C49: Super Wheels

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Christopher: ¿Están despiertos?

Erick: Intentamos estar dormidos, pero contigo es imposible.

Richard: El flaquito tiene razón. ¡Déjanos dormir!

Christopher: ¡Ayúdenme por favor!

Zabdiel: ¿Nosotros por qué?

Christopher: ¡Porque se supone que son mis amigos!

Joel: ¿Podemos bloquearlo y volver a hablar con él dentro de nueve días? Intento dormir...

Erick: Lo que dijo Joel.

Christopher: ¡Dejen de jugar con mis problemas amorosos que no es gracioso!

Zabdiel: ¿Pudiste hablar con Dan?

Christopher: No. Cortó la llamada...

Joel: Hahaha creo que alguien está realmente enfadada. Yo le llamé hace un rato, pero su teléfono está apagado.

Zabdiel: Claramente no va a hablar con ninguno de nosotros, después de ese mensaje.

Richard: Sí yo fuera Danna te sacaría de mi vida por idiota, Christopher. ¡Celoso! ¿Del vecino? Y hablarle así a tu novia...

Christopher: Me siento súper mal por eso, no me hagan sentir peor... espera, ¿Qué mensaje?

Erick: Sentirte mal es lo menos que puedes hacer.... Cuándo te marchaste en el aeropuerto, Danna estaba al borde del llanto.

Christopher: ¿QUÉ?

Erick: Estuvo haciéndose la fuerte...de hecho, cuándo mi mamá y yo nos despedimos de ella por un segundo pensé que se echaría a llorar ahí mismo...

Christopher: Soy el peor novio del mundo... ¡necesito que me ayuden a que me perdone! Tengo que solucionarlo de algún modo.

Joel: ¡Igual que como la conquistaste!

Richard: Cántale una canción.

Christopher: No la tengo cerca, ¿Cómo rayos se supone que haré eso?

Zabdiel: ¿¡¿¡UNA VIDEOLLAMADA!?!?

Erick: No termino de entender sí en verdad eres idiota o solamente finges serlo.

Christopher: ¡No me faltes al respeto, mocoso!

Zabdiel: Ya piensa que canción vas a cantarle para que te perdone y por favor Christopher, déjanos dormir...

Christopher: ¡Tú ni siquiera estabas dormido! Estás en línea desde hace un buen rato, seguro con Camila.

Zabdiel: Considérate bloqueado.

Erick: JAJAJAJA dale, loco. De verdad quiero dormir...

Christopher: Muchas gracias por ayudarme a encontrar una solución. Buenas noches, amigos.

(...)

Danna abrió los ojos lentamente tratando de adaptarse a la monumental cantidad de luz matutina que se colaba por las gruesas cortinas de su habitación. Revisó la hora en el despertador y sonrió.

Sí había algo que le encantaba, definitivamente era despertar tarde. Se estiró perezosamente y luego la sonrisa se le borró de la cara. ¡Estaba peleada con Christopher! Se inclinó para tomar su teléfono del cajón de la mesa de noche y lo encendió rápidamente.

Noventa y cinco mensajes de los chicos, tres de Camila, uno de Azul, veinticinco llamadas perdidas de Christopher, cinco de Erick, dos de Joel, una de Richard y otra de Zabdiel.

De: Camila.

Hey tú, te extraño.

¡¿Helado?! ¡Yo invito!

Danna, respóndeme.

Esbozó una amplia sonrisa y luego comenzó a teclear rápidamente.

Para: Camila.

Sólo sí es napolitano. Lo siento, tenía mi teléfono apagado. Iré a la pista de patinaje más tarde, Super Wheels se llama nos vemos allá y vamos por ese helado. Te quiero y también te extraño. Besos, D.

—¡Hola, Noah!—saludó al mayordomo apenas entró en la cocina. Noah se giró sobre sí mismo y le ofreció una amplia sonrisa—uhm, ¿has visto a Renato?—cuestionó en voz baja.

