El último esfuerzo
El día del partido llegó sin darnos cuenta y actualmente me encontraba en las bancas del equipo, esperando que dieran el aviso para que comenzara el juego.
Aika al enterarse de que no jugaría, comenzó a hacer un escándalo que afortunadamente fue al interior del edificio. Sus palabras hirientes no me causaron el efecto que ella hubiera querido, pero admitía que haberla visto así, se sintió un poco gratificante.
El partido dio inicio y Aika también jugaba. No se le daba mal, pero siendo sincera no igualaba a ninguno de nuestros titulares. Ellos no habían estado entrenando por nada, además, los consejos y observaciones que les había hecho pareció ayudarles, lo que me hizo alegrarme mucho por su progreso.
Cuando los chicos me habían dicho que no me preocupara por el resultado del partido, se veían llenos de confianza y ahora sabía porqué. Todos habían dado lo mejor de sí para superarse a si mismos, lo cual se veía claramente en los resultados del partido. Nuestro equipo iba ganando con bastante diferencia. Algunