Capítulo 1: Keys to the adventure

"Puedes llegar a cualquier parte, siempre que camines lo suficiente" (Lewis Carroll)

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ANNABELLE TANTEO varias veces hasta que finalmente logró encontrar y apagar el molesto despertador y se levantó aún somnolienta. Caminó hasta el cuarto de baño, arrastrando los pies en el piso. Se lavó el rostro y luego cepilló sus dientes. Regresó a su cuarto y se lanzó sobre la cama; pocas eran sus ganas de ir ese día a la universidad. Por lo general, ella adoraba ir; pero ese día no, el tema no era nada interesante.

"Universos paralelos", había dicho en el anciano profesor de física y sus ganas de ir se habían reducido a cero. Ese era un tema que, en absoluto tenía que ver con su carrera. Ella, tiempo atrás, por casualidad, se había encontrado algo del tema en internet, mientras buscaba información para un practico de "física de neutrones"; lo había abierto por curiosidad y la cantidad de fantasía en ese escrito hicieron que ni siquiera leyera el articulo completo, lo dejó en cuanto vió que no era avalada por la comunidad científica y, aun así, en los comentarios había gente, igual de zafada que el autor del articulo, que apoyaban una teoría que más parecía salida de una novela de ciencia ficción.

Y ahora tendría que ver ese tema en la universidad; y todo por culpa de un muchacho entrometido que había mencionado el tema el día anterior, con tal de acabar con el tema original fe la clase y al poco, lo consiguió, se transformó en tema de conversación durante los últimos diez minutos de clase, y cuando finalizó el profesor había decidido abrir un "paréntesis" en la clase del día siguiente, para poder continuar explicando más tema.

Un tema fantasioso y aburrido y para nada factible, así lo definió Annabelle y que para nada podría darse en una universidad sería y de prestigio como esa. Pero el profesor ya estaba muy anciano y disfrutaba que le prestaran atención, así que lo daría de todas formas, eso ella lo sabía.

Por eso, incluso había contemplado la posibilidad de faltar, pero al final decidió no hacerlo; jamás había faltado desde que empezó su carrera en ingeniería, hacía ya cinco años, y no quería arruinar su recordar récord, mucho menos ahora que ya estaba en instancias finales. Faltaba sólo unas dos semanas para el último parcial de la materia y si lo aprobaba podría rendir el final. Y luego de presentar su tesis (que lejana ya meses preparando) tendría su preciado título en ingeniería nuclear.

Sin más remedio, se levantó de la cama. Tomó el control y encendió el televisor y colocó el canal de música VH1 Classics (predilecto de Annabelle); el video de la canción"Everlong", de la banda de rock Foo Fighters estaba en emisión.

Los ojos de Annabelle se iluminaron y una sonrisa formó en su rostro, esa era una de sus bandas favoritas y la canción también; subió el volumen.

Le fue inevitable no ponerse a cantar la canción, mientras lo hacía tomó el peine y comenzó a peinar su largo cabello negro. Pero, al final, terminó usando el cepillo como micrófono, se imaginaba que daba un concierto de Rock para un publico igual de imaginario.

La canción acabó y el cabello de Annabelle había quedado igual o más de despeinado que antes de comenzar a arreglarlo. Por lo general, solía ser muy tranquila y serena y hasta tímida, pero cuando sonaba una canción de rock y estaba sola era imposible que no sacara ese efusivo carácter, que casi todos desconocían. La musica tenía una fuerza especial en ella, en especial el rock, por eso su más grande sueño era cantar formar una banda de ese género; tenía buena voz, pero ese carácter tímido se lo impedía. Así que fue realista y decidió, por eso, sólo hacer su carrera de ingeniería hasta el final; carrera que le encantaba y, además, en la que sí era verdaderamente buena. Dejó así su sueño de lado, sabía que hacía lo mejor, los sueños de ser músico u otro tipo de artista no siempre funcionaban. Muy pocos realmente llegaban a hacer lo que les gustaba.

