C19: Mentira piadosa.

Para:Renato.

¡Renato! ¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO?

Tecleó furiosamente a toda prisa y envió el mensaje. La respuesta no se hizo esperar, observó la pantalla del televisor y después la del teléfono.

De: Renato.

¿Estoy en los premios con los chicos? ¿Qué otra cosa podría estar haciendo?

Puso sus ojos en blanco y suspiró.

Para: Renato.

¡Deberías estar exigiendo un recuento voto por voto y poniendo una demanda en contra de la persona que organizó esos premios! ¿Cómo es posible que ellos no ganaran? ¡Se llama fraude! Las CNCOwners del mundo, las madres de los chicos y yo, manifestamos nuestra total indignación y desconformidad para con esas personas y exigimos un recuento. Sí es necesario haz que paren los jodidos premios, y de paso haz que les den un Grammy. ¡Se lo merecen!

Volvió a llevar su atención al televisor y tomó un puñado de papas fritas que la madre de Chris le había llevado un rato antes para llevarlas a su boca. Su teléfono volvió a vibrar en sus manos y suspiró.

De: Renato.

¿Segura que ya se te pasó el efecto de la morfina? ¿Cómo crees que voy a hacer eso, Danna? ¡Estás loca! Los chicos ya casi salen al escenario, nos vemos en un rato y deja de armar conspiraciones, por favor.

Negó un poco y levantó la mirada justo cuándo la presentadora los anunciaba, el remix con sus voces se hizo presente y luego un montón de humo quedó a su vista. Bajó la mirada al mensaje de Renato y sonrió un poco. Disfrutó de la presentación de los chicos olvidándose de la total indignación que sentía, alabó el trabajo de Camila, y porque no, el de Azul también. Les aplaudió desde su habitación como toda una fan y sonrió complacida.

¡La mejor presentación que había visto en su vida, sin duda alguna!

Un par de suaves golpes en su puerta la hizo salir de su burbuja de ensoñación, gritó un pase y un momento después la madre de Joel quedó a su vista.

—Danna, preciosa. Esperaremos a los chicos en el living—suspiró—Renato me envió un mensaje hace unos minutos diciendo que venían en camino, los premios terminaron.—apartó su vista de la mujer y observó la pantalla. ¡Era cierto! ¿Cuánto tiempo se había quedado pensando sobre la presentación de sus amigos?—¿Quieres venir?

—Si—respondió mirándola de nuevo.

—Te ayudo entonces—le sonrió la madre de su amigo.

—Por favor—murmuró apenada.

(...)

¿Había algo peor que usar una espantosa bota ortopédica? Sì,  lo había. ¡Era muchísimo peor tener que utilizar muletas para poder caminar! Esperó ansiosamente a que el elevador terminara de descender y soltó un prologando suspiro cuándo llegó al piso inferior. Se acomodó las muletas que el doctor había sugerido que usara y que los chicos junto a Renato casi la obligaron y caminó cuidadosamente sin apoyar el pie derecho en el suelo. Iban a volverse locos cuando la vieran de pie, pero eso era lo de menos. Sus amigos acababan de presentarse en uno de los eventos más importantes de la industria, según ellos mismos habían comentado y ella iba a felicitarlos por ello.

—¿Qué haces levantada,  Danna?—preguntó la madre de Erick poniéndose de pie apenas la vio llegar hasta ellas—¿Sí sabes que tu padre va a poner el grito en el cielo cuándo te vea, no?—la muchacha se encogió de hombros.

—Quiero ver cuando los chicos lleguen...—le ofreció una amplia sonrisa.—...puedo lidiar con Renato—añadió para tranquilizarla.

Conversó un poco con las mujeres que estaban ansiosas por ver a sus hijos y luego entró en sus redes sociales. ¡Las fans estaban igual de enfadadas que ella! Pensó en escribirles un mensaje expresando la manera en la que se sentía, pero se lo pensó dos veces. Le dio me gusta a algunas publicaciones de algunas fans donde expresaban su enojo e indignación  por la injusta perdida de los chicos y sonrió pensando en las palabras de Renato.

Deja de armar conspiraciones. ¿Eso no contaba como una conspiración o sí?

Apartó la vista del teléfono y su corazón se aceleró cuándo vio a Joel atravesar el umbral de la puerta, su vista se posó en ellas y se acercó rápidamente. Luego entró Richard seguido de Zabdiel, después Camila, Renato y Erick también se les unieron.

—¿Qué haces levantada, Danna Silvetti?—inquirió Renato en cuánto se dio cuenta que ella estaba entre las mamás de los muchachos.

—¡Quería verlos y felicitarlos!—anunció ofreciéndoles una sonrisa. Joel, Erick, Zabdiel y Richard se acercaron a ella ofreciéndole una auténtica sonrisa que hizo que su corazón se acelerara nuevamente.—¡Felicidades chicos!—agregó mirándoles.

