nuevamente estaba viviendo con Sirius en Londres. Hestia había dicho en verdad está feliz porque nuevamente lo están haciendo- Los Momsem irán al mayor evento de quidditch antes del partido de la próxima semana. Ahora, ¿podemos finalmente almorzar?
-¿Estás quemando demasiadas calorías ahora, Clapton?- preguntó Hestia alzando una ceja.
-Oh, cierra el pico, chica en celibato.
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-¡Están monísimos los tres!- dijo Rachel mientras se acercaba a Remus, Simón y Félix esa misma noche mientras los tres castaños bajaban del piso superior a la sala de la casa.
El resto de los merodeadores, Donovan, Chace y Lily se incorporaron y caminaron hacía ellos en el preciso momento que la cobriza les hacía retoques en el cabello con manos expertas.
-Parecéis pingüinos- se burló Sirius y Remus le fulminó con la mirada- Unos pingüinos elegantes, si sirve.
-Gracias Black- gruñó Simón y miró a Donovan- ¿Cómo es posible que tú ya estés pronto? Sally nos hizo bañarnos cinco veces para que el cabello brillara naturalmente y yo que sé que otra chorrada más.
-Vivo con la reina Skinny 365 días al año- contestó hundiéndose de hombros.
-Es una práctica que se aprende- murmuró Chace- Regularmente tenemos que estar prontos en cinco minutos porque ellas acaparan el baño cuarenta minutos y debemos parecer que ocupamos el mismo tiempo que ellas o se desata el infierno.
-¿Estáis seguros que llevan las invitaciones y eso?- preguntó Lily mirando esta vez a los tres castaños.
-Sí, deja de preguntar eso- contestaron Simón, Félix y Donovan al mismo tiempo.
Remus por su parte se fijo en los bolsillos de su chaqueta para asegurarse.
Aquella noche se presentaba oficialmente el nuevo grupo, generación del '79, de las Arpías de Holyhead ante un gran grupo de personas, entre ellos los otros equipos de quidditch, razón por la que chicos como Donovan y Félix también debían de parecer presentables y también estaban los invitados de las chicas, en esa ocasión Simón por Hestia y Remus por Rouxie.
-¡Siento la demora!- gritó Sally bajando cuidadosamente por las escaleras siendo seguida por Lia y su vientre- Tuvimos ciertas complicaciones con los vestidos.
-La última vez que le tomamos las medidas del busto a Hestia era un ochenta y ahora sorpresivamente creció algunos talles y tuvimos que agrandar una parte del corpiño sin dañar la tela y perder la costura...
-Lia- le detuvo Chace- No entendemos de que estás hablando.
La castaña sonrío y enredó sus brazos en la cintura de él, dejando el vientre entre ambos.
-Algún día lo harás, cariño.
Sally se colocó junto a Donovan y le besó en una mejilla con cariño.
Ella no asistiría con él esa noche al evento. Era demasiado riesgoso con todo lo que estaba sucediendo y Oliver no podía quedarse solo una noche entera. En su lugar estaría Valerie, la única chica con la que Donovan se sentiría plenamente cómodo de llevar del brazo por horas y de la que Sally tenía total confianza para que anduviera del brazo de su marido para espantar a las demás sanguijuelas que seguramente querrían saltarle encima si le vieran andar solo.
Unos segundos más tarde aparecieron por allí Hestia, Valerie, Skylar y Skylar, luciendo unos preciosos vestidos de gala en diferentes tonos.
Todas estaban particularmente radiantes.
-Sigo sin comprender porque va Momsem en mi lugar- espetó James fulminando con la mirada a Simón y su mejor amiga.
-Porque Julia matará a Hestia si a ti se te ocurre golpear a Macavoy en la mitad de la fiesta- contestó Rouxie, mientras se colocaba automáticamente al lado de Remus. Las cosas entre ellos estaban tensas luego de lo de Johanna, sin embargo era inevitable que siguieran juntos después de haber atravesado todo lo de Ana y siguiendo con lo de Peter. Estaban intentando recomponer la relación pese a que Remus había insistido que él nunca había querido hacer algo con Johanna. Rouxie había dado el ultimátum diciendo ahora- Además de que armaras un alboroto.
-Sin contar el hecho de que tuvimos que escuchar berrear a Simón toda la mañana y mitad de la tarde porque no quería dejar ir a Skylar sola a la fiesta- murmuró Valerie poniendo los ojos en blanco mientras se recargaba sobre el cuerpo de Sirius-¿Podemos irnos ya? Quiero sacarme inmediatamente estos zapatos y mientras más pronto lleguemos más pronto estaremos cerca de volver.
-Apoyo esa idea- dijo Hestia y Rachel les miró horrorizada.
