C70: El desenlace.

—¡Cindy! ¿Has visto a Danna?—preguntó Renato acercándose a la entrenadora que seguía rodeada por su equipo. Le ofreció una amplia sonrisa al hombre y luego asintió.

—Está en los vestuarios—hizo una pausa—necesitaba sacarse los patines, la estaban molestando mucho.—explicó.

—Muchas gracias—respondió él—Y felicitaciones, tu equipo estuvo increíble—Cindy sonrió y luego volvió su atención a los chicos.

Caminaron por el estrecho pasillo, realmente esperaban que a Dan le gustaran las flores, habían recorrido varias florerías tratando de conseguirlas. Christopher suspiró totalmente nervioso y cuándo abrió la puerta su corazón dejó de latir.

—¡Quita tus sucias manos de mi hija!—bramó Renato lanzándose sobre el hombre, aturdido Marcus soltó a Danna y de inmediato cayó redonda al suelo completamente  inconsciente.

—Mi amor...—murmuró el muchacho acercándose a la chica.

—¡Dan!—gritó Erick arrodillándose junto a ella y Christopher.

—¡Danna por favor, responde!—exigió Joel comenzando a derramar lágrimas.

—¡Siempre supe que eres una chica tonta! Pero jamás me imaginé que tanto—le gritó Richard a Azul. La pelirroja lo miró asustada y retrocedió un paso. Zabdiel cerró la puerta de golpe apenas entró Camila y observó la escena.

Renato golpeando a Marcus furiosamente. Richard gritándole a Azul. Joel, Erick y Christopher sobre el cuerpo inerte de Danna. La pelinegra avanzó hasta la chica y sin más le soltó una bofetada.

—¡Eres la peor persona que he conocido en mi vida! ¡Esto es para que aprendas a que con mi mejor amiga nadie se mete!—le gritó antes de volver abofetearla.

—¡Mi amor, tranquilízate!—intervino Zabdiel acercándose a su novia y apartándola de la pelirroja—¡Estás despedida!—anunció mirando un breve momento a la chica de ojos azules—Ahora vete antes de que me arrepienta y te entregue a las autoridades por intento de homicidio. No te quiero volver a ver cerca de ninguno de nosotros.—advirtió firmemente.

Soltó a su novia y de inmediato se acercó a Danna.

—¡¿Tu hija?!—se burló el hombre mirando fijamente a Renato.

—Sí, maldito idiota. ¡Mi hija! La chica a la que intentabas estrangular.—le gritó con furia tomándolo del cuello de la camisa—Eres un desgraciado que todo lo ha hecho es hacerle daño. Te mataría yo mismo—le dijo entre dientes con algunas lágrimas bajando por sus mejillas.

La mano de Erick se posó en el hombro de su manager. Apartó la mirada del rostro burlón del hombre y se concentró en el chico de ojos verdes que lo miraba con lágrimas en los ojos.

—¡Renato, basta! Él no vale la pena, y Danna nos necesita ahora más que nunca. Su pulso está demasiado débil.

Aquello bastó para que el agarre del hombre cesara, lo soltó y de inmediato el cuerpo desforzado de Marcus cayó el suelo.

—¡Por favor no te mueras, Dan!—suplicó Joel limpiándose las lágrimas.

—No digas estupideces, Joel. Danna no va a morirse—exclamó Richard apartando un mechón de cabello de la muchacha.

Christopher la tomó en brazos y de inmediato comenzó a alejarse con los chicos y Renato pisándole los talones.—¡Oh por Dios! ¿Qué fue lo que pasó?—preguntó la rubia acercándose a Camila.

—Es una larga historia. Por favor, llama a la policía y dile a los hombres de seguridad que en los camerinos hay un prófugo de la justicia. Dile a Cindy que el padre de Danna está aquí y ella comprenderá—pidió amablemente.

—¿Pero Dan va a estar bien, verdad?—murmuró Lucy mirándola también.

