38. El riesgo que todos estamos dispuestos a correr
Si en algo destacaban los ex alumnos de ravenclaw era en los conocimientos de sanación y reparar cosas, por eso los ex integrantes de la élite del colegio estaban en la sala principal del castillo terminando de arreglar las cosas, cuando una figura entro, casi corriendo.
-¡Leah!- escucharon que alguien llamaba y Madison se petrificó en su lugar, sin ser capaz de voltear para confirmar si estaba alucinando o era algo totalmente real.
La castaña de ojos celestes giró ante el reconocimiento de la voz y sonrío, antes de salir corriendo al encuentro de un desprolijo Drew.
-¡Hermanito mayor!- chilló antes de arrojarse a sus brazos, usando el apodo cariñoso con el que se había acostumbrado a llamarlo fuera del colegio.
-¿Estás bien?- Drew la apartó, sujetándola por los hombros y le analizó de pies a cabeza- Recibí la carta de Stephen esta mañana y no dudé un segundo en venir hasta aquí, ¿dónde está mi hermana?
-Tranquilo, Drew- dijo Marcus, acercándose a los castaños con paso lento. Madison seguía estática en su lugar, ayudando a Anthony con un pilar- Ainara está bien y el bebé también. Anoche no estuvieron involucradas en los duelos y por suerte no corrieron con ningún problema.
-¿Puedo verla?- preguntó, ansioso.
-Ahora está con Stephen- avisó Leah- Pero no creo que haya problema con que...- pero la castaña enseguida supo que el castaño había dejado de prestarle atención cuando siguió la mirada de él y se encontró con la espalda de Madison- Bueno, ella también está bien.
-Creo... creo que voy a hablar con Madison primero- susurró, deslizándose lejos de las manos de Leah y de la mirada de Marcus, casi corriendo hasta quedar detrás del cuerpo de la rubia.
-Va bastante bien- dijo Minna, que no había notado la presencia de Drew detrás deellos- No se nota la diferencia.
-Es una suerte que los padres de Rachel no se hayan molestado con esto- dijo Anthony mientras movía la varita- Clapton si que se ha liado la pared, ¿eh?
-Típico de merodeadores...- la voz de Madison se apagó cuando sitio la mano presionando su hombro. Lentamente giró, encontrándose con los ojos del chico que más amaba en su vida- ¿Drew?
-¡DREW!- Minna intentó saltar sobre él, feliz de verlo, pero Anthony pasó las manos sobre la cintura de ella y le atrajó nuevamente hacía él, antes de alejarla de la escena con la mano sobre su boca para que no gritara en modo de protesta.
-¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó Madison mirando a los ojos a Drew, este enseguida se hundió de hombros y le acomodó un cabello detrás de la oreja. Ella se apartó, dejando la mano suspendida entre los dos- ¿Por qué has venido?
-Ainara...- susurró, consternado de la actitud de su chica- Stephen se contactó conmigo está mañana, me contó lo que sucedió y no pude evitar...
-¿Venir?- preguntó, completando la oración de él- Me alegra saber que al menos hay alguien al que si le tomas en cuenta las cartas y esas cosas.
-Madison no vamos a discutir esto ahora...
-¿Y entonces cuando, Drew?- espetó, entrecerrando los ojos- ¿Cuándo estés nuevamente en Bulgaria y yo en Inglaterra? Porque si no te has dado cuenta, no ha funcionado durante estos meses.
El castaño le miró con los ojos como platos.
-¿Qué quieres decir con que no ha funcionado?- preguntó, frunciendo el ceño.
-Eso- dijo mirándole seriamente- Que no ha funcionado. Y no creo que funcione. Será mejor que finalmente terminemos de una vez por todas y...
-Espera- Drew le miró alarmado- ¿Cómo que quieres terminar? Madison piensa un segundo, por favor.
-¿Qué quieres que piense, Drew?- espetó, sintiendo como las lágrimas estaban a punto de escaparse por sus mejillas- No me has contestado ninguna de las cartas, no has venido una sola vez a visitarme y nadie sabe que somos pareja. No quiero tener una relación fantasma que además se deteriora por la distancia...
-Madison yo te amo, ¿cómo puedes pensar que la distancia puede cambiar eso?- dijo, tomándola por los codos y acercándola a él, haciendo que sus ojos azules fueran un poco más intensos- Si no te he contestado las cartas es porque no quiero que corras peligro. Todos saben que mi familia en estos momentos no es muy querida y ya has notado...
-Pero yo no puedo con esto, no así. La distancia me mata, Drew. No puedo acostumbrarme a tenerte lejos y no soporto la idea de estarte perdiendo...
-¿Me amas?Madison le miró con los ojos como platos.
-Claro que te amo- espetó, frunciendo el ceño.-Entonces ven a vivir conmigo.
-¿Qué?
-¡Me corto y no sangro!- gritó Minna y Leah le metió un codazo antes de volver a fingir que estaban arreglando algo cerca de ellos.
-En Durmstrang no es necesario que un profesor pase la noche allí y podemos quedarnos en una casa del pueblo- dijo, sonriendo al ver que ella comenzaba a hacer lo mismo- Tú te adaptas fácil a los idiomas y sabes hablar algo de búlgaro. Puedes pasarte a la escuela de sanadores allí y...
-¿Enserio has pensando en todo eso?
-Madison te amo, ¿vale? Y yo también te he extrañado.La rubia sonrío feliz y se arrojó sobre Drew, sin importarle quienes le estaban mirando, para poder besarlo con comodidad. El castaño sonrío y le abrazo, respondiendo gustoso el beso.
-¡Claro que me quiero mudar contigo!- contestó finalmente, cuando se habían separado- Al fin del mundo si quieres, no me importa.
-¿Ya no estás enojada conmigo?- preguntó, sonriendo.
-No, te juro que no- negó sonriendo antes de que Leah y Minna se acercaran corriendo a ella y Drew, sonriendo.
-¿Volvimos al paraíso?- preguntó la castaña alzando una ceja.
-Sí- Drew rodeó con sus brazos a Madison y este ahogó un grito de dolor- ¿Cariño?- preguntó, mirando a la rubia con una ceja alzada.
-Lo siento- se disculpó sonriendo con una mueca- Es que tengo un moratón sobre las costillas y me duele si lo aprietan mucho.
-¿Quieres que te ayude con una poción o algo?- preguntó besándole la frente.
-No- negó sonriendo- Ya me he curado las heridas internas y los raspones y...