-Nada de comportarse como marimachos- espetó Sally fulminándoles con la mirada- Está noche se tendrán que comportar como chicas con clase, ¿entendido? Confío en que Levy podrá con ustedes si es necesario.
Rouxie sonrío.
-Claro.
***_***_***
La magia de Calista y Hayley juntas provocó que incluso con Julia rondando por ahí y regalándoles miradas envenenadas cada dos por tres, todas rieran cada vez que alguna de las dos abría la boca. El ambiente triste de repente había sido reemplazado por uno lleno de luz y risas que hace tiempo habían desaparecido de ellos por obvias razones.
El lugar era esplendido y un montón de personas se habían detenido a hablar con las Arpías, Donovan y Félix. Hestia, quien se había mostrado reticente a hablar con la prense ya que las revistas como Corazón de Bruja conocían la historia que existía entre ella y Macavoy, addemás de lo que estaba viviendo el rubio con la pelirroja francesa, solo había sonreído cuando Radley y Ludo se habían acercado hasta ella para cruzar algunas amables palabras.
-Simón compórtate como una persona mayor- murmuró Skylar, mirando a su hermano molesta, ya que este no dejaba de fulminar con la mirada a Félix- Hay conocidos de papá aquí.
-¿Y qué me importa?- espetó frunciendo el ceño- Dile a tú novio que aparte sus manos de ti, hermana, o lo voy a mandar a volar lejos.
-Te informo que el invitado de honor soy yo, así que tú si te sientes incomodo estás en todo tú derecho de irte- espetó el ojiazul y Skylar esta vez miró a su novio molesta.
-Chicos no peleen o Julia va a matarme- dijo Hestia y Valerie le miró con una sonrisa burlona- Oh, no me mires así, Clapton, es que no comprendes el grado de miedo que ejerce esa chica.
-Miedosa- se rió la rubia mientras las demás Arpías le seguían la corriente.
-Hola chicas- saludó la gruesa voz de Ilina, la ausente chica que hasta ese momento no habían visto.
-¡Hey, perdida, estábamos preocupadas de que no llegabas a tiempo!- dijo Calista lanzándose sobre la castaña.
-¿Ha sucedido algo?- preguntó Kitty inmediatamente.
-No, solo me entretuvieron hablando idioteces en la entrada- contestó, hundiéndose de hombros.
Hestia sintió como sorpresivamente Simón se tensaba y dejaba de ladrar en dirección hacía su hermana y su cuñado.
-Ilina- dijo el muchacho prestando total atención a la recién llegada.
-Momsem- ella clavó sus fríos ojos en el chico- No pensaba encontrarte precisamente aquí siendo tan grande el mundo.
-Oh, ya sabes, mis padres son ingleses- contestó él hundiéndose de hombros.
Ella le miró fijamente.
-Ajá.
-¿Se conocen?- preguntó Valerie inmediatamente, dando un paso adelante. Era hermana de Sally. Era obvio que esa clase de cosas le interesaban.
-Claro que sí...- contestó Simón, sin embargo Ilina término la frase antes de que él fuese capaz de seguir explicando.
-Fuimos juntos a Durmstrang- dijo rotundamente- Soy de Bulgaria.
-Un gusto entonces- dijo Skylar extendiendo la mano hacía ella- Soy Skylar, la hermana mayor de Simón. Él no me mencionó que haya tenido una amiga llamada Ilina.
-Es que no éramos precisamente amigos, hermana- dijo Simón e Ilina le fulminó con la mirada.
-¡Aquí están súper estrellas!- Terry colocó un brazo sobre los hombros de la chica búlgara y de Hayley mientras una sonrisa aparecía en su rostro- Les estábamos buscando con Julia. Es hora de la conferencia.
-¿Ya?- preguntó la gringa, cambiando su expresión- Es que no estábamos divirtiendo viendo como Ilina y Simón se mandaban miradas extrañas.
-¿Se conocen?- preguntó también el hombre mirando a los dos chicos antes de sacudir la cabeza y sonreír nuevamente- Ambos fueron a Durmstrang, cierto. Bien. Vamos.
-¿Después podremos irnos?- preguntó Hestia esperanzada. Hasta ese momento no se había encontrado con Brandon y lo prefería así. Haberle visto en el cementerio, pesé a lo mal que estaba aquel día, había provocado agitaciones muy fuertes dentro de su cuerpo. Agitaciones que no deberían existir.
-Tendrán que andar rondando por aquí al menos dos horas más- contesto Terry seriamente- Comprendo que no estén en tu ambiente, Hestia, que prefieres más las fiestas en bares que en vestidos de gala y esas cosas, pero esto es importante para el equipo.
-Y esa tal Julia puede azotarte- argumentó Valerie, intentando parecer inocente.
