2. Comenzar el día

Podría decirse que Lily Evans era demasiado puntillosa. Aquel que la conociera sabía muy bien que ella era una chica de costumbres; incluso hasta antes de salir de la cama, sobre todo para poder comenzar el día como era debido.

Se aseguraba que su cabello, largo y rojo como el fuego, estuviera totalmente desenredando y solo así dejaba el cepillo a un lado para levantarse y agrupar todas las cosas necesarias para el día sobre su cama, entonces caminaba decidida hasta el baño donde se encargaba que su cuerpo quedara totalmente preparado para enfrentar las cosas del nuevo día.

Una vez pronta y con todas las cosas colocadas nuevamente en su anterior lugar, salía del dormitorio dejando a sus compañeras hablando solas.

No es que no le cayeran bien, todo se reducía al hecho de que jamás se había preocupado por ellas . Toda su vida escolar se la había pasado detrás de Severus, por lo que hacer amistades con sus compañeras de habitación no habían sido un tema principal en su vida. Por eso mismo, agradecía que Valerie y Hestia hubieran aprendido a respetar sus tiempos y se habían mantenido allí pesé a todo, incluso que fuesen tan cercanas con Potter y Black no le importaba mucho ya. Con Rachel se había dado todo de forma diferente, al ser ambas prefectas de sus correspondientes casas, Gryffindor y Ravenclaw, las cosas habían surgido naturalmente.

Después de todo, ser prefecta le había hecho conocer a muchas personas importantes en su vida. Como Remus.

En un principio todo se había reducido en un par de susurros entre ambos, no podían dejar de lado ser amigos de quienes eran. Pero luego, cuando Snape había salido por completo de la vida de Lily y su forma hosca de ser había quedado también atrás, Lupin había derribado el muro de hielo que Evans levantaba contra todo el mundo.

-¡Pelirroja!- Valerie se colgó de su cuello y besó su mejilla antes de tomar su mano y comenzar a caminar en dirección hacia el gran comedor- Tengo muchísima hambre. Anoche no pude cenar mucho porque Sirius pasó interrogándome sobre quién era el chico con el que estaba hablando en el andén y después simplemente se acabó- empezó la rubia con su particular verborragia,  mientras seguían avanzando por los pasillos.

-¿Y Hestia?- preguntó volteando la cabeza, viendo que la castaña no les seguía.

-Durmiendo- contestó, mientras rodaba los ojos- Ya sabes cómo se pone con esto de madrugar... No le sienta nada bien para su humor y yo no voy a ser tan torpe como para despertarle. Que lo haga la última que salga del dormitorio, después de todo ella misma estará fuera de la cama para las nueve.

Valerie y Hestia se conocían desde pequeñas y llevaban una amistad símil a la hermandad. Ambas eran mestizas y sus padres (padre y madre, respectivamente) eran mejores amigos, por lo que eran padrino/madrina de cada una de ellas. Ambos se habían casado con muggles, dejando atrás la fatídica costumbre de casarse solo con personas del mundo mágico.

En ocasiones Lily les envidiaba por el basto conocimiento que tenían de los dos mundos.

-Le juntaré unos panecillos para que coma algo- pensó en voz alta, haciendo que la rubia sonriera.

-Siempre tan considerada, Lils- le sonrió y juntas se sentaron en la punta de la mesa, cerca de la puerta, donde podían ver perfectamente a cada estudiante que entraba dentro del gran comedor.

-Después se cabrea porque tiene hambre.

-Hambre y sueño, bien pensado Evans- Valerie le palmeó la espalda sonriente antes de concentrarse en la comida- ¿Quieres chocolate caliente?

-No, pero apártalo- contesto mientras untaba crema en unas tostadas- A Remus le encanta.

-Cierto- asintió y dejo la jarra cerca de ellas- Siempre presente, eh, Evans.

-Hago lo que puedo- se jactó, guiñándole un ojo y mordió su tostada. 

-¿Qué materias tomaras este año?- preguntó entonces Valerie, viendo que la mochila de la pelirroja estaba un poco más abultada de lo normal- Sabes que no puedes tomarlas todas, por si no las pensado antes.