—¡Pero no ganamos!—le informó Erick.

—Pero llegaron hasta aquí y desde que salieron por esa puerta esta tarde, ya eran unos ganadores.—lo contradijo—Puede que no hayan ganado, pero con el hecho de estar nominados, es suficiente para sentir orgullo. Además, no es el fin del mundo, el próximo año pueden volver—les sonrió.

—Muchas gracias, Dan—respondió Richard inclinándose para poder abrazarla con cuidado de no lastimarla.

—Eres puro amor, ¿sabías?—le preguntó Joel antes de envolverla en un lindo abrazo.

—¡Nos hubiese encantado que estuvieras ahí con nosotros, Danna!—murmuró Zabdiel obsequiándole un pequeño beso en la frente.

—¿En dónde está Christopher?—preguntó su madre con el ceño fruncido.

—Se quedó fuera un momento charlando con Azul, no debe tardar mucho...—anunció Renato observando el rostro de la señora que inmediatamente se contrajo, como sí no le gustara para nada la idea de que su hijo estuviese cerca de la pelirroja.—Bien Dan, ya los viste y los felicitaste, es momento de volver a tu habitación. Mañana nos marchamos y necesito que descanses ese pie.—sentenció mirándola.

—Está bien—murmuró totalmente rendida. En realidad, también le hubiese gustado felicitar a Christopher, pero tendría tiempo después.

(...)

—Ya cambia esa cara, Chris—le dijo la pelirroja ofreciéndole una pequeña sonrisa.

A ella le encantaba la idea de no tener a Danna cerca, le agradecía a la vida que se hubiese lastimado un tobillo y Renato le prohibiera levantarse de la cama.

—Nos hubiese gustado ganar...—respondió el muchacho encogiéndose de hombros.—...pero bueno, fue una experiencia increíble de todos modos—ella asintió rápidamente.

—Estaba pensando... ¿podríamos cenar en el restaurante del hotel, no? Ustedes no irán a la celebración, pero eso no significa que no podamos celebrar dentro del hotel—Christopher la miró un momento. Era una buena idea, no podía negarlo.

—¿Con los chicos?—preguntó.

—Los escuché haciendo planes para ir a cenar junto a Danna—respondió mirándole muy de cerca para estudiar su reacción. Los ojos del muchacho se abrieron un poco con algo de sorpresa y confusión. Sus amigos tenían planes y no había sido incluido.—Espera, ¿no lo sabías? Pensé que sí.—añadió con fingida sorpresa.

—¡Ellos no me dijeron nada!—respondió con el ceño fruncido.

—Según lo que escuché, Danna los invitó—se encogió de hombros despreocupadamente.

—¿Qué?—preguntó desconcertado.

—Chris, de verdad yo pensé que sí lo sabías—suspiró—en fin, no tiene caso ya discutirlo. ¿Entonces, que dices? ¿Vamos a celebrar juntos?—observó la imponente fachada del hotel y vio a través del enorme ventanal de cristal a sus amigos charlando con Danna en el living, se veían realmente sonrientes. Soltó un suspiro y miró detenidamente a la pelirroja que le sonreía ampliamente a su lado.

¡Sí ellos podían hacer planes sin incluirlo, él también podía!

—Sí, obvio que sí. Vamos a celebrar.

Azul sonrió totalmente complacida, sí la intención de Danna era separarla de Christopher, ella no iba a permitírselo. Los había visto en la piscina compartir un tierno momento y en lo único en lo que ella podía pensar era en encontrar una manera de hacer que esa chiquita desapareciera del mapa y se alejara de él.

¿Qué mejor manera que hacer que se pelearon entre ellos, no?

(...)

—¿En dónde rayos está Christopher?—preguntó el hombre con el ceño fruncido cuándo el resto de los chicos se encontraron reunidos en el living del hotel.

Observó a Danna caminar lentamente hacia ellos con ayuda de las muletas y luego a Christopher pasar junto a ella sin ni siquiera mirarla.

—Buenos días—saludó secamente.

Sus amigos lo miraron con el ceño fruncido, aquel no era el Christopher alegre al que ellos estaban acostumbrados a ver, no había sonrisa ni atisbo se alegría en su rostro, de hecho parecía de mal humor. Se limitaron a responder su saludo en coro.

—Buenos días—saludó una sonriente Danna. Los chicos se acercaron pasa saludarla uno por uno ofreciéndole sonrisas bonitas y lindos abrazos. Todos excepto Christopher.—buenos días, Chris—saludó ella elevando un poco su voz. Capaz que él no la había escuchado.

—Buenos días—respondió simplemente. Definitivamente algo le pasaba.