-Exacto- puntualizó Terry riendo- Ahora vamos.
-Suerte chicas- les despidió Remus agitando la mano y Hestia le devolvió el gesto antes de sentir como Rouxie chocaba su hombro contra el de ella para pasar más rápido.
La noche para ellas se traba en pasar primero por la conferencia de prensa, que se basaba en contestar al menos dos preguntas para cada revista que había allí, veinte en total. Dar algunos datos del equipo, sonreír antes los malos chistes machistas y aportar alguna que otra noticia sobre sus vidas privadas. Luego posarían con las túnicas de cada una, las oficiales del equipo de quidditch, para algunas portadas tanto en grupo como en individual. Terminarían con bailar con algunos accionistas, fingiendo interés ya que no podían ser groseras con quienes les pagaban las escobas y esa clase de cosas. Luego serían libres para irse o quedarse vagando por allí.
-No la caguen- les advirtió duramente Julia antes de sentarse en sus respectivos lugares, ya asignados por sus apellidos. Dos Santos, Forbes, King, Levy, Milanov, Robinson, Swan.
Terry les observo con admiración y luego se giro hacia los periodistas, todo el salón quedo en silencio.
-Bien. Pueden comenzar.
-¿Cómo es la vida de equipo?
Julia sonrío.
-Un equipo debe ser una formación que funcione- explicó seriamente, impasible- Las siete estamos aquí porque hemos dado lo mejor de nosotras con los años- las seis chicas restantes le miraron como si fuera a salirle otra cabeza por el cuello. Intentaron arreglar su expresión de asombro con una sonrisa- Así que se podría decir que va bien. Nosotras podemos manejarnos.
-¿Eso significa que funcionan como equipo?
-Pues tendrán que confirmarlo ustedes en persona cuando vean un partido nuestro, ¿no?- dijo Hayley y apenas terminó de cerrar la boca el ambiente turbio que había creado Julia con sus palabras serias, se borró. Era un don de la señorita Forbes poder crear sonrisas en cualquier momento- Estamos intentando que no nos golpeen tanto cuando nos vean actuar.
-¿Interfiere algo que sean todas mujeres?
-Diablos no- negó nuevamente la estadounidense- Cuando iba a Ilvermony teníamos dos equipos de chicas que competían contra dos chicos de chicos. Para mí resulta de lo más cómodo tener un equipo solamente de mujeres.
-Somos chicas con un mismo interés. No hay nada más sano que eso- dijo Kitty inocentemente.
-En Hogwarts las cosas eran mixtas...- Hestia comenzó a murmurar- Te aseguro que poder bañarte con tranquilidad es una de las cosas que amo de tener un equipo solo de chicas.
-¿Pueden considerarse amigas?
-Hay compañerismo- atajó Ilina, quien era la dueña de los momentos tensos. Era obvio que cualquiera de las demás gritaría que nunca serían amigas en general. Sobre todo teniendo una capitana como la que tenían- Como decía Julia...- se esforzó para no llamarle por el apellido- Funcionamos como equipo.
-Hemos salido y no se puede negar que tenemos química entre nosotras- dijo Calista con una radiante sonrisa, acaparando por momento a los periodistas hombres- Tal vez algunas más que otras. Pero eso siempre sucede. No se puede llevar con todo el mundo a la perfección.
Después de aquello surgieron varias preguntas sobre el equipo, que fueron contestadas con humor, para pasar a preguntar cosas personales, provocando que las cosas en ocasiones sonaran tensas. Era obvio que todos querían saber el estado civil del único grupo totalmente de chicas de quidditch. Hestia no se sorprendió cuando le preguntaron por si seguía con contacto con Brandon Macavoy después de haberse enterado que estaba comprometido desde niño con Bernardett Cousttou.
-En verdad no hemos hablado- contestó luego de estar unos segundos en silencio- Tampoco es que tuviéramos algo de que hablar. Las cosas han sido aclaradas en su momento. No creo que haya nada pendiente. No tenemos amigos en común y después de todo, si nos enfrentamos en un partido, no va a importar que tan cercanos seamos.
-¿Entonces se puede considerar una chica que anda en la vía de los solteros?
-Sí- afirmó de manera tensa, harta de procesar preguntas tan largar que perfectamente podrían ser reducidas a una o dos palabras.
-¿Así que está sola?
"Joder, ¿enserio quieren gastar sus dos preguntas en este tema? Tienen la oportunidad de preguntar cualquier cosa. Incluso si tengo puesta ropa interior, y me preguntan por Macavoy"
-Nunca se está sola- ayudó Calista, sonriendo con picardía.
Después de ese momento Hestia brilló con su ausencia en las respuestas.
