Capítulo 2: Isaac... Trouble boy?
"La persona que nunca comete una tontería nunca hará nada interesante" (Proverbio inglés)
— ... MÁQUINA se puso en funcionamiento en febrero de 2005, hace tan solo pocos meses. También es conocida como Fermilab. Como saben la.usaremos para develar los secretos ocultos de el universo. Bien muchachos y muchachas —dijo aquel hombre vestido con un guardapolvo color blanco, a todos los jóvenes presentes en la minúscula sala —antes de ir con la D.M. (Deux Machine) les daremos las normas de seguridad necesarias para que puedan manejarse en este lugar sin cometer algún error. Ya que aquí trabajamos con un equipo muy inestable el cual se debe manejar con el mas sumo cuidado o podriamos acabar con el mundo —todos rieron ante esto último—. No era broma, realmente puede pasar, asi que por favor presten mucha atención. Aquí tienen su equipamento —el hombre procedió a entregar a cada uno unas batas blancas similares a las de él, una especie de antiparras guantes y otros materiales de seguridad y luego comenzó a explicar parte por parte los métodos de seguridad.
Annabelle y Isaac, que se encontraban dentro de este grupo, recibieron las suyas también y ahora escuchaban lo que aquel científico decía.
Ellos habían llegado hace poco menos de veinte minutos, junto con los otros estudiantes. Isaac se veía bastante inquieto,notó Annabelle, desde que habían llegado.
— Esto es aburrido —murmuró, repentinamente Isaac a Annabelle. La joven estaba a su lado, por primera vez, escuchando con atención.
— ¿Eh? —ella salió de su concentración y volteo a mirar a su amigo con gran asombro.
— Esto es aburrido, yo quiero ver la máquina, esto de la seguridad no me parece necesario.
— Isaac... Hablando como alguien irresponsable. No pensé que viviría para ver este día.
— Hey no te burles —protestó el chico y luego dirijio su mirada hacia la puerta de salida—. ¡Tengo una idea! Sígueme.
— ¿Eh? ¿Idea...? ¿A dónde vas? —preguntó Annabelle, cuando vió que su amigo se alejaba lentamente y caminaba hacia la puerta.
— Ven —le pidió él, Annabelle volvió su mirada al grupo. Ellos continuaban distraídos oyendo las normas de seguridad.
— No sé porqué, pero sé que me voy a arrepentir —dijo en voz baja y salió detrás de su amigo, más que nada, intrigada por el reciente mal comportamiento de su amigo—. ¿A dónde es que vamos?
— Al lugar en donde esta la máquina. No debe de estar lejos de aquí.
— ¿Qué? ¿Estás loco? Ni siquiera traemos el equipo adecuado.
— Traemos el delantal y los guantes. No creo que haga falta más.
— Es verdad, estás loco.
— Loco por ver esa maquina. Anda Ana acompáñame.
«Soy yo quien debe de estar enloqueciendo», pensó ella y dijo:— Ok, vamos pero solo la vemos y luego nos reunimos, de vuelta, con el grupo.
— Sí, sí... como digas —dijo él con poco interés—. Solo ven.
Ella negó con la cabeza y lo siguió. En el enorme laboratorio los científicos y otras personas de seguridad iban y venían por el lugar, preocupando a Annabelle que esperó que alguno les descubriera y les echara de allí, sin embargo no sucedió: aquella gente parecía estar tan apresurada que no les prestaba la menor atención, otra de sus preocupaciónes era que se perdieran; ya que el lugar estaba conformado por numerosos y laberínticos pasillos, pero, para sorpresa de Annabelle, Isaac parecía conocer muy bien el lugar, pues caminaba con mucha seguridad— ¿Cómo sabes donde está? —Le inquirió.
— Vi los planos que están en el cartel de la entrada y los memorice.
— Ah —dijo intentando sonar despreocupada, pero no dejó de mirar a su alrededor. Annabelle, sabía que Isaac tenía buena memoria, pero aun así no quería bajar la guardia. Él podría confundirse y terminarían quien sabe donde, fue su pensamiento.
— Hay que ir por aquí —indicó Isaac hacia una puerta abierta que daba a la parte trasera del laboratorio, al atravesar ambos por ahí, vieron que tenían en frente de ellos una especie de habitación, que se notaba casi tan grande como el laboratorio en si, esta estaba separada de las demás. En la puerta estaba parado un guardia— Ese es lugar —indicó hacia allí
— Pero hay un guardia —replicó Annabelle.
El guardia era un hombre de estatura alta y cuerpo fornido. Tenía un gesto de "muy pocos amigos" en su rostro, que inquietó a Annabelle, pero no detuvo a Isaac.
— No creo que tenga problemas en dejarnos pasar —comentó tranquilo y se dirijio hasta allá.
— Seeh claro —murmuró la pelinegra y salió tras él. El guardia pararía a Isaac y los llevaría de regreso al grupo, era lo que pensó ella. El plan perfecto.