—Sí, obvio que tiene que estar bien—susurró la pelinegra y luego se marchó.

(...)

—¿Familiares de la paciente Danna Allye Francis?—Renato se puso de pie de inmediato y se acercó al hombre de mediana edad con bata blanca con Christopher detrás de él

—¡Es mi hija, doctor! ¿Cómo está?—preguntó a toda prisa.

—Tranquilo, por favor—suspiró—Danna no tiene ningún daño interno afortunadamente. El oxígeno no alcanzó a llegar a sus pulmones correctamente por eso se desmayó. Además de tener algunas marcas en el cuello por unos días, todo está bien con ella y está en perfectas condiciones.—explicó mirándoles.

—¿Podemos pasar a verla?—cuestionó Christopher con algo de desesperación.

—Claro que sí, siempre y cuando no hagan mucho ruido—sonrió—Justamente ahora está dormida pero si quieren pasar pueden hacerlo.—hizo una pausa—está en la habitación trecientos noventa y tres.

—¡Muchas gracias, doctor!—Renato le estrechó la mano al médico y se giró para mirar a los chicos.

Caminaron en silencio por el pasillo del hospital hasta que encontraron la habitación trecientos noventa y tres. Camila abrió la puerta lentamente y se asomó un poco.

Danna estaba descasando sobre la camilla de hospital con un respirador ayudándola a llevar aire a sus pulmones de manera correcta, sus ojos estaban cerrados y sus manos descansaban encima de su estómago.

El primero en acercarse fue Christopher. La observó detenidamente como si fuese una especie de espejismo, como si tuviese miedo que con el más mínimo parpadeo la chica fuera a desaparecer. Se sentó en la pequeña banca de madera a un costado de la camilla y acarició su mano lentamente.

Danna esperó que nadie notara que en realidad estaba despierta. Ya había hecho un buen trabajo engañando al doctor, no quería que la sedaran si sabían que en realidad estaba despierta. Había despertado luego de la primera hora de respiración artificial. ¡Estaba totalmente agotada! Ya había tenido suficiente por ese día. Le dolía el cuello y no podía quejarse.

Apenas sintió las yemas de los dedos de Christopher rozar su piel, está la traicionó. Se erizó de inmediato y quiso estrangularse a sí misma por ello.

—Puedes engañar al doctor pero a mí no—abrió los ojos lentamente apenas escuchó la voz de Renato. Observó a sus amigos y luego llevó su vista hasta su mano todavía entre las manos de Christopher.—Espero que sepas que estás castigada señorita, hasta el año dos mil cuarenta—anunció mirándola.

—¡Renato!—lo retó Richard parado a un lado de Erick.

—Oh, sí. Lo siento—sonrió.—Danna, hay algo que tengo que confesarte y quiero hacerlo ahora que estás conectada a un respirador artificial y no tienes manera de volver a huir—bromeó y luego se puso serio—La verdad, es que no deberías estar molesta con los chicos, con quién deberías estar totalmente furiosa es conmigo. Verás, los tramites de tu adopción habían comenzado desde que inició el tour de CNCO—los ojos de la chica se abrieron con algo de sorpresa—Yo...no había dicho nada porque no sabía cómo hacerlo, no...no era el tipo de hombre que anda por la vida expresando sus sentimientos pero contigo era diferente, Dan. Y no encontraba el momento adecuado para hacerlo, el único que sabía que llegarías a nuestras vidas era Ricky, él intentó muchas veces que se los dijera a los chicos pero no me animaba a hacerlo. Luego las pequeñas vacaciones llegaron y ellos organizaron su estúpida fiesta, lo tomé como la oportunidad perfecta para hacer que llegaras en ese momento justo, les hice creer que vendrías con nosotros para enseñarlos a ser responsables cuándo en realidad venías con nosotros porque yo te quería como mi hija—Danna lo miró fijamente y nuevas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.—Sé que los orillé a no decir nada, pero...en realidad todo es culpa mía—suspiró.

