27. Un fin de semana sin comparación

San Valentín estaba por todos lados aquella mañana del viernes. 

En las ventanas había pegatinas con forma de colores y por cualquier pasillo abundaba el olor a chocolate y flores.Como cada año, estaba la tradición de mandar regalos por lo que cada estudiante estaba expectante de los movimiento del chico que le gustaba o de la chica que le traía loco. Y como de costumbre, el sitio que siempre ocupaban los merodeadores en la mesa gryffindor, ya estaba lleno de dulces y flores incluso cuando ellos recién estaban llegando al comedor.

-¿Flores?- se exasperó Hestia alzando una ceja- Creo que las chicas aún no saben que prefieren los caramelos- se burló la castaña mientras tomaba un ramo de rosas rojas- Oh, esperen, esto no es para ustedes.

-¿No?- se extrañó James y Lily le codeó con los ojos entrecerrados, fulminándole divertidamente a su novio- ¿Para quién es?

-Para Lils- dijo pasándoles las flores a la pelirroja, quien abrió los ojos como platos.

-¿Para ti?- preguntó James alarmado- ¿Cómo que son para ti? ¿Ahí dice si son mandadas por parte de un chico o de una chica? 

-Claramente es anónima, James- dijo la castaña con burla- Nadie sería tan tonto como para mandarle flores a tú novia y firmar la nota, sería como poner su nombre en la lista de la propia muerte o algo parecido.

-Aquí también están los nombres de Val y Hest- dijo Peter, agarrando una caja de bombones y un ramo de flores y entregándoselos a cada una de las chicas.

Sirius arrebató la caja de bombones de las manos de Valerie y la lanzo hacía el otro lado del comedor, provocando que algunos siguieran con la mirada aquella cosa voladora hasta que desapareció detrás de uno de los cuerpos.

-¿De qué iba eso, Black?- preguntó la rubia, alzando una ceja.

-No te vas a comer esa mierda de otro chico delante de mis narices, Clapton.

-Merlín, eres insufrible.

La pareja se fulminó con la mirada incluso cuando ya estaban sentados.

-¿Qué os pasa a esos dos?- preguntó Peter casi en un susurro en silencio, mientras dejaba el ramo de rosas a un lado de su cadera. Sus ojos  recorrieron el rostro de Hestia y James, quienes podían estar más cerca de una posible respuesta que Lily o él mismo.

Los mejores amigos se miraron entre sí antes de rodar los ojos.

-Todos los años cerca de estas fechas, sobre todo este día, se ponen extremadamente furiosos uno con el otro por todo el tema de los regalos anónimos y esas guarradas- murmuró en voz baja, solamente para que ella escuchara- Sabes que son muy territoriales con eso de los celos y ahora que parecen ir a la mar de bien en su relación no creo que la pasen muy bien hoy con todo el tema de los celos involuntarios.

-¿Todo esto es por celos?

-Como si no los conocieras, Peter- dijo Remus, rodando los ojos.

La castaña le sonrío feliz al saber que había sido el chico lobo quien se había integrado a la conversación. Extrañaba que las cosas volvieran a la "normalidad" entre ellos, incluso cuando todos podían llegar a sospechar que entre ellos hubiese existido una especia de crisis. 

Durante el transcurso del desayuno recibieron aún más regalos y cartas anónimas, provocando que Valerie y Sirius terminaran de comer envueltos en un mar de gritos provocados por los celos y que salieran de allí dando zancadas en diferentes direcciones. James había logrado arrebatarle las flores a Lily y prenderles fuego en el aire, haciendo que el "regalador anónimo" viera lo interesante que le resultaban los regalos a su novia. Por lo que la pelirroja le fulminó con la mirada y se despidió para irse a clases sola, sin darle su codiciando beso de despedida. Hestia y Remus se sumergieron en un silencio sepulcral hasta que Peter comenzó a comentarles que tenía pensando invitar a una chica a la salida que se organizaría hacía Homesgade en la noche, por lo que los dos tuvieron tema para hablar y quitar de encima de ellos una nube turbulenta. 

Rachel y Marcus, ambos sonrientes, se acercaron hasta la mesa gryffindor, uniéndose a la conversación sobre la posible aspirante de novia que Peter Pettigrew estaba entablando. Remus supo que era momento de irse cuando Brandon, Edgar y Amelia aparecieron para buscar a Hestia, quien sonriente siguió a su novio y sus nuevos amigos fuera del comedor.

-Al parecer esta año serás el único que pasara San Valentín solo, Lunático- murmuró Peter con original lástima reflejada en el rostro. 

Rachel abrió los ojos como platos y codeó a su mejor amigo cerca de las cotillas mientras los cuatro salían en dirección al aula de encantamientos, que para mala suerte en ese momento del chico rata, era compartida con los chicos de Ravenclaw.

-No seas grosero, Pit- le dijo frunciendo el ceño y Marcus no pudo reprimir dirigirle una sonrisita conmovedora, como si se estuviera apiadando de él.

Remus largo una carcajada.

-No te preocupes Rach- dijo feliz y le guiñó un ojo- Es que no he confesado mis intenciones verdaderas para este san Valentín.

-¿Saldrás con alguien?- preguntó entonces Marcus alzando una ceja- Vaya, las cosas sí que cambian el último año. Recuerdo perfectamente que siempre has sido un verdadero dolor de cabeza para las chicas que te quieren pedir citas para estas fechas.

-Este año soy yo el que está interesado- dijo cuidando sus palabras. Marcus era un chico encantador y ya habían tenido relación mucho antes de que él empezara a salir con la cobriza, incluso varias veces se habían sentado juntos en clase cuando sus amigos se ponían latosos o habían estudiando juntos en la biblioteca, pero lo que verdaderamente le preocupaba era Rachel. Por muy buena chica que fuese y que entre ellos existieran fuertes lazos, ella seguía siendo una de las mejores amigas de Hestia, por lo que estaba seguro que cualquier paso en falso que cometiese la joven castaña ya lo sabría. Era una especia de ley femenina. Después de todo Rachel Collingwood era una de ellas, de las chicas merodeadoras, además de ser una astuta Ravenclaw con todos los sentidos despiertos. 