Se miró en el espejo del ropero de su habitación, casi no podía verse, pues el espejo estaba cubierto de pequeñas fotos de los integrantes de la banda de rock "Linkin Park", otra de sus favoritas, aun más favorita que Foo Fighters y en especial de uno de sus integrantes: Mike Shinoda, el rapero de la banda.

Annabelle admiraba a todos los integrantes de Linkin Park por igual, pero había algo en el rapero que le hacía ser su favorito. Amaba todo de él: su cabello negro, sus ojos oscuros -casi tan oscuros como los de ella-, su tierna sonrisa y su forma peculiar de vestir.

Pero su fanatismo tenía un límite, y sabía que su amor no era más que algo platónico y que jamás ocurriría; Mike estaba casado desde hacía dos años y aunque no lo estuviera, los famosos jamás se enamoraban de sus fans como tanto lo mostraban en películas románticas, no al menos de que estas fueran súper modelos; y ella distaba bastante de serlo.

La muchacha contempló las imágenes un momento y luego continuó buscando algún espacio en el cristal donde verse. Lo encontró, y vió que su cabello era un desastre, pensó que una peluca vieja y maltratada hubiera lucido mejor. Intentó arreglarlo lo mejor que pudo con el peine y luego lo ató en una coleta baja.

Sus ojos se posaron, en ese instante, en una foto de Mike; era una de las nuevas, con su, reciente, grupo de rap "Fort Minor; la habia conseguido hace pocos meses, luego de una incansable búsqueda por internet. Annabelle, la despegó. Vaya, que se veía guapo, pensó sonriendo. Algo rozó su pierna e interrumpió sus pensamientos.

Annabelle bajó la mirada; un pequeño gatito de color amarillo era quien habia sido. Se trataba de su gata, que se frotaba en su pierna en busca de atención. Se llamaba Shina; fue nombrada así en honor a Mike. La tenía desde hace tres años, se la habían dado como regalo de su cumpleaños número veinte.

La joven tomó cariñosamente entre sus brazos a la gata y dijo:— ¡Shiny! ¡Eras tú! —la gata ronroneo sonoramente.

Acarició su cabeza y dejó a la gata en la cama y la foto en su lugar; el tiempo pasaba y ella llegaría tarde otra vez. Terminó de arreglarse se despidió de su gata y salió de allí, sin desayunar algo que molestó a su madre, que terminó reteniendola varios minutos para darle un discurso acerca de la salud. Al final, no consiguió nada, pues su argumento fue "llego tarde" y la mujer ya no puso más protesta; así, Annabelle, victoriosa, salió de la casa.

Annabelle apresuró el paso; la universidad no quedaba cerca de su casa, por eso siempre procuraba salir temprano, pero ahora corría riesgo de llegar tarde, pues entre el discurso de su mamá y su lerda caminata había perdido minutos valiosos.

Mientras caminaba, Annabelle tuvo que cerrarse bien la gruesa campera que llevaba puesta, el frío y el viento matinal hacían castañear sus dientes. «Al menos no está nevando» -pensó.

Annabelle vivía en Chicago una ciudad con inviernos bastante crudos y difíciles de soportar, a menos que tuvieras un buen abrigo térmico.

Para fortuna de la joven, la universidad ya se veía a unos pasos.

Ingresó al imponente edificio, como todos los días, y se encaminó al aula 23.

Allí era donde se dictaban las clases de física.

Luego de varios minutos, se topó con su aula.

El aula aún no estaba del todo llena, pero, ya varios alumnos habían llegado y ocupado todo los asientos de la primera fila. Annabelle buscó, entre ellos, a alguien con la mirada; pero no lo halló.

Annabelle resopló; estaba acostumbrada a sentarse en primera fila siempre. «Bueno, total la clase no será interesante...» -dijo y comenzó a caminar para ubicarse en algunos de los asientos de atrás, antes de que le ganarán esos también.

Cuando depositaba su bolso en el banco, una voz la llamo por su apodo "Anna".