Sus ojos se perdían en varios puntos en la sala, detrás de la masa que eran los reporteros. Al primero que había visto era a Remus; el chico había sido su primera y mágico gran amor, sin embargo, pese a todos los momentos malos que habían tenido, no podía negar que lo de ellos había sido demasiado fácil en comparación con lo demás.
Después estaba Valerie; la rubia siempre había estado ahí para ella con cada uno de sus fracasos amorosos y sin embargo, al parecer, en ese momento, estaba demasiado lejos como para lanzarle un salvavidas y darle una clara señal de lo que estaba pasando con ella.
Luego estaba Simón; su verdadero amor imposible y que pese a todo seguía siendo el único que le seguía gritando con luces de neón que la tensión sexual podía aparecer en cualquier momento, sin importar que aquello significase acostarse con el hermano menor de una mejor amiga y romper muchas promesas que en ese punto, ya no importaban tanto.
Donovan era el único que le había hecho suspirar de alivio cuando sus ojos conectaron; él era un jodido héroe a la hora de hablar de amor, el chico se había enamorado nada más ni nada menos que de Sally Butcher, la reina del colegio, y había sufrido horrores para poder convertirla en Sally Wood y tener la hermosa familia que componían junto a Oliver.
Finalmente, y por el cual había quedado como estúpida el resto de la conferencia, era sin dudas, Brandon. Jamás se había enamorado o sentido algo por alguien tan rápidamente como le había sucedido con el chico rubio y solo Merlín era capaz de saber la cantidad de veces que había llorado por él todo el tiempo que habían estado juntos... El no juntos también.
No lo había visto hasta ese punto y las palabras que había dicho le sonaban demasiado vacías cuando sus ojos azules entraron en contacto con él. Era increíble como un chico había cambiado todo su mundo de un momento para el otro. Pero erala mejor amiga de James Potter, un merodeador, así que después de todo no podía estar sorprendida demasiado tiempo.
Hestia simplemente se quedó mirando fijamente a los ojos de Brandon hasta que Kitty jaló de su brazo e Ilina le pasó la túnica verde con una garra dorada en el pecho y el número siete con la palabra Robinson grabada en la espalda, para la foto grupal.
Encajar aquella apretada túnica con su vaporoso vestido negro fue verdaderamente un reto y agradeció a todos los dioses que nadie exigiera cerrarla, porque con el corsé ya era demasiado para su frágil tórax.
-No ha ido tan mal- dijo Remus cuando finalmente quedó libre. El castaño había leído el horror en el rostro de la chica cuando habían sugerido llamar a todos los integrantes de otros equipos presentes para tomar una verdadera foto grupal. Era una suerte que no todos los del equipo de Félix hubiesen asistido, ya que consideraban algo tonto sacar una foto sin todos allí- Puedes volver a sonreír.
-Si vuelvo a sonreír creo que se me caerá la cara- gruñó mientras jugaba con los botones de la túnica.
-Has elegido el número siete- dijo el chico, sonriendo- James estaría muy contento por eso.
-Quiero que lo vea pos sí solo cuando vaya a verme a un partido, así que ni se te ocurra contarle o te mataré.
-Confía en mí- asintió sonriendo.
Hestia le miró unos segundos en silencio, clavando sus intensos ojos chocolate en los suyos miel como hace, se sentían, siglos no hacía.
-Las cosas entre nosotros no eran tan complicadas, ¿verdad?
-¿De qué hablas?- preguntó, ladeando la cabeza.
-Nosotros...- ella volvió a mirarlo- Teníamos todo el drama de James y eso, pero verdaderamente no había algún otro problema entre nosotros. Las cosas salían naturales y si yo...
-No vayas por ahí ahora, Hestia- le reprimió el castaño apoyando ambas manos sobre sus hombros- Yo también me pregunte eso de que si tú no hubieses estudiado con Macavoy y yo no hubiese dejado que Rouxie hablara conmigo en la enfermería, nosotros ahora estaríamos juntos.
-Seguramente algo nos hubiese hecho separar, ¿verdad?- Hestia rodó los ojos yambos rieron sin poder evitarlo- ¿Eras feliz?
-Era tan feliz como lo soy ahora siendo tú amigo, Hestia- murmuró antes de besarle la frente fugazmente y sonreírle- Por eso no me gusta verte mal.
-Oh, siempre has sido el sentimental- se excusó, evitando el tema de que ella en verdad estaba mal- ¿Cómo está todo con Rouxie?
-Tenso- explicó suspirando- Pero lo estamos intentando.
-Valerie me ha dicho que Johanna es una verdadera pesadilla contigo en la academia y que ha estado haciendo todo lo posible para atajarla cuando va hacía ti.
-Gracias a ella puedo respirar- suspiró- Veo que Johanna sigue cayéndote mal.
