C56: Camping.
—¿Por qué llevas esa enorme maleta? ¿Planeas quedarte a vivir en el bosque?—se burló Joel mirando la maleta morada de Danna.
Ella lo fulminó con la mirada y luego le mostró la lengua en señal de indignación.—Es la maleta más pequeña que encontré—suspiró—además, aquí están todas las cosas que una chica necesita—se encogió de hombros y el mexicano rio.
—¿A caso llevas ahí una cama?—comentó Richard con una risita burlona.
Danna puso los ojos en blanco y luego parpadeó.—Creo que ya entendí, había olvidado que ustedes dos suelen hacer complots en mi contra para fastidiarme—se mofó la chica cruzándose de brazos. Contempló la pesada puerta de la casa y negó un poco.
¿En dónde rayos se habían metido los demás? Se suponía que hacía cinco minutos tenían que haber estado todos reunidos en la entrada, ella casi había rodado por las escaleras en un intento desesperado por no demorarse más de la cuenta para solamente encontrarse con Joel y Richard esperando al resto.
—No es que hagamos complots en tu contra, no seas exagerada—se rio Richard.
—Solemos burlarnos de las cosas que te pasan—añadió Joel y ella volvió a fulminarlo con la mirada.
—¡Hey Danna!—los tres se giraron de inmediato para encontrarse con el muchacho que los miraba fijamente con una sonrisa de suficiencia en los labios y los patines al hombro.—¿Patinamos?—ofreció a gritos.
Danna rio y flaqueada por los dos muchachos caminó hasta Axel.
—No puedo, estoy yéndome—se encogió de hombros.—por cierto, ellos son Richard—presentó señalando al moreno detrás de ella—y él es Joel.—agregó ofreciéndole una pequeña sonrisa al mexicano.
—Es un gusto—respondió Evenson con una sonrisa fingida.—Mi nombre es Axel Evenson, soy amigo de Danna y compañero de equipo en los Wheels—sonrió.
—¿Tú eres el vecino inmundo?—preguntó Joel, la mano de Richard se estrelló contra su brazo y las mejillas del chico enrojecieron de forma automática.
Danna miró a su amigo y luego a Axel que lo miraba con una mueca de diversión pintada en el rostro.
—¿Vecino inmundo?—se burló.
—No le hagas caso a Joel, le encanta ponerle apodos a la gente—comentó Danna con algo de vergüenza.
—Eh, sí. Lo lamento, no me hagas caso—añadió rápidamente el chico.
—Creo que tendrá que ser para la próxima vez, Axel. Me voy de camping con mis amigos—sonrió la chica.
—Bien, podríamos vernos después entonces—el chico le ofreció una amplia sonrisa que ella correspondió bajo la atenta mirada de Richard y Joel.
Richard miró al chico un breve momento y eso bastó para darse cuenta que era algo arrogante y un adulador de primera. Pudiera ser que fuera amigo de Dan y que ella no lo viera así, pero nadie podía negar que ese muchacho tenía un exceso de confianza bastante notable.
Joel por su parte estaba más que avergonzado. Al escuchar el nombre del chico de los patines, fue imposible no pensar inmediatamente en el apodo que Christopher le había dado al muchacho en el grupo de Whatsapp unos días antes tan pronto se enteró que Dan estaba con él. Las palabras abandonaron sus labios incluso antes de que él pudiera darse cuenta de ello.
—¡Por supuesto que sí!—anunció la muchacha.
Observó al chico alejarse de ellos y soltó un suspiro.—¿Por qué ese suspiro?—cuestionó Richard cruzándose de brazos.
—No comiences tú también, Yashel—murmuró la chica. Joel rio y pasó su brazo por encima de sus hombros. Richard soltó una carcajada y luego los siguió.
(...)
—¡Oh por dios! ¡Son ellos! ¡Son Erick, Christopher, Joel y Richard!—chilló la pequeña niña de cabello negro y ojos marrones demasiado parecida a Camila apenas abrió la puerta—¡Zabdiel!—agregó emocionada corriendo hasta el boricua que la observaba con una enorme sonrisa. Lo envolvió en un fuerte abrazo y el chico rio abrazándola también.
Anteriormente habían hablado muchas veces a través de video chats, charlaban horas y horas hasta que Maddie se quedaba dormida. A Zabdiel le encantaban las ocurrencias de esa niña, las pequeñas peleas que tenía con Camila y le emoción que había mostrado la primera vez que por accidente ella había respondido la petición de videollamada.
—¿Para mí no hay abrazo?—preguntó Danna ofendida.