Ella conocía bien esa voz, se giro para comprobarlo. Allí estaba; sí era él, con sus lentes de marco grueso y una chaqueta de lana y un pantalón de vestir muy holgado. ¡Hasta que al fin aparecía!

Aquel era su mejor amigo Isaac. Estaba del otro lado de la fila de bancos.

Annabelle sonrió y le hizo señas para que viniera con ella.

El muchacho lo hizo; con pasos algo torpes logró cruzar la fila de bancos vacíos, hasta que llegó junto a su amiga.

— Isaac, ¿Qué pasó? Llegaste después de mi y eso... no es normal —dijo un poco en broma, un poco en verdad.

Annabelle recordaba que, desde los cinco años que tenían de amistad, Isaac jamás llegaba tarde. Por el contrario él era quien primero llegaba y último se iba. Bastante aplicado y responsable en todo, aún más que la propia Annabelle, por eso cuando se conocieron congeniaron al instante.

— El bus se retrasó —Isaac contestó serio.

—Eso lo explica —dijo Annabelle, más que nada, para sí misma.

—La primera fila esta ocupada —comentó el joven.

—Sí, lo noté. No importa, nos quedemos aquí. Sentarnos en esta fila no nos hará menos inteligentes ¿No crees? —Annabelle sonrió pícaramente.

— Ha-ha... Que chistosa —Isaac comentó con sarcasmo y se ubicó en el asiento junto a ella. Prefirió no poner protesta; Annabelle era callada y seria, pero cuando se trataba de molestarlo a él, parecía olvidar este hecho.

Ambos muchachos comenzaron a sacar sus útiles; mientras lo hacían se oyeron unos pasos. Isaac miró de reojo, luego de volvió a Annabelle y dijo:

—Es el profesor Thompson.

En efecto, era él quien había ingresado al aula. Caminaba lentamente en medio

El profesor Thompson, cuyo nombre de pila era Carl, era un hombre de casi 60 o 70 años; llevaba tantos años enseñando que incluso había dado clase a muchos de los profesores que actualmente dictaban clase en la facultad.

Era un hombre muy inteligente, tenía un doctorado en física y otro en química, y además tenia una capacidad para enseñar como pocos. Por ello, era bastante exigente.

Pero para muchos de los alumnos, incluida Annabelle, no era más que un anciano cascarrabias que ya debía retirarse y dar paso a alguien joven. Pero era obvio que el hombre jamás la haría, su vida se centraba en su trabajo.

El profesor ya había atravesado el pasillo formado por los bancos y ahora se hallaba frente al pizarrón, había su maletín en el pupitre a su lado; saludó al alumnado y empezó a dictar la clase.

—Bien, tal y como habíamos quedado ayer veremos la, tan controvertida, teoría de los universos paralelos. A manera de introducción veremos algo de condiciones de paralelismo y perpendicularidad. Puede que no parezca, pero es necesario para poder entender la complejidad del tema. Prosigo. Para que una recta sea paralela a...

La mente de Annabelle comenzó a divagar, por el lugar. Pensaba en cómo mejorar su tesis, luego en un programa de TV que había visto el día de ayer. En cualquier cosa, antes que tomar atención a tan aburrida clase. Ella ya conocía las condiciones de paralelismo y perpendicularidad las había visto en el cursillo de ingreso y de nuevo en Matemática 1; no necesitaban que se lo explicaran otra vez.

—Me aburro —murmuró a su amigo, mientras depositaba su cabeza sobre su banco.

— Shh... Silencio Anna —pidió Isaac, en un susurro, mientras tomaba notas—. Harás que nos regañen y la clase acaba de empezar.

—Pero Isaac... ¡Este tema es aburrido! —se quejó—. Además no tiene sentido, nos está hablando de un tema de primer año, que no tengo idea que tiene que ver con el otro tema. Yo creo que el profesor ya tiene ataques de senilidad.

—Shh... Y es sólo una introducción nada más —replicó Isaac, con algo de fastidio en su voz.