—Buenos días, Danna, el señor Francis está en el despacho. ¿Quieres que te prepare el desayuno?—ofreció mirándola.

—Muchas gracias Noah, pero no tengo hambre—sonrió.—Solamente tomaré una botella de jugo—anunció acercándose del frigorífico, le ofreció otra sonrisa y luego se sentó en uno de los altos taburetes de la barra de mármol.

—Christopher y los chicos han estado llamando toda la mañana—Danna puso los ojos en blanco.—Por favor Danna, apiádate de mí y respóndeles o esos chicos van a volverme loco—ella rio.

—Tenía el teléfono apagado, supongo que por eso llamaron a la casa—se encogió de hombros.—No te preocupes Noah, más tarde les devolveré a llamada—anunció con media sonrisa.

—Bien, ahora le llevaré el café al señor Francis—volvió a girarse sobre sí mismo y Danna se puso de pie en un salto.

—Yo lo llevaré, Noah. Tengo que hablar con él de todos modos—se acercó al hombre. Él la miró un breve momento y luego el entregó la pequeña charola de plata con la taza de café.

Caminó cuidadosamente hasta el despacho, soltó un suspiro y tocó la puerta de caoba un par de veces. Entró cuándo escuchó la amortiguada voz de Renato del otro lado de la puerta, lo contempló un momento y él le ofreció una amplia sonrisa apenas se dio cuenta de su presencia.

—Dan... ¿Qué estás haciendo?—preguntó el hombre.

—Necesito un permiso—Renato rio.

—Sí, pensé justamente eso—Danna soltó una risita y luego avanzó hasta el escritorio. Era torpe por naturaleza y lo menos que quería era terminar bañando a su padre con café caliente.—¿Puedo saber para que necesitas un permiso?

—¿Recuerdas al vecino?—cuestionó mirándole.

—¿Al extraño con el que Christopher te vio hablar el otro día?—volvió a poner los ojos en blanco pero asintió de todos modos.—¿Qué con él?

—Su nombre es Axel Evenson—informó—Y compartiremos pista de patinaje, y uhm...bueno...yo...

—¿Quieres que te deje ir con él a la pista, no?—cuestionó él acomodándose las gafas.

—Sí.

—Danna, tú sabes que yo no me opongo a que patines, al contrario me encanta que hagas lo que te gusta pero no creo que sea una buena elección que vayas a la pista con ese chico....sobre todo sí Christopher y tú ya tuvieron su primera pelea por él—Danna lo miró fijamente con el corazón acelerado y luego negó un poco.

—¿Christopher te dijo que la pelea fue por Axel?—Renato negó.—¿Entonces?

—Me contó que te molestaste con él porque se comportó como un novio celoso—ella negó de nuevo.

—¿Tampoco confías en Axel, cierto?—hizo una pausa—Renato, por favor...déjame hacerlo a mi modo. Sí de verdad Axel no es bueno, deja que lo averigüe yo sola—suplicó.

—¿Vas a atenerte a las consecuencias?—cuestionó mirándola con una ceja enarcada.

La piel de Danna se erizó sin razón alguna y asintió firmemente. No quería que ese hombre la siguiera tratando como una niña pequeña, ella tenía derecho a hacer amigos, tenía derecho a descubrir por sí misma las verdaderas intenciones de las personas que la rodeaban. Ya había tenido suficiente protección once años de vida viviendo dentro de un orfanato con vigilancia las veinticuatro horas del día.

¡Quería una vida normal! ¡Quería vivir como una chica normal!

—Si—respondió finalmente.

—Muy bien. Entonces sí, puedes ir.—Danna le sonrió ampliamente.

—Sí te quedas más tranquilo, Camila va a estar presente—anunció en voz baja y él asintió lentamente sin apartar sus ojos de la muchacha.

—Por cierto, deberías llamar a Christopher, está volviéndome loco—Danna rio un poco.