-Supongo- murmuró hundiéndose de hombros- Estabas borracho y ella se lanzó sobre ti. Aún puedo recordar cómo estaba prendida a tu cuerpo cuando entré a la habitación de James aquella mañana.
Remus hizo una mueca.
-No hables de eso ahora, Rouxie esta susceptible.
-¿Le has dicho que no quieres nada con la rubia?
-Pero no me cree- contestó, suspirando una vez más- He hecho todo lo posible. Pero decirle que lo del beso aquel día en la academia solamente la hace enrojecer de ira. Dice que para besarse tiene que haber dos personas y lo comprendo, pero en verdad yo no la besé, ella me beso a mí.
-Déjala enfriarse un poco y luego continua con eso, tarde o temprano tiene que entenderlo cuando vea que en verdad tú no quieres nada con Johanna.
-¡Robinson!- Terry sujetó por los hombros a Hestia y la apartó de los brazos e Remus- Te he estado buscando por todas partes. Tienes que bailar.
-¿Bailar?- preguntó la chica frunciendo el ceño- ¿Quién lo dice?
-Yo, el dueño de tú vida en este momento. Así que mueve tu culo a la pista de baile y baila con uno de los accionistas de textiles chinos o me encargaré de que pintes cada uno de las butacas de nuestro estadio.
-Nos vemos Remus- se despidió Hestia, sacudiendo la mano rápidamente.
***_***_***
-¿Así que tus padres son accionistas del club?- preguntó Hestia, mirando a Simón a los ojos mientras ambos se movían de un lado al otro.
-Es para la seguridad del negocio, ya sabes, mientras más dinero tengas en juego, más dinero tienes- murmuró poniendo los ojos en blanco mientras ambos giraban siguiendo la música.
-No sabía que eras amigo de Milanov.
-No necesitas ponerte celosa, cariño- murmuró él, apretando con fuerza la mano contra la curva de su espalda- Pensé que algunas cosas ya estaban claras entre nosotros.
Hestia alzó la cabeza para poder mirarle con claridad. Todo el mundo se había frenado a su alrededor y sintió como lentamente el aire comenzaba a salírsele de los pulmones.
-¿Cómo qué?- pregunto deteniéndose.
-Como que te deseo- contestó, haciendo que sus ojos entraran en contacto.
La tensión se creo, apareció, nuevamente entre ellos de una forma intensa y fuerte, haciendo que recuerdos salvajes azotaran cada rincón de la cabeza de Hestia.
Ambos se miraron a los ojos, siendo conscientes de lo que estaba sucediendo en ese momento entre ellos. Era totalmente entendible con solo verlo. Los dedos de Simón se enterraron en la tela del corsé que sujetaba todo aquel vestido y acercó a Hestia lo suficiente para sentir su aliento acariciando sus labios adoloridos.
La castaña parpadeó y puso distancia entre ellos saltando hacía atrás.
-No- dijo negando y apoyando ambas manos en su pecho martirizado- No Simón.
-¿Por qué?- preguntó el joven castaño intentando acercarse. Ella retrocedió- Hestia tú también lo has sentido.
-Lo he sentido sí, pero no puedo hacerte esto de nuevo, Simón. No puedo lastimarte nuevamente.
El castaño abrió los ojos como platos y apretó los puños a ambos lados de su cuerpo.
-No te entiendo. Al parecer jamás seré capaz de hacerlo- bramó, furioso- Todos te utilizan. Remus solo estaba contigo para satisfacer su hambre como hombre pero jamás fue capaz de reconocerte ante James por miedo. Brandon jugó sucio todo el tiempo diciéndote que eras el amor de su vida mientras que siempre supo que iba a terminar casándose con la francesa. Ellos han jugado contigo, Hestia, ¿acaso eres tan estúpida como para verlo?
-Simón basta- espetó frunciendo el ceño- Solo estás molesto porque...
-Oh, claro que estoy jodidamente cabreado. Es que soy un gilipollas sin suerte al haberme enamorado de una chica tan... idiota como tú.
-Simón...
-No- negó, siendo esta vez él quien se había apartado- Solo déjame. Después de todo sigo siendo al único que eres capaz de dejar ir sin siquiera parpadear.
Ella le miró iracunda por varios segundos antes de girar sobre sus talones y salir de la pista de baile pisoteando con fuerza.
Su orgullo ya estaba demasiado destruido como para sanar solo, ahora le quedaba a ella tener que remendar su dolor en silencio después de haberlo intentando con todo. Siempre era lo mismo con los chicos. Ella era la que lloraba al final.
Cuando el frío aire de febrero le pegó en el rostro al pisar el patio reservado que aquel salón tenía, comenzó a tiritar y a lamentarse por no haber recurrido primero a la portería para pedir su abrigo.