Los cuatro entraron al salón.Valerie estaba sentada junto a Lily, ambas enfuscadas dentro del libro de la segunda, mientras que en la mesa del otro lado del pasillo estaban los dos azabaches, mirándoles con un gesto fingido de molestia. 

Remus y Peter suspiraron.

-¿De qué casa es la chica, Remus?- preguntó Peter, mientras se sentaban detrás de sus mejores amigos sin ser notados. 

El joven lobo miró hacía todos lados, comprobando que nadie estuviese lo suficientemente cerca para escuchar esa conversación.

Leah y Madison estallaron en carcajadas desde el otro lado del salón mientras Minna y Ainara les miraban con los ojos entrecerrados, como si estuvieran a punto de reprenderlas en cualquier momento. Rouxie les miraba atenta, analizándolas, detrás del borde de su libro, ocultando una graciosa sonrisa dibujada en su rostro. 

-No puedo...

-¿Levy?- preguntó Sirius siguiendo con la mirada los ojos de Remus. Al castaño no le extrañó que a pesar de haberse perdido gran parte de la conversación el joven Black supiese de que iba la conversación, porque siempre era así- ¿Esa es la chica por la que has estado distraído últimamente?

-Les vi juntos en la fiesta de quidditch- apuntó James sonriente, setandose a horcajadas sobre la silla, como si la estuviera montando, para ver la reacción en el rostro de su mejor amigo- Seguramente ella sea la chica. Tienes cierta debilidad por las castañas, ¿eh?

Remus involuntariamente ahogó un jadeo antes de recordar que las dos veces anteriores que ha salido públicamente con una chica se trataba de un par de castañas, por lo que la mente de James no habia hecho el comentario relacionandolo con Hestia Robinson.

-Debe ser que sí- suspiró hundiéndose de hombros, agradeciendo que entrase el profesor, porque los azabaches voltearon, enderezándose sobre las sillas, mirando hacia adelante. 

Remus comprende algo cuando de reojo se detiene en la la expresión de Peter: la conversación va a seguir


***_***_***


Cuando las clases, por la tarde, terminan, se respira un aire ansioso por todo el colegio Hogwarts. 

Los mayores y solamente los mayores, sintiéndose totalmente superiores, guardan una muda de ropa dentro sus mochilas diarias y salen al patio del colegio, donde Dumblendore junto con los jefes de cada casa del colegio, less esperan con las miradas ansiosas.

-Feliz día de san Valentín para todos, queridos alumnos- saludó el director nuevamente, aunque ya lo bubiese dicho en el desayuno- Como todos los años, aunque ustedes no estaban enterados, en esta fecha se les concede a los alumnos de séptimo en exclusividad poder pasar una calurosa noche de San Valentín en las inmediaciones del pueblo Homesgade, debido a que nuestra querida Madame Rosmerta organiza una cena en su bar, al que ustedes comunmente llaman Las Tres Escobas. Como sabrán ya, es una fiesta reconocida en varias partes del mundo, por lo que Hogwarts no tiene  exclusividad, pero sí barra libre de bebidas sin alcohol y platillos, regalo de nuestra querida Rosmerta. Ahora, esta situación, y teniendo en cuenta los eventos pasados, ha sido considerada a la suspensión- un tumulto de quejas se escuchó por todo el patio- Pero confiamos que ustedes harán valer nuestra decisión de no hacerlo, por lo que cada uno de sus jefes de casa y yo hemos volcado un voto de confianza sobre ustedes. Esta más que obvio decir que el estudiante que rompa alguna regla ya existente en los dominios de Hogwarts será severamente castigado. Dejo en claro que las habitaciones correspondientes a cada grupo de cuatro estudiantes será totalmente responsabilidad del grupo, por lo que si alguno de los cuatro chicos decide romper alguna regla todos serán castigados. No se puede salir de los dominios de Homesgade y mucho menos aparecerse aunque ya porten licencia para hacerlo. Llevarán sus varitas, porque está claro que además de adolescentes son magos, pero tengan en cuenta que si llega hasta nosotros la información de que han utilizado la magia en contra de uno de sus compañeros o incluso han atacado a alguna otra persona con ella, serán doblemente castigados y dependiendo la situación se considerará si deben ser expulsados deHogwarts- los ojos de muchos se abrieron por la sorpresa- Sabemos todos que ustedes son un grupo de inteligentes estudiantes, pero queremos que sepan que ya no son niños y que las reglan valen tanto como dentro de Hogwarts como si estuvieran fuera.

-Ahora, estudiantes- McGonagall dio un paso al frente siendo seguida por los otros jefes de casas- Les entregaremos las pulseras distintivas de Hogwarts, cada uno ya debe de imaginar que color le deberá tocar. Con ellas, podremos localizarlos. No físicamente, pero si nos enteraremos si salen de Homesgade, si vuelven antes del domingo al mediodía a Hogwarts e incluso si padecen de un peligro inminente. Está claro que si se retiran las pulseras, aunque sea solo por accidente, la magia del colegio les atraerá hasta este nuevamente, porque ya sabrán que el colegio posee la seguridad necesaria para que nadie entre o salga sin que Dumblendore o nosotros estemos enterados de eso.

-Les acompañaremos hasta los carruajes, pero después están solos- dijo Sprout casi seriamente- Aunque si nos precisan estaremos allí inmediatamente. 

-Apenas lleguen deben concurrir a la recepción de Las Tres Escobas, donde Rosmerta les concederá las llaves de sus habitaciones y luego cenarán todos juntos en la sala del mismo local o tendrán la opción de ir a Cabeza de Puerco, Zonko, a donde quieran ir- a ninguno le pasó por alto que McGonagall no había mencionado el salón de Té, el mismo que había explotado por la invasión de mortifagos unos meses atrás- Pero deberán estar nuevamente en las tres Escobas para las once, ya que ese es el horarios de inicio de la fiesta.

