Capítulo dos.
Capítulo dos.
2
Después de una semana con la chica que se sentaba a mi lado, que me volvía loco, he de admitir; supe su nombre Beky James, tuve que preguntarle un millón de veces porque ella no me lo quería decir, aun así la tenía a mis pies y me respondió. La escuela se volvió menos aburrida mientras la miraba de pies a cabeza y llegue a la conclusión que es una chica multiforme y eso me encanta muchísimo más.
—¿No crees que todo está pasando muy rápido? —interrumpió Scott mis pensamientos sucios sobre ella.
—¿A quien le importa? Es hermosa, ¿qué no la has visto?—contesté.
—Mira como te trae Fletch, está bien que sea algo rápido, pero que sea más rápido, el amor verdadero no es un juego, con eso si yo no juego —dijo Scott levantando una ceja.
Honestamente nunca había visto ese lado de él, es un chico rebelde y le valen muchas cosas, verlo así era extraño.
—Cálmate Scott —. Me acomodé en la banca y comencé a comer mi hamburguesa mientras le explicaba a Scott todo lo que hablábamos
En la secundaria nos decían «Par de chicos malos» claro, solamente los maestros y no había sido porque así nos decían, sino por nuestras travesuras, en ese entonces mi madre cargaba con lo que hacía y ahora ya no, soy más adulto de lo que ella dice, aunque no parezca.
Mi día diario era escuela, casa, escuela, casa y así sucesivamente, sabia que al entrar a la universidad todo eso se acabaría y que después sería; escuela, escuela y más escuela. Quería disfrutar más de todo lo que tenía.
—Oye guapo —. Se acercó Beky junto con Avery y Wendy, sus amigas. —Dylan Rush hará una fiesta en su casa la otra semana, ¿qué dices? —anunció mientras se agachaba hacia sensualmente hacia mi y se acercaba un poco, sonreí como tonto y solté un risita. Dylan es capitán del equipo de fútbol americano y es demasiado popular, es una oportunidad que no puedo perder para algún día convertirme un igual a él.
—Y-yo... —tartamudeé mientras me dejaba llevar por la sensación de quererla más cerca. —Me encantaría ir —solté de golpe. Deje escapar un suspiro y me sentí como tonto.
—Ahí te veré, te mandaré los datos después —dijo sensual Beky mientras plantaba un beso en mi mejilla y después se iba moviendo su simétrica cadera de un lado a otro.
—Espero estar yo también invitado —espetó Scott.
—Sí, ajá...—dije embobado. Sentí un ardor tan fuerte en mi mejilla y un golpe seco.
—¡Ya me hartaste, Hood! ¡Me largo! —gruñó el chico moreno con anteojos. Me sobresalté. ¿Qué había hecho? Corrí detrás de él y lo estiré del hombro.
—¿Qué pasó? ¿Por qué hiciste eso?
—Me caes muy bien y hemos sido amigos desde hace mucho tiempo y nunca te ha pasado eso, joder, me alegro pero parece como si yo no existiese.
Desde aquel día no he hablado con Scott, tal vez si tenía mucha razón la última semana estuve el cien por ciento con Beky y sus amigas, me enteré que tiene un gato, llamado Cake y han tenido muchos perros, cosa que yo no he tenido en toda mi vida, solamente tuve un loro a los cinco años; me he disculpado con él pero no sé qué quiere, dice que todo está bien y que no tiene nada, ya parece una mujer.
Llegue a mi casa después de un largo día, Beky había faltado porque tenía un terrible dolor de estómago, y como fue de esperar, sus amigas tampoco fueron y Scott sigue enojado conmigo, me vine solo y no he visto a Scott en su cuarto paseando como se costumbre. Tuve que hacer amigos nuevos, se me hizo conocer al capitán del equipo de fútbol americano, Dylan y aunque dice que soy un idiota, también dice que soy muy buena onda; algo difícil de creer. Así que con mayor razón iré a su fiesta y me llevaré a Scott para ver si consigue a alguien ahí.
—Me encanta ser tu amigo, tu hermano y tu todo —cantó John.
—¡Basura! —exclamé molesto mientras cambie de canal la televisión y es que realmente eso no ayudaba en nada. Decidí pensar en el porqué estaba molesto Scott. Realmente no tenía porqué... O esperen... Estaba ¿jugando?, de seguro que sí. Escuche unas llaves moverse y me asomé por la ventana, ahí estaba mi mejor amigo parado frente a su puerta.
—¡Hey, ahí quédate! —. Él se volvió a verme y le aceleró a escoger las llaves, cuando estas se cayeron, bajé de prisa y corrí por toda la casa, salí de ésta y Scott estaba a un paso de entrar a su casa. —¡No. Te. Atrevas! —dije dándole poder a cada una de las palabras, él se detuvo. Me le eché encima, abrazándolo.
—Eres mi mejor amigo, así que deja de jugar conmigo —confesé melancólico.
—Sí —exclamó confuso—, dejaré de jugar— dijo un poco extrañado. Y me correspondió el abrazo.
N/A: Aquí les dejo un poco más, porque estoy re emocionada con esta historia, espero con ansias terminarla.❤️
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