Hestia no se giró cuando sintió una presencia alzándose tras ella y un abrigo colocándose sobre sus hombros. Podía reconocer de quién se trataba en cualquier lado.
-Toda tú, rodeada de Remus y Simón- dijo la voz Brandon y ella cerró los ojos mientras apretaba las palmas de las manos contra su estomago, intentando seguir respirando con normalidad.
-¿Qué quieres Macavoy?- preguntó girando sobre la punta de los tacones. No se sentía lista para enfrentarlo aún, sin embargo el rubio consideraba aquel momento como el mejor para aquel espectáculo.
-¿Hasta cuándo vas a seguir con esto, Hestia?- espetó el rubio acercándose con las manos metidas dentro de los bolsillos del pantalón y el ceño fruncido- Dejé que tú enojo fluyera un tiempo, pero ahora se me está haciendo imposible darme cuenta que sigues adelante sin mí...
-Repite eso, maldito egocéntrico de mierda, y tú cuerpo volará de aquí a la chica de una patada bien merecida en tus bolas.
-Sigues siendo la misma chica de siempre...
-¡Claro que sí!- le cortó, nuevamente- ¿Acaso querías encontrarme siendo una pequeña mierda perdida sin ti? ¡Pues fíjate que no!- sus labios finalmente estaban dejando escapar todo el veneno que le había estado matando durante aquellas semanas. Sus ojos se cristalizaron. Brandon le miró conmocionado- ¡Pudiste haber conseguido sexo con cualquiera, Brandon!- espetó con los ojos llenos de lágrimas. Llamar aquello secamente sexo le hacía sentir mal por muy enojada que estuviese con el rubio idiota- ¡Eres muy consciente del físico que llevas! No tenías la necesidad devolver conmigo si al final ibas a terminar arruinándome como lo has hecho. Solo por sexo.
-¿Es que no puedes enfocar tu sucio vocabulario a otra cosa que no sea sexo?
-¿Me estás llamando puta, Macavoy?
-Déjalo- negó dando un paso hacia atrás- Solo vine a intentar arreglar las cosas contigo.
-Es que no hay nada que arreglar- espetó- En verdad nunca lo hubo. Porque cuando me usaste como una idiota por supuestamente ocultarte cosas simplemente te estabas riendo de mí. Yo sí tuve una relación con Remus... ¡Pero no me voy a casar con él!
-Yo no voy a casar con Bernardett, Hestia, ella no eres tú- murmuró dolido, mirándole a los ojos. La castaña volvió a sentir como todo a su alrededor se detenía- Las cosas que me han llevado a esto son muy difíciles de explicar, pero tienes que confiar en mí, yo jamás me casaría con ella.
-No puedo creerte.
-¡Brandon!- Angelique apareció luciendo como una maldita diosa perfectamente arreglada. En su rostro estaba la viva expresión glacial que se mostraba en el rostro del rubio cuando este estaba molesto- Es hora de irnos, muchacho. Ya es tarde.
-Angie...
-No presiones, sabes que no es un buen momento para esto- ordenó extendiendo la mano para tomar el brazo de su hermano posesivamente. Los ojos azules de Angelique se clavaron en Hestia y su expresión se dulcificó solo unos segundos- Es una pena que no confíes en él.
-Me ha lastimado.
-Lo comprendo- Angelique jalonó a su hermano una vez más- Es hora de irnos, Bran.
Hestia vio desaparecer en silencio las dos cabelleras platinadas.
***_***_***
-Se siente tan bien poder sentir que hay paz- sonrío Rachel, haciéndole ver mucho más joven de lo que era en ese momento. Su cabello cobrizo le caía desordenado por el viento de la calle y sus mejillas estaban rojizas.
James, Lily y Sirius no fueron capaces de decirle que lo que se respiraba no era precisamente paz, sino una mezcla de expectación por el siguiente round contra el lado oscuro que se alzaba sobre el mundo mágico. Rach era una chica que precisaba flores y corazones 365 para poder funcionar o estaba en una verdadera crisis. Y no era necesario destacar que en aquel momento hacerle sentir mal, después de lo de Ana sumando a lo de Peter, era sumamente malo tanto como para ella como para el bebé.
Aquella noche habían decidido entre los cuatro que la casa Potter estaba demasiado desolada para poder cenar y habían querido consentir a la chica embarazada llevándola a su café favorito, ese que siempre visitaban las chicas después de salir de sus respectivos puestos, casi en la esquina de Villiers Street y John Adam Street, Londres.
Heaven era un verdadero cielo con eso de los pasteles y a la cobriza le fascinaba especialmente uno de manzana con canela, siempre acompañado por una buena taza de té, como una verdadera inglesa.