El grupo avanzó dando pasos largos hasta la salida de los carruajes.

-Esperamos que su estancia en Homesgade sea satisfactoria- les sonrío Dumblendore, una vez que los sesenta estudiantes de séptimo año ya estaban todos metidos dentro de los carruajes.


***_***_***


En Homesgade todo estaba bañado por nieve, mientras que algunas flores mágicas aparecían en las ramas de los árboles más secos, dándole un aire fantástico y espectacular. 

Algunos seguían murmurando sobre la sorpresa de saber que siempre se había festejado aquella fecha y nunca se habían enterado de ello. 

-Que es inaudito- bramó James furioso mientras se alejaban de sus carruajes en fila hasta las tres escobas. Aún a la distancia podían diferenciar el cabello de Madame  Rosmerta agitándose junto a su mano en la puerta del local- ¿Cómo se nos pudo haber pasado una cosa como está? Ósea, los de séptimo se fueron todo un fin de semana durante seis años ante nuestros ojos y quieres que me calme Remus.

-Es que simplemente lo pasamos por alto, James- dijo el castaño hundiéndose de  hombros- Y la verdad es que yo tampoco pensé que fuera a molestarte saber una cosa como está.

-¡Tú lo sabías!- acusó apuntándole con el dedo.

-Es prefecto James, claro que lo sabía- murmuró Peter poniendo los ojos en blanco.

-Durante seis años siempre hemos intentando meternos en los dormitorios de los mayores, teniendo en cuenta que podían matarnos por ser "superiores", y tuvimos todo un fin de semana para hacerlo sin correr "peligro"...- suspira Sirius, fingiendo dolor cerca el pecho y acariciando la zona afectada con lástima- Estoy tan afligido de que no nos tuvieras en cuenta, Rem, que ya el tema de Levy no parece afectarme. 

-Shhhh- chilló escandalizado Remus poniéndole las manos sobre la boca- Te dije que no dijeras esa clase de comentarios, Canuto, ¿acaso quieres que te mate?

-Si eso calma mi dolor...

-Ay ya, están como idiotas y no tengo intenciones de soportarlos- Remus dió un paso adelante, triunfante, y dos pares de brazos se cerraron sobre sus codos, reclamando atención de ambos lados. James y Sirius le miraron haciendo morritos, como si se hubiesen enterado que todo el chocolate del mundo ya no va a estar nunca a su alcance. Remus les miró un segundo atónito y luego burlón, sabiendo perfectamente cómo seguir con la situación- ¿Qué?- graznó.

-¡Ya, Rem, perdónanos!- dijeron los dos azabaches a la vez y Peter se largo a reír hasta llorar.

-Eres todo un domador de fieras, Lunático- sonrió el castaño de ojos oscuros, mientras se ajusta la correa de la mochila al hombro- Tengo suerte que no soy como ellos. 

Sirius y James le fulminaroncon la mirada mientras seguían cinchando de los brazos de Remus hasta que el chico, vencido por las caras compradoras del par, decidió "perdonarlos" y los cuatro entraron en fila y directo hasta el mostrador de Madame Rosmerta.

-Hola chicos- saludó la mujer y sus preciosos ojos verdes se clavan en cada uno de ellos- Hace tiempo que nos les veía por aquí.

-Hemos estado ocupados- dijo Sirius coquetamente y luego, involuntariamente, buscó con los ojos a Valerie entre el montón de chicos que esperaban a ser ubicado en una habitación, pero la rubia no estaba por allí así que sonrió frustrado en su plan de darles celos con la única persona que posiblemente su novia jamás sería capaz de tolerar- Pero ya estamos aquí.

-Desde que supe que iban a venir a quedarse aquí les he asegurado la mejor habitación- susurró mientras se estiraba para agarrar un par de llaves que estaban en la parte trasera del mostrador y los chicos no pudieron evitar fijarse que a pesar de llevarles unos años, la mujer seguía siendo muy atractiva- Está en sur de la segunda planta, frente a la plaza de Homesgade y es la única que tiene un bonito balcón al que pueden salir sin miedo a que las tablas sedan bajo su peso.

-Oh, gracias Rosmerta- sonrió James y tomó la llave. Lily tampoco estaba por allí.

-¿Se pueden apurar?- se quejó Edgar Bones apoyándose sobre el mostrador, junto a ellos- A nadie le interesa ver lo atractivo que son todos ustedes juntos... ¡Si están para una foto y todo!- fingió alegría y luego su rostro vuolvió a ser tan inexpresivo como siempre- Y las chicas ya subieron hace rato, mucho antes que ustedes llegaran así que todo ese rollo de los celos es al puro...-Ed- Brandon colocó la mano sobre su hombro y le calló con la mirada, provocando que el moreno hiciera un gesto obsceno en su dirección y que volviera a su posición en la fila, para recibir la reprimenda de Amelia. Brandon miró a los merodeadores un segundo antes de sonreírles- Seguramente nuestras habitaciones estén en pasillos diferentes, pero hablo en voz del pueblo para que hagan el mayor intento de no hacer tanto ruido durante la noche. Os agradecería muchísimo.

-No sabía que el poder de un prefecto llegaba hasta afuera de Hogwarts- gruñó Sirius, molesto tanto como con Edgar como con él.

-A algunos no se nos olvida- atacó y Remus sintió el golpe, mientras decidiía si contestar o no, la mano de Amelia jaló el cuello del rubio y lo arastró junto a su hermano. Ambos Hufflepuff parecían niños regañados ante la fuerte pisada de Amelia.