— ¿Identificación? —preguntó el hombre a los jóvenes en cuanto los vió, colocándose en medio de la puerta, para impedirles el paso.
— No tenemos —se apresuró a decir Annabelle.
— Sin identificación, no pueden pasar —gruñó el hombre.
— Somos alumnos de la facultad —explicó Isaac con voz lo más tranquila posible.
— ¿Son los de la excursión? —preguntó el hombre, enarcando una de sus peludas cejas.
— Así es —asintieron ambos.
— Lo que pasa es que decidimos adelantarnos hasta que lleguen los demás —continuó su explicación Isaac, intentando sonar convincente, aunque en parte decía la verdad—. Nos dieron permiso de hacerlo.
— No es cierto —murmuró Annabelle, recibiendo, por ello, un codazo en el brazo de parte de Isaac— Ayyy
El guardia no pareció prestar atención a este hecho.
— Oh claro les permitiré pasar, pero por favor no toquen nada hasta que vengan los demás. ¿Está claro? —su tono hostil había desaparecido.
— Como el agua señor.
El hombre les dedica una media sonrisa y se hace un lado, para felicidad de Isaac y sorpresa de Annabelle
Annabelle incrédula ante lo que le acababa de decir aquel hombre, se preguntó si en verdad era un verdadero guardia. Pues se había dejado engañar fácilmente por Isaac.
La realidad, que Annabelle y Isaac no conocían, era que aquel guardia era nuevo y llevaba tan solo una semana de trabajo, así que aún no estaba familiarizado con las normas de allí.
— Any vamos —le habló Isaac.
— Emm... humm... Sí, ahí voy —asintió algo dudosa y entró junto a su amigo.
Ya en el interior, Annabelle observó a su amigo contemplar maravillado la cantidad de artefactos por la cual estaba compuesta la maquina. La máquina que ocupaba prácticamente todo el cuarto dejando a la vista solo un pequeño pasillo y sus controladores. En verdad era imponente y escalofriante, aunque la máquina era pequeña en comparación a la que se estaba empezando a construir en las cercanías a Ginebra, según sabía ella.
— Esto es fantástico, solo mira. Toda la maravilla de la ingeniería al alcance de nuestras manos.
— Sí, es verdad, es genial —dijo ella con pocos ánimos.
— ¿Aún sigues deprimida verdad?
— Eso y el hecho de que estamos, sin tomar menores precauciones, en este lugar. No quiero ni pensar que pasará si nos descubren.
— ¡Oh, vamos! Tampoco es para tanto.
— Como digas. —dijo soltando un suspiro y sacó su teléfono de su bolsillo para ver la hora y sin querer un papel escapó de allí. Annabelle hace varias maromas en el aire para atraparlo, pero, de igual maner, cayó justo cerca del pie de Isaac, que de inmediato lo toma y lo abre con súbita curiosidad.
— Hey, no —manoteo la joven el papel, quitandoselo.
— ¿Linkin Park? ¿Por qué te trajiste esto aquí? Francamente amiga estas mal.
Annabelle hizo una mueca— Y lo dice el chico que nos mete aquí sin permiso alguno. Además no lo traje a propósito. Es lo que me entregó Lucy esta mañana. La quería desde hace mucho, Mike se ve muy bien aqui —comentó ella, sonrojandose un poco, ella fijó sus negros ojos en la foto. Luego, doblandola con mucho cuidado, la volvió a guardar en su bolsillo.
Isaac negó con la cabeza— Creo que nunca lograre entender ese fanatismo tuyo.
Annabelle hizo una mueca de enojo pero de inmediato su rostro se suavizó y dejó escapar un pequeño suspiro— Creo que ni yo lo entiendo. Tal vez porque me gustaría estar allí en el mismo lugar que él, ser famosa, que te admiren pienso que sería divertido.
— Es loco pero... ¿te has imaginado si tú estuvieras en ese lugar siendo famosa y Mike Shinoda siendo un simple mortal como nosotros?
— Si, tienes razón: es loco. Eso jamás pasaría. Aunque sabes... Sí desearía que fuera así. Yo ser una cantante y el un simple mortal hasta un fan mío —Annabelle soltó una carcajada cuando escuchó lo que acaba decir— ¿Te imaginas un fan? —preguntó y volvió a reír.
— Yo creo que tal vez si sería posible.
— ¿Ah, sí? —dijo Annabelle aún riendo.
— Sí, en universo paralelo, ¿recuerdas lo que dijo el profesor ayer?
— Otra vez con eso. Solo a ti se te ocurre. Eso es pura fantasía, Isaac.
— Claro que no. Estuve leyendo algo ayer y no es tan "fantástico" como crees. Hay científicos que creen que usando un agujero de gusano puedes viajar a ellos e incluso hay gente que dice haber viajado a dichos mundos.
