Feliz Año Nuevo Edvard
Edvard
Después de la cena de Navidad esperaba que mis padres se fueran como siempre lo hacen, así que pasaría el Año Nuevo solo o con Juno, lo cual para el caso es lo mismo; cual fue mi sorpresa cuando eso no pasó.
Salgo de mi cuarto hacia la cocina y veo a mi mamá ahí preparando el desayuno
- Hola mi amor - dice mi madre acercándose y dándome un abrazo
- Mamá - digo confundido abrazándola - ¿Qué hacen aquí? - pregunto sabiendo que mi papá también está en casa
- Nos quedamos para Año Nuevo como prometimos - dice sonriente - ¿No te alegra?
- Sí, claro - respondo, aunque evidentemente mi alegría no se nota
- ¿Qué hay de desayunar? - dice mi padre detrás de mi y su voz me aterra pero me controlo
- Ya estoy preparando - responde mi mamá
- Hola campeón - dice mi papá mientras salgo de la cocina
- Hola papá - respondo con una mueca y me dirijo a mi cuarto para arreglarme
- ¡Edvard! ¡Pon la mesa! - grita mi mamá
- ¡Voy! - respondo y salgo de mi cuarto para poner las cosas
Juno sale de su cuarto y ayuda a mi mamá a servir los platos del desayuno, nos sentamos a la mesa y desayunamos en silencio, cuando acabamos, Juno recoge la mesa y yo lavo los platos, salgo de la cocina y me siento en el reposabrazos del sillón
- ¿Qué vamos a cenar? - pregunto con una mueca
- Una comida ligera - responde mi mamá - La futura modelo debe mantenerse saludable - dice acariciando el cabello de Juno
- ¿Y yo qué? - pregunto incrédulo
- No te quejes Edvard - responde Juno - No te hace daño comer bien de vez en cuando
- Y no tengo problema con eso - respondo - Pero solo lo hacen por su hija, ¿y yo qué? También existo, también vivo aquí
- Serás un ingeniero Edvard, no es relevante - responde mi mamá
- Arquitecto mamá, quiero ser arquitecto - replico frustrado
- Es lo mismo - responde y Juno me hace una mueca burlona
- ¡No es lo mismo! - reclamo - ¡¿Por qué no importo en esta casa?! ¡¿Solo porque no quiero ser un artista?!
- ¡No le subas la voz a tu madre! - reclama mi padre y me callo
- Sí papá - respondo con la cabeza agachada
- Discúlpate - exige mi papá
- Perdón mamá - digo alzando la vista hacia ella
- Está bien - responde ella
- Ahora deja de quejarte - replica mi papá - Es por el bien de tu hermana
- ¿Y yo qué? - reclamo de nuevo - ¡También soy su hijo!
- No pareces - responde mi mamá, la miro incrédulo y me alejo a encerrarme en mi cuarto, abro la puerta de mi armario y me encierro ahí también, busco en la parte de abajo y saco el estuche de una guitarra, lo abro y saco una pequeña guitarra clásica de este
La tomo con cuidado y le ajusto las cuerdas, empiezo a tocar algunas notas al azar hasta que se van volviendo una melodía de una canción, la cual empiezo a cantar lentamente
- What doesn't kill you, makes you wish you were dead - entono en voz baja - Got a hole in my soul growing deeper and deeper
Voy tocando la canción con cuidado de que no me escuchen en mi casa, pero elevo un poco la voz en los coros
- Who will fix me now? Dive in when I'm drown? Save me from myself, don't let me drown
Mientras canto y toco voy liberando lo que siento y algunas lágrimas caen de mis ojos, no me detengo y sigo tocando una canción tras otra por horas, cuando me canso de mis dedos dejo la guitarra en su estuche y lo cierro, mientras, canto la canción que dejé a la mitad, de pronto escucho la perilla de la puerta de mi armario abriéndose y pateo la guitarra devuelta a su lugar, pero cuando la puerta se abre es Juno la que aparece
- ¿Otra vez arreglando tus penas con tu nulo talento musical? - pregunta burlona
- No te importa - respondo y salgo del armario
- Vamos, llevas aquí casi seis horas, mamá quiere que ayudes con las cosas de la cena - dice
- Son las 5 de la tarde - replico con una mueca, ella se encoge de hombros y sale de mi cuarto, yo la sigo a paso lento, mamá y papá están en la cocina, mi papá gira hacia mi y me mira con desprecio
- ¿Otra vez haciendo tu berrinche? Ya no eres un niño Edvard, deja de llorar - reclama y yo ruedo los ojos
- Suficiente - reclamo y tomo mis llaves - Me largo
Camino hacia la cochera y enciendo mi camioneta, abro el portón automático y cuando estoy por arrancar la puerta se abre y Juno sale por ahí
- Edvard, regresa - pide y yo niego con la cabeza
- No, ya estoy harto - respondo - Nuestros padres no son buenas personas Juno, ¿por qué no lo ves?