Los merodeadores agarraron nuevamente sus mochilas y subieron al segundo piso, donde las habitaciones les aguardaban. Mientras van pasando por los pasillos notaron que algunas puertas ya tenían cuatro apellidos/nombres mientras que otras estaban solamente la madera o incluso la escritura comenzaba a aparecer lentamente.

-Seguramente es un método de organización- dijo Remus mientras seguían avanzando. Su habitación estaba casi del otro lado del pasillo en que la escalera les había dejado, pero sonrieron al notar que estaba un poco apartado del resto, ya que el pasillo desembocaba directamente en la puerta donde rezaban sus nombres y apellidos.

-Seguramente sea enorme- sonruó Peter y su sonrisa se congeló cuando vió que al lado de ellos, en uno de los dormitorios que estaba junto,  se leían los nombres ya apellidos de sus mejores amigas mientras que enfrente, se leían los nombres de las Skinny Queens- Estamos rodeando de chicas- susurró indicando con un movimiento de cabeza para que miraran los nombres que estaban sobre las puertas. James y Sirius tardaron unos segundos en percatarse, pero fue Remus quein fue más rápido y les empujó dentro de la habitación, cerrando la puerta detrás de ellos. 

La habitación era realmente enorme y ellos estaban seguro que las cuatro camas con doseles y sabanas en rojo pasión recién habían sido ubicadas allí. 

-Las habitaciones de las chicas están hechizadas para que ningún chico, sin el consentimiento de las cuatro propietarias, sea arrebatado del permiso que concede la pulsera  que llevábamos en la muñeca, por lo que nos apareceremos directamente en Hogwarts. Está demás decir que si a uno le pasa, nos pasa a todos dentro de las tres escobas.

-¿Eh?- jade{o James, viendo como sus planes se arruinaban- Eso nadie lo explicó.

-Bueno, Dumblendore dijo que las mismas reglas se jactan aquí. Tal vez a las otras casas no les suceda, pero nosotros somos gryffindor y los hombres de gryffindor no pueden subir a las habitaciones de las chicas sin que la escalera se desmaterialice y seamos devueltos directamente hasta el piso de la sala. Si unes los puntos te deja en claro que es lo mismo.

-Pero Rachel es un águila- murmuró Sirius, al que los problemas de pensar y unir puntos jamás le habían gustado- Es una habitación dividida.

-Recuerda que las chicas leonas no tienen la misma regla que nosotros- apuntó Peter- Somos nosotros los que no pueden subir, ellas si pueden hacerlo.

-Ya- les detuvo James- Que no estoy entendiendo nada y me empieza a doler la cabeza. No entraremos a la habitación de las chicas, entendido. Ahora... ¿Cómo es posible que entiendas esas cosas Peter?

El aludido se sonrojó inevitablemente.

-Es que yo sí escucho a Remus.


***_***_***


Durante la cena las chicas en general no bajaron, por lo que los chicos juntaron las mesas y decideron comer todos juntos. Fueron muy pocos los slytherin que se unieron al resto de sus compañeros, ya que también muy pocos hanían bajado, pero la totalidad de hombres del resto de las casas, sí lo hacen. 

Los gryffindor juegaban bromas, comían como locos y reían sin parar de cualquier cosa tonta que sucedía a su alrededor. Los Hufflepuff compartían la risa, degustaban la comida con adoración y hablaban entre ellos sonriendo como si nada. Los ravenclaw eran los únicos interesados en intentar unir a los rezagados slytherin que quedaban solos y desperdigados a un lado de la mesa e intentaban entablar cualquier tipo de charla tanto con las serpientes como  con los tejones y los leones, para quedar bien con todos.

Se comentó sobre que Donovan sería un chico fuera del mercado y casado una vez fuera de Hogwarts (el castaño aseguró que ya lo era, que él ya lo sentía así, vindose sportando por un largo rato las risas y burlas por ser cursi), sobre que nadie esperaba ver a James con Lily (el azabache infla pecho y asiente, haciéndose el interesante bajo la mirada cansada de Remus), que es extraño para ellos poder tener menos competencia con las chicas ahora que Sirius Black parecía estar fuera del mercado (el aludido asintió y sonrió cuando se menciona ese tema. sonriendo mientras pensaba para su interior que jamás dejaría a Valerie a cambio de cualquier chica de Hogwarts), se comentó también sobre los exámenes, sobre quidditch y más tarde todos terminan gritando que  su casa ganará la copa a fin de año aunque gryffindor vaya a la cabeza en la tabla deposiciones y las otras casas están un poco más atrás, en desventaja.

Las siete y media rápidamente pasan a ser las once menos cuarto y los chicos se ven obligados a subir porque Rosmerta debía cerrar la sala para hacer los arreglos necesarios. También, porque obviamente todos necesitaban cambiarse. 

-Jamás he visto a las casas tan unidas como en esta cena- dijo Donovan mientras los merodeadores, junto a sus mejores amigos avanzaban por los pasillos felices ya que estaban en muy cerca unos de los otros, no solamente rodeado por las chicas- Aunque creo que si ellas hubiesen estado ahí no hubiese sido lo mismo.

-Si te escucha Sally te mata, bro, así que cuidado- le codeó Patrick y el castaño palideció rápidamente- Tranquilo, Wood, nadie va a mencionar que has dicho un comentario machista delante de tú feminista novia.

-Prometida- se apresuró a corregir Remus sabiendo que a Donovan ahora le gustaba que llamasen a la chica así. 

Los merodeadores y los otros cuatro chicos no podían ser jamás tan parecidos como lo eran en ese momento. A pesar de comenzar mal, ya que los cuatro les habían ocultado que las chicas se habían metido dentro de la sala común de slytherin y que además de eso, se habían hecho pasar por los verdaderos infractores de las reglas, actualmente iban a la mar de miel porque sus círculos estaban mucho más unidos que anteriormente. 

Las Skinny y las merodeadoras, como los merodeadores les llamaban en su fuero interno, ya no eran enemigas y eso era un factor sumamente importante para esa nueva amistad.

