¿En problemas?

- ¿Eso es todo? - les pregunté a los chicos de mi club al ver que ya no quedaba nada en el porta equipaje.

- Si - respondió uno de ellos animado.

- Naomi, te queríamos agradecer por todo - dijo uno de los chicos siendo secundado por el resto - quitando el entrenamiento de Kenma, disfrutamos mucho de nuestra estadía en aquel lugar - dijo contento - siento que ahora estoy más motivado - me confesó, pero la expresión que hacia Kenma casi me hacía reír.

- Me alegro mucho, ahora corran o Kenma no los dejará descansar - les dije burlona, por lo que tras una corta despedida, los chicos se adentraron en aquel edificio que de a poco, iba perdiendo aquel ambiente tétrico que lo envolvía en el pasado.

- Vamos - me dijo Kenma caminando hacia el vehículo que nos llevaría de vuelta a nuestras casas.

(...)

- ¿Que tal te ha ido con tu hermano? - le pregunté a Kenma mientras devoraba el almuerzo en el salón.

- Supongo que bien - me dijo indiferente - pero aprendí que jamás hay que dejarlo usar la cocina - me respondió burlón - Si no fuera por Aoyama que va de vez en cuando y Kozue que es su novia, se hubiera muerto de hambre hace mucho - me contó con gracia.

- Lo dices como si tu fueras diferente - le dije en provocación.

- Al menos lo que hago es comestible - me respondió, por lo que no pude evitar reír.

- Oh, Aoyama... ¿vas a desafiarlo hoy también? - le preguntó Kenma al ver pasar al nombrado. Este al parecer ya había terminado de comer en la sala del director como decían los rumores.

-...- lo miró unos instantes y asintió para limpiar su lugar, el cual estaba justo detrás de mí.

- Suena interesante - dije con la cara apoyada en mi mano - ¿Puedo ir? - les pregunté a los dos. Kenma solo se encogió de hombros como siempre y Aoyama... siguió limpiando.

- Lo tomaré como un si - dije algo agotada. Tal como había prometido, había dejado de utilizar los lentes de contacto y a algunos pareció incomodarles. Otros cuantos reaccionaron como los de mi club y parecían bastante maravillados. A veces me sorprendía lo que unas simples caricaturas podían causar en la gente.

Al terminar las clases, le mandé un mensaje al grupo de whatsapp de la familia y les avisé que saldría con Kenma. No quería decirles que vería un partido entre Aoyama e Ibuki porque seguramente aparecería Kaoru a interrumpirlo. No quería ser mala, pero dudaba de que a Aoyama le gustara verlo allí.

Lo siento hermano

Como Aoyama tenía entrenamiento en el equipo todavía, me dediqué a jugar un rato con Kenma en la cancha que ocuparían esos dos más tarde. No pensaba quedarme quieta hasta que llegaran los "rivales".

Para cuando ellos aparecieron, nosotros ya estábamos descansando. Kenma me miraba molesto, ya que le había ganado por poco. Al principio Ibuki, el hermano del pelinegro que me observaba molesto me observó con curiosidad, pero simplemente le restó importancia y fue a hablar con el obsesivo por la limpieza.

El partido entre ellos fue impresionante. En ese momento solo podía observar los movimientos de piernas que hacían para hacerse con la victoria, pero al final el resultado terminó siendo una derrota para el de ojos azules.

- Esta vez quiero Katsudon - le dijo el hermano de Kenma animado. Se notaba de lejos que esto ya era una costumbre entre ellos.

- ¿Lo viste? - me preguntó Kenma con la mirada fija en mí.

- Sus pasos fueron increíbles - le dije sonriendo, pero a Kenma aquella reacción solo le hizo suspirar.

- Veamos hasta donde puedes adaptarlo a ti - me dijo sonriendo burlón. Si para algunos yo era un demonio por mis ojos rojos, en el club en el que estaba, era un monstruo por copiar los movimientos de los demás con solo verlos en acción una vez.

- Haré lo que pueda. No soy perfecta ¿sabes? - le dije levantándome de la banca - incluso si pudiera, no estoy segura de poder usarlo en un partido real - comenté estirándome.

Desde ese día, me puse a practicar aquellos movimientos una y otra vez. Las fallas eran muchas y algunas veces me caía tras chocar con mis propias piernas. Esto lo hacía en una de las canchas de la escuela que se desocupaban temprano.

- Una vez más - murmuré levantándome tras la caída, pero antes de hacerlo, la sombra de alguien bloqueó los leves rayos del sol que llegaban a mi rostro.

- Deberías descansar - me dijo Aoyama con el balón de fútbol en sus manos cubiertas por sus típicos guantes.

- Tal vez debería - respondí al darme cuenta de que me había lastimado las rodillas - es raro verte aquí - le dije caminando hacia el bolso que siempre traía conmigo - creí que estarías desafiando a Ibuki otra vez - le dije bromeando un poco.

- Estaba ocupado - respondió secamente con esa mirada inexpresiva de siempre.

- Eso explica muchas cosas - dije sin recibir ninguna otra respuesta. De mi bolso saqué un kit de primeros auxilios. Se me había hecho costumbre llevarlo cuando iba a entrenar. Mientras me curaba las heridas, Aoyama miraba el balón de fútbol - mmm....- murmuré pensativa - ¿Qué tal si jugamos un poco? - le pregunté algo entusiasta - en el partido que tuvimos en la playa, Kenma fue el que más jugó contra ti - dije con las rodillas "curadas".

Aoyama se tomó su tiempo, pero acabó asintiendo.

Verlo no era lo mismo que vivirlo en carne propia. Aoyama tenía una precisión increíble y eso me complicaba mucho las cosas. Estaba en aprietos, ya que no tenía a mi equipo para armar jugadas, pero aun así me sentía a gusto con la presión del duelo.

Por unos instantes vi los movimientos que estaba haciendo Aoyama y recordé las reacciones de Ibuki ante ellas. Fue un breve instante, pero cuando reaccione a lo que había hecho, la pelota ya se encontraba entre mis piernas.

Había pasado a Aoyama con el mismo movimiento de Ibuki.

Y este me observó de forma inquisidora.

Creo que acababa de meterme en problemas.

Notas de la autora

Espero que les haya gustado el capitulo

Hasta el próximo

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