Una extraña situación

Tras aquel partido de práctica en el que abrí los ojos, comencé a entrenar junto a Kenma para no volver a sentir aquella sensación de inferioridad.

Las últimas noches me quedaba despierta hasta tarde para ver partidos de reconocidos jugadores y poder intentar recrear sus movimientos. Hace mucho tiempo que no entrenaba tan arduamente, pero lo que diferenciaba esta de las otras veces, era que la motivación de mejorar provenía de mi propia voluntad.

Los movimientos de aquellos jugadores no eran fáciles de imitar. Era la misma sensación que tuve al practicar los movimientos de Ibuki.

- Una vez más - me animó Kenma antes de avanzar hacia mi para intentar arrebatarme el balón. La técnica fue torpe, pero esta vez conseguí pasar por su lado y anotar.

- ¿Estás seguro de que no quieres entrenar con tu hermano? - le pregunté al pelinegro con duda, ya que Ibuki le había propuesto jugar con él para practicar.

- Esto también cuenta como un buen entrenamiento - dijo sin mirarme a los ojos, por lo que tras un suspiro de mi parte, le hablé.

- Mañana irás a entrenar con Ibuki. No sabrás las ventajas que te traerá hasta que lo intentes - le ordené tomando el balón con mis manos - el entrenamiento de hoy termina aquí - le dije decidida - ya me contarás como te fue - concluí con una sonrisa en mi rostro.

- Esta bien - acepto sin ánimos.

(...)

Caminaba por los pasillos de la escuela para ir directamente a entrenar, pero me distraje al ver al equipo de mi hermano jugando. Fue algo inevitable quedarme inmersa en sus movimientos, pero tras unos segundos, salí de mis pensamientos y caminé con más ánimos hacia la cancha en la que acostumbraba jugar.

Al llegar allí, hice el calentamiento correspondiente y comencé a practicar con jugadores imaginarios. Había perdido la noción del tiempo, ya que al darme cuenta ya estaba oscureciendo.

Me detuve de golpe y comencé a caminar  hacia mis cosas, pero en medio camino mis piernas dejaron de reaccionar y me vi de golpe apoyada en el suelo.

- Creo que esta vez de verdad me excedí - dije riéndome de mi propia torpeza. Teniendo en cuenta el cansancio acumulado, decidí recostarme un rato para recuperarme lo suficiente. Afortunadamente la cancha estaba en una zona bastante segura, por lo que estaba segura de que nada malo me iba a pasar.

El cielo oscureció y las estrellas comenzaron a notarse. Al verlas pensé  en como  había cambiado mi vida. Me había reencontrado con mi familia, había hecho buenos amigos y ya no tenía sentimientos negativos hacia el  fútbol. 

- ¿Que haces aquí? - escuché de la nada una voz que me hizo sobresaltar.

- ¿Aoyama? - exclamé con el pulso acelerado debido al susto que me había dado - no me des esos sustos - dije intentando recuperar el aliento.

-... - se quedó callado unos segundos como analizando la situación, pero luego volvió a hablar - no has respondido - insistió.

- Estaba descansando - comencé a contarle - me pasé un poco con el entrenamiento - revelé comenzando a levantarme. Las piernas todavía las sentía pesadas, pero al menos podía caminar a paso lento.

- ¿un poco? - dijo mientras me observaba caminando hacia donde estaban mis cosas - no lo parece - añadió mientras observaba lo sucia que estaba. Supuse que al estar algo lejos, no se veía tan afectado por la mugre que me envolvía.

- y tú, ¿Que haces por aquí? - le pregunté mientras buscaba el celular para poder llamar a casa. En respuesta, el solo me enseñó la bolsa con verduras que cargaba en la mano. Supuse que era para preparar otro de los caprichos de Ibuki - ya veo - le dije para luego marcar el número de casa, pero extrañamente nadie contestó. Intenté hacer lo mismo con los números de Kaoru, papá y los demás, pero nada.

- ¿Pasa algo? - preguntó el de ojos claros con posible curiosidad.

- Solo que al parecer tendré que irme a pie - le dije solo con la extrañeza de que nadie me contestara la llamada - ¿irás a la casa de Ibuki? - le pregunté con curiosidad, ya que estaba más o menos cerca de mi casa.

En respuesta, Aoyama solo asintió.

Durante el camino decidí conversar sobre los partidos que venían y en como mejorar respecto a las jugadas. Aoyama no hablaba mucho, pero de vez en cuando soltaba alguno que otro comentario respecto a eso.

- Por cierto, los vi entrenar más temprano el día de hoy - mencioné al recordar la escena que presencie hoy desde la ventana - el partido que tuvimos la otra vez con ustedes nos hizo abrir los ojos. La próxima vez que nos enfrentemos, espero que tengamos un partido aún más divertido - le comenté al momento en que llegábamos a la casa de los Seigo.

Aoyama asintió y yo estaba por despedirme e irme a casa, pero la salida de cierta persona me detuvo.

- ¿Naomi? -  musitó Kenma al salir de su casa con extrañeza - ¿Que haces aquí? - me preguntó estando más cerca. Aoyama lo observó unos segundos para luego inclinar la cabeza en señal de despedida y entrar a la vivienda.

- Me excedí entrenando - le conteste como si ya fuera costumbre - ¿como te fue con tu hermano? - le pregunté interesada.

- tenías razón - comenzó a decirme él - fue más productivo de lo que imaginé - me confesó - me dijo que podíamos jugar las veces que quiera mientras le comprara la comida - me reveló con resignación, pero se le notaba lo contento que estaba.

- me alegro - admití, pero no podía quedarme mucho tiempo conversando, ya que debía llegar a casa para limpiarme.

- Por cierto - comenzó a decirme él - tu papá me llamó para preguntarme si podías quedarte en mi casa hoy. Al parecer ocurrió una emergencia allá - me informó, por lo que la situación cobró sentido.

- ¿Hace cuanto te llamó? - le pregunté, ya que al llamarlo yo, no hubo respuesta. 

- Hace unos 5 minutos - me contestó - sonaba apurado, pero me dijo que probablemente estarías frente a la casa y que no podía contactarte. Por eso salí a buscarte - me dijo dándose cuenta de mi estado - deberías ir a bañarte. Tomaré prestado uno de los pijamas de Kozue. Por si no la recuerdas, es la novia de mi hermano - agregó al ver mi cara de desconcierto.

- mmm... está bien - terminé aceptando. La situación era muy rara, pero a esta hora del día no había mucho que hacer - gracias - le dije mientras él me hacía entrar a su casa.

- Llegaron bastante rápido - exclamó Ibuki al vernos llegar - Kenma ya me dijo la situación, siéntete como en tu casa - me dijo antes de que Aoyama apareciera usando un delantal. La situación era bastante peculiar, pero al ver el semblante pálido que puso Aoyama al ver mi ropa, opté por bañarme primero.

Vaya noche iba a ser esta.

Notas de la autora

Espero que les haya gustado el capitulo 7u7

¿Que cosas podrían pasar estando bajo el mismo techo? '-'

¿Que piensan ustedes que pasará? xD

Nos leemos en el próximo capitulo~

(puede que suba el próximo capitulo en la noche :3)

¡Maldición wattpad! este capitulo lo publiqué hace como 2 horas xD

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