Madison se separó del muchacho y luego la abrazó a ella. Danna rio y besó su mejilla.
—¡Es una Camila en miniatura!—comentó Erick mirando a la efusiva chica que de nuevo comenzaba a parlotear acerca de lo emocionada que estaba de que su banda favorita estuviese en su casa.
—¿Cuántos años tienes, muñeca?—preguntó Christopher inclinándose un poco para estar a la altura de la niña.
—¡Diez!—respondió automáticamente.
—¿Eres nuestra fan?—argumentó Joel mirándola con ternura.
—¡Obvio! Me sé de memoria todas sus canciones—contestó Maddie. Danna y Renato rieron.
—¿Quién es tu favorito de CNCO?—cuestionó el ecuatoriano.
—Richard, Joel y Erick—los tres chicos rieron al ver el rostro decepcionado del ecuatoriano.
—¡Madison Horvat!—protestó Camila saliendo de la casa.—¿Qué te he dicho de abrirle la puerta a extraños?—la retó la chica para después comenzar a saludar a los chicos.
—¡Nos estás ofendiendo, Camila!—reprochó Christopher con fingida indignación antes de abrazar a Danna.
—¡Pero no son unos extraños! Son CNCO y Danna.—espetó la chica mirando a su hermana.—¿Recuerdas el otro día cuándo Danna vino?—preguntó mirándola como sí fuera la cosa más obvia del mundo.
Renato rio.—¿Están listas, chicas?—preguntó mirando a Camila. La pelinegra asintió y las mejillas de Madison se sonrojaron cuándo terminó de comprender lo que pasaría.
—¿Para qué estamos listas?—preguntó cruzando sus pequeños brazos encima de su pecho.
—¿Te gustaría venir de camping con nosotros?—cuestionó Erick acercándose a la niña. Ella lo miró fijamente y una enorme sonrisa se instaló en sus labios. Asintió firmemente y los demás rieron.
—¡Iré de camping con CNCO!—chilló emocionada.
—Creo que van a ser unos días interesantes—decidió Renato con diversión.
Sentada entre Richard y Erick, Maddie no había dejado de parlotear ni un solo segundo de lo increíble que sentía estar sentada con ellos, Danna la observó un momento y rio, cuándo Erick le pasó uno de sus auriculares, la niña lo miró con ojos soñadores, le ofreció una enorme sonrisa para después tomarlo. Erick rio y la abrazó brevemente. Dan por un momento pensó que Madison se desmayaría de la emoción. No podía dejar de pensar que Madison era como una versión más joven de ella misma cuándo recién había llegado a la vida de los chicos. Todo le parecía tan increíble y tan nuevo. Soltó un suspiro y miró a su novio que se encontraba recostado sobre su hombro. Christopher le sonrió entrelazó su mano con la de la chica y luego la llevó hasta sus labios.
(...)
—¿Qué fue lo primero que pensaste cuándo me viste la primera vez?—preguntó Christopher caminando de la mano de Danna por el sendero por el cual eran conducidos por Renato.
La chica miró a sus amigos, que seguían mimando a Maddie y luego a su novio con una pequeña sonrisa—¡Me hiciste sonrojar!—rio—No lo sé, creo que estaba tan nerviosa que ni siquiera les presté tanta atención—el chico se echó a reír.—¿Qué fue lo primero que pensaste tú?
Suspiró—Creo que lo primero que pensé fue eras muy linda—Danna rio de nuevo.
—¡Claro que no! Eres un adulador—Christopher rio—Pero en serio, Chris. Nunca comprendí porque tu primera reacción fue decir, ¿ella es la niña?—las mejillas del chico se sonrojaron.
—Porque Renato nos comentó su idea de adoptar a una niña, pensamos que sería una pequeña, no tú—Ella sonrió. Él se sintió culpable.
—Creo que jamás le he preguntado por qué decidió adoptarme.—rio—ahora que estuve en México, Mariana me dijo que tengo que ser alguien realmente importante porque Renato no es el tipo de hombre que muestra sus sentimientos...ni hablar de verlo siendo padre—Christopher negó un poco.
—Sea como sea, siempre tienes que recordar que Renato te quiere muchísimo. Y nosotros también—Danna lo miró un breve momento y luego suspiró.
—¿Te pasa algo?—preguntó deteniendo su andar.—Te miras...abrumado, sí. Esa es una buena palabra para describir la expresión que tiene tu rostro de repente.—explicó en voz baja.
—No, no me pasa, mi amor. Me cansé de caminar solamente—se encogió de hombros.