—¿Dormiste bien, Danna?—cuestionó Joel ayudándola a sentarse en uno de los sofás mientras esperaban a que sus mamás aparecieran.

—Sí—suspiró.

Christopher la observó en silencio con una ceja enarcada. Y luego observó a sus compañeros, ninguno de los cinco parecía darle importancia al hecho de no haberlo incluido en sus planes.

—¿Puedo saber qué es lo que te pasa?—le preguntó Erick un rato después, cuándo se encontraban sentados en el avión.

—Nada—respondió colocándose los auriculares. El cubano lo observó fijamente y le sacó un auricular. El muchacho lo fulminó con la mirada pero a él no le importó.

—De verdad, Chris. Es obvio que te pasa algo—lo acusó—Basta con ver tu cara, parece como sí estuvieras molesto por algo, sabes que cualquier cosa puedes contarnos y juntos encontraremos una solución—ofreció el chico de ojos verdes.

—Te dije que no me pasa nada—contestó mordazmente elevando un poco la voz.

—¿Christopher, que te pasa?—interrogó Zabdiel girándose en su asiento. Erick se echó para atrás en su asiento y se quedó en silencio. El ecuatoriano lo fulminó con la mirada.

—¡Maldita sea! Que no me pasa nada—Danna lo observó desde el asiento contiguo al suyo.

—¡Erick no tiene la culpa de lo que sea que te pase!—le espetó el boricua.—¡Solamente está tratando de ser amable!

—¡Nadie se lo pidió!—se cruzó de brazos totalmente furioso.

Azul observó la escena con media sonrisa. Una pequeña mentira piadosa y todo lo que había ocasionado.

—¡¿Se puede saber qué es lo que les pasa?!—inquirió Renato caminando hasta llegar a ellos. Christopher y Zabdiel se retaban con la mirada, Erick se encogió en su asiento y Danna observaba la escena junto a Camila y Joel totalmente estupefactos.

—¡Está bien! ¿Quieres saber qué es lo que me pasa?—cuestionó irónicamente—Me pasa que me molesta que hagan planes sin mí, me molesta que pensé que de verdad éramos amigos, pero resulta que no—Renato lo miró con el ceño fruncido sin comprender de que estaba hablando ese chico.

—¿De que estás hablando?—cuestionó el hombre intrigado.

—¿Me vas a decir que no sabes de lo que estoy hablando?—preguntó ofendido y luego llevó su vista hasta Danna.—Tú deberías de saberlo—los ojos de la chica se abrieron con sorpresa.

—¿Yo?—preguntó ella confundida.

—Haber Christopher, ya. Deja todo el drama de lado y dime de una vez que es lo que te pasa, porque estás diciendo una sarta de tonterías y por qué estás culpando a Danna—exigió Renato mirándolo fijamente.

—La noche de ayer, de eso estoy hablando. Resulta que todos se fueron a festejar sin mí—los ojos del boricua de abrieron con sorpresa y soltó un jadeo.

—¿Qué?—preguntó mirándole.

—¿Te volviste loco?—inquirió Joel—¡No sé de dónde sacaste esa tontería, Christopher!

—Niégame que estuvieron con Danna anoche—las mejillas de la muchacha se tiñeron de rojo, pero se mantuvo en silencio escuchando todo lo que ese chico tenía que decir.

—Estuvimos con Danna anoche—le informó Erick a su lado—Nos esperó en el living del hotel para felicitarnos por haber perdido, tú jamás llegaste—agregó de inmediato.

—¡Y se fueron a celebrar con ella!—acusó firmemente.

—¿De verdad vez a Danna en condiciones para ir a celebrar algo?—los ojos del muchacho se posaron en ella y sus mejillas ardieron nuevamente. Posó su mirada en la bota ortopédica que llevaba en el pie derecho y luego volvió su mirada al cubano.

—No sé de donde sacaste esa tontería, pero todo lo que hicimos después de encontrarnos con ella y con nuestras mamás en el living, fue dormir—informó Zabdiel.

—¿Qué?

—Danna a duras penas puede mantenerse en pie, ¿de verdad crees que tenía ánimos para ir a celebrar cualquier cosa?—interrogó Joel a un lado de la chica.

Christopher evitó mirarlo, se sentía un completo tonto y estaba totalmente avergonzado por haber tratado a sus amigos así.

—Creo que algunas personas por aquí merecen una disculpa—inquirió Renato mirándolo fijamente.

Azul rio en voz baja, se acomodó el cabello y se miró en la pantalla de su teléfono, sus ojos se abrieron llenos de sorpresa y su mandíbula casi rozó el piso del avión cuándo en la pantalla apagada vio el reflejo de Richard.

¡La había escuchado burlarse de la pelea de sus amigos!

—Deberías contarme el chiste, así yo también puedo reírme...

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