Un día inolvidable

Aquella mañana tan esperada había comenzado de buena forma, pero a medida que pasaban los minutos, los contratiempos iban en aumento.

Primero fue la noticia de que, al vehículo principal de la familia, se le habían pinchado todas las ruedas. En segundo lugar, su bicicleta no estaba y para empeorar las cosas, Kaoru sufría del mismo problema.

—¿Qué vamos a hacer? —Decía mi hermano con ambas manos depositadas en su cabeza, pero con tranquilidad deposité una mano en su hombro para llamar su atención.

—Lo mío nunca ha sido destacar demasiado, pero supongo que puedo hacer una excepción — Admití, tomando mi celular para marcar el número de nuestra salvación. Al ver el nombre del contacto, a mi hermano se le iluminaron los ojos.

(...)

—¿Todavía no llegan? — preguntó la entrenadora de Fujimi mordiéndose una uña, pero la figura de alguien conocido se acercó, mostrándose bastante relajado.

—No se preocupe, Naomi nunca llega tarde —Le contó Kenma con su uniforme listo, admitía que la ausencia de la albina lo mantenía un poco intranquilo, pero la conocía bastante bien para saber que no se perdonaría llegar tarde al juego de hoy.

Aoyama escuchaba la conversación a unos pasos de ellos. La ausencia de su tan esperada contrincante lo tenía curioso, pero escuchar aquello solo le confirmaba que debía mantener la calma y confiar en la nombrada. Él sabía que este partido era igual de importante para los dos, por lo que se fue tranquilo a esperar la llegada de su compañero de equipo, quien, por cierto, no iba en las mejores condiciones.

—¡NO PUEDO MÁS! —Gritó con la cara azul el de cabellos castaños, pero su hermana a diferencia suya, mantenía su semblante tranquilo.

—¡AGUANTA, YA CASI LLEGAMOS! —Le respondió ella con una sonrisa que hace años no veía el de orbes cafés —¿LISTO? —Le preguntó, consiguiendo que se pusiera en blanco ante lo que su melliza planeaba hacer.

En ese mismo instante, las gradas estaban llenas y los equipos comenzaban a salir hacia la cancha, pero...

—¡NOOOO! — Retumbo el grito del jugador de Fujimi que faltaba, obligando a todos a detener sus pasos o hasta retirarse. El césped comenzó a sacudirse con fuerza ante la potente corriente de viento.

—Creo que esto es lo más loco que ha hecho —Concluyó Kenma con una estúpida sonrisa burlona, pero como era obvio, el sonido que hacían las aspas del helicóptero no permitieron que otros escucharan aquellas palabras.

Naomi como si no fuera nada, se deslizó por aquellas escaleras colgantes del helicóptero y llegó a tierra, corriendo hacia su equipo con una sonrisa que nunca le habían visto hacer, pero esta no duró mucho, ya que, al cruzar miradas, entre el rojo y el azul una especie de competitividad emergió.

— Perdón por hacerte esperar —Soltó ella en un volumen normal que por raro que sonara, fue completamente audible por la estrella del equipo rival —Tengamos un juego divertido — Concluyó, escuchando como su transporte se retiraba tras bajar su hermano del mismo.

Después de aquella vistosa escena, ambos equipos se separaron para armar sus estrategias y confirmar algunas cosas. Tras haber transcurrido los 15 minutos correspondientes para que arreglaran el desorden provocado por aquel vehículo aéreo, pudieron comenzar el tan esperado partido.

Todos se encontraban motivados y el sonido del silbato, fue lo que dio inicio a aquel juego que sería recordado por muchos como el más cerrado de todo el año.

(....)

—¡Aquí! —Gritó Kenma, esperando que Naomi le mandara el balón para adentrarse en la defensa, pero la implicada no se lo mandó, sabía que Aoyama esperaba aquello para robar la pelota. En cambio, ella hizo uso de las nuevas técnicas que había visto en televisión, logrando elevar el balón sobre su oponente para rebasar su defensa.