— De igual, mira...

Annabelle se quedó callada y palideció. Thompson estaba en frente de ella y la miraba fijamente; tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados, parecía un Sargento a punto de reprender a un soldado raso.

— ¿Dijo algo...? Señorita...

—Dillinger —completó Annabelle. No era sorpresa que no la conociera, con tantos alumnos y con su senilidad dificultad recordaría su nombre. Agregó, intentando sonar lo más tranquila e inocente posible:— Y no, no dije nada. Puede continuar con la clase —pidió, y sonrió levemente.

El profesor alzó una de sus grises cejas, abrió la boca para contestar, pero la volvió a cerrar, hizo una mirada de advertencia a la joven y continuó con la clase, como si nada.

— Bien alumnos como les decía...

—Uff... Eso estuvo cerca —murmuró.

—Te lo dije —Isaac rió por lo bajo.

—¿"Te lo dije"? ¿Eso es todo? Por lo menos avísame, que estaba ahí.

—¿Avisarte? P-pero si yo tampoco lo vi.

—Sí, claro.

Annabelle intentó prestar atención a la clase; continuaba con lo mismo. Por más que intentaba no podía hacerlo, su cerebro no lograba concentrarse y sólo volvía a divagar en diversos temas que en absoluto tenían que ver con la clase. Sacó su teléfono celular, un nokia 6061 - no era el más caro, ni el mejor pero la batería duraba casi dos semana con poco uso y era lo que más importaba-. Levantó la tapita, el fondo de pantalla de un gatito apareció, al costado el reloj digital indicaba las ocho y cincuenta indicaba la diminuta pantalla. Annabelle resopló

—Agghh... ¡No se acaba más ésta bendita clase! —se quejó, intentando moderar su voz, aún tenía en mente el reciente encuentro con el profesor y no quería repetirlo. Isaac sólo la miró, ella continuó— Ojalá sucediera algo, para ya no tener que seguir aquí. Lo que sea.

En ese instante, se sintieron los pasos de unos tacones. Una mujer vestida elegantemente y el cabello canoso atado en una coleta, había ingresado al aula. El profesor dejó de hablar y se acercó a ella.

La mujer era la vicerrectora de la universidad, y no venía a menos que hubiera un asunto urgente.

La mujer ajustó sus gafas de marco rojo y preguntó, con su autoritario tono de voz:— Disculpe profesor, ¿podría hacer salir por unos instantes a los alumnos Annabelle Dillinger y Isaac Castelli?

Isaac y Annabelle se miraron entre sí. «¿Acaso eres bruja?» le preguntó Isaac en voz baja, pero ella no respondió.

—Por supuesto. Dillinger, Castelli. —el hombre dijo, sin mirar a un lugar en específico. Los jóvenes se vieron obligados a levantarse de sus asientos, para dar su ubicación concreta— ¡Oh! Ahí están. Salgan, por favor. La señora vicerrectora los necesita.

— Como diga, profesor —dijeron ambos al unísono y atravesaron los bancos. demás alumnos, los miraban como si estuvieran dirigiéndose a la horca. Algunos cuchicheaban entre sí, acerca de cual sería el destino de ambos. Nadie era llamado por la vicerrectora a menos que haya cometido algo terriblemente malo.

Algunos cuchicheaban entre sí, acerca de cual sería el destino de ambos. Nadie era llamado por la vicerrectora a menos que haya cometido algo terriblemente malo.

Annabelle y Isaac, también estaban preocupados. Ellos conocían esa regla; cierta vez un alumno había sido llamado, de igual manera que ellos, y al día siguiente les llegó la noticia de que había sido expulsado, pues traía bebidas alcohólicas al salón, lo cual estaba prohibido.

Pero según ellos recordaban, lo habían hecho algo malo. Por el contrario, su comportamiento era intachable, desde que iniciaron su vida académica hace cinco años, hasta la actualidad.

Isaac no quería seguir en la incertidumbre, así que se animó a preguntar:— ¿Disculpe puede decirnos que tema tenemos que tratar con usted?