-Trae lo de siempre para ellas y unas cervezas para nosotros- gruñó Sirius, molesto por el frío de Londres en general, apenas el mesero puso un pie cerca de ellos.
Ninguno entró en contacto con él porque los Potter estaban preguntando cosas a Rachel sobre Marcus en Rumania y sobre Gringotts, dejando a Black a cargo de los pedidos.
-Supongo que a Marc le estará yendo bien- dijo la cobriza hundiéndose de hombros- Ya hablamos de esto hace mucho tiempo. Lo extraño espantosamente y no puedo dormir cuando él tiene que salir de casa, que casi siempre son dos semanas al menos. Pero supongo que es por las hormonas del embarazo, no suelo ser tan irascible con el tema de dejarlo ir.
-Marc mencionó que lloraste toda la noche cuando le llegó la lechuza con el aviso para ir a Rumania- dijo Lily apretándole la mano sobre la mesa. Ambas estaban congeladas en ese momento.
-¿Ves? Cosas del embarazo- dijo sonriendo sin emoción. En verdad para la cobriza si había sido demasiado duro tener que despedirse por dos meses de Marc cuando ella pensaba que se habían acabado las despedidas al menos por varios meses. Sin embargo estaba emocionada por él, porque amaba todo lo relacionado con los dragones como lo había hecho su padre y lo entendía. Ella misma era consciente de no haber salido embarazada posiblemente estaría pasando el invierno ingles en el árido Egipto o incluso en Francia, donde las sedes de Gringotts tenían más poder- Supongo que se me pasará mientras esto vaya avanzando. Además los tengo a ustedes para consentirme, no es tan malo.
-Oh, ese bebé no sabe que tíos le están esperando aquí afuera- se burló James guiñándole un ojo a Rachel, haciéndole reír- ¿Te has podido comunicar con Peter?
-La verdad es que no...- ella guardó silencio mientras el mesero dejaba las cosas delante de ella con suma rapidez y se marchaba velozmente. Sirius alzó la cabeza mientras jugaba con la tapa metálica de la botella, que había impactado en su mejilla cuando el chico la había abierto, para ver al uniformado de negro volver a la cocina. Sintió una sensación familiar revolverle el estomago y dejó la botella de la cerveza en la mesa nuevamente- Él tampoco ha querido comunicarse conmigo hoy.
-Lo hará pronto- asintió Lily mientras revolvía cuidadosamente su te de limón. Rachel inconscientemente fue la primera en beber de su té negro y cuando lo sintió amargo en la boca, apretó los ojos y dejó pasar otro trago con fuerza. Nunca había sido partidaria del azúcar y ahora que estaba segura de perder la figura que tanto había cuidado por años, había abandonado todo lo dulce posible.
Sintió un mareo.
-¿Y cómo te va yendo en Gringotts...?- James alejó rápidamente el pico de la botella de sus labios y la dejó caer con delicadeza sobre la mesa cuando sus ojos chocaron con el rostro de Rachel- Rach, te has puesto fatal.
Sirius fue a reír y Lily dejó la cucharilla de lado para pegarle por su indiscreción cuando se percataron de que realmente la cobriza se veía mal.
Su piel había perdido el escaso color que andaba siempre por allí y sus venas se resaltaban como ríos negros por todos lados. Sus labios habían adquirido un tono violáceo mientras que sus ojos habían dicho adiós al color verde por uno rojo oscuro.
Se veía como un maldito cadáver.
Rachel escupió sangre sobre la mesa antes de que sus ojos se pusieran en blanco y todo su cuerpo se balanceara hacía un lado.
-¡Carajo!- gritó Sirius, saltando para atrapar el cuerpo convulsionante de la cobriza antes de que este chocara secamente contra el suelo- ¡Rachel!
-Debemos de llevarla a San Mungo- dijo Lily intentando que su voz no sonara ahogada mientras veía como el cuerpo de la cobriza comenzaba a quedar brillante por el sudor que comenzaba a salir de ella- Está haciendo fiebre.
-Se siente endemoniadamente caliente- jadeó Sirius y por primera vez en años, una sonrisa de doble sentido no surco su rostro.
James juntó algunas cosas sobre la mesa y los tres desaparecieron de allí tras cruzar las puertas hacía Villiers Street.
***_***_***
Hestia se sentía triste y sabía que precisaba invocar el recuerdo de Valerie para que ella apareciera junto a ella en unos segundos. Pero tampoco sentía la necesidad de hacer eso. Valerie estaría dentro de la fiesta bailando con Donovan y ella en ese momento no se sentía capaz de soportar una sonrisa, por muy que sobresaliese del rostro de la única persona que siempre le hacía ponerse feliz sin importar qué.