-Pociones- contestó, de manera automática- Es mi preferida- dijo acomodándose un cabello detrás de la oreja- Transformaciones, Encantamientos, DCAO, Astronomía, Herbologia e Historia de la magia...

-Esa deberían sacarla- murmuró Valerie molesta- Al parecer Binns insiste en hacer sus clases cada año más aburridas.

-Son materias obligatorias, Val- le insistió- Tienes que darlas todas en tus E.X.T.A.S.I.S, así que es imposible que las dejes de lado...

-Supongo que yo tomaré las mismas- murmuró, suspirando- No debí dejar que Remus controlara mi plan de estudio de este año.

-¡Hola!- Hestia se derrumbó del otro lado de la mesa y luego se sentó como una persona normal, recordando rápidamente que la prefecta perfecta estaba sentada delante de ella. Ató su larga cabellera castaña en una alta coleta y agarró con interés los panecillos que Lily le extendía- Gracias por despertarme, Clapton- murmuró luego, entrecerrando los ojos hacia la rubia.

-Te embrujé, te metí la cabeza bajo la ducha, te destapé e incluso te arrastre por el suelo- enumero, alzando una ceja- Y me contestaste No molestes, mañana voy a hacerte las compras.

-¡Estaba soñando!- protestó, frunciendo el ceño.

-A mí no me interesa si te la estabas montando con un tío, intenté y no te despertaste... Así que me fui- le contestó, sonriendo con suficiencia.

-Yo te entendí que ni siquiera le habías hecho algo- murmuró Lily a la rubia.

-¿Enserio crees que me perdí la oportunidad de hacerle todo eso?- preguntó, mientras una enorme sonrisa se formaba en sus labios.

-¡Que te he escuchado!- reclamó Hestia, golpeando con los puños la mesa y volcando uno de los vasos con chocolatada.

-¿Ya ha comenzado a discutir desde tan temprano?- Remus se sentó entre medio de la pelirroja y la rubia.

-No lo estamos haciendo- negaron las dos sonriendo como niñas pequeñas.

-Te he guardado magdalenas de chocolate, Remie- Lily las sacó de arriba de sus piernas y se las pasó al chico, el cual le agradeció con un dulce beso en la mejilla.

Lily no podía evitar preocuparse por las cosas que comía, o no comía, su mejor amigo. Era un sentimiento de protección más fuerte que ella, sobre todo teniendo en cuenta que Remus Lupin jamás pediría socorro en alguna situación. Aunque pasase hambre.

-Yo también quiero- Sirius Black había abierto sus fauces e iba directo a comerse la magdalena de chocolate que se tambaleaba sobre la mano de Remus, que este estaba concentrado buscando algo dentro de su mochila. Valerie optó por interceptar el camino con su mano- ¡Valerie!- protestó, haciendo un mohin.

-Me ha dolido más a mí que a ti, así que silencio- le contestó, mientras se sobaba la mano con un adorable puchero en los labios.

-¿Dónde está Pettigrew?- preguntó entonces Lily.

-Me pone mal que no preguntes por mí primero, pelirroja- James se sentó junto a Hestia, haciendo que está casi cayera de su lugar por andar distraída- Yo voy a ser el padre de tus hijos después de todo, desconsiderada.

-No empieces- protestó entrecerrando los ojos en su dirección- Estábamos bastante bien hasta que tú llegaste.

-No lo pelees, Lils- le reprochó Hestia mientras intentaba acomodarle el cabello a su mejor amigo, haciendo que la pelirroja se mordiera el labio y que el azabache sonriera.

Soportar a Potter se había hecho parte de sus costumbres diarias. Venía agregado Black, como si le faltase ya poca cosa.

-Remus- Valerie se volteó para ver al castaño, haciendo que Sirius entrecerrase los ojos. Odiaba que cuando él estaba presente ella hablara con otras personas que no fuera él- ¿En qué materias me has anotado?

-¿Él se encargo de anotarte?- preguntó el ojigris apoyando la cabeza en el hombro de su mejor amiga, reclamándole atención.