-¿Estás segura que estás bien?
-Uh, Madison di que no- dijo Minna sonriendo con elegancia- ¿Acaso no te das cuenta que Drew quiere hacer la de enfermero contigo?
-¡Minna!- gritó Anthony.
-Me agradabas más cuando me respetabas como profesor- dijo Drew mirando a la morena con una ceja alzada.
-Bueno, eso era un Hogwarts, Drew- dijo Leah, riendo- Ahora has vuelto a ser el hermano mayor de Ainara.
***_***_***
Lily se removió en la cama y enseguida sintió un lacerante dolor atravesarle el cuerpo.
-Agh- gimoteó llevándose la mano a las costillas mientras los ojos se le nublaban de lágrimas.
-No te toques o te dolerá más- James se sentó como una flecha a su lado y le retuvo la mano, haciendo que la pelirroja alzara la cabeza y pudiese verlo. Tenía el labio partido y algo rojo debajo de las uñas... sangre.
-¡James!
-Tranquila, no es mía- dijo acercándose más a ella- No he podido quitarla.
-¿De quién es?- peguntó, alarmada.
-Es de Brandon...
-¡Oh, por Merlín!- sus ojos se abrieron como platos- ¿Qué sucedió?
-Nos atacaron por el aire... Me lanzaron un Sectumsempra y Macavoy se atravesó.
Al escuchar el nombre del hechizo el estomago de Lily se contrajo en algo sumamente diminuto y lleno de angustia.
¿Otra vez? ¿Era posible que otra vez las cosas se pusieran malas?
Una cosa diferente era atreverse a decirle en la cara que casarse con James era un error y otra muy diferente era intentar asesinarlo.
Severus estaba en problemas.
-¿Dónde está Hestia?- preguntó sentándose en la cama con la ayuda de él- ¿Ella sabe?
-Paso la noche en San Mungo con él- contestó rodando los ojos, provocando que la pelirroja sonriera tenuemente- Fue el más afectado por la pelea. Todos estamos bien, con raspones y esas cosas, pero nada más. ¿Cómo te sientes?
-Como si me hubiesen metido dentro de una lavadora- explicó, llevándose las manos a la cabeza- ¿Qué sucedió? Recuerdo que estábamos con Hestia y Valerie luchando y al segundo siguiente todo se había puesto negro.
-Las encontramos entre los escombros de unas casas a unas cuadras del río- explicó James acomodándole un cabello detrás de la oreja- Estaban congeladas y tapadas de nieve. Merlín, me diste un susto mortal...
-Pero ahora estoy bien- Lily alzó la mano hasta acomodar la mejilla de James en su palma, sin importar el dolor- Te prometo que lo estoy.
-No vuelvas a pelear lejos de mí, Lily- susurró, acercándose a ella- No puedo volver a soportar no saber dónde estás. Estaba desesperado por encontrarte luego de que todo acabo. Y si algo te hubiese llegado a pasar...
-James, no paso nada- los labios de ambos hicieron contacto unos segundos antes de separarse y mirarse a los ojos- Estoy aquí...
-Promete que no volverás a pelear sin mí ahí, contigo, para protegerte.
Lily le miró durante unos segundos en silencio antes de asentir.
-Te lo prometo- susurró antes de acercarse a él, atrapar su labio con los dientes y forzarlo a acostarse sobre ella, para luego besarlo- James...
-No, Lily- el azabache se retiró un poco hacía atrás, poniendo todo el peso de su cuerpo en sus brazos- Estás herida, puedo lastimarte aún más.
-¿Vas a negarme lo que me corresponde?- preguntó, usando el mismo tono de voz que él utilizaba cuando estaba solos.
-¿Lo que te corresponde?- una sonrisa apareció en su rostro.
-Claro, Potter, ahora eres mío- dijo, aferrándose a su camisa- Y te quiero sin ropa, ahora.James no pudo evitar soltar una carcajada antes de girar, dejando el cuerpo de Lily cuidadosamente sobre el de él
.-Te amo pelirroja, nunca lo olvides.
***_***_***
-Puedo lidiar con unas heridas, Rouxie, no te preocupes- Remus sonrío, apartando a su novia del cajón de los antisépticos.La castaña giró en redondo, clavando sus intensos ojos en él.-¿Cómo quieres curarte si no me dejas ayudarte?- preguntó, frunciendo levemente el ceño- Pueden quedarte cicatrices...
-Rou, sabes que unas cuantas cicatrices de más al mes no me van a afectar.
La castaña le miró estática durante unos segundos. Aquella era la primera vez desde que estaban juntos que el tema de la licantropía surgía. Aunque ambos sabían que el otro conocía del tema, jamás hablaban de ello, pero de repente ahí estaba, mezclándose como un tema cualquiera.
Rouxie pudo percibir el arrepentimiento en las facciones de Remus y cuando este intentó escapar, ocultándose, le sujetó por los hombros y lo volvió a sentar en la silla del tocador frente al espejo del dormitorio, indicándole que no escapara, que nada malo estaba pasando...
-Rem...
-Lo siento, Rou, estoy acostumbrado a hablar de esa forma con los chicos y...
-Puedes hablar así conmigo cuando quieras, Remus- la castaña le sonrío, intentando transmitirle la seguridad que a ella le rodeaba en esos momentos- Soy tú novia, puedes confiar en mí. Sabes eso, ¿verdad?
El castaño le miró unos segundos antes de suspirar.
-No quiero asustarte.
-¡Jamás lo harías!- negó, sonriendo, antes de sentarse sobre una de sus piernas y pasar los brazos alrededor de su cuello- Remus, quiero estar aquí para ti cada vez que precises hablar de cualquier cosa, ¿vale? Puedes confiar en mí y yo siempre voy a respetar tus tiempos, sin importar que suceda, ¿está bien?
-Está bien- asintió besándole suavemente en los labios- Eres una de las mejores cosas que me han pasado en esta vida, Rouxie, quiero que lo sepas.
La castaña sonrío, antes de acomodarse sobre él y besarlo.
-Y tú de la mía.
***_***_***
-Creo que deberías irte a dormir, Hestia- Edgar apoyó delicadamente la mano sobre el hombro de la castaña y esta se derrumbó contra su pecho, parpadeando- Sí- dijo mientras la volvía a sentar- Será lo mejor.
-No...- la castaña evitó bostezar delante de él y se mordió el labio- Estoy bien. Quiero estar aquí cuando Brandon despierte.