- Porque son nuestros padres, y tú tampoco eres muy paciente - responde
- Los he soportado por 14 años, ¡Ya no tengo más paciencia para ellos! - reclamo y ella niega
- Vuelve para la cena - pide y yo niego tomando el volante
- No prometo nada - respondo y salgo de mi casa
Empiezo a manejar sin rumbo y me detengo a las orillas de una carretera, recargo mi frente en el volante y trato de calmarme, alzo la vista y pienso a dónde ir, Auguste tiene prohibido tener visitas o salidas durante las fiestas por ser época familiar, y Khaled no creo que tenga espacio para mí, exhalo un suspiro y me dirijo a la casa de Aramis.
Cuando llego escucho su risa desde dentro y sonrío un poco, apago mi camioneta y me bajo, voy a brincarme la barda cuando lo pienso bien y toco el timbre del portón, escucho movimiento dentro y es Aramis el que sale
- ¡Edvard! - grita contento al verme y abre el portón
- Perdón por tomarme tan literal tu invitación, pero no quería estar en mi casa - digo con una sonrisa apenada y él asiente
- Descuida, pasa - responde y me deja entrar - ¿Quieres quedarte a cenar? Mis padres están en casa
- Mmm... claro - respondo y Aramis me jala hacia dentro donde está su madre
- Hola Edvard, un gusto volver a verte - dice la señora con una sonrisa
- El gusto es mío - respondo algo apenado
- Con que tú eres Edvard - responde una chica más o menos de mi edad que viene desde el pasillo
- Tú debes ser Nadia - digo viéndola y ella me sonríe
- Así es, un gusto al fin conocerte - dice estrechando mi mano
- Lo mismo digo - respondo algo apenado
- ¿Qué pasa aquí? - dice de pronto la voz de un hombre saliendo de la cocina
- Oh, papá él es Edvard, mi mejor amigo - dice Aramis al señor - Edvard, él es mi padre, el gran Antonio Saavedra - ese nombre hace clic en mi cabeza y miro al señor con admiración
- Wow, un gusto - digo estirando la mano, la cual el padre de Aramis aprieta con gusto
- Me parece que hay un fanático aquí - responde el señor y todos ríen mientras yo me sonrojo
- Algo así - murmuro apenado
- Mamá ¿se puede quedar a cenar? Es que sus padres no están y no quiere pasar Año Nuevo solo - dice Aramis y yo lo veo confundido, esa fue una buena mentira
- Donde comen 4 comen 5 - responde la señora y Aramis sonríe
- Gracias ma - responde y la señora asiente
- Además, cualquier persona que ayude a mi hermanito durante una crisis puede considerarse parte de la familia - dice Nadia y yo sonrío avergonzado
- Bueno, entonces te quedas - dice Aramis y yo lo veo algo alarmado
- No, tengo que volver a casa - digo algo apurado, todos ríen y yo hago una mueca confundido ¿dije algo gracioso?
- Te explico - dice Aramis - Ya que mis padres y mi hermana te consideran como de la familia hay una regla básica en la casa; en días de descanso, nadie sale después de las 11:30 de la noche ni antes de las 9 y nadie entra después de medianoche ni antes de las 11, así que le llamas a tu hermana y le avisas que te vas a quedar aquí - sentencia
- Bueno, supongo que está bien - respondo encogiéndome de hombros
- Okey - dice Aramis - Mamá, ¿se puede quedar en mi cuarto? - pregunta Aramis emocionado
- Claro - responde la señora
- ¡Gracias! Ven - dice y me toma de la mano para jalarme hasta su cuarto
Es una recámara bastante amplia de paredes azul cielo con una cajonera y un librero de madera natural, hay un ventanal en la pared frente a la puerta y frente a este hay un escritorio con una lámpara y algunos cuadernos, junto a la puerta hay una cama y una mesita de noche.