-Sí, lo he hecho- contestó Remus sonriéndole con malicia, haciendo que le echara la lengua y estrechase a la rubia contra sí mismo, "alejándola" del chico lobo- Te he anotado en todas las obligatorias... pero no en ninguna otra. Sé cómo te pones cuando hay exámenes cerca y estás llena de materias.

-¡Gracias Rem!- Valerie intentó abrazarle, pero Sirius volvió a atraerle hacia sí.

-¿Alguien puede contestarme la pregunta que hice?- reclamó la pelirroja frunciendo el ceño, dándose cuenta que la habían pasado por alto.

-¿Qué preguntaste, cariño?- le dijo Remus sonriendo.

-¿Dónde está Pettigrew?

-Con Collignwood- contestó señalando con un movimiento la mesa de las águilas- Sus horarios son muy opuestos así que han decido comer juntos al menos. No todos tenemos la suerte de tener a nuestra chica en Gryffindor- y le besó la frente, haciendo que Lily sonriera y que James carraspeara sin proponerlo.

-¿Tienes algo en la garganta, cariño?- preguntó Hestia fingiendo inocencia, haciendo que todos se largaran a reír.

-Hey chicos- Peter se paró delante de la mesa, haciendo que todos le miraran- ¿Saben la nueva noticia?- preguntó sonriendo.

-No, Colagusano, no la sabemos- contestó James, como si fuese lo más obvio. Habían estado pocas horas en el colegio como para saber qué nuevos acontecimientos habían traído el verano al castillo.

-Finalmente Sally Butcher ha terminado con su novio y está soltera- contestó, haciendo hincapié en cada una de las palabras para imprimirle toda la importancia necesaria. Inmediatamente el resto de los merodeadores se atragantaron.

Valerie puso los ojos en blanco y dejó la taza de café sobre la mesa, sintiendo cómo se le pasaba el hambre.

-¿Estás hablando enserio?- como era de esperarse, Sirius fue el primero en asegurarse de la nueva buena.

-Rachel me lo ha dicho- contestó, asintiendo- Lo escuchó de la misma Butcher.

-¡No podríamos tener mejor suerte!- el azabache se largó a reír, llamando la atención de todos aquellos que estaban a su alrededor- ¡Nuestro último año y esa preciosura finalmente está soltera!

-Tal vez tengas una oportunidad después de todo- murmuró Remus en su dirección. Lily le miró de reojo- Esa chica te ha parecido linda...

-Desde que movió su endemoniado trasero delante de mi hace dos años- completó sonriendo, como si estuviese viviendo ese momento nuevamente- ¿Apostamos, Potter?- preguntó entonces, mirando hacía su mejor amigo, que ya lo esperaba con una sonrisa jocosa.

-¿Contra ti?- preguntó alzando una ceja, llamando la atención de Hestia- Por Merlín, Black, creí que había entendido que no tienes ninguna oportunidad conmigo en el momento de competir por chicas. Todas aman a un jugador y campeón de quidditch...

-Todas menos Lily- acotó Hestia con molestia mientras se levantaba de un salto de su asiento y cargaba su mochila en su hombro.

-¿Nena?- James alzó una ceja- ¿A dónde vas?

-Lejos de tú ego, Potter- contestó fulminándole con la mirada.

-Y yo me voy lejos del tuyo, Black- Valerie imitó a la castaña y le tendió una mano a Lily, quien gustosa le siguió.

-¿Ahora por qué te molestas?- reclamó el ojigris cruzándose de brazos.

-Piensa con la cabeza correcta una vez en tú vida, Black, y quizá lo entiendas- le contestó la pelirroja, haciendo que los merodeadores se largaran a reír- Nos vemos luego Remus, adiós Pit.

No fue raro saber para los estudiantes de Hogwarts que las chicas estaban peleadas con Black y Potter, tras haber circulado la noticia por los pasillos del colegio. Ninguno volvió a hablarse en el resto del día, logrando que por primera vez Lily disfrutase su primera mañana a solas.