El moreno le miró con una sonrisa en los labios.
-Así que en verdad han vuelto a estar juntos...
-Supongo que sí- contestó mientras se abrazaba las piernas y apoyaba la cabeza sobre sus rodillas- No hubo muchas palabras, pero debo aceptar que ya no pertenezco al bando de las solteras.
-Me alegro mucho por ustedes- Edgar sonrío- Jamás había visto a Brandon tan devastado en mi vida.
Hestia le miró de reojo durante unos segundos antes de suspirar.
-Creo que yo tampoco he estado muy bien últimamente... A pesar de muchas cosas que pudieron haber pasado- agregó, al recibir la imagen de Simón en su cabeza- Pero ahora con Brandon las cosas vuelven a verse bien, solo quiero que despierte y así...
-¡Edgar!- el chillido demandante de Amelia hizo que Edgar se levantara como una flecha de su lugar y que Hestia alzara la cabeza, encontrándose con la castaña Bones caminando hacía ellos. Aunque no iba a sola.
A su lado, una chica de cabello rubio y ojos azules avanzaba reclamando la atención de todos los que pasaban tras ella sin siquiera voltear a mirar a alguien.
Hestia notó como Edgar se ponía rígido."¿Quién es está chica?"
-Angie- susurró el moreno antes de que la rubia frenara y lo viese- Es un gusto volver a tenerte aquí...
-Claro que es un gusto, Bones- reprochó mirándole mal- ¿Cómo es posible que te hagas llamar mejor amigo de Brandon y no me hayas comunicado el hecho de que ha pasado la noche en San Mungo?
"¿Por qué habla con tanta familiaridad de Brandon?"
-Estaba a punto de hacerlo, Angie, enserio- Amelia se colocó al lado de la rubia y le sonrío con esa misma familiaridad que le estaba extrañando a Hestia- Pero no hemos tenido tiempo. Anoche han atacado la casa de una amiga...
-Los Collingwood- asintió, cruzándose de brazos- Lo sé, Amy, en Francia también existe el periódico.
-¿Han hecho una nota sobre eso?- Hestia no pudo evitar preguntar y pesé a estar con la mitad del cuerpo dormida, saltó de su lugar, demasiado conmocionada con la noticia como para prestar atención en la mirada de los hermanos Bones.
-¿Y tú eres...?- la rubia le miró durante unos segundos- Cabello castaño y lacio, ojos almendrados, caderas anchas y pecho corriente...- Hestia le miró, sin saber si debía golpearle o sentirse alagada por todas esas anotaciones de su cuerpo- Conozco todas esos atributos. Mi diseñadora las tiene, ¿acaso tú eres hija de Melisa Robinson?
La castaña suspiró.
-Sí, yo soy Hestia Robinson- asintió estirando la mano- ¿Tú eres...?
-Soy Angelique Macavoy- contestó estrechando la mano de ella- La principal modelo de la firma de tu madre, ¿acaso no lo sabías?
-Ese mundo no es el mío...- contestó automáticamente antes de procesar las palabras- Espera, ¿has dicho Macavoy?
-Sí- asintió, mientras se cruzaba de brazos- Soy la hermana mayor de Brandon.
Hestia miró a Edgar buscando una explicación, pero el moreno parecía estar muy concentrado buscando manchas en su jersey. Igual que Amelia.
-No sabía que Brandon tuviese una hermana...-No tendrías por qué saberlo- Angelique sonrío- No es muy cariñoso conmigo y no es gustoso de decir que somos hermanos. La distancia, los celos fraternales. Te diría que entendieras, pero no tienes hermanos.
"¿Por qué actúa como si supiera todo de mí?"
-Hestia es la...- Amelia se detuvo, intentando pensar con claridad- ...novia de Brandon, Angie.
La rubia clavó sus penetrantes ojos en ambas castañas unos segundos antes de mirar a Edgar.
-Me habías dicho que Brandon no tenía ninguna relación- su acento no perjudicaba para nada entenderle, por lo que el matiz molesto de su voz quedo patente en cada una de sus palabras.
-No la tenía la última vez que hablamos, Angie.
-Bien- la chica se cruzó de brazos- Pues me alegra que al menos seas más bella que la otra.
"¿Otra? ¿Qué otra? Si yo he sido la única novia que Brandon ha tenido durante mucho tiempo..."
Amelia y Edgar se miraron antes de mirar a Angelique.
-¿Quieres ir a ver a Brandon?- preguntó la chica Bones- Está en tratamiento especial, pero tú eres su hermana, tú puedes pasar a verle.
-Claro que voy a pasar a verle, es mi hermanito- despotricó, logrando que en su rostro volviera a aparecer esa expresión fría con la que había aparecido andando en el pasillo- Un placer, hija de Melisa.
Hestia alzó la mano para saludarla, pero ella ya se había desaparecido sobre sus tacones de infarto con los Bones detrás, por lo que volvió a reclinarse y sentarse sobre su asiento, intentando recuperar la energía perdida.
-Hestia- la castaña giró la cabeza al escuchar la ya conocida voz de Lily llamándole.
-¡Lils!- saltó de su lugar y atravesó el pasillo que las separaba como una exhalación, chocando contra el cuerpo de ella para poder abrazarle- ¡Skylar!- dijo al ver a la morena parada junto a Lily y estiró el brazo, uniéndola al abrazo improvisado- Me alegra mucho que estén bien. Pude verlas cuando salí corriendo por lo de Brandon, pero no te había visto despierta.
-No te preocupes, estoy bien- dijo Lily sonriendo- Ahora, ¿estás ocupada?
-No- negó, sonriendo- Acaba de venir la hermana de Brandon así que supongo que no me precisan por un buen rato.
-¿Macavoy tiene una hermana?- preguntó Skylar alzando una ceja- No recuerdo que lo hayas comentado.
-Yo tampoco lo sabía- refunfuñó, hundiéndose de hombros- Pero ahora, ¿para qué me precisas, Evans?
Lily rodó los ojos al escuchar su apellido de soltera. "Algunas costumbres jamás mueren"
-Tenemos que ir a Cokeworth.Hestia le miró como si le hubiese pegado una cachetada de improvisto.
-¿Irás a tú casa de infancia?
-No- negó Skylar, poniendo los ojos en blanco- Iremos a buscar una explicación de Snape.
***_***_***
Peter se removió incomodo.