Los ocho se despidieron con un saludo de cabeza, y entraron en sus habitaciones.

Los merodeadores reprimieron una carcajada al escuchar los grititos eufóricos de las Skinny Queens del otro lado de la pared camuflados con los que estaban abajo, en la entrada de las tres escobas, esperando para entrar. Se asomaron al balcón, recibiendo el golpe del frío contra la desnuda piel de su cara, y notaron como una larga fila de personas ya bailaba fuera mientras algunas parejas se besaban siendo para nada discretas, pero nadie se fijaba.

Remus les jaló dentro, cerrando con fuerza las ventanas que daban al balcón y les lanzó las toallas en la cara.

-Tenemos suerte que hay cuatro cubículos.

Cuarenta minutos después, porque habían tardado más molestándose uno al otro que en bañarse, salieron del baño envueltos en el vaho que salía de la puerta por el agua caliente con la que se habían bañado y las toallas. Porque a pesar de que los cuatro estaban acostumbrados y cómodos ante la desnudes del otro, ya no estaban en Hogwarts, tampoco en su habitación, y ahí no era tan seguro pasearse desnudo por la habitación.

En medio de todo colgaba una nota con magia y James se apresuro a tomarla.

-"Sean bienvenidos está noche para ser complacidos en la noche de San Valentín en la fiesta más genial del pueblo, obviamente, en las tres escobas. Como cada año, pero claramente ustedes estudiantes de Hogwarts no estaban enterados de ello, la fiesta tiene colores indicados para vestir y que son imprescindibles. Los tonos rosados, rojos y blancos son los ideales para esta noche, aunque esperamos que sean consideradores con los colores típicos de esta festividad y vistan acorde a lo que se estipula, si no tienen en su posesión una prenda con uno de los tres colores principales esta noche lamentablemente será necesario pedirle que se retire de la fiesta. Las reglar son las reglas, eso incluye a los chicos. Doy Saludos, Rosmy"- James frunció el ceño apenas termino de hablar- ¿Qué quiere decir? ¿Debo vestir de rosa?

-Al parecer sí- dijo Remus con cautela.

-¡Rosa!- chilló el azabache lanzando la nota al otro lado de la habitación- ¿Pero acaso está loca? No pienso ponerme algo de color rosa.

-Hay otras opciones, como rojo o blanco, pero no es necesario que vistas estrictamente de rosa, James.

-Más les vale a todos- apuntó, furioso.

Media hora después los merodeadores dejaron su habitación, comprobando que los tres grupos importantes que ellos esperaban ver estaban totalmente vacíos de luz o movimientos dentro, por lo que bajaron. 

Rápidamente notaron que habían sido uno de los pocos que no se había tomado tan a pecho la regla del rosa y varios chicos delante de ellos pasaron luciendo ese color en cualquier prenda que llevaba puesta.

La sala principal de las tres escobas estaba notablemente agradada con magia y en su interior cientos de caras desconocidas bailan al son de música rock haciendo un perfecto conjunto con las luces. 

Rapidamente pudieron distinguir a las Skinny Queens incluso desde el otro lado del lugar. Las cuatro tenían un vaso en la mano y sonreían animadamente mientras hablaban con Donovan, Patrick, Chace y Fabian, demasiado cerca entre todos como para considerar que fuesen otra cosa más que el interés romantico del otro. Sally y Donovan se miraban intensamente mientras se movían sincronizados, Gin dejaba de Patrick jugueteara con su cabello mientras hablaban a susurros correspondidos por el otro, Lia miraba la mano que Chace tenía sobre su cintura con recato, esperando golpearlo en cualquier momento, pero el chico fingía no notarlo y cada vez se acercaba más a ella intentando acortar toda la distancia posible  y finalmente estaban la sonrojada Cassandra y el encantador Fabian, quien sonriente tenía ambas manos sobre la cintura de la morena y fulminaba con la mirada a todo chico que se les acercase demasiado.

Siguieron recorriendo con la mirada el lugar y de repente Peter se detuvo, conteniendo el aliento, jalando de la mano a Remus, haciéndole una seña con la cabeza para que mirase más allá.

Los tres merodeadores giraron, viendo entre la multitud a una chica bajita, de cabello rubio y ojos verdes. Ana Rawson, una gryffindor, hablaba con sus amigas, McKinnon, una ravenclaw, y otras que ellos desconocen, mientras sonreía encantadoramente hacía todos. Los cuatro se movieron en esa dirección, porque siempre se movían juntos cuando se trataba de Peter, y se pararon a un metro de distancia, dejando al castaño más bajito avanzar.

-Tú puedes- susurró Sirius y todos levantaron el dedo pulgar incentivándolo.

Los tres observaron, como siempre hacían, cada movimiento de Peter hasta Ana y sonrieron cuando ella al verlo parado ahí, invitándole a bailar, asiente con una enorme sonrisa en la cara y finalmente  la nueva posible pareja se va, y sus amigas clavan los ojos en ellos, como si fueran una especie de depredadoras en celo. Mucho antes de que ellos abrieran la boca para deshacerse de ellas con una buena excusa un grupo de chicas pasa casi a su lado y la discusión que tienen les hace distraerse.

-...es la quinta vez que te lo digo- reclamó la voz autoritaria de Lily, James inmediatamente empezó a marchar en aquella dirección- Deja de tomar como una esponja Hestia, vas a terminar como la vez pasada y no voy a estar ahí para cuidarte. 

-Siempre dices lo mismo- sonó una voz gangosa sobre la música- Y terminas al pie de mí... ¡Eres tan buena amiga!

-Creo que tendremos que llamar a Brandon- apuntó la conocida voz de Rachel.

-¡No!- chilló Hestia, mientras sonaba el ruido de un vaso contra el piso y el líquido derramado se escuchaba incluso hasta donde están ellos.