Cerca de media mañana, Evans había descubierto que tanto Potter como Black estaban ofendidas con ellas por haber tocado el tema del "ego" Blatter.

-Lo que faltaba- murmuró Hestia, convirtiendo su su mirada se había convertido en dos frías rendijas- Que se ofendan ellos. Malditos sexistas, mujeriegos y pedantes... hablando de apuestas de chicas con nosotras adelante.

-Sobre todo cuando trata de Butcher- agregó Valerie mientras se acomodaba el gloss de labios y le sonreía al reflejo del espejo- Es legendaria la lucha existente... Merlín... ¡Ese cabello no está rizado correctamente!

Lily y Hestia se rieron de eso todo el día. Valerie siempre se quejaba del grupito que lideraba Sally Butcher por ser odiosas y superficiales; pero ella, en muchas ocasiones, demostraba seguir siendo una de ellas.

Sí, Valerie había pertenecido al reinado de Hogwarts y lo había liderado junto a Sally, pero Hestia se había puesto nuevamente en el papel de mejor amiga y había devuelto a la rubia a la normalidad haciéndole entender los millones de cambios que había sufrido estando al lado de Butcher, explotando una era de rivalidad Butcher-Clapton.

Lily por momentos agradecía que su mejor amigo merodeador fuera Remus.

Cuando terminaron con su última clase decidieron subir todas juntas a la sala común de Gryffindor, esperando bajar a cenar.

-Hey, Clapton- le llamó una voz detrás de ellas, haciendo que las tres abrieran los ojos como platos y voltearan a ver si aquella personas realmente estaba ahí parado mirando a la rubia- ¿Puedo hablar contigo un momento?- preguntó el muchacho, sonriendo.

Valerie le examinó un segundo, fingiendo que lo estaba pensando, aunque claramente ya estaba pronta para saltar a sus brazos desde el primer momento que él le había llamado. Su cabello castaño y sus ojos verdes siempre estaban tan brillantes como su piel blanca y algo pecosa, haciéndolo un bombón las 24hrs.

-Claro- accedió levantándose con una sonrisa coqueta y desaparecer los dos caminando por el retrato de la dama gorda bajo la sorprendida y ateta mirada de Lily y Hestia.

-¿Ese era Donovan Wood?- preguntó la pelirroja luego de salir del shock.

-Vaya, la soltería le sentó perfectamente, más de lo que mis hormonas aguantarían- murmuró la castaña boqueando, mientras fingía abanicarse con ambas manos- No puedo entender como Butcher le ha dejado escapar...

-¿A quién he dejado escapar?- preguntó la aludida sentándose libremente a lado de Lily, haciendo que esta pegara las piernas al cuerpo como acto reflejo. Sally Butcher era todo lo que una adolescente podría desear, cutis perfecto, cabello brillante, cuerpo de infarto y actitud de los mil demonios, que a simple vista podrías presentir.

-Sigue tú camino, Butcher, no deberían vernos juntas... dañaría mi imagen escolar- espetó enseguida Hestia, aunque se contuvo en seguir con su discurso tras la mirada fulminante de la pelirroja. 

-¿Qué quieres?- pregunto la prefecta perfecta, usando su tono autoritario, haciendo que la rubia sonriera en su dirección.

-Siempre tan directa...- Sally ladeó la cabeza y descruzó las piernas- De todas maneras no les estaba buscando a ustedes. ¿Dónde está Clapton?

-Posiblemente este en un pasillo oscuro con... tú ex, el ardiente Donovan Wood- contestó, sonriendo con malicia.

La sonrisa de Sally se congeló en su perfecto rostro tan solo unos segundos y luego volvió a poner la misma expresión de póker por la cual era conocida.

-No me sorprende nada de Clapton...- dijo mirando hacia el techo- Siempre va por mis migajas.

-Ya quisieras, Butcher- espetó Hestia, levantándose para enfrentarla.

-Ella no fue quien le vino a buscar- comentó Lily sin poder evitarlo y los grandes ojos verdes de la rubia se abrieron como si de dos enormes platos se tratara.