Giró sobre sus talones. Había decidido que era momento de terminar con aquello y volver a encerrarse en la casa Potter. Quizá James seria benevolente y la acurrucaría entre sus brazos y le acariciaría el cabello antes de preguntar y Hestia sabría que todo estaba bien dentro de ella. Que después de todo no se había quebrado por completo.
Un cuerpo se cruzó en su camino y ella alzó la cabeza, encontrándose con un frío par de ojos que a pesar de parecerle conocidos a los que siempre veía, estos eran sumamente diferentes.
Bellatrix Black, ahora Lestrange por lo que había escuchado, le sonreía con la gracia de una persona radiante por haber encontrado el mejor regalo de cumpleaños.
-Robinson- dijo y la varita se alzó entre ellas- No sabes cuanto me alegro de verte.
Hestia retrocedió, calculando el tiempo que le llevaría recorrer el tramo del patio y las escaleras hasta que algún mago les viera y bajase a socorrerla.
No había llevado la varita. No entraba en todo ese look radiante.
Unas manos gruesas y ásperas apresaron sus hombros antes de hacerle girar.
Hestia podía reconocer ese rostro en cualquier lado. Millones de veces había tenido que contenerse para no intentar buscarlo para matarlo solamente porque no podía separarse de Remus.
Al menos no en aquel tiempo.
Greyback sonrío, mostrando una dentadura amarillenta.
-¿Cómo está tu amiga?- preguntó en algo que había sonado como un ladrido.
Ahora no solamente estaba el hecho de que había convertido a Remus en un hombre lobo, además de un chico que por muchos años había estado inseguro del nuevo mundo que comenzaba a rodearle según su condición, ahora también estaba Skylar en la lista de personas que aquel monstruo había atormentado. La morena era fuerte, había soportado el ataque, pero sus ojos se vaciaban de luz cuando su cuerpo se encontraba con un espejo y le mostraba la fea cicatriz que iba desde la cadera derecha hasta el pecho, haciendo un giro brusco donde habían reconstruido parte de sus costillas. Aquella criatura había arruinado el alma de dos personas que no merecían nada de lo que le había tocado.
Hestia solamente pudo mirarlo con asco y le escupió en la cara, antes de sonreír.
-Come mierda, asquerosa inmundicia de resto de una persona.
Greyback le miró con los ojos amarillos inyectado en sangre, pero a ella no le importó. No iba a temer de una cosa como esa que iba arruinado la vida de las personas que amaba.
-El señor nos está llamando- Bellatrix volvió a irrumpir en el campo visual de la castaña y ambas se miraron de hito a hito unos segundos- Tienes suerte, Robinson, de que me hayan ordenando no lastimarte- atrapó su mandíbula con una mano y jaló de ella para que sus ojos conectaran con precisión- Porque si fuera por mí te mataría aquí mismo.
-Inténtalo- espetó entrecerrando los ojos.
-Veo que tú y Clapton no solamente comparten el amor por traidores a la sangre...- los ojos de Bella eran unos fríos témpanos de odio- Sino que además comparten el maldito síntoma suicida.
-No menciones a Valerie con tú asquerosa lengua, serpiente inmunda. Cualquier persona queda demasiado grande para esa boca.
Bella estampó el dorso de su mano contra el pómulo de Hestia y de no ser porque Greyback aún sostenía a la castaña con sus ásperas manos por los hombros estaba segura de que se hubiera estampado contra el suelo ya que estaba parada sobre unos insoportables tacones que no le hacían tener un buen equilibrio.
-No eres más que una mestiza intentando entrar en un juego de grandes. Vas a morir pronto, Robinson, o en su defecto, verás caer a las personas que están a tú alrededor y te quedarás sola en un mundo donde pronto no querrá acogerte...
-Todos quieren cogerme¸ Bella, ¿acaso no me has visto en Corazón de Bruja?
-¿Sabes cómo disfrute mancillando la vida de esa pequeña rubita?- preguntó y Hestia repentinamente le miro furiosa- Sophia... Lisa... ¡Ana!- chascó los dedos en un gesto infantil- Gritó como una pequeña zorra hasta que supo que estaba a punto de quitarle la vida y simplemente empezó a berrear como la desgraciada sangre sucia que siempre fue...
-¡Maldita!- gritó Hestia intentando golpearle- ¡No eres más que una maldita asesina! ¡LA PAGARAS POR HABER PUESTO UN DEDO ENCIMA A ANA!
Bella sonrío.
-Espero que digan lo mismo de ti- le acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja y luego clavo sus ojos en Greyback- Es hora. Vámonos.
Hestia fue a gritarles que se metieran la vida en el culo, cuando sintió un fuerte golpe detrás de la cabeza y todo se puso repentinamente negro.
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