-Quédate quieto- Ana le miró molesta y el castaño asintió, quedándose estático en su lugar.
La rubia se movía con agilidad por el dormitorio, buscando entre sus pertenencias los ingredientes para hacer una poción, agradeciendo que los daños no hubiesen llegado hasta las habitaciones.
-Creo que es el momento donde tú me dices que ya no quieres nada conmigo.
Ana se detuvo y giró sobre sus talones, sus ojos estaban abiertos como platos y miraba a Peter como si este de repente hubiese dicho el peor improperio del mundo.
-¿Qué?-Que sé que me vas a dejar, Ana- contestó suspirando- Desde que estás conmigo...
-He vivido los mejores momento de mi vida- dijo tranquilamente mientras introducía un paño dentro del resultado de una poción cicatrizante y volvía a girar hacía él, caminando pausadamente para sentarse en la cama junto a él y sonreírle- Soy tu chica, Pit, no te vas a escapar de mí tan fácilmente.
-Pero Ana...
-Te amo, Peter- susurró apoyando la mano en su hombro lastimado, dibujando trazos para ayudar a comenzar a cicatrizar las heridas que estaban sobre todo el pecho del castaño- Y no voy a dejar que me dejes, pase lo que pase.
-Pero tú vida...- sus labios hicieron contacto por primera vez desde el momento que habían entrado a la habitación para curar las heridas de él.
-Es mejor contigo a mi lado- asintió, apoyando la frente contra la suya, quedándose ahí, sintiendo que ese era su verdadero lugar.
***_***_***
Volver al barrio que le había visto crecer le traía demasiados recuerdos a Lily, por lo que apenas se aparecieron en un callejón, tomó con fuerza la mano de Hestia y luego la de Skylar, sintiendo la fuerza de ellas mezclándose con la suya.
-Todavía estamos a tiempo de volver- susurró la morena mirando a la pelirroja, pero esta ya se había apartado y comenzaba a caminar libremente por Cokeworth- Creo ciegamente que esto es una locura.
-Opino lo mismo- murmuró Hestia metiendo las manos dentro de la chaqueta. Aún llevaba la ropa ligera que había utilizado la noche de festejo de Año Nuevo y con el helado clima de Cokeworth, todo eso le iba en contra.
-Sectumsempra.
-¿Qué?- la castaña dio una zancada y giró la cabeza para poder mirar el perfil de Lily con claridad. Aquel nombre aún le daba escalofríos. Valerie moribunda, las Skinny Queens con cicatrices, la sala común de slytherin...
-Ese fue el hechizo que utilizaron contra Brandon- explicó mirando a Hestia a los ojos- Ese fue el hechizo con el que quisieron matar a James.
Los ojos de Hestia brillaron mortalmente antes de que sus puños se apretaran contra la tela de los bolsillos.
-¿Me estás diciendo que el hijo de puta de Snape fue el que provoco esto?- escupió, sintiendo como la rabia comenzaba a aflorar dentro de ella.
-No lo sé- contesto mientras cruzaba la calle llena de nieve- Pero vamos a descubrirlo.
Para cualquier persona Cokeworth no era más que un pueblo de casillas de ladrillos iguales, con un molino y un río sucio a los pies. Podrías confundir cualquier casa con la de un vecino, incluso Hestia y Skylar, que habían ido por allí un par de veces antes de que los Evans se mudaran a Surrey, se mareaban al doblar las esquinas, no reconociendo por donde habían marchado sus pies y donde era una zona desconocida.
Sin embargo, para Lily aquella zona era sin duda una que nunca olvidaría.
-¿Dónde estamos?- la voz de Skylar sonó estrangulada por el frío.
-En la Hiladera- susurró Lily mientras metía con fuerza la mano dentro del bolsillo de su chaqueta y sacaba la varita, alzándola en alto.
-¡Lily!
-Las personas de aquí jamás miran por la ventana, Sky, quédate tranquila. De todas formas nadie podrá reconocerme, ¿recuerdas?- dijo, señalando su cabeza, donde escondido debajo de una gorra de lana negra, ningún cabello pelirrojo delator salía a la luz.
Hestia empuño la varita tiritando.
-Agradezco a Circe haber traído botas- murmuró mientras se enfilaban hacía una casa en concreto. Lily podía reconocerla perfectamente, porque para ella esa casa destacaría siempre entre las demás- ¿Esta es?
-Sí- asintió, abriendo el portón sin ningún cuidado de no hacer ruido.
-No parece haber nadie- Skylar se bajó el gorro hasta cubrirse las orejas por completo- ¿Crees que...?- y su voz se apagó cuando la puerta de la casa se abrió, antes de que Lily fuese capaz de golpear.
Hestia alzó la varita apenas Severus Snape apareció en el umbral.
-Feliz año nuevo para ustedes también- dijo, alzando una ceja.
No tenía señales visibles de no haber dormido y mucho menos alguna cicatriz.
"Era un jodido genio con las pociones y pudo haber tenido más tiempo que cualquiera de nosotros para dormir. No necesariamente puede ser inocente por las señales que nos está mandando ahora. Es un puto mortifago"
-¿Dónde estuviste anoche?- gruñó la castaña, alzando aún más la varita en dirección hacia él.
Severus le miró con desdén.
-En casa, Robinson. Estamos a primero de enero, ¿sabes que es una fecha festiva?
-No me tomes el pelo, Snape o...
-¿O qué?
-Hestia basta- le detuvo Lily, mirándola sobre su hombro y la castaña largó un quejido antes de colocarse automáticamente delante de Skylar, con la varita a un lado de su cuerpo.
-No creo que a tú marido le agrade que estés aquí, Lily- dijo el azabache apoyándose contra el marco de la puerta, mirando a la chica entre los cabellos que le caían sobre los ojos- Así que por favor vete y llévate a esas dos antes de que me causes problemas.
-No nos vamos a ir a ningún lado, Severus- dijo Lily mirando al chico con molestia- No hasta que contestes donde has estado anoche.
-Ya lo he contestado- gruñó, mirándole mal- ¿Acaso te has puesto sorda en este tiempo?
-No estamos para bromas, Snape, habla ya- Hestia volvía a tener la varita alzada.
-Oh- Severus hizo una mueca- Ya entiendo. Están aquí por lo del hechizo Sectumsempra. Pues debo aclararles que yo no he sido.
-Claro...
-No me importa si no me crees, Robinson- espetó, incorporándose y poniéndose rígido- Y tampoco tendría que darte estas explicaciones.