—De acuerdo, lo llamaré en unos minutos.—Renato asintió y eso fue suficiente para que la chica saliera del despacho.

(...)

Danna no podía apartar la mirada del lugar. Era la cosa más asombrosa que había visto en su vida. Super Wheels tenía una enorme cafetería con estilo retro, había carteles luminosos por todos lados, absolutamente todos con frases alusivas al patinaje, el piso alfombrado con circulos en colores llamativos y las mesas de colores lo hacían ver un lugar totalmente divertido.

Axel a su lado no paraba de hablar acerca de lo grandiosa que era la pista de patinaje, pero ella ni siquiera lo estaba escuchando, porque su cerebro no paraba de lanzarle un sinfín de palabras para describir lo maravilloso que era ese lugar. Caminaron lentamente hasta la recepción y de manera monótona le entregó la membresía. La chica del otro lado del mostrador revisó en la pantalla de su computadora unas cuantas cosas, luego le pasó un gafete negro y una llave de lo que supuso sería su locker.

—¿Estás lista para ver la cosa más increíble del mundo?—preguntó el muchacho con una risita divertida mirando el rostro contrariado de la chica.

—Si—susurró.

Y eso fue suficiente para que fuera arrastrada por el chico hasta un lugar lleno de lockers. Danna frunció el ceño y Axel rio.

—Primero tienes que ponerte los patines, ¿cierto? No pretenderás patinar en zapatillas—se burló.

Danna lo miró con las mejillas sonrojadas, pero obedeció. Se sentó en una banca de madera en medio de las paredes de lockers y se colocó los patines lo más rápido que sus manos se lo permitieron. Buscó con la mirada el número que tenía su llave y cuándo la encontró, guardó todo lo que llevaba excepto su celular.

Su corazón dejó de latir por la emoción que no era capaz de contener en ese momento. La pista de patinaje era enorme. El piso de reluciente madera color marrón, las paredes tapizadas color negro con figuras en colores fosforescentes y esas luces neón que las hacían brillar eran lo mejor que vio en su vida.

—¡Oh por Dios!—gritó emocionada. Axel soltó una carcajada y buscó con la mirada a sus amigos.—¡Es lo más increíble que he visto en mi vida!—agregó totalmente feliz.

—Ven aquí—señaló el chico sin tocarla. Danna lo siguió entre la gente cuándo él comenzó a andar, no estaba muy segura pero parecía que se dirigían a donde un grupo de aproximadamente seis chicos estaban reunidos. Axel se detuvo y Danna también.—Chicos...—saludó el muchacho.

Seis pares de ojos se posaron en él y luego miraron a Danna con algo de curiosidad—Hola, Axel—saludó una chica rubia—creo que tienes una fan—añadió con diversión.

Los chicos rieron y Danna se sonrojó.—No es mi fan, Melanie; es mi amiga—anunció haciendo a un lado para que ellos pudiesen verla mejor.—Su nombre es Danna...

—¿Vas a enseñarla a patinar?—cuestionó un chico castaño de ojos verdes mirándola fijamente.

—No tengo que enseñarla, ella ya sabe hacerlo—respondió el muchacho—Danna, ella es Melanie—señaló a la rubia—Este de aquí se llama Evan—apuntó al castaño—Ella es Lucy—agregó mirando a la chica de cabello negro.—Estos son los mellizos, Uri y Juls. Y esta linda señorita de aquí, es Adilenne—hizo una pausa—pero todos por aquí le decimos Ady.—finalizó el chico.

Danna los miró fijamente tratando de recordarlos a cada uno. Les ofreció una amplia sonrisa y luego suspiró.—Es un gusto conocerlos chicos—respondió tímidamente.

—¿En dónde está la entrenadora?—cuestionó Axel mirando a sus amigos.

—Aún no llega—anunció Evan encogiéndose de hombros.—Seguimos con el tema de la persona faltante, no podemos presentarnos así—Axel rio.