— Sí, claro —dijo ella sarcástica—. Sabes aún no vienen los demás, creo que deberíamos volver.
— No quedémonos un ratito más. Mira, también, leí por ahí que esta máquina crea mini agujeros negros.
— ¿Y? Anda, eso no fue parte del trato —Annabelle caminó hasta la puerta—. Ya vamonos.
— Que presionando uno de estos botones —él se acercó peligrosamente, hacia el tablero— podríamos crear uno.
— Vamonos —insistió Annabelle prestándole más atención a la salida, que a su compañero.
— Si presiono uno de estos... ¿Que sucederá? —murmuró Isaac y presionó en el tablero uno de los tantos botones coloridos.
— ¿Dijiste algo? —preguntó Annabelle aún vigilando la salida, deseó que ninguno de su grupo se apareciera o aun peor algun ingeniero y los vieran infraganti— Mejor deja de tontear y ya vam... —Ella no pudo continuar hablando porque un temblor en el piso la hizo caer hacia atrás. De inmediato ella volteó a mirar a su amigo— ¿Qué hiciste? —le preguntó alarmada, al ver al muchacho junto a la máquina con un gesto de espanto en su rostro.
— No lo sé. Yo solo, presione un botón así —dijo y volvió a presionar otro de los botones, en su intento de demostración.
— Isaac ¡NO!
Las luces se fueron en ese preciso instante. Lo único que continuaba ilumindado era el acelerador de partículas, de un extraño tono rojizo. Los temblores regresaron, estos, eran más suaves y continuos.
— ¡Diablos! ¿Que hago? ¿que hago? —preguntó repetidamente Isaac agarrándose de la cabeza con ambas manos.
— No hagas nada —le respondió Annabelle. La muchacha se puso de pie y, lentamente, comenzó a caminar hasta él.
— No, no. Yo leí algo sobre el funcionamiento de esto. Sé que puedo arreglarlo —dijo isaac.
— No Isaac. No lo hagas —le intentó detener Annabelle, pero era tarde: el muchacho comienza a presionar los botones que le faltaban, en busca de una solución.
La potencia de los temblores comenzó a acrecentarse y Annabelle solo lograba manterse en pie agarrándose del tablero— ¡Isaac! ¡BASTA! —le gritó y él se detuvo alejándose de la máquina— No sé que hiciste, pero no hay tiempo de regaños hay que salir de aquí esto esta por estallar —dijo con desesperación. Él asintió con la cabeza.
Annabelle estaba por soltarse de la máquina pero algo extraño sucedió: en medio de la habitación comenzó a abrirse, como si alguien cortara el aire en dos. Ambos amigos se aferraron a la máquina con toda la fuerza que pueden y contemplan horrorizados el espantoso suceso. De a poco la resquebrajadura va tomando forma, la forma de un vórtice gigante y comienza a absorber todo a su alrededor. Lo que ambos tenían en frente era un hoyo negro, reconocieron ambos.
Pero no solo quería llevarse objetos, tambien comenzó a succionar a los muchachos, a su interior. Annabelle era la más próxima así que la jala con tremenda potencia— ¿Qué rayos..? ¡¡No!! —gritó desesperada e intentó sujetarse del tablero. Pero la fuerza de gravedad del agujero negro puede más y ella se suelta. Con reflejos rápidos, Isaac tomó a Annabelle de la mano impidiendo que esta sea absorbida— Isaac no me sueltes. Te lo ruego —pidió desesperada— No quiero entrar ahí. ¡No!
— ¡Resiste amiga! —gritó Isaac, intentando jalarla hacia él, mientras intentaba mantenerse aferrado a él extremo del tablero. No iba a permitir que su amiga cayera allí. Él sabía, por libros que habia leído, que las personas que caian ahí no sobrevivían.
Pero todo su esfuerzo fue inútil ya que el vórtice también comenzó a arrastrarlo a él. Aún así continuó luchando.
— Isaac... —murmuró tristemente; su brazo ya se sentía muy cansado y entumecido, sus piernas le dolían -por la fuerza de atracción del agujero-, ya no tenía fuerzas para seguir peleando en contra de lo inevitable. Annabelle cerró los ojos y soltó la mano de su amigo, dejando que el vórtice la absorba por completo.
— ¡¡Annabelle!!
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Annie
Nota acerca de la verdadera "Maquina de dios": El Gran Colisionador de Hadrones (LCH), conocido públicamente como la "Máquina de Dios", fue puesta en funcionamiento por primera vez en septiembre de 2008, tras cerca de 20 años de construcción y más de 6.000 millones de dólares.
La intención principal era conocer cómo fue el Big Bang y recrear los momentos inmediatamente posteriores. Para ello, científicos de todo el mundo agrupados en la Organización Europea de Física Nuclear (CERN) diseñaron un túnel circular de 27 kilómetros, a 100 metros bajo tierra entre Francia y Suiza, en las cercanías de Ginebra.
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