-¡Nos las debes!- gritó la castaña- ¡Intentaste atacar a James, pero Brandon fue quien recibió el hechizo y...!
-¿Y qué, Robinson?- espetó nuevamente- He enseñado ese hechizo como cinco veces en lo que paso del año pasado- murmuró, alzando una ceja- Pero claro, cuando son hechizos recién creados no suelen funcionar bien sin ser conjurados específicamente por el que lo creo. Que en este caso, como ya sabrán he sido yo. El Sectumsempra es un hechizo sin fallas. Yo jamás falló. Si hubiese querido que le diera a Potter estaría en la misma situación que Clapton después del ataque a Homesgade. Vuelvo a decirlo: yo no he sido.
-No tendríamos porque creerte...
-Pero lo haces, Lilian- espetó, frunciendo el ceño- Porque sabes que no hago nunca las cosas a medias. Si mi misión hubiese sido matar a tu esposo ya lo hubiese hecho.
La pelirroja le miró duramente unos segundos.
-Me das asco.
-No es para menos- murmuró rodando los ojos- Ahora... ¿pueden irse?
-Vamos- Skylar tomó de los brazos a ambas chicas y tiro de ellas- Es hora de irnos chicas...
-¿Dónde está Clapton?- Severus les miró sobre su hombro y sonrío enigmáticamente- Pensé que ella llegaría aquí y tiraría la puerta abajo...
-¿Valerie?- Hestia sintió una profunda presión en el pecho. Había estado tan preocupada por Brandon que no se había fijado en la ausencia de su mejor amiga y ahora que lo hacía no podía evitar sentir un peso lacerando fuertemente cerca de su corazón. Algo malo estaba pasando- ¿Qué ha sucedido con ella?
-Creo que será mejor que vayan a visitar a los Black.
Sin decir nada más Severus entró a la casa.
-¿Qué...?- Skylar ahogó un grito cuando reconoció la sensación de ser estirada como un chicle y luego volver a pisar tierra firme, aunque en este caso ya estaba tirada en el suelo.
-¡Skylar!- Félix dejó lo que estaba haciendo para correr a socorrer a la morena.
Habían vuelto a West Sussex.
-Estoy bien- murmuró, mientras el castaño la ayudaba a sentarse- Solo me mareé, no estoy acostumbrada a esto.
-¿Dónde está Sirius?- dijo Lily quitándose la gorra, liberando los cabellos pelirrojos de un solo manotazo.
-¿Me buscas pelirroja?- el chico apareció bajando las escaleras con las manos dentro de los bolsillos de sus jeans. Tenía un moratón a un lado de la mandíbula y un corte en la mano, aunque lo que más destacaba eran sus ojeras de haber dormido poco y sus cabellos húmedos por haberse duchado.
-¿Valerie está contigo?- Hestia acortó la distancia que les separaba de un salto, tambaleándose, le miro, encontrándose con la duda- Sirius, habla, por favor.
-No- negó lentamente- Hemos dormido juntos, pero cuando desperté ya no estaba ahí. Pensé que estaba con ustedes...
-Oh, por Merlín- Skylar se llevó las manos a la boca.
-¿Qué sucede?- Rachel, que se acercaba de la mano con Marcus, se detuvo, mirando las expresiones de horror de sus mejores amigas.
Las tres chicas y Sirius se miraron entre sí. No era seguro poner en tensión a Rachel cuando solo tenía un mes y medio de embarazo.
-Nada...- comenzó a decir la castaña cuando un grupo de chillidos se escuchó bajando la escalera detrás de ella.
Los ravenclaw giraron la cabeza, sin terminar de comprender que era toda la escena de aparecer en medio de la sala, atacar a Black y luego decir que no había sucedido nada.
-¡Sally detente un segundo!- Donovan iba detrás de su esposa, corriendo con Gin, Chace y Patrick detrás.
La señora Wood se detuvo en el último escalón, fijando sus ojos alternamente entre Hestia y Sirius, antes de alzar la mano hacía ellos. Ahí, perfilada, se encontraba una llave que ellos pudieron reconocer como la de una bóveda de Gringotts.
-¿Dónde está?- preguntó, su voz era una mezcla de tristeza profunda e ira controlada.
-¿Quién?- susurró Hestia, adivinando por donde iba esa nueva conversación.
-Valerie- contestó Gin, frenándose justo para no chocar con Sally o contra el cuerpo de los chicos.
-¿Qué está sucediendo?- Rachel miró a sus amigas buscando una explicación y Marcus frunció el ceño, intentando utilizar su ingenio.
-¿Sally que sucedió?- preguntó Sirius, señalando la mano de la chica, donde aún brillaba la llave.
-Está llave es la de bóveda de los Clapton...- susurró, cerrando la mano, alejándola de los ojos de todos.
-¿Esa llave no debería de tenerla Valerie?- preguntó Félix, alzando una ceja.
-Debería- asintió la rubia y sus ojos se llenaron de lágrimas- Pero la tenía Oliver.
-¿Oliver?- repitió Lily y un nudo se le formo en medio del pecho.
-Que la tenga mi hijo significa solamente dos cosas...- susurró Sally, mientras Donovan colocaba una mano sobre su hombro- O que estaba jugando con ella o que Valerie se la dio, ya que es el heredero de la fortuna de los Clapton en el caso de que a mi hermana le sucediese algo.
-¡Oh por Merlín!- Rachel se llevó las manos a la boca y Marcus le abrazo enseguida. Como parte del personal de Gringotts, ella conocía claramente cada una de las leyes y como tal, en qué momento aplicarlas. Por eso, era consciente de que Valerie en ese momento era la única heredera de la familia Clapton ya que Sally era una hija reconocida pero que había rechazado cualquier lazo con la familia, incluyendo el dinero. Sin embargo, Oliver seguía teniendo sangre Clapton y si algo le llegaba a pasar a Valerie el niño sería el original heredero mientras tuviera la lleve o los papeles estuvieran firmados así- Valerie...
-¿Qué diablos significa esto?- Sirius miró a todos sin comprender que era lo que estaba sucediendo.
-Que Valerie posiblemente esté muerta- contestó esta vez Gin, ya que al parecer era la única que había podido decir las palabras en alto.
Tras unos segundos en silencio, fue Sirius quien reaccionó.
-No... No... ¿Pero qué dices, Sanders? Valerie no está muerta. Eso es imposible. Yo la vi con mis propios ojos y no estaba...