—Eso ya está solucionado—contestó Axel totalmente orgulloso—La tienen aquí, frente a ustedes—señaló a Danna y la chica se sonrojó de nuevo.

—¿De verdad patinas tan bien como para que Axel crea que tienes el nivel que necesitamos?—cuestionó Ady mirándola con una sonrisa en los labios.

—Me alegra mucho saber que han encontrado el octavo integrante—las piernas de Danna comenzaron a temblar levemente. Se giró de golpe y su corazón se aceleró.—¿Danna?

—¿Cindy?—murmuró sorprendida. La mujer la envolvió en un fuerte abrazo y Danna sonrió.

—¿Qué estás haciendo aquí?—preguntó mirándola fijamente.

Danna le mostró su nuevo gafete y la mujer sonrió.—¿Se conocen?—interrogó Axel mirándolos con confusión.

—Cindy ha sido mi entrenadora desde que tengo doce años—comentò Danna con una gran sonrisa. Los chicos las miraron anonadados y luego sonrieron ampliamente.

—Guau. Alto ahí, sí Cindy te ha entrenado desde los doce años es obvio que tienes el nivel necesario para competir con nosotros—Danna los miró fijamente con el corazón acelerado.

—¿Competir?—preguntó en voz baja.

—Tendremos mucho tiempo para hablar de eso después—anunció la mujer—chicos, repasen todo lo que llevamos y tú sígueme, necesitamos ponernos al corriente sí voy a ser tu entrenadora de ahora en adelante—Danna asintió.

—Fue un gusto conocerlos, chicos.

—El gusto es nuestro, Danna. Te estaremos esperando en el siguiente entrenamiento—la castaña asintió con una gran sonrisa en los labios, y luego siguió a su nueva entrenadora.

—¿Qué es lo que pasó contigo? La madre superiora me dijo que tu familia viaja mucho—Danna rio.

—Sí. Acabamos de llegar a Miami hace un par de días—Cindy sonrió.

—Tenía la esperanza de obtener tu nueva dirección para poder visitarte, Dan. Pero cuándo me dijo quién era tu nuevo padre decidí dejarlo por la paz—suspiró.—¿Qué se siente vivir con ellos?—bromeó.

—En realidad...creo que estoy soñando—Cindy soltó una carcajada y Danna rio de nuevo.

—Es que todo esto parece un sueño, Danna—la castaña asintió—¡Estoy tan feliz de verte, cariño!—la volvió a abrazar cariñosamente.

—¡Yo también estoy muy feliz de verte!

(...)

—¡Cam!—gritó emocionada apenas la vio. Camila rio y luego la abrazó con fuerza.—Dos días y siento como sí hubieran pasado dos meses—la pelinegra negó con diversión y luego contempló al chico junto a Danna.—Ah, él es Axel Evenson, Axel; ella es mi mejor amiga Camila Horvat—los presentó.

—Un placer—respondió Camila mirando al muchacho fugazmente.

—El placer es mío, bella dama—anunció Axel y Danna puso los ojos en blanco.

—Su novio va a romperte la cara sí continúas haciéndole ese tipo de comentarios a Cami—sentenció.

—Dios, tengo la impresión de que te encanta fomentar la violencia—Camila rio.

—En fin, vamos por esos helados—pidió la pelinegra.

Juntos caminaron hasta la barra donde una joven rubia atareada anotaba un sinfín de pedidos, Axel y Camila de inmediato se sumergieron una charla acerca de la estructura y la apariencia del lugar.

El teléfono de la castaña comenzó a sonar desesperadamente, lo sacó con cuidado y sonrió cuándo encontró una petición de videollamada de su novio.

—Chicos, iré a buscar una mesa—anunció antes de comenzar a alejarse. Se dejó caer en la primera mesa que encontró y comenzó la videollamada.

Christopher quedó a su vista y su corazón se aceleró de inmediato. Todavía podía recordar el último beso que le había regalado antes de marcharse.