¡También se había cansado de ocultarle la verdad!
—¡Pero sí apenas tenemos diez minutos andando!—el sonrió un poco.
—Suficiente ejercicio por hoy—Danna sonrió.
—¡Oigan ustedes dos! ¿Podrían seguir caminando? Sí nos detenemos cada vez que ustedes lo hagan, no vamos a llegar jamás—protestó Joel mirándolos.
Christopher rio.—Creo que él en serio tiene serios problemas con las parejas que son felices—se burló.
—Allá vamos, Joey—respondió Danna ofreciéndole una sonrisa de disculpa.
La chica tiró de la mano de su novio para seguir con su caminata y unirse a los chicos. Se dejó caer encima de un enorme tronco de un árbol, se maravilló con los enormes y altísimos árboles que los rodeaban.
(...)
—Exijo compartir tienda con Dan—exclamó el ecuatoriano cruzándose de brazos.
—¡Sigue soñando!—le espetó el hombre mirándolo con diversión.
—Renato, por favor—volvió a suplicar.
—No. Danna va a dormir con Camila y Maddie—concluyó mirándolo con una ceja enarcada.—Zabdiel comparte tienda conmigo, porque es el más tranquilo, Richard con Joel y Erick y tú juntos. Es mi última palabra—agregó.
—Pues ya que—se indignó el muchacho.—¿Al menos puedo ir a hacer una caminata con Dan?—preguntó mirando al hombre—Plan romántico—agregó con media sonrisa.
—¿Y arriesgarme a que pierdas a mi hija en el bosque? ¿Estás demente?—Danna rio.
—¿Pueden por favor dejar de hablar de mi como sí no estuviera aquí?—pregunta ofendida la castaña.
—¡Dile Dan! Queremos dar un paseo romántico—Danna sonrió.
—No suena mal, mientras no terminemos perdidos en medio del bosque—Erick rio.
—¿Estás seguro que esta mujer te ama, Christopher?—se burló el cubano.
—¡Pues ella dice!—respondió el muchacho. Danna le lanzó una envoltura de aluminio que rebotó en su pecho y él rio totalmente divertido.—¡Entonces Renato!—lo presionó el chico.
—Tienen dos horas para dar ese paseo. Los quiero aquí en punto de las seis y sí llegan un minuto más tarde, no volverán tener ningún tipo de permiso hasta el dos mil cincuenta—Joel soltó una carcajada y Maddie rio nerviosamente.
—Está bien—respondió Christopher mirándolo lleno de gratitud.—Muñeca, ¿quieres dar un paseo conmigo?—Danna lo miró con una ceja enarcada.
—No...—Richard rio.
—¿Qué?
—No...no, me lo perdería por nada—bromeó.
—¡Me pierdes!—se ofendió.
—Ay, claro que no.—respondió Zabdiel entrelazando su mano con la de su novia—Sí sabes que te tiene en la palma de su mano—se burló.
—Gracias, Zabdiel. Acabas de convertir a Danna en la chica más poderosa del mundo con eso que le acabas de decir—respondió Christopher.
Danna se acercó a su novio y le ofreció una sonrisa de triunfo.—Así que en la palma de mi mano, eh—le susurró. Christopher rio y la abrazó.
—Me amas demasiado que no me lastimarías jamás—Danna sonrió.
—Ególat...—sonrió ampliamente sobre los labios del chico. —Odio que me callen—murmuró tratando de recuperar el aliento—pero tú puedes callarme cuándo gustes—él rio.
—¡Eres una coqueta!—Danna sonrió. Se separaron cuándo fueron conscientes que los chicos y su padre estaba mirándolos. Con las mejillas sonrojadas se apartaron para darse cuenta que estaba completamente solos. No había rastro de ninguno de ellos.
—¡Son los mejores amigos del mundo!—comentó el chico con total diversión. Danna rio de inmediato.—Ahora muñeca, podemos terminar lo que empezamos el otro día...—murmuró seductoramente y volvió a besarla.
_ _ _ _
¡HOLA A TODO EL MUNDO!
¿Cómo están todos por acá? Ojala todas están muy, muy, muy bien. Que lo disfruten mucho chicas.
Y ahora sí, tengo un anuncio importante que dar.
¡SE ACERCA EL FINAL DE LA CHICA DE LOS PATINES!
Y si, esta vez sí es verdad, JAJAJA.
Muchos besos para ustedes y un abrazo tan grande que les rompa las costillas. –Como yo- JAJAJA.
All the love, G. xxx
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