-Nunca dije que estuviese muerta cuando estuvo contigo- la castaña tenía cierta dificultad para discutir aquello, pero después de todo, debían hablar de ese tema- Solo que, tal vez ahora...
-¡No!- gritó el azabache, mirando a la Skinny con ira contenida- ¡Cállate!
-Sirius tranquilo, Gin no estaba queriendo lastimarte- Patrick paso protectoramente los brazos por alrededor del cuerpo de su novia y la atrajo hacía él, alejándola de la fría mirada plateada.
Rachel fue la primera en romper en un llanto doloroso, aferrándose al cuello de la camisa de Marcus. Luego le siguió Skylar, clavando las uñas en sus propias rodillas, apretó su cuerpo contra el de Félix, conteniéndose. Finalmente Lily fue la que se llevo ambas manos al rostro y oculto las lágrimas que descendían por sus mejillas, derrumbándose contra el piso en un llanto agónico.
-¡Lily!- James y Remus atravesaron la puerta, dejando atrás a una desorientada Rouxie que venía hablando con ellos. Los dos chicos se deslizaron hasta quedar al lado de la pelirroja y colocaron una mano en cada uno de sus hombros, intentado adivinar que era lo que le pasaba.
Hestia se derrumbó contra las escaleras, con los ojos abiertos como platos y el cuerpo tieso como una piedra."Valerie está... Valerie no... No..."
-¡Dejen de llorar!- gritó Sirius, girando para ver a las tres chicas con furia- ¡No ha pasado! Ella no pudo haber muerto.
-¿Quién?- preguntó James, alzando la cabeza y cuando sus ojos conectaron con los de su mejor amigo, entendió el dolor que estaba reflejados en ellos y se incorporo, caminando hasta él- Sirius...
-¡No James!- espetó, apartándose de los brazos del chico de un manotazo- ¡Valerie no está muerta!
Todos ahogaron una exclamación y no pudieron evitar sentir que una parte estaba faltando de eso.
-Pero si yo le he visto hace unas horas...- susurró Minna, con lágrimas en los ojos, mirando a Anthony, como si este fuera capaz de decirle algo reconfortante.
-Al parecer algo ha pasado por su cabeza y ya no está- susurró Donovan, quien abrazaba a Sally apoyando la cabeza sobre la de ella.
-Pero...- Drew se separó un poco de Madison y miró a los merodeadores buscando una explicación- ¿No dejo alguna señal indicando si algo malo estaba pasando con ella?
-No se ha suicidado- espetó Sirius- Ella no es así. No nos dejaría atrás.
-No estoy diciendo que se haya suicidado, Black- contestó el castaño, sin molestarse en lo más mínimo por el comportamiento mordaz de Sirius, ya que tenían clase juntos los lunes a primera hora por la mañana- Estoy diciendo que capaz estamos sacando conclusiones apresuradas y algo hay detrás de esto.
Todos se miraron entre sí.
Lily alzó la cabeza, encontrándose con las imágenes de Rachel y Skylar llorando mientras Hestia aún seguía en shock. "Creo que será mejor que vayan a visitar a los Black".
Y todos los pensamientos llegaron hasta ella como una avalancha. Todo este tiempo Valerie había estado corriendo del encuentro con Voldemort y los mortifagos, la noche anterior, habían estado complacidos de verle allí. Sea lo que sea que estaba pasando con esa dichosa profecía sobre los Clapton involucraba a Valerie desapareciendo de sus vidas y a Voldemort feliz, de alguna forma. Y eso, en ese momento, debería estar pasando.
Valerie no era una chica de despedidas, por lo que era obvio que ella misma había decidido irse.
"-¡No puedes tocar a Oliver!- la voz gritando de Valerie se escuchaba lejos, apagada, y Lily en su sueño no podía imaginar que realmente eso estuviese sucediendo.
Giró sobre su costado, viendo como la rubia hacía un gran esfuerzo para incorporarse del suelo, convirtiéndose en un cuerpo tambaleante y mareado.
-Creí que a este paso sabrías que puedo hacer lo que quiera- lo había escuchado hablar pocas veces, pero incluso, aunque el cuerpo estuviese dándole la espalda, ella sabía quién se trataba.
-Iré contigo... solo... no toques a Oliver- la voz de Valerie sonaba resignada y llena de dolor, sin embargo era un halo de esperanza lo que le rodeaba en vez de cualquier otra cosa.
-¿Ves Valerie? Siempre eres buena- su tono de voz era extasiado.
-Dame un tiempo para...
-Claro, claro, las despedidas- el cuerpo se movió, haciendo una figura de arrastre en la nieve- Te doy hasta mañana en la noche, sino iré por Oliver y mataré a Sally, esa mocosa jamás me ha caído tan bien como tú.
-Sí, iré, solo deja que me despida- y el cuerpo de Valerie volvía a desaparecer, mientras Lily retornaba al mundo de los sueños".
Un fuerte dolor de cabeza le hizo jadear y abrir los ojos nuevamente. James le estaba hablando, pero no oía su voz. Su mente estaba trabajando a una velocidad vertiginosa.
Los Black en su mayoría, eran los más fieles servidores de Voldemort... Por lo que no era de extrañarse que si había algo que estaban intentando ocultar, lo harían allí.
Donde ninguno de ellos jamás desearía volver a pisar por respeto a Sirius y su duro pasado en el 12 de Grimmauld Place.
-Valerie...- logró susurrar- Valerie está en tú casa, Sirius.
El azabache le miró.
-¿En Londres...?
-No, en Grimmauld Place.
-¿Cómo lo sabes?- preguntó Remus mirando a su mejor amiga con una ceja alzada.
-No tenemos tiempo para preguntas- contestó mientras se incorporaba del piso y miraba a todos- Valerie está en peligro de muerte. Voldemort quiere matarla...- se detuvo unos segundos al notar que alguno de ellos había cerrado los ojos con pesar en el momento que había dicho el nombre del innombrable- Y tenemos que ir a buscarla.
-¿Cómo sabes eso?
-Anoche...- Hestia volvía a moverse- Voldemort...- suspiró- Pensé que era un sueño, pero él enserio... Él enserio amenazó a Valerie para que se fuera con él.
-Es verdad- asintió la pelirroja- Yo también recuerdo algo.
-¿Voldemort se encontró con ustedes?- el pánico apareció en el rostro de James como un flechazo y miró a su esposa con la misma expresión- ¿Por qué no me lo dijiste?