— No es conmigo con quien deben hablar si no con el rector.

—¿E-el r-rector? —Annabelle tartamudeó, la situación se ponía cada vez peor— ¿Acaso, Isaac y yo, hemos hecho algo malo?

La mujer no respondió a su inquietud y solo continuó caminando con altivez, delante de ellos.

—¿Es eso entonces? —Isaac insistió.

—En lo absoluto. Ya lo sabrán.

La oficina del rectorado ya se encontraba frente a ellos.

— Pueden pasar —dijo la mujer. Deteniéndose en la puerta.

—¿Usted no irá?

—No, tengo otras cosas que hacer.

La mujer comenzó a caminar alejandose. Ellos observaron la puerta por varios segundos, hasta que se decidieron a entrar.

El hombre tras el escritorio alzó la cabeza, y miró a sus visitantes con gesto serio; ubicó la lapicera a un costado del papel que estaba escribiendo y dijo:

—Buenos días, muchachos.

Los jóvenes respondieron con tembloroso "Buenos días".

El hombre hizo una mueca algo confundido.

— ¿Por qué tan nerviosos? Pensé que estarían alegres. No todo el día se envían a jóvenes a un laboratorio como el Isaac Newton.

Annabelle soltó un "¿Qué?" y sintió que el corazón le volvía al pecho.

—¿Laboratorio? —Isaac preguntó sonriendo. Cualquier indicio de temor en él, desapareció luego de oír esa palabra.

—¿Acaso mi colega no les ha informado.

Ambos jóvenes negaron con la cabeza.

— Nos mandó a hablar con usted.

El rector, entonces les explicó todo. Les dijo que debido a sus altas calificaciones fueron seleccionados para conocer tan prestigioso laboratorio y poder ver en acción la "deux machine", el primer acelerador de partículas de la ciudad de Chicago. Les dijo el horario al que deberían de estar presentes: ocho y treinta de la mañana del día siguiente.

—¿Seremos sólo nosotros dos? —preguntó Annabelle, cuando el rector acabó de explicar.

—No, irán ustedes y otros alumnos de otras universidades también.

—Vaya, ¡es genial! Gracias. —dijo Isaac. Sus ojos brillaban bajo sus lentes.

—Me alegra que les haya gustado la noticia. Mañana estará el bus esperándolos. Pueden retirarse

—¡Genial! Allí estaremos —exclamó Isaac.

El hombre sonrió y volvió su vista hacia el papel, mientras tomaba la birome.

—Vamonos, Isaac —dijo Annabelle, quien ya se encontraba en la puerta.

Isaac asintió y ambos abandonaron la oficina.

Ya afuera Isaac continuaba festejando. Annabelle sólo lo observaba; ese definitivamente no era el Isaac que conocía, estaba demasiado hiperactivo y animado; jamás lo había visto así. Ella por el contrario no se sentía así, no era que no le agradara la noticia, pero no le atraía tanto como a su amigo.

—¿No estas feliz? —Isaac preguntó, sacando a Annabelle de sus pensamientos.

—¿Eh...? ¿Qué? Sí. Claro.

—¿Me estabas escuchando?

—Sí, hablabas... de ese... ese laboratorio.

—No es solo un simple laboratorio. Es EL laboratorio.

—Mm... Sí.

—No te llama la atención ¿No?

—Bueno... No mucho. Sabes que no son tanto de mi interés.

Isaac sabía a que se refería.

—¿Otra vez con eso? Cuando llegue el momento harás lo que te gusta, pero creo que...

—Ya sé, ya sé —lo interrumpió Annabelle—. Isaac, no estoy diciendo que vaya a abandonar la carrera y menos ahora. Sólo digo que no me llama tanto la atención. La ingeniería es genial, pero no tanto como tener una banda de rock. Pero soy realista y quizá jamás logre lo segundo. En fin, estoy bien donde estoy.

—Claro que lo lograras —Isaac hizo una pausa—. Lo lograremos. ¿Recuerdas? Yo sería el baterista.