Contemplo el cuarto lentamente con una pequeña sonrisa hasta que Aramis me habla
- Oye, ¿me ayudas? - pide y yo me acerco a él
- Claro, ¿a qué? - pregunto
- Voy a levantar mi colchón y tú vas a jalar el colchón inflable que está debajo - explica y yo asiento
- ¿Puedo preguntar por qué el colchón inflable está bajo tu colchón? - pregunto acercándome
- La versión que le dirás a mi mamá es que es el único lugar donde no olvido que está - responde - La version oficial es que soy muy flojo como para guardarlo en su lugar
Yo río un poco y ayudo a Aramis a sacar el colchón, lo dejamos en el piso frente a su mesa de noche y él le conecta una especie de pedal para inflarlo con el pie
- Gracias por dejar que me quede - le digo algo apenado
‐ Lo que sea por mi mejor amigo - responde y me alborota el cabello
- ¡Oye! - me quejo riendo - El mayor soy yo - digo y le alboroto el cabello yo también
Empezamos a jugar así y a empujarnos un poco, durante el juego Aramis cae de espaldas sobre el colchón y así tirados seguimos jugando hasta que Nadia abre la puerta
- ¿Todo bien? - pregunta al vernos, yo me hinco en mis rodillas y Aramis se sienta sobre el colchón
- Sí, todo en orden - responde Aramis
- Bueno, Aramis ya vamos a preparar la cena - avisa y sale
- Okey gracias - dice Aramis y se levanta, yo lo imito
- ¿Cocinan en tu casa? - pregunto algo nervioso
- Sí - responde Aramis con total naturalidad - ¿En tu casa tienen un sirviente por habitación y nunca se meten a la cocina?
- No - respondo - Pero mis padres nos prohibieron entrar a la cocina mientras viviéramos en la casa, mi nana...
- ¿Tienes una nana? - pregunta Aramis burlón
- Es una cocinera, pero he pasado tanto tiempo con ella que la quiero como si fuera mi abuela, y a mis abuelas les digo nana - explico
- Ah, con razón, okey sigue - dice Aramis
- Mi nana nos dejaba entrar para que aprendieramos a cocinar, pero nunca lo he hecho - termino algo apenado
- A mis padres les encanta cocinar, y mi hermana y yo ayudamos, es como nuestro tiempo familiar - explica él - Ven - dice y me toma de la mano para jalarme hasta la cocina
Una vez ahí veo a Nadia y los padres de Aramis hablando, los tres voltean cuando llegamos
- Edvard ¿Eres alérgico a algún alimento o algo por el estilo? - pregunta Nadia y yo niego
- No - respondo
- Bueno - responde alegre - ¿Sabes cocinar? - pregunta
- Me sé algunas recetas - digo apenado - Pero no sé cocinar
- Bueno, hoy aprenderás a hacer la pasta especial de la familia - anuncia
- Ni yo sé hacerla - reclama Aramis y yo río
- Bueno, así como tú has sido relegado a hacer la salsa hoy le toca a tu amigo - responde Nadia
- Tú aprenderás a hacer la masa de la pasta - acompleta el padre de Aramis y este celebra
Nos ponemos a cocinar, Aramis siendo apoyado por su padre y yo por Nadia, la señora hace albóndigas, yo salsa de tomate, Aramis la masa de la pasta y Nadia la salsa de las albóndigas; cuando estamos por terminar pasa algo gracioso.
- ¿Cómo sé cuánta harina ponerle al espagueti? - pregunta Aramis
- Tú ponle y te muestro el truco - responde su padre
Aramis le hecha harina a la pasta y cuando acaba su papá pone un colador sobre su cabeza y voltea el toper con los espaguetis en su cabeza, espolvoreandolo con harina
Todos estallamos en carcajadas mientras Aramis se sacude la harina del cabello, me voltea a ver mientras sigo riendo y sonríe
- ¿Y tú de que te ríes? - pregunta en broma y me lanza una cucharada de salsa de tomate en la cara
- ¡Oye! - me quejo riendo y limpiandome y le embarro la cara con salsa, Nadia suelta una carcajada
- ¡Cállate Nadia! - reclama Aramis y la rocía con su salsa
Entre los tres nos empezamos a lanzar cosas de la comida mientras su padres ríen y nos miran hasta que la señora nos detiene
- Bueno ya - avisa y la miramos - Váyanse a lavar, ya casi vamos a cenar
Yo miro el reloj y veo que son 10:30 de la noche
- Se pasaron, traigo harina hasta en las orejas - reclama Aramis limpiándose la cara
- Yo me podría hacer un tinte casero con toda la salsa que me echaste - reclama Nadia y yo río mientras me como la salsa de tomate que me estuvieron aventando
- Dice Edvard que la salsa quedó buena - se burla Aramis y todos reímos
- La verdad sí - respondo chupando la salsa en mi mano
- A ver - dice Nadia y se acerca a la estufa y prueba un poco - Efectivamente, muy bien - dice y me alborota el cabello
- Gracias - respondo con una sonrisa
- Váyanse a arreglar - dice la madre de Aramis y los hermanos se echan a correr, yo salgo de la cocina y escucho a Aramis gritar
- ¡No es justo Nadia! - dice y regresa a su cuarto, entro a su lado y lo veo buscar un peine para sacarse la harina del cabello
- ¿Tienes algo para limpiarme? - pregunto
- En el segundo cajón hay unas toallas, ahorita te traigo en espejo - responde y sale de su cuarto mientras yo agarro las toallas y me limpio las manos.