-No lo recordaba, estaba inconsciente- contestó suspirando- Y no se encontró con nosotras, se encontró con Valerie.
-¿Entonces...- Sally salió de la protección de los brazos de Donovan y miró a las dos chicas con cuidado- cómo sabes que está en la ex casa de Sirius?
-Porque es el único lugar donde saben que nosotros nunca pisaríamos- dijo Marcus, mirando a la rubia- Por respeto y porque nadie está ligado con esa casa en este momento.
-Pero si no está, es un riesgo demasiado grande que ustedes vayan allí- dijo Félix, mirando de reojo a Skylar.
-Tiene que estar ahí o en la mansión Malfoy- dijo Rouxie, entrando en las hipótesis- Si necesitaba tan desesperadamente a Valerie como han dejando ver, obviamente no se arriesgaran a perderla.
-Entonces iremos a buscarla- Hestia se levantó de un salto.
-¿Estás loca?- espetó Leah- No pueden entrar a una casa llena de mortifagos.
-Podemos...- dijo Sirius- Esas casas están hechas para que solamente los sangre puras sean capaces de abrirlas. Aunque me hayan echado del árbol familia, sigo siendo un Black, y la casa siempre se abrirá para mí cuando yo lo solicite.
-Entonces iremos primero a Grimmauld Place- dijo Lily, seriamente.
-No- negó James- Tú no vas a ir...
-¿Cómo que no voy a ir?- espetó, mirándole furiosa- ¡Estamos hablando de Valerie, James! Ella es mi mejor amiga, no vamos a discutir esto ahora.
-Te lo estoy prohibiendo, Lily- contestó, frunciendo el ceño. Jamás se había sentido tan desesperado por la pelirroja hasta ese momento- Como tu esposo y como la persona que se preocupa por ti. Aún estás herida por lo de anoche, no voy a permitir que salgas de West Sussex y si tengo que amarrarte a los peldaños de la escalera, lo haré.
El matrimonio Potter se miró durante varios segundos, lanzándose rayos, maleficios y un millón de cosas malas con la mirada. Hasta que finalmente Lily claudicó.
-Solo promete ir con cuidado.
-Lo haré- asintió, feliz, de haber ganado por primera vez en ocho años una pelea con Lily.
-Yo también iré...- dijo Sally, decididamente, bajo la sorprendida mirada de Chace y Patrick.
-Sally no...
-Es mi hermana, Donovan- espetó la rubia, lanzándole una de sus peores miradas- Intenta hacer algo en contra de mí para que no salga de este castillo y lo lamentarás el resto de tú vida.
Donovan puso los ojos en blanco.
-Iré contigo...
-No- negó, sonriendo con malicia- Alguien tiene que quedarse cuidado a Oliver- agregó, utilizando la misma moneda que él había utilizado para que ella no saliera en el duelo la noche pasada.
El castaño bufó, conociendo ya cada uno de los trucos de su chica, y finalmente asintió.
-Me quedaré aquí y esperaré hasta el último segundo, Sally.
-Sabes que nunca llego tarde.
-Yo iré- Hestia se cerró con fuerza la chaqueta y arrancó el gorro de lana que Lily tenía en sus manos para ponérselo en la cabeza- Estoy pronta.
James le miró, sin embargo no dijo nada. Conocía muy bien lo que Hestia sentía por Valerie y que nadie el mundo sería capaz de frenarle para ir detrás de ella. Él conocía ese sentimiento de fuerte amistad cada vez que miraba a los merodeadores y a la castaña.
-Peter está herido, así que será mejor que no le molestemos- dijo Remus mientras se cerraba la chaqueta- Pero nosotros iremos contigo- dijo, señalando a Sirius y a él mismo- Como es de esperarse.
En verdad, todos querían ir a rescatar a Valerie de donde quiera que este, pero sabían, que la situación iba más allá de lo que uno quería, para acercarse más al sentimiento que afloraba de no poder rescatar a una mejor amiga.
-Tengan cuidado- Drew se acercó a ellos siendo seguido por Madison- No iré con ustedes, porque sé que no me corresponde, pero si hay alguna complicación solamente llamen con un patronus. Recuerdo haber pisado Grimmauld Place alguna vez, por lo que no se me será difícil aparecerme por allí.
-Muchas gracias- asintió Sirius sonriendo tozudamente.
-Tengan mucho cuidado- susurró Rachel mientras abrazaba a cada uno de ellos.
Nadie más se movió, porque no querían vivir esa escena como una despedida.
James miró a Lily por inercia.
Ella estaba entre Skylar y Rachel, con las manos pegadas al pecho y los ojos brillantes. Sabía que no volvería a llorar, porque ella lo consideraba una muestra de debilidad, pero tampoco gustaba de ver a su esposa así.
Le sonrío, ella asintió, indicándole que todo estaba bien y luego, Remus, Sirius, Hestia, Sally y él desaparecieron de West Sussex.
***_***_***
Grimmauld Place seguía siendo la misma calle que había visto crecer a Sirius, sin embargo, Sirius ya no veía la calle como aquella que una vez había vivido.
Todo era oscuridad allí y los cinco enfilaron por la calzada con cuidado de no resbalar por la nieve acumulada.
-Supongo que aquella será tú casa- Sally señaló, estirando la maga de su jersey de lana rosa.
Más adelante, entre el once y el trece, aparecía el doce, siendo visible solamente para aquellos que eran magos.
Hestia aceleró el paso.
-Sí, Sally, aquella era mi casa- contestó suspirando, antes de seguir a la castaña.
Todos ellos habían hecho aparecer sus túnicas negras, las que tantas veces habían llevado en los pasillos de Hogwarts, y caminaban como sombras. Aunque claramente, los vecinos, ya no giraban a verles.
-Siento como si fuéramos a hacer algo malo- susurró la rubia, mientras atravesaban el jardín dando pasos largos y silenciosos.
Hestia omitió el típico comentario de "no seas tan rubia" mientras miraba concentrada como Sally caminaba tranquilamente sobre unos tacones de veinte centímetros sin hacer la más mínima mueca o ruido.
Sirius puso una mano sobre el picaporte, los dos merodeadores se pusieron a su espalda, y rápidamente, giró, destrancando la puerta principal.
-Hestia no hagas ruido al entrar- dijeron los tres chicos entrando con las varitas alzadas mientras la castaña ponía los ojos en blanco.