-Buena esa, Rach- dijo Valerie riendo y algunas cabezas de chicos voltearon siguiendo el ruido, incentivando a Sirius para caminar más rápido. 

Cuando llegaron hasta donde estaban ellas solo podían verles las espaldas y gran parte de las piernas porque todas llevaban vestido o falda. 

Sirius estiró el brazo y cogió el de Valerie, ya que era la última de la fila. Ella volteó, con la otra mano en alto pronta para golpear, pero su expresión se suavizó cuando vio que se trataba de su novio. Ambos se miraron de hito a hito. No se habían hablado desde el desayuno y el destello de deseo emanaba libremente por todos los poros de su cuerpo de camino de ida hacía el otro. 

El azabache metió un dedo dentro del escote y la acercó, haciendo que sus manos chocaran contra su musculoso pecho, y unió sus labios en un feroz beso en el que mordió sus labios antes de introducir lengua. La inminente reconciliación se presenta ante ellos.

James se ahogó un poco cuando Lily giró y le miró sonriente. Ella caminó lentamente hasta él y pasó ambas manos por sus hombros hasta cerrarlos detrás de su cuello y se impulsó hacía arriba para besarlo. No enredó las piernas alrededor de su cintura como hacían cuando estaban en la intimidad de su sala de premios anuales, pero James aferró su cintura como si fuese a hacerlo en cualquier momento. 

Remus comprobó que las otras dos chicas seguían de pie, luciendo fantásticas. Brandon, a diferencia de Marcus, posiblemente tuviese varios dolores de cabeza debido al atuendo de su novia.

-Pensamos que nunca volveríamos a verles- dijo Hestia con la voz pastosa y Remus asumió el por qué cuando una de sus manos se alzó y en ella sostiene una botella de whisky. No de fuego, sino uno muggle- Estábamos preocupadas.

-Sí, mucho- sonrió Lily alejándose de James a regañadientes por parte del azabache. Ambos se tomaron de la mano- ¿Vamos a bailar?

Todos asintieron y Rachel se excusó diciendo que tenía que ir a buscar a Marcus, pero que volvería enseguida, dejando detrás de la fila solamente a Remus y Hestia, quienes inmediatamente se miraron como si recién hubiesen notado la presencia del otro.

-Hola bonito- dijo la castaña y luego los dos se largaron a reír- Tengo que irme con Bran, pero estoy segura de haber visto a Levy cerca de las escaleras que dan al tercer piso. Oh, bueno, bien pudo haber sido sentada del otro lado de aquella barra... No recuerdo nada, Jack Daniels me ha puesto la cabeza como un tomate. 

Remus volvió a reír. 

Esa era la Hestia que él precisaba para dejar todo atrás y seguir adelante. En su interior sabía que jamás podría olvidar los sentimientos hacía ella, pero cuando una relación es tóxica lo mejor que se puede hacer es dejarle ir y por eso necesitaba a Rouxie, porque solo ella le hacía olvidar todo. 

-Gracias Hest...

-No lo menciones, enserio, no lo hagas... Tengo una reputación, ¿sabes? No soy la chica buena nunca- ambos sonríieron y cuando Remus dio un paso adelante Hestia le palmeó el culo, sobresaltando- ¡Para la buena suerte!- advirtió antes de salir corriendo entre el mar de personas.

Remus se movió, intentando serpentear entre el mar de personas cuando una mano se cerró sobre la suya.

-Lupin- dijo la feliz voz de Ainara y el castaño soltó un jadeo- Cuanto tiempo, ¿puedo hablar contigo?

-¿Ahora?

-Sí, ponle que es algo urgente- sus ojos, casi negros, se clavaron en él y rápidamente volvieron a moverse entre el mar de personas.


***_***_***


Amelia frunció el ceño e intentó moverse, pero las piernas fuertes de Edgar sobre su regazo le prohíbieron hacerlo. Llevaba sentada dos horas con su hermano todo controlador siguiéndole los pasos, hasta que finalmente ambos decidieron tomar asiento en los sofás para parejas. 

La castaña sentía que las mejillas le iban a explotar mientras veía como los chicos metían mano a sus acompañantes sin pudor, mientras que su hermano seguía concentrado en ver la nada, provocándole muchas ganas de golpearlo. 

-Ojala te encuentres a una tía y espabiles lejos de tú hermana, Ed- dijoBrandon a su lado, con Hestia ya sentada sobre sus piernas. El morenó les fulminó a los dos, ya que con la oscuridad era imposible ver donde empezaba uno y terminaba el otro.

-¡Amelia, querida, finalmente te encuentro!- las cabelleras castañas y pelirrojas de Jessica y Allison aparecieron entre el tumulto de personas y la chica Bones subió la cabeza, feliz de sentirse rescatada- Te hemos estado buscando por todas partes. 

-Edgar- gruñó Amelia fulminando con la mirada a su hermano.

-Edgar Bones... ¿Estás molestando a tú hermana otra vez?- Allison clavó los ojos en él y el moreno se incorporó rápidamente.

-Ed siempre se pone como tonto cuando Allison está furiosa con él- susurró Brandon en el oído de Hestia y la castaña se rió enérgicamente- No son novios, ni pareja, pero deben de estar muy cerca de serlo...

-Se ven tan lindos juntos- murmuró la cazadora entrecerrando los ojos, intentando enfocar en la dirección hacía donde estaban ellos- Moreno y pelirroja, me hacen acordar a alguien...

-De los cuales seguramente no recuerdes sus nombres debido a todo el alcohol que ingeriste- sentenció el rubio, sonriendo con malicia ante el rostro crispado de su novia.

-Oh, no, Bran, no te pongas en plan prefecto conmigo o voy a tener que golpearte.

-Puede que hasta me guste entonces.

Hestia se largó a reír y cerró sus brazos sobre el cuello de Brandon para luego besarle con seguridad.