—La conversación que escuchaste, Dan. Fue real. Pero estaba totalmente editada—anunció Christopher.—Azul la editó a su conveniencia y no te envió la parte donde dijimos que te amábamos. Porque eso es lo que hacemos, Danna. Te amamos.

—¡Y tienes que volver con nosotros!—sentenció Erick mirándola.

—¿Por qué les pertenezco, no?—habló finalmente.

—No.—respondió Joel.

—Somos nosotros quiénes te pertenecemos a ti—añadió Richard—Los seis. Te pertenecemos desde aquella vez que entraste por primera vez en el comedor de la casa y nos quedamos sin habla.—explicó con media sonrisa.

—Ya sabemos que no nos crees, Dan. Pero estamos totalmente dispuestos a ganarnos tu confianza de nuevo.—advirtió el boricua—Y sí es necesario que comencemos de nuevo, pues eso es exactamente lo que vamos a hacer—agregó con una linda sonrisa.

Danna miró a Camila y le sonrió un poco.—Gracias por ayudarme, Cami.

—Espera, ¿qué?...¿Todo este tiempo estuviste con ella?—preguntó Renato.

—No. Camila trató de persuadirme para que me quedara con ella pero yo me negué y me fui. No quería que tuviera problemas contigo ni con Zabdiel. Así que...me marché.

—¿En dónde estuviste, Danna?—murmuró el hombre.

Danna apartó sus manos de las de Christopher y le ofreció media sonrisa a su padre.—Estuve en casa todo el tiempo, en la casa donde viví con Sebastián y con mamá, quiero decir.—su voz se quebró y el corazón de los chicos se encogió de inmediato.

—¿No se te ocurrió que Marcus podía aparecerse por ahí?—murmuró Renato.

—Él estaba viviendo con Azul, así que...era poco probable—sonrió.—Recuperé algunas fotografías, yo...puedo...

—¿Llevarlas a casa?—preguntó mirándola.—Por supuesto, sí quieres juntar treinta gatos de la calle y llevarlos a casa, hazlo. Es tuya de todos modos—ella sonrió.

—No necesito gatos, solamente un par de fotografías y listo—Renato sonrió.

—Oye, Dan. Creo que nos estamos olvidando se felicitarte por la increíble presentación que tuviste con los Wheels. Literalmente volaste, fuiste la mejor patinadora del mundo—comentó Erick.

—Gracias, pero sin mis compañeros no hubiese podido volar como dices—Erick sonrió.—¿Cuándo voy a poder irme de aquí?—preguntó mirándolos.

—Hasta mañana, cariño.

—¿Hasta mañana es mucho tiempo, no?—Renato rio.

—Y sí el doctor dice que te tienes que quedar un par de meses aquí, aquí vas a quedarte y punto.—sentenció cruzándose de brazos.

—No seas exagerado, papá.—protestó mirándolo con una pequeña sonrisa. El corazón del hombre dio un respingo y suspiró.

—¿Cómo me llamaste?

—Papá...pero si quieres puedo seguir llamándote Renato, no tengo problema—él negó de inmediato.

—Vuélveme a llamar Renato y estarás castigada hasta el año tres mil...

(...)

Dos semanas después...

Danna Francis se encontraba sentada en el piso alfombrado de su habitación, con la espalda apoyada en los barandales de metal del balcón contemplaba a sus amigos jugar fútbol en el jardín trasero de la casa. Esbozó una amplia sonrisa y llevó sus piernas hasta su pecho. Apoyó su mejilla en sus rodillas y siguió observando el partido improvisado que Erick y Zabdiel estaban perdiendo épicamente.

Su padre era el encargado de preparar las hamburguesas mientras Camila –la nueva estilista de los chicos-, Madison y la madre de Erick charlaban sentadas en las sillas de playa de la casa.

Un par de suaves golpes en la puerta de su habitación la hicieron apartar la mirada de sus amigos, gritó un "pase" y su corazón latió muy de prisa cuándo Christopher Vélez atravesó el umbral de la puerta de su habitación.

