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Benjamín se dirigía hacia la tienda de música, anhelaba comprar un disco de una de sus bandas favoritas por lo que decidió llegar temprano para alcanzar uno de los tantos que había en la tienda. Al llegar al mostrador algo duro se posó bajo su zapatilla, quitó el pie rápidamente debido a la incomodidad y notó una pequeña caja de chicles.

Seguidamente escuchó como alguien hacía explotar globos de esta sustancia en su boca, Benjamín pensó en la mala suerte que tenía por haberse encontrado nuevamente con ella. Suspiro y se armó de valor para acercarse a una de las estanterías y sacar rápidamente el disco, largarse de allí era lo que más quería.

No soportaba el olor a chicle.

Cuando volvió, la chica aún seguía allí masticando la goma de mascar de frutas que tanto le gustaban, al voltearse choco con el duro torso de Benjamín, quien dio dos pasos más atrás con una expresión de miedo.

Ella soltó una risita y fijo su vista en la cerámica, diviso su caja de chicles y corrió a recogerla antes de que el chico se acercara al mostrador, tomo su mano y dejo la caja allí, como lo había hecho hace unos días atrás.

-Dime.... -Benjamin se detuvo cuando notó que no sabía el nombre de la chica, ya se la había encontrado tres veces, era necesario saber el nombre la adicta a los chicles, ¿no?

-luisana-dijo ella y sacó de su bolsillo un chicle que posteriormente metió a su boca.

-luisana, ¿por qué tengo que ser víctima de tu adicción? -murmuró Benjamin

-¿Mi adicción? -pregunto ella llevándose una de sus manos a su pecho.
-Los chicles -aclaro el chico y ella asintió.

-Me gusta molestarte -se encogió de hombros y le dio una pequeña sonrisa.
Benjamín se encamino hacia el mostrador nuevamente para pagar el disco. Cuando estuvo listo, la chica se acercó a él y saco otra caja de chicles de su bolsillo para dejarla en su mano.

Benjamín la miraba como si estuviera loca, a él no le agradaban los chicles y ya tenía tres cajas obsequiadas por -Luisana.

-Para la colección -dijo ella formando un globo con su chicle.

Benjamín se quedó inmóvil asimilando la situación, hasta que un carraspeo lo saco de su trance. El vendedor lo miraba con una expresión de confusión, probablemente había visto todo.

-Rara, ¿no? -Benjamin no le respondió y salió rápidamente por la puerta.

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