Aquello se convirtió en el primer gol del juego, siendo vitoreado por muchas personas, pero seguido de ese, otro del equipo contrario igualó el marcador.

Este juego era muy diferente al que tuvieron hace tiempo, en este se notaba el esfuerzo que cada equipo había tenido que hacer para progresar. Era un nivel totalmente diferente y quienes más destacaban, eran Aoyama y Naomi, quienes se enfrentaban indirectamente por el momento. Eran pocas las jugadas que tenían involucrado al otro, pero eso no evitaba que quienes los conocían, vieran en sus ojos una llama ardiendo en busca de la victoria.

A diferencia de muchos otros partidos, ninguno de los jugadores estaba nervioso. La rivalidad que había nacido en aquel día en la playa y en el gimnasio de su club, los había absorbido por completo. Nadie existía excluyendo a sus rivales y compañeros. Era uno de esos partidos que solo podían llevarse a cabo de uno en un millón. Era un día que todos recordarían con alegría, sin importar el resultado.

El primer tiempo finalizó y el marcador permanecía en lo que parecía ser un eterno 1-1. Todos se veían exhaustos, pero nada borraba la sonrisa que varios tenían en sus rostros. obviamente Aoyama permanecía con su habitual inexpresividad, pero en sus ojos yacía ese brillo que pocas veces se podía ver en él.

El segundo tiempo comenzó y todos daban lo máximo que sus cuerpos les permitían. El sudor era algo de lo que ni Aoyama podía carecer, pero no se le veía especialmente afectado por ello. En una habilidosa maniobra, Kenma pudo anotar el segundo gol de su equipo para obtener la ventaja, pero a los 10 minutos del término, Kaoru se las ingenió para anotar con ayuda de Aoyama.

Estaban nuevamente igualados y el verdadero peligro se acercaba. Aoyama esperaba atento a la señal de los 5 minutos que la entrenadora debía hacerle, pero aquello a Naomi en vez de asustarla, solo la emocionó. Jugar contra el 100% de rendimiento de su amigo siempre era un motivo para llenarse de determinación, pero tampoco podía dejarse llevar por aquella emoción. Ella debía pensar con la mente fría en su siguiente movimiento.

El esperado momento llegó. La cancha se había convertido en un verdadero campo de guerra para quienes se hallaban ansiando la victoria y el enfrentamiento que todos deseaban presenciar, comenzaba a desarrollarse.

Naomi y Aoyama comenzaron a luchar por el dominio del balón como si fueran los únicos en toda la cancha, pero a pesar de que la pelea era compleja, el vencedor se dio a conocer en los últimos segundos del partido.

Aoyama había logrado pasarla, dejándola sin tiempo de reaccionar para cuando el balón entró al arco que le pertenecía a su equipo.

El silbato que indicaba el término del partido sonó y como si aquello fuera un interruptor, las piernas de Naomi dejaron de responder, haciéndola caer al húmedo césped de la cancha. Su respiración agitada era la prueba de que lo había dado todo, pero lo que de verdad resaltaba en la escena, era la enorme sonrisa que mantenía en su cara con los parpados cerrados.

Con lentitud abrió los ojos al sentir que algo le tapaba la luz de los reflectores del techado edificio, observando con una mezcla de cansancio y satisfacción la mano que se hallaba extendida hacia ella.

Con confianza la estrechó y logró levantarse con la ayuda de aquel chico, quien aún no cortaba el contacto que tenían entre ellos.

—Fue un buen partido —Le confesó el de orbes azules, dejando que se le filtrara aquella sonrisa pequeña al exterior.

—No será el último —Le contestó la de cabellos claros, al fin separando su mano de la de él. Aquel había sido el primer contacto que establecía piel con piel con Aoyama.

Después de la escena, los aplausos no se hicieron esperar. Los dos equipos hablaron entre sí y la premiación se llevó a cabo, quedando Fujimi en el primer lugar.

Ambos equipos se retiraron satisfechos. Aquel día no hubo tristezas, solo recuerdos que nunca desaparecerían de sus memorias.

Notas de la autora

Espero que les haya gustado

Lamento la tardanza xD

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