-Vamos, Ams, hay chicos esperando para ver ese cuerpo bailando en la pista- dijo Allison, estirando su mano hasta dar la de la castaña, que con la ayuda de Jessica, pudieron arrebatar del lado de su hermano.

-¡Ally!- protestó Edgar con los ojos como platos- No puedes hacerme esto, sabes que odio que Amelia este bailando por ahí como una...

-¿"Una" qué?- preguntó la pelirroja centrando sus ojos celestes en el chico- ¿Una chica como yo, Edgar? Una chica que quiere divertirse.

-No quise decir eso...

-Bueno pues no parece- espetó cruzándose de brazos y girándose sobre sus talones para meterse entre el mar de personas.

Amelia le enseñó el dedo medio y siguió a la pelirroja entre el mar de personas.

Jessica, sin embargo, quedo mirándole con una ceja alzada.

-¿Vas a golpearme?

-Lo mereces, Bones, pero creo que el desprecio que Allison va a sentir por ti esta noche es suficiente castigo.

-Siempre tan dulce, Jess.

-A ver, Ed, espabila rápido o Ally se te va a ir- empezó a decir, seriamente- Por mucho que le gustes y seas perfecto para ella, el tiempo cae sobre nosotros y dentro de poco ya no nos veremos todos los días. Hogwarts terminará y sabes muy bien que Allison no vivirá cerca de Londres para que puedas "cruzarte misteriosamente" con ella como haces en los pasillos del colegio, no pongas esa cara que te he visto. Como mejor amiga de Allison y amiga tuya, me creo con el poder necesario para decirte de que si no te despiertas pronto vas a terminar desojando margaritas en tu mega departamento en Londres, solo, sin mí mejor amiga.

Edgar le miro atónito varios segundos antes de volver a respirar con normalidad.

Jessica no era de esas chicas que te decían las cosas con rudeza, simplemente se conservaban admirando la situación que se creaba a su alrededor sin decir alguna palabra de más. El moreno inevitablemente se enterneció, reconociendo el cariño que Jessica debía de sentir por Allison si rompía sus propios esquemas para decirle aquellas cosas.


***_***_***


-Creo que se ven endemoniadamente bien juntos- dijo Minna seriamente, mirando a Rachel y Marcus, provocando que el moreno sonriese en su dirección- La pareja de prefectos perfectos, ¿qué dices Anthony? ¿Verdad que tú mejor amigo y mi mejor amiga hacen buena pareja?- preguntó mirando al chico que estaba apoyado contra la barra, cruzado de brazos- ¿Qué te pasa?

-Esa pollera es muy corta, Minna, además brilla- habló Anthony Boot con los ojos entrecerrados en dirección totalmente hacía la chica- Y ni siquiera he hablado de la blusa, ¿no crees que le falta un poco más de tela?

-Yo creo que está bien así- apuntó Freddie Corner, burlándose de su mejor amigo.

-Tú lo dices porque Leah está totalmente vestida, Fred, eso no es justo- gruño Anthony y giró el rostro para buscar apoyo en Marcus, pero al ver que el moreno sonreía a costa suya, simplemente siguió maldiciendo en voz baja hasta que Minna enredó los  brazos alrededor de su cintura- Tú y yo hablaremos de esto luego, Min, no creas que se me va a pasar por alto como te has vestido hoy.

-¡Pero si te ha encantado!- se burló Madison y Leah asintió enseguida, apoyando a sus mejores amigas- Casi nos resbalamos todos con tus babas cuando hemos bajado a la sala. Hasta tartamudeaste y todo.

-Creo que no es juntos que todos se pongan del lado contrario a Anthony- dijo Rachel sonriendo al castaño, que suspiro aliviando- Eso no quiere decir que apoye tú idea, pero lo respeto.

-Ya... Rouxie, ¿tú qué opinas sobre esto?- Anthony giró el rostro para enfocar al asiento ocupado por la castaña que estaba a su lado. La chica, notablemente distraída, parpadeó antes de devolverle la mirada.

-¿Decías?

-¡Aj! Rouxie eres mi mejor amiga pero es imposible encontrarte en este mundo cuando se te precisa.

-Lo siento mucho Thony- se disculpó la castaña, sintiendo todas las miradas sobre ella- Es que estaba verdaderamente pensado en otra cosa.

-Vale, voy a pasarlo por alto.

-¿Alguien ha visto a Ainara?- Stephen Edgecombe apareció caminando hacía el arrinconado grupo de su casa con el cejo fruncido, notablemente preocupado por el paradero de su chica- Hace rato me ha dicho que iría al baño pero no le he visto más.

Rouxie saltó de su asiento, atravesando a Stephen con la mirada.

-Te pedí que la cuidaras una hora, Edgecombe... ¿¡Y la pierdes de vista!?

-¡Roux!- Minna y Madison saltaron de sus lugares, poniendose en medio de ambos ravenclaw. Todos sabían que desde el primer momento que el chico había comenzado a rondar a la mejor amiga de la castaña, esta no rta capaz de verlo ni en pinturas, una actitud que era totalmente reciproca.

-Chicos- Remus avanzó hasta ellos, notablemente contrariado por entrometerse en la situación de la élite de las águilas y se frenó cuando llegó a los limites del nuevo territorio impartido- Yo sé donde está Ainara.

-¡Dime, Lupin!- se exasperó Stephen y Rouxie le metió un codazo poco disimulado.

-En verdad venía en busca de Rouxie- murmuró intentando que su voz no saliera demasiado chillona- Ainara me ha pedido que venga a por ella. No se sentía mal... Cosas de mujeres, creo que dijo.

-Será mejor que vayas- le incitó Rachel y Remus le agradeció con la mirada- Después quiero que me cuentes donde está Peter.

-Bailando con una chica, amor, déjalo tranquilo- se rió Marcus antes de atrapar a la cobriza entre sus brazos y besarle.

-Vamos- ordenó Rouxie y Remus rápidamente le siguió, sintiendo las miradas de Minna, Madison y Leah clavadas sobre su espalda, como si lo hubiesen descubierto todo.

