Parte I
Un sobre en el buzón. Eso fue lo encontró Seung Ho esa noche, la sacó y entró a su casa. Se quitó el saco colgándolo en el ropero y dejando sus cosas en su lugar. Había tenido un día pesado en el trabajo y solo lo que quería era descansar un poco no leer una tonta carta. Dejó la carta en la mesa de la cocina y se hizo un poco de café, mientras se hacía el café se recargó en la barra mirando la carta ¿de qué hablará ahora? Se tocó la barbilla pensando en abrirla o no, sonó la alarma de que el café estaba listo, lo sirvió y le dio un sorbo. Volvió a ver a la carta tomando otro sorbo de café.
-Al diablo.-fue hacia la mesa dejando su taza a un lado tomando la carta, la abrió y leyó.
"Señor:
¿Acaso usted sabe lo que significa bailar bajo la lluvia? ¿O hacer algo bajo la lluvia?
Le seré sincera, yo no lo sé. No sé si se dio cuenta pero hoy llovió, una señora vecina mía sacó ese tema de bailar bajo la lluvia.
-Cuando era joven yo bailaba bajo la lluvia ¿lo has intentado?-fue lo que me dijo. Me quedé pensando sobre eso y pensé: ¿se puede hacer algo más bajo la lluvia? He visto en películas que se llora bajo la lluvia, ríe, grita, bailan, juegan, incluso se confiesan. Esa es mi favorita, la confesión.
¿Qué se sentirá recibir una confesión así? ¿Lo ha pensado? Yo sí, apuesto que se ha de sentir hermoso, bastante romántico. De tan solo imaginarlo se me dibuja una sonrisa.
Para mi la lluvia es hermosa, pura y única. Me encanta verla caer desde mi ventana, sentirla en mi rostro o en mis manos, aunque no me gustan sus consecuencias. A veces pienso que la lluvia aparece porque el cielo esta llorando ¿tonto no? Pero eso es lo que mi imaginación piensa y es mi mejor compañía.
¿Lo hice sonreír?
Yo espero que sí. Me gustaría mucho saber que le saqué una sonrisa. ¿Sabe? Ahora que le he dicho lo que pienso sobre la lluvia he pensado en otra cosa, la lluvia puede unir los caminos de las personas ¿no lo cree así?
Ya le he quitado mucho tiempo mientras leía, así que terminaré.
Prometame algo, cuidese ¿si?
¿Lo promete?"
Seung Ho bajo la carta. Le dio otro sorbo a su café pensando sobre lo que decía la carta, estaba escrita con una caligrafía exquisita, muy hermosa y eso era lo que le gustaba, una letra hermosa.
"¿Lo promete?" esa frase le había causado impresión, le había gustado.
"¿Lo hice sonreír?" si lo hizo, inconscientemente lo había hecho sonreír.
Lo odiaba, odiaba sonreír con una estúpida carta o al menos así pensaba él. ¿Por qué le mandaba cartas? ¿Quién era ella? Ni siquiera la conocía, ni siquiera ella lo conocía, entonces ¿por qué creía que tenía el derecho de mandarle esas cartas?
-Es todo.-bufo. Se paró y fue a su escritorio tomando papel y pluma decidido a terminar con esto, ya era demasiado. Pensó las palabras exactas para decirle.-Ni siquiera le ha de importar.-tomó la pluma y escribió:
"Señorita:
No entiendo porque me escribe estas cartas y no me importa, pero le pido que ya deje de hacerlo me causa molestia. Estoy harto de recibir sus cartas cada vez que llego a casa, si tiene alguna razón por la que me escribe déjela a un lado y pare.
No me vuelva a mandar cartas, ya no más.
Que tenga buen día. "
Corto y frío, así era la carta. Eso exactamente era lo que había querido decir, ni mas ni menos. Guardó la carta en un sobre escribiendo el remitente, salió y la puso en el buzón, cerró y volvió a su casa. En verdad esperaba que las cartas cesaran, no era muy lindo que le llegaran cartas de broma casi todo el tiempo. Lavó su taza se dio una ducha relajante y se fue a dormir en espera de un nuevo día.
Al día siguiente Seung Ho se levantó con pesadez, se sentó en la cama lanzando un pequeño bostezo. Se levantó yendo hacia la ventana abriendo las cortinas, era un lindo día.