La casa estaba como ellos recordaban.
Brillando de orgullo ser una familia slytherin y llena de lujos extravagantes. El vestíbulo era una estancia larga y lúgubre iluminada por unas lámparas de cristales y por unas anticuadas lámparas de gas que estaban colgadas en la pared que estaban cubiertas por papel pintado de un extraño tono verdoso. En las paredes también se veía una multitud de retratos torcidos de familiares que alguna vez habían vivido allí o que incluso eran familiares de Sirius. Además en el vestíbulo había una desvencijada mesa con una lámpara y un candelabro con forma de serpiente retorcida, un paragüero hecho con una pierna de troll, con el que Hestia casi había chocado de no ser por sus buenos reflejos de cazadora.
-Creo que no hay nadie en casa- susurró Remus revisando hacía todos lados.
-¿Y Kreacher?- susurró James, mirando a Sirius.
-La bolsa de papas debe de estar muerta...- y la voz del azabache se apagó, cuando el propio elfo apareció en el vestíbulo, limpiando un jarrón- Kreacher, que gusto, sigues vivo.
El elfo alzó la cabeza inmediatamente. Podían haber pasado ya tres años, pero aún podría reconocer la voz de cualquier Black llamándole.
-Amo Sirius...- saludó inclinando la cabeza, haciendo que sus orejas chocaran. En su rostro no estaba la expresión de felicidad que él recordaba haber visto cuando saludaba a Regulus o incluso a Bellatrix y Narcissa- Un placer volver a verle. Los señores en este momento no se encuentran, ¿desea dejarles un mensaje?
-No hemos venido a dejar un mensaje, Kreacher, queremos a la chica- espetó, frunciendo el ceño.
-¿Chica?- Kreacher le miró con una ceja alzada- No sé de que está hablando, amo Sirius.
-Kreacher tienes prohibido mentirme, lo sabes- espetó, sintiendo como la ira comenzaba a llamearle entro.
-La señora no estará feliz de saber que ha traído traidores a la sangre y monstruos a esta casa, amo Sirius.
Hestia empuñó la varita.
-¡RETRACTATE!
-Señorita Robinson- Kreacher inclinó la cabeza- Hace mucho tiempo que no le veía.
-¡Déjate de estupideces, Kreacher y dime donde esta Valerie!
-Las señoritas están arriba- contestó finalmente antes de girar sobre sus pies y volver a entrar en la cocina.
Los cuatro se miraron entre sí antes de percatarse de que Sally ya no estaba entre ellos.
-Tuvo que haber subido- dijo James y los cuatro corrieron hasta las escaleras.
Hestia reprimió un grito al ver las cabezas de los elfos y cerró los ojos, subiendo más rápido las escaleras.
En el segundo piso la puerta ya estaba abierta, por lo que ingresaron a prepo dentro de la habitación. Aquella era una habitación sombría y húmeda con techo alto y dos camas gemelas, una chimenea y un armario. Lo único que alegraba la desnudez de las paredes era un lienzo blanco con un marco decorado en el que se estaba Phineas Nigellus durmiendo. Sin embargo, allí no había ninguna cabellera rubia.
En el tercer piso las cosas fueron prácticamente iguales, por lo que al no escuchar ningún sonido siguieron de largo, llegando al cuarto piso.
Sirius se detuvo unos segundos en el pasillo, sintiéndose levemente incomodo.
Durante años había amado ese lugar, su único espacio de libertad dentro de una enorme casa que no era para nada hogareña y sin embargo ahí estaba, sintiéndose como si nada de allí le resultara familiar.
Una de las puertas estaba abierta y el azabache agradeció que no fuera la del que alguna vez había sido su cuarto, porque no se sentía capaz de volver a entrar allí en ese momento.
-¿Sally?- Hestia saltó sobre la fila merodeadora, con la varita en mano y avanzó dando zancadas hasta la puerta.
Los merodeadores no tardaron en detenerse detrás de ella.
Sirius, al ver lo que estaba dentro, abrió los ojos impactado.
Sally lloraba agarrada de la mano de un cuerpo sumamente pálido y con cortes profundos en las muñecas, de donde un hilo delgado de sangre descendía perezosamente a unos jarrones depositados estratégicamente en el suelo para que el líquido rojo quedase allí.
-¡Valerie!- gritó Sirius arrojándose hacía el costado opuesto donde estaba Sally, sujetando la mano de Valerie y apretando con fuerza donde estaba el corte, intentando contener la sangre- Oh, por Merlín, cariño, ¿qué te han hecho?
Remus se movió rápidamente y haciéndole una seña a James, comenzaron a cortar la sabana, para luego atarla con fuerza donde estaban los cortes en las muñecas.
-¿Respira?- jadeó Hestia mientras intentaba ayudar a Sally a incorporarse.
-Sí- asintió James mientras terminaba de hacer uno de los nudos- Eso servirá por unos minutos, pero debemos sacarla de aquí ya.
-Hay que llegar a la calle...- dijo Sirius mientras tomaba en brazos el cuerpo de Valerie- No podemos desaparecernos aquí.
Todos se incorporaron rápidamente y giraron, encontrándose con Bellatrix apuntándoles con una varita desde la puerta de la habitación.
-Primo- saludó a Sirius, haciendo una inclinación de cabeza- No sabía de tus planes sobre volver a vivir aquí.
-Sabes que primero muerto antes de volver, Bella- espetó, frunciendo el ceño, mientras el cuerpo de Valerie sufría una sacudida.
-Deja a la chica, Sirius y prometo no matarles.
-Eres tú contra nosotros, Bellatrix- dijo Hestia- ¿Qué te hace pensar que perderemos?
-El señor viene hacía aquí...- susurró, sonriendo con maldad- Le he llamado.
Se miraron entre ellos, sabiendo que a pesar de ser fuerte no podrían quedarse peleando, Valerie moriría si estaba fuera de atención unos minutos más. Por eso, empuñaron la varita.
-¡Bombarda!- la pared que daba hacía la calle se vino abajo, arrastrando con ella escombros y polvo.
-¡Mis Chanel!- lloriqueó Sally antes de verse empujada por los merodeadores hacía el hueco.
-¡Mándale un saludo a tu señor, Bella!- se burló Hestia antes de seguir a los chicos y a Sally.
Los cinco se miraron un segundo y luego se lanzaron al vacío.
El mundo dio un vertiginoso giro y de repente, ya no estaban más en Grimmauld Place.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top