Subieron hasta el tercer piso, donde la habitación de las chicas águilas estaba colocado y entraron sin golpear, ya que la propia Rouxie había abierto la puerta de un tirón.

Ainara, que estaba sentada sobre la cama, soltó uno de los pliegues de su larga falda blanca y se incorporó casi tan rápido como entró su mejor amiga.

-Al fin...

-¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Te vino el período? ¿Quieres algo urgente? Dime, Aina, lo conseguiré rápido....

-Solo cállate un poco, Roux- le detuvo la chica sonriente mientras colocaba una mano sobre su boca y luego sus ojos se dirigieron a Remus- Te dije que si decías que algo me había pasado vendría hacía aquí rápido- se apartó de su amiga, ignorando la expresión de incomprensión que está tenía, y camino dando grandes pasos hasta la salida- Tienen diez minutos antes de que Min, Mad y Ly vengan hacía aquí buscando explicaciones- y cerró la puerta detrás de ella.

-¿Qué...?- Rouxie alzó una ceja- ¡Me mentiste Lupin! Me has hecho preocupar a propósito, casi me muero pensando que le estaba pasando algo a mi mejor amiga...

-Para empezar yo no tuve la idea de esto- apuntó el chico, apretando los labios de la castaña entre sus dedos para hacerle callar- Solamente he estado de acuerdo con la idea y antes de que vuelvas a gritarme dejarme dejarte en claro que solo lo he hecho porque tú ni siquiera has sido capaz de saludarme en los pasillos del colegio incluso de mirarme durante las clase y... Mierda, Rouxie... Hoy es San Valentín y verdaderamente quería invitarte a salir...

-¿Por qué no lo hiciste?

-¿En qué momento querías que lo hiciera? Siempre estás rodeada de tus amigas, que al parecer todas menos Ainara me odian, y de los amigos de Marcus, quienes verdaderamente no me caen muy bien.

-Eres un exquisito.

-Vale, y tú eres una terca.

Ambos se miraron en silencio por unos minutos.

-Entonces... ¿vas a besar a la terca o yo tengo que besar al exquisito?


***_***_***


Sin duda aquella sería la fiesta que Lily Evans catalogaría como perfecta, incluso cuando los pies le dolieran, la cabeza le diera vueltas y todo su cuerpo gritara querer seguir durmiendo a la mañana siguiente cuando despertara entre los brazos de James en su propia habitación.

La tela de sus piyamas rozando entre sí y contra la sabana le parecía extraña, porque hacía varios días que se ha acostumbrado a dormir sin la comodidad de cualquier prenda, pero era consciente de que la pasión podía esperar para siempre, sobre todo cuando ambos estaban tan agotados que tenían que hacer un verdadero esfuerzo en subir las escaleras y deslizarse dentro de las sabanas antes de caerse dormidos en algún rincón.

El calor le sofoca por varios segundos, ya que no solamente dormía con ropa, las mantas y el calor del ambiente, porque como siempre, James había decidido pasar una pierna sobre las suyas y el chico transmitía demasiado calor aunque estuvieran solamente durmiendo.

Se incorporó sobre sí misma, apartándose los cabellos pelirrojos del rostro y bostezó sonoramente mientras se sentaba sobre el mullido colchón de la cama. Sabía que más allá dormían Valerie y Sirius, uno encima del otro, porque para ambos es imprescindible tener las manos contra el otro aún dormidos. 

Sonrió, como si aquello fuese una costumbre extraña cada vez que despertaba al lado de James, a pesar de no estar en su habitación, y enumeró tener que recoger su vestido y el de la rubia del suelo antes de que se arrugasen.

Sin embargo no fue hasta que sus manos cayeron tranquilas sobre su regazo que lo notó por el brillo del sol que entraba en la habitación. Allí, en su dedo, había un anillo de oro con incrustaciones de esmeraldas, casi del mismo color de sus ojos. 

Inmediataente comenzó a hacer memoria y un latido dentro de sí le indicó que no llevaba ese anillo cuando se había acostado en la madrugada entre los brazos de James.

Giró, exaltada, sobre sí misma, encontrandose los ojos chocolates más preciosos que podía haber encontrado sobre la tierra enfocados directamente en ella. James Potter sonreía radiante, mientras se incorporaba y le daba un beso dulce en los labios, diciéndole con sus propios terminos  buenos días.

-Toda la noche, desde que te has dormido, me he quedado mirándote en busca de la explicación a mi gran dilema... ¿Cómo debería entregarte ese anillo? Porque no tienes ni la apariencia de Julieta y mucho menos te asimilas a las personajes de esas historias que tanto Remus y tú aman leer, por lo que estaba verdaderamente perdido con ese tema. Y entendí, mientras te miraba dormir, que tú no tienes comparación con nadie, por lo que te gustan las cosas simples que den paso a cosas muy importantes. Por eso, me tome la libertad de probarte el anillo mientras dormías y cuando estaba jugando con tus dedos, viendo lo precioso que te quedaba, supe que ya no podía verte sin él un segundo más... Que era necesario no volvértelo a sacar nunca, ni siquiera para seguir considerando como proponerte...

-James- los ojos de Lily soltaron lágrimas a raudales y el azabache pasó un dedo para quitar algunas, aunque rápidamente eran sustituidas por otras- Oh, James, no puede ser cierto...- se abalanzó sobre su novio y unió sus labios en un beso simple, pero lleno de amor- Claro que acepto. Obvio que acepto. Sin dudas acepto ser tú esposa. 

-¿De verdad?- James, feliz, radiante, explosivo, colocó una mecha pelirroja detrás de la oreja de su bella novia y ella volvió a unir sus labios- ¿Serás mi Potter? ¿Serás mi Lily Potter?

-Mientras tú siempre sigas siendo el mío. Mientras que por la eternidad seas mío, James Potter.

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