Hola—saludó el muchacho. Danna lo miró fijamente con esa mezcla de emoción y sorpresa.

—Chris...hola...

—Espera, antes de que digas cualquier otra cosa o que decidas cortar la videollamada escúchame, sí quieres después la terminas, pero primero escúchame Danna—pidió el ecuatoriano.

Danna asintió—Te escucho—anunció.

El muchacho se acomodó las gafas y se aclaró la garganta mientras las piernas y las manos de Danna comenzaban a temblar con anticipación.

—Te confieso que sin ti no he podido dormir, tu olor sigue en mi ropa baby yo te siento aquí. Cuándo en eso no te vi, yo me enamoré de ti y ahora dices que te vas y ya yo no sé qué decir...dime qué pasó con aquella promesa; Por favor regresa, tú eres la única baby que me interesa...puse las cartas sobre la mesa te lo juro mi princesa...tú eres la pieza que le falta a mi rompecabezas.... hizo una pausa—mi amor, ya sé que me comporté como un verdadero idiota, no tengo ningún derecho a desconfiar de ti, mucho menos para pensar y decir todas las cosas que dije ayer, pero...estaba celoso.—Danna lo miró en silencio a través de la pantalla y el corazón se le encogió.—Me encantaría estar ahí contigo, para verte patinar por primera vez en una pista, pero bueno...sé que estás molesta conmigo y lo entiendo, pero quería que supieras que no sales de mi cabeza ni un solo momento, que te amo con todas mis fuerzas y que eres la enana que me vuelve loco todo el tiempo.—ella parpadeó varias veces y apretó con un poco más de fuerza el teléfono—De verdad te amo, Dan.

Y ella no iba a seguir molesta con él.—Te amo más—anunció simplemente y fue suficiente para que el alma del chico en la pantalla volviera a su cuerpo. Soltó un suspiro de alivio y le sonrió ampliamente.

—¿Ya me perdonaste?—cuestionó pasando sus manos por su rostro.

—No, solamente quería que supieras que te amo más—respondió la chica y el ceño de Christopher se frunció automáticamente.—¡Obvio que sí, tonto!—sonrió.

Te echo mucho de menos, Danna. Y apenas van dos días que no estamos juntos—ella rio un poco. —¡Quiero volver a casa contigo, ya! Creo que te debí haber traído en mi maleta a la fuerza—anunció en medio de un suspiro exagerado.

La chica soltó una risita y fue como música para los oídos de Christopher.—Eso hubiera sido secuestro—comentó con diversión.

Christopher rio.—¿Me hubieses acusado de secuestro, mala novia?—ella negó de inmediato.

—Hey Danna, tu helado—anunció Axel. Danna apartó la mirada del rostro de su novio y lo miró fugazmente.

—Axel ven aquí—demandó la chica. El muchacho obedeció y se acercó un poco a ella. Christopher miró al chico con el ceño fruncido pero se mantuvo en silencio.—Christopher, te presento a Axel—anunció señalando al chico a su lado—Es nuestro vecino.

—Un gusto—respondió el ecuatoriano sonriéndole falsamente. Danna rio.

—El gusto es mío—murmuró el muchacho de ojos grises a su lado.

—Y Axel, te presento a Christopher....

—¡El novio de Danna!

_ _ _ _

¡Christopher marcando territorio! JAJAJA

¿En qué momento pasó esto?😍😍

+13,000 lecturas.

#623 Fanfic

En serio, muchísimas gracias chicas. JAMAS EN LA VIDA DEJARE DE DARLES LAS GRACIAS Y CUANDO SEA MAYOR LES CONTARÈ A MIS NIETOS SOBRE USTEDES.

JAJAJA ¿Dramática dónde? Pero de verdad, chicas. Nunca me voy a cansar de darles las gracias. ¡U'RE THE BEST!

LES MANDO MUCHOS, MUCHOS, MUCHOS BESOS *gritando literalmente*

ALL THE LOVE, G xxx

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