Annabelle sonrió, claro que lo recordaba. Isaac y ella compartían el fanatismo por el rock y por eso cuando se conocieron habían decidido formar una banda después de recibirse, ella cantando y el tocando batería, ya que de pequeño había tomado clases y adoraba ese instrumento. Pero Isaac se había metido cada vez más y más en su carrera, olvidándose de todos sus sueños.

—Claro —contestó.

—Creo que mejor nos apuramos o perderemos la clase.

—¿A esa clase? Mejor perderla.

—Anna... —dijo Isaac, con tono divertido tono paternal.

—Esta bien. Vamos, vamos.

— Bien eso era todo. Mañana a primera hora les estará esperando aquí un bus especial, para llevarlos a el lugar.

— ¡Genial! allí estaremos! —exclamó emocionado Isaac—. Y de nuevo ¡gracias!

— Vámonos —dijo Annabelle, que ya se encontraba en la puerta.

— Sí, ahí voy.

 Ellos ingresaron al aula. El pizarrón estaba escrito con muchas fórmulas y dibujos que Annabelle no llegó a comprender; al lado el profesor se hallaba dando explicaciones finales.

—... Con ello podriamos llegar a asegurar la existencia de universos paralelos. Claro aunque esto es solo una simple teoría.

Una muchacha levantó la mano y preguntó:— ¿esos universos serian igual a este?

— Posiblemente.

— ¿Y es posible que haya personas iguales a nosotros, algo así como gemelos malvados o algo similar? —preguntó un muchacho.

— Creo que has estado viendo mucha televisión —todo el alumnado lanzó una carcajada—. Esta teoría solo indica la posible existencia de un universo con cuerpos celestes y componentes similares a este pero no la existencia de vida, eso solo en películas de Hollywood.

Nuevamente todos rieron, igual lo hicieron Annabelle y Isaac.

— Aunque... Quien sabe... según la algunas teorías es posible y que no solo exista uno sino cientos con gente igual a nosotros quizá sus contrapartes ahora estén tomando una clase igual a esta —comentó y todos quedan en silencio. Él desvío la mirada hacía el reloj que tenía en su brazo izquierdo y decide poner fin a la clase—. Eso es todo por el día de hoy, nos vemos en la próxima clase que continuaremos con partículas subatómicas

— ¿Puedes creerlo? Universos paralelos...—Annabelle lanzó un gran carcajada—. ¿Lo crees? un mundo paralelo a este con gente igual a nosotros, ja pobre chico yo creo que vio mucho Futurama u otro programa —dijo recordando haber visto un episodio que trataba de ello—. Nada científico.

—¡Oye! ¡¡Futurama es genial!! —protestó Isaac— Y además creo que no es tan fantasioso como suena. Ya oíste al profesor, yo creo que si cabe una posibilidad así.

— ¿De verás? Pues para mí no, suena mas al guión de una película de Hollywood o al de una caricatura para niños.

— A veces la realidad puede superar a la ficción

— Tú también estas viendo mucha televisión.

— No tanta.

Annabelle y Isaac se disponían a it a buscar sus útiles, pero dos voces femeninas le detuvieron.

— Chicos ¡hola! —chillaron a coro.

Los muchachos alzaron su giraron y vieron a dos muchachas vestidas al mejor estilo rockero, una con el cabello rubio y la otra pelirrojo; eran de quienes provenía el saludo.

 — ¿Qué hacen los nerds mas nerds de toda la facultad?—dijo la pelirroja

— ¡Emma, Lucy! — saludó Annabelle. Emma y Lucy eran amigas de Annabelle desde la secundaria y ahora iban a la misma universidad, aunque por la diferencia de carreras casi no se veían pues sus materias no coincidían, al igual que Annabelle amaban el rock— ¿qué hacen las dos Rockers mas hardcore que hay? —bromeo ella, también. 

— ¡Nerds a mucha honra!  —exclamó Isaac en señal de protesta.