-Espero le llegue la carta.-soltó un suspiro.
Fue al baño listo para darse una ducha. El agua que tocaba su piel era relajante, todos sus músculos se relajaron de inmediato sintiendo que se quitaba un peso de enzima. Cerró la llave envolviéndose con la toalla, se secaba el cabello con otra toalla viéndose en el espejo. Terminó dejando la toalla a un lado, checo su rostro en el espejo por un momento, si bien era apuesto a él no le importaba mucho. No presumía su apariencia, ni tampoco la negaba, no le importaba mucho las mujeres que lo seguían o coqueteaban, era un soltero cotizado.
Salió del baño y fue al armario tomando un traje, se lo colocó con destreza, abrió un cajón con varias corbatas escogiendo la mejor, una azul para que combinara con el traje negro. Se la colocó mirándose en el espejo, perfecta. Se puso los zapatos, se colocó un poco de loción y al final se peinó.
Perfecto.
Ya listo fue a la cocina preparándose una taza de café y algo de desayunar, leía el periódico mientras comía. Aburrido. Terminó y lavó los platos, se limpió y fue a la salida, tomó sus cosas, le dio un último vistazo a su casa y salio rumbo a su trabajo. Subió a su auto, un BMW 760 Li negro, un auto elegante, discreto y caro; era su auto favorito, se lo había comprado con su propio esfuerzo.
Al llegar a su trabajo estacionó su auto, puso la alarma y entró. De inmediato todos lo saludaron.
-Buenos días señor.-lo saludó su secretaria con una reverencia. Seung Ho pasó de largo sin siquiera voltear o decirle nada. Entró a su oficina, se sentó en su gran silla y volteó a ver a la ventana para pasar el rato por un momento.
Yoo Seung Ho, uno de los empresarios mas reconocidos de toda Corea. Dueño de muchos centros comerciales, restaurantes, etc. En fin era bastante conocido y admirado, por esa razón también era uno de los solteros mas cotizados de Corea. No era de esos hombres que buscaba una relación seria, no le gustaba la idea de estar atado a una sola mujer; claro que había tenido novias, bastantes pero ninguna seria, no quería.
Su personalidad era fría, seria, alguien totalmente dedicado a su trabajo.
-¿Señor?-dijo su secretaria tocando la puerta.
-Pasa.-respondió. La chica entró, Seung Ho la vio entrar sin emitir ningún sonido. Era bonita la chica, pelo negro lacio con un flequillo, piel blanca, alta, si muy bonita pero al parecer no tanto como para tentar a Seung Ho. Si le había gustado al principio al verla, tuvo una corta relación con ella, como de 1 mes, sus relaciones no duraban tanto.
-Aquí están los documentos que me pidió que trajera.-la chica le entregó los documentos con un poco de coqueteo en su voz. Su juego era ese, coquetearle un poco y él sonreía, se habían hecho amigos después de todo.
-Gracias Minah.-le dijo con una sonrisa ocultando su risa, Minah si rió.
-¿Es todo señor?-era divertido su juego.
-Si es todo gracias.
-Entonces con permiso.-hizo una reverencia y salió de la oficina.
Seung Ho soltó una risa, ese juego entre los dos era divertido y solo para pasar el rato no para nada más. Revisó los documentos uno por uno detenidamente para poder firmarlos después, hacía una que otra corrección para que estuviera perfecto. Una vez que termino llamó a Minah.
-¿Si señor?-entró a su oficina.
-Ya están.-se refirió a los documentos.-Estos son los que ya firmé.-señaló los de la derecha.-Y estos tienen correcciones.-luego los de la izquierda.
-De acuerdo me los llevaré.-tomó los documentos poniéndolos cada uno en sus brazos para distinguirlos.-¿Algo mas?
-¿He recibido alguna llamada o algo?
-No, nada.
-Entonces es todo.
Minah asintió y se retiró. Seung Ho soltó un suspiro ¿había algo mas aburrido? Sinceramente no lo sabía, solamente conocía su vida en el trabajo. Se reclinó en la silla soltando un suspiro, ¿qué mas podía hacer? Nada, absolutamente nada.
***
-¿Cómo esta el jefe?-le preguntó su amiga a Minah.
-Está bien.-respondió ella sin prestar mucha atención a la chica.