-De todos modos no me importa- revoleó las pestañas y suspiro, no perdiendo la gracia- Ese idiota y yo ya no tenemos nada que ver...

-¿Por qué mejor no se lo vas a contar a alguien que le importe?- preguntó Hestia, ya molesta- ¿Por qué me interesaría a mí saber eso?

-Para que le cuentes al lindo culo que tienes como mejor amigo- apuntó Sally, sonriendo triunfante- Montármelo con él será pan comido. 

Lily se movió rápido. Atajó a Hestia en el preciso momento que estaba a punto de enseñarle por qué nadie se metía con James Potter.

-¡Aléjate de James, maldita!

-Siempre puedo tener a Black- fingió contar Sally- Ya que dicen que son del mismo porte... Que lastima que la zorra de Clapton no está por aquí, ella seguro puede corroborarlo. Tengo entendido que se lo ha montado con los dos.

-Te voy a montar a ti si no te vas de aquí en este mismo instante, Butcher- Valerie, llamanda por los gritos de su mejor amiga, había aparecido justo para escuchar el mensaje dirigido a ella. Le tomó del brazo y le empujó, haciendo que la rubia volara por encima de la mesa ratona que estaba en medio de la sala.

-¡Valerie!- Sirius bajó corriendo las escaleras que llevaban hacia la habitación de los chicos, con el resto de los merodeadores detrás. Se acercó a ayudar a Sally, que fingía estar lesionada, y le fulminó con la mirada.

-¡Si no tienes nada!- despotricó Clapton, intentando avanzar nuevamente hasta la chica, pero Lily le tomo de los brazos con la ayuda de Peter- ¡Lo que falte es que hagas uno de tus famosos teatros!

-Valerie, sé considerada- le reprendió Remus.

La rubia se mordió el labio y se soltó de un tirón de los que le estaban sujetando.

-¿Así que enserio van a creerse la escenita?- preguntó, mirando a los chicos, hastiada.

-Te vimos arrojándola al suelo- le contestó James, molesto- ¿Qué crees tú?

-Que te follen, Potter, y a ustedes dos también, eso pienso- se exasperó mirando mal a Sirius y Remus- Siempre consigues arruinarlo todo, Sally.

-Cálmate, Clapton...

-¡Tú deja de creer su puchero, James!- chilló Hestia furiosa.

-¿Ahora vienes a hablarme?- contestó con una sonrisa extraña, haciendo que la castaña comenzara a bufar nuevamente.

-¿Sabes una cosa, Sally?- Valerie sonrió, apareciendo la misma expresión malévola que ella había puesto- No entiendo porque has dejado a Donovan... además de estar como quiere, besa buenísimo

-Si serás maldita- Sally intentó avanzar hasta ella, pero Hestia le clavó la varita en el cuello.

-Acércate y te mandó directo a la enfer...- su voz se apagó en el preciso momento que James sacó también la varita- ¿Vas a hechizarme? Ella ofenda a Valerie y tú quieres hechizarme a mí...

-Ella se ha besuqueado con Wood- contestó Sirius y su mirada se clavó en la de Valerie.

-Incluso mejor que tú- agregó la rubia, sonriendo con malicia- ¿Nos vamos chicas? Dejemos a los merodeatontos con su pequeño trofeo.

Hestia bajó la varita y apartó el brazo de James de un manotazo mientras salía echando humos por el retrato de la dama gorda.

Lily, paciente, juntó su libro con las cosas de Valerie y las guardó en su mochila.

-Se están equivocando- murmuró y miró dolida a Remus- Enserio que lo están haciendo... Pero suerte con la nueva adquisición. Que la disfruten, Black y... Potter.

Al escuchar su apellido saliendo por los labios de la pelirroja, James le miró instintivamente, encontrándose con dos fulminantes paredes verde esmeralda clavadas en sus ojos.

Pocas veces Lily Evans había mirado de esa manera a James Potter y todas esas veces, el merodeador terminaba implorando a los dioses que la pelirroja volviera a mirarle.

Esas eran las famosas miradas determinantes-fulminantes de la prefecta perfecta.

Pequeñas costumbres que no cambiaban.

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