Aramis regresa con un pequeño espejo y yo me limpio la cara, mientras se escucha la puerta del baño abrirse y Aramis corre hacia allá, yo termino de limpiarme la cara y la ropa y salgo del cuarto.
- ¡Aramis, ven a jugar! - grita Nadia y Aramis aparece corriendo por el pasillo
- ¿Ya está? - pregunta emocionado
- ¿Jugar? - pregunto confundido
- Aventar la pasta para ver si ya esta lista, el que la pegue más alto gana - explica Aramis - ¿Juegas?
- Claro - respondo acercándome - ¿Y qué gana?
- El gusto de ganar - responde Aramis
La familia va pasando y cuando me toca la lanzo más alto que el resto y se queda pegada en ese mismo lugar, todos celebran y yo sonrío mientras la madre de Aramis me abraza
- Felicidades - dice esta
- Gracias - respondo apenado
Preparan la cena con más juegos, por ejemplo, entregar los platos equilibrandolos en la cabeza, Nadia sirve las copas sosteniendo la charola en su mano y Aramis pone la mesa montado en patines; el padre de Aramis me jala a mi para elegir el vino para el brindis.
Me venda los ojos para que adivine sin ver cuál fue el vino que elegí, cuando lo consigo me acerca a él y me alborota el cabello
- Debe de ser un orgullo tenerte como hijo - dice orgulloso mientras me jala hacia arriba para ir a la cena, yo solo sonrío apenado.
Cuando subimos escucho a Aramis gritando y riendo, nos acercamos y veo a Nadia haciendole cosquillas, así que me uno
- ¡No, Edvard basta! - grita riendo - ¡Mamá!
- Nadia, ya deja a tu hermano - dice la señora y ambos nos alejamos, Aramis se levanta pero vuelve a acostarse abrazandose el pecho adolorido
- ¿Estás bien amigo? - pregunto preocupado y él me responde que sí con el dedo y me quedo sentado en el sillón viéndolo
- Edvard, ven siéntate - habla Nadia y me acerco a ella sin quitar la vista de Aramis.
Poco después él se levanta con pesar y se sienta a mi lado
- Nadie me haga reír por la próxima media hora - sentencia recostando su cabeza en la mesa
La cena transcurre entre pláticas y risas, a la una de la mañana Aramis se retira a dormir y yo lo sigo, la madre de Aramis me da un beso de buenas noches en la coronilla y Nadia me habla
- Edvard, no le preguntes nada, y si lo ves muy mal solo dale un abrazo - avisa y yo asiento
- Gracias Nadia - respondo - Buenas noches
Entro al cuarto y veo a Aramis recostado en su cama abrazándose el pecho
- ¿Cómo estás amigo? - pregunto sentándome a su lado
- Mal - responde adolorido - Me duele mucho el pecho
Me acerco a él y lo abrazo por un rato hasta que él me aleja con su codo
- Gracias amigo - dice con una sonrisa y yo asiento, me acerco a la ventana y me asomo por esta un rato, la habitación queda en silencio, así que supongo que Aramis ya está dormido.
Aramis
Veo a Edvard recostarse en la ventana y quedarse así un rato hasta que regresa y se sienta en la orilla del colchón abrazando sus rodillas y meciéndose lentamente cómo si estuviera nervioso
- ¿Estás bien? - pregunto y él voltea hacia mí
- Sí, es solo una especie de ritual que tengo antes de dormir - responde
- Te ves nervioso - replico
- Estoy pensando - responde con una mueca
- ¿En qué? Si puedo saber - pregunto
- Vine aquí porque mis padres empezaron a criticar por lo de siempre, en mi casa no me siento seguro, me siento... asfixiado, encerrado - explica - Y llego aquí, donde tu familia me recibe, me incluye en sus juegos, me aprecia y... me siento en casa, como si fuera mi hogar.
La voz se le corta un poco y sé que está a punto de llorar, pero sigue
- Mientras estaba con tu padre, él me dijo que seguro era un orgullo tenerme como hijo, ¿y sabes qué me dijo mi madre antes de que viniera? - pregunta llorando - Que yo no parecía su hijo - se suelta a llorar y yo me acerco a abrazarlo
Así nos quedamos un rato hasta que él deja de llorar
- Edvard, a partir de hoy cada que quieras esta es tu casa - digo y él me mira con una sonrisa - Le pediré a mi mamá que te de una llave
- Gracias Aramis - dice y me da un abrazo
- No hay de qué - respondo
Me levanto a darle unas cobijas y ambos nos acostamos, pero noto que él se acurruca apretando sus rodillas en su pecho, abrazándose con sus brazos y pegando su barbilla a sus rodillas
"¿Qué te pasa Edvard?" Me pregunto antes de acostarme a dormir
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No sé ustedes, pero no me agradan los padres de Edvard
Maratón: 3/3
Espero les guste
Atte: Ale Bautista
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