-¿Por qué tan pensativa?-se puso frente a ella.
-Por nada.-la volteó a ver.-¿Por qué lo dices?
-Por tu mirada, estas muy ida hoy. ¿Es por el jefe?
-¡¿Qué?!-su voz se tornó un poco aguda.-¡Claro que no!
-Aja.
-Lo digo enserio.
-Aún se me hace difícil creer que hayas salido con él.-se apartó del escritorio yendo al elevador.
-¡Ji Eun!-la siguió entrando al elevador con ella. Ji Eun apretó el botón numero 7, el elevador subió.-¿Por qué dices eso?
-No lo sé, el jefe es muy serio ¿no crees?-la vio con una sonrisa.
-De hecho sí, ahora que lo pienso.-se quedó pensativa un momento.-Pero no estoy así por él.
-¿A no?
-¡Lo juro! El jefe es mi amigo así que no tengo porque estar así debido a él.
-Suertuda.-el elevador llegó a su destino y Ji Eun bajó.-¿No vendrás?
-No, sólo te seguí.-volvió a apretar el botón de PB.-Adiosito.
Las puertas del elevador se cerraron y empezó a bajar. Minah se tocó la frente un poco, estaba preocupada por su jefe, era bastante serio y nunca lo había visto sonreír, ni siquiera con ella. Era extraño, nunca le había conocido una relación seria y esperaba que ella hubiera sido su novia fija pero lamentablemente no fue así. El elevador llego y ella bajó, regresó a su escritorio a continuar con su trabajo.
-Minah.-habló Seung Ho por el altavoz.
-¿Si?-contestó Minah.
-¿Alguna llamada?
-No, ninguna.
-Gracias.
Minah se extrañó por la pregunta pero decidió no responder nada. En pocos minutos Seung Ho salió de su oficina listo para irse, ya era tarde de por si así que no quería quedarse ni un momento mas.
-Hasta luego señor.-hizo una reverencia.
-Adiós.-corto, sencillo y frío, justo como él.
Durante el camino se la pasaba pensando en esa carta ¿por qué la inquietud? No lo sabía, solo quería saber si ya había parado las cartas. Llegó a su casa estacionando su auto, bajó del auto y fue al buzón abriéndolo, ahí estaba una carta.
-¿Otra?-soltó un suspiro. Cerró el buzón y entró. Fue rápido para haberlo mandado esa mañana.-De seguro las manda personalmente.-y así era, las mandaba da personalmente. Dejo todo en su lugar, se preparó café y se sentó en su escritorio como siempre. Tomó la carta abriéndola, empezó a leer...
"Señor:
Lamento si lo incomode de algún modo, solamente lo hacía para que pudiera sonreír un poco. Nunca fue mi intención molestarlo, solo fue que sentí que estaba solo y pensé que con estas cartas lo haría sentir bien, no tan solitario.
Si usted quiere ya no le volveré a mandar ninguna carta. Espero que esté bien y sonría. Fue un gusto recibir una carta suya, adiós."
Bajó la carta tocándose la frente, ¿por qué sentía esto? De alguna forma no le gustó que dejara de mandarle esas cartas. Inconscientemente le había sacado una sonrisa en cada carta que recibía, incluso le dio tristeza no volver a recibir ninguna, sonrió en la parte: "Fue un gusto recibir una carta suya..." sonrió, si, sonrió. Tomó una hoja, pluma y se dispuso a escribir.
"Señorita:
No es que me haya molestado, solamente que me sentía un poco cansado cuando le escribí eso. Puede seguir enviándome cartas, no me molesta, de hecho debo decir que hace mejor mi día.
Esperaré sus cartas."
¿De dónde salió eso? No sabía pero le había gustado, claro que le gustó. Guardo la carta en el sobre, salió y la puso en el buzón. Al entrar a su casa paró en seco sorprendiéndose de lo que hizo.
-¿Qué hice?
Ni él mismo lo sabía, no sabía lo que hizo pero lo hizo. Bufo, y luego sonrió y después rió. Era un cambio radical para él, le gustaban esas cartas. Fue a su escritorio tomando la carta, abrió el primer cajón sacando una caja de madera, al abrirla estaban todas las cartas que esa chica le había mandado. Puso la carta junto a las demás. ¿Qué respuesta le mandará mañana?
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