— Ok, ok, ya sin peleas, vimos que los mandaron a llamar —dijo la pelirroja quién se llamaba Emma

— ¿Se metieron en líos? —preguntó la rubia, Lucy.

— Pero la pregunta ofende, estos dos jamás se meterían en líos.

— ¡Ajam! ¿ya terminaron de burlarse? —dijo  Isaac, con los brazos cruzados.

— Sí, eso creemos... —dijeron ambas al mismo tiempo, en sincronización casi perfecta.

— ¡Ja! Chistosas no les contaremos nada de los que no dijeron entonces —dijo  Annabelle.

— No. Cuenten, cuenten —pidió intrigada Emma.

— Bien entonces silence please —dijo Annabelle y ambas muchachas asintieron con la cabeza.

— Se nos permitirá ir al lugar en donde se encuentra el primer acelerador de partículas de EE.UU. y podremos trabajar ayudando a los ingenieros que participan en el proyecto.

— ¿No es genial? —dijo sonriendo Isaac, pero deja de hacerlo al ver los rostros serios de ambas muchachas— ¿que sucede chicas?

— Sí, es genial ¿pero esa que no es la supuesta máquina de dios? —inquirió Lucy. 

— Sí, es esa —respondió él.

— ¿Pero, no es peligroso?

— No... bueno si un poco —contestó Annabelle—, pero no estaremos solos, habrá otros ingenieros y demás científicos y otros alumnos.

— Aun así, yo que ustedes no iría.

— Ayy no sean alarmistas. Una oportunidad como ésta es única —argumentó Isaac—. Jamás la dejaría ir.. ¿No se tu Any..?

— No, yo tampoco, además se me hace interesante ir. Será bueno para la carrera. Recuerden que este es nuestro último año. 

— ¿Ya vieron? —dijo Isaac, pero ambas los miran con preocupación— Ya chicas —él se acerca y coloca ambos brazos alrededor de ellas.

— Bueno ya,ya. —dijeron Lucy y Emma al unísono, alejándose de él.

— Suerte entonces.

— Gracias —dijo Annabelle—. Por cierto Lucy. ¿conseguiste la foto de Linkin que les pedí?

— ¡Uh! No —Lucy palmeó su frente.

— ¿Otra vez? —preguntó decepcionada Annabelle. La joven llevaba tiempo encargandosela y Lucy siempre le decía lo mismo: que lo olvidaba. Ella habia visto la imagen en internet y pudo habersela descargado pero su infortunio la impresora estaba arruinada y no tenía oportunidad de mandar a arreglarla, así que le había pedido de favor a Lucy que lo haga por ella.

— Lo siento. Pero mañana seguro te la traigo.

— Pero nos vamos mañana —dijo Isaac

—¿¿Mañana??

— Sí —respondió Annabelle—. Vendrán a buscarnos aquí

Lucy se quedó pensativa por unos momentos— ¿A qué horas salen? —preguntó finalmente.

— En la mañana, como a  las ocho y media, casi nueve.

— Bueno ahí te lo llevo.

La mañana siguiente, Annabelle, se levantó con el primer sonido del despertador. Y hizo su rutina diaria: se peino y ató su cabello en una coleta, cepilló sus dientes y finalmente preparó todas sus cosas como siempre: un cuaderno, una libreta y dos lapiceras una negra y una roja, en su bolso.

— Nos vemos Shina —se despidió de su gata, acariciandole el lomo. El felino, mientras, dormía plácidamente sobre su cama y no despierta ni aun con el contacto de su dueña—. A veces desearía ser tú. No tendría que preocuparme por estudiar o cosa alguna sería feliz con una cama caliente, agua y comida —dijo y luego volteó a mirar hacia su espejo y la gran colección de fotos, que tenía pegado en él, y lanzó un suspiro—. Solo espero que esta vez Lucy me traiga lo que le encargue.

Annabelle cargó su bolso y salió de la habitacion.

— Nos vemos en la noche, mamá —gritó la joven, cuando llegó a la puerta.