—Uhm, no quería interrumpirte Danna. Puedo volver después—ella le sonrió y negó de inmediato.

—No estás interrumpiéndome, Christopher.—le informó y volvió a la misma posición en la que estaba.

—¿Puedo...puedo sentarme?—preguntó mirándola.

—Si.—respondió simplemente.

De reojo lo miró sentarse frente a ella y se quedó estático mirándola, Danna también lo miró y el corazón del ecuatoriano se aceleró.

Como hacía cada vez que ella lo miraba, le sonreía o decía su nombre.

—Parece realmente que Richard y Joel les están dando una paliza allá abajo—comentó con gracia.

Danna sonrió y negó un poco.—¿Viniste a hablarme del ridículo partido del que es obvio que Erick y Zabdiel van a perder?—preguntó con algo de diversión.

—No.—sonrió nervioso—en realidad...venía a hablarte de otra cosa.—Danna rio.

—Te escucho entonces....

—Danna, ya sé que después de todo lo que pasó en la competencia tú nos pediste un tiempo a todos, quieres llevar las cosas con calma y al único que parece que amas con locura es a Renato, pero...¿de verdad tenemos que esperar mucho tiempo más?—Danna sonrió. —Yo...sólo quiero saber si vas a volver a enamorarte de mí—preguntó finalmente con los ojos cristalizados—porque no puedo soportarlo más, Danna. Dime como le haces para aguantar todo lo que se siente aquí—murmuró señalando encima de su corazón.

—Christopher...

—¿Recuerdas cuando dije, ella es la niña?—la chica asintió—bien, pues en realidad lo que quería decir era: ¿Ella es la niña Renato? ¿Es la niña que me va a robar el corazón? ¿Ella es la niña que va a hacer que me enamore como un loco de ella? ¿Esa es la niña que va a tenerme en la palma de su mano? ¿Es la niña que no va salir de mi cabeza un solo segundo? Porque sí ella es la niña Renato, entonces dile a esa niña que no pienso dejar que se aleje de mí jamás. Que no me importa que me odie, estaré ahí con ella. Que voy amarla por mucho tiempo sin importar si hay tiempos buenos o malos. Dile a esa niña Renato, que creo que es el amor de mi vida y si ella dice que no, entonces le insistiré tanto hasta que me acepté de corazón o por cansancio....

Danna sintió su corazón encogerse. Y sonrió.—¿Se te olvida que vamos a empezar desde cero, Christopher?—él suspiró y luego le sonrió.—Mucho gusto, soy Danna. Danna Francis.

Danna le tendió la mano y él automáticamente la tomó sin dejar de sonreírle. Se limpió las pequeñas lágrimas de las mejillas con su mano libre y la miró fijamente.

—Soy Christopher, Christopher Vélez, pero a mi dime Chris, muñeca...

El recuerdo le vino a la mente y Danna se sonrojó de inmediato. Él rio.—¿Cómo la primera vez, Christopher?

—Cómo la primera vez...

__ _ _ _ _ _ _ 

¡Y llegamos al final! *llora de la emoción*

Nah, realmente espero que les haya gustado mucho esta historia, espero también haber logrado mi objetivo que era combinar muchas cosas a la vez y que les haya tocado su fibra sensible, chicas.

Muchas gracias por todo el apoyo que le dieron a la historia y por haberla aceptado así de bien, la verdad es que nunca me lo espere. Fue como...bueno, ni siquiera sé como explicarlo.

Pero bueno, no vamos a ponernos sentimentales y una disculpa si las hice llorar con algún capítulo y ese tipo de cosas. O si las hice odiar a Azul y a Axel con todas sus fuerzas, pero en serio, Azul se lo merece... okayno.

Espero leerlas a todas en la nueva temporada ¡WUUUU!


¡NO ME QUEDA MAS QUE DECIR, MUCHAS GRACIAS POR TODO! Y... ¡Hasta pronto, Danna Francis!

All the love, G. xx

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