— Nos vemos, diviértete en la universidad— se escuchó una voz femenina, proveniente de la cocina.

— C-claro lo haré. —contestó tartamudeando nerviosa ya que ella había decidido no contarle nada a sus padres con respecto a su "excursión" a aquel lugar, pues a su madre tampoco le agradaba esa maquina, estaba totalmente en desacuerdo con su construcción, la veía como algo sumamente peligroso y riesgoso para la humanidad y que algún dia podría causar una catástrofe.

Annabelle comenzó a caminar rumbo a la facultad y al sentir el frío sobre sus mejillas apresura el paso. Varios minutos  después llegó a la facultad y observó que en la entrada ya había  alguien parado.

— ¿Isaac? —dijo asombrada, al llegar al lado de aquella persona.

— ¿Lista Ana? — preguntó él, frotándose las manos para generarse un poco de calor, para contrarrestar aquel típico frío matutino.

— ¿Cuanto llevas aquí?

— Estoy desde las 7:00. Has calculo

La chica lo hizo, ya eran las 8:45 así que el resultado le dio: casi dos horas. Esto la sorprendió y dijo:— ¿¿Eh?? Pero la facultad abre a las 8:00.

— No podía dormir por la emoción asi que decidí venirme para acá —le respondio él con tranquilidad.

Ella lo miró incrédula— ¿Qué?

Isaac abrió la boca para responderle pero una trafic color rojo frenó casi enfrente de ellos interrumpiendo su conversación, el conductor bajó la ventanilla y les habló:— Ustedes son los muchachos que van al centro científico ¿verdad? —preguntó él.

— Así es. —respondió Isaac

— Pues suban —ordenó el chofer

— Vamos Annabelle —dijo animado Isaac a Annabelle subiendo a la trafic.

— Sí. —respondió, pero se quedó detenida al oír que alguien gritaba su nombre, ella voltea a mirar: era Lucy, quien venía corriendo hacia ellos.

— Annabelle... —pronunció su nombre, la muchacha, casi sin aliento— Espera..

«Lucy la habia olvidado» pensó Annabelle — Hola, Lucy— la saluda ella, cuando la tiene en frente. Lucy se afirma en su hombro y aprovecha para tomar un respiro.

— Aquí tienes —la chica sacó un papel del bolsillo de su campera.

— Esto es... —dijo Annabelle con una gran sonrisa en su rostro.

— Sí, es la foto que pediste —terminó la frase por  ella y Annabelle prácticamente le arrebató la imagen de un manotazo.

Aunque era un simple papel de máquina, no dejaba de observarlo con gran emoción. Impresa allí  estaba la imagen que tanto ella quería. En el papel se podía observar a los integrantes de Linkin Park sentados y posando de manera cool,  en la parte inferior izquierda se podia leer "Linkin Park", en letras mayúsculas de color blanco.

— Apurese —Interrumpió el conductor con malhumor, desde la traffic.

— ¡Ahí voy! Gracias, gracias, gracias —agradecio la muchacha, sin dejar de ver la foto y camina hacia el transporte—. ¡Gracias!

— Espera, por favor ten cuidado allí. No sé porqué, pero tengo un mal presentimiento con respecto a esto. Por favor cuídense y no hagan nada estúpido.

Annabelle notó la forma en que lo decía: no parecía ser una broma, en realidad estaba preocupada— No te preocupes estaremos bien —dijo ella sonriendo, para tranquilizarla y luego se sube a la trafic, que de inmediato arrancó.

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Hola a todos! este es el primer capitulo de 20, ya que esta novela ya esta terminada. Espero les haya gustado como a mi me gusto trabajar en ella, ya que me permitió conectarme con mi lado mas nerd al escribirla. Subire dos capitulos por semana, posiblemente miércoles y viernes.

Nota: La época en que trancurre esta novela es el año 2005. Masomenos a finales de noviembre, ya lo aclararé mejor en los siguientes capítulos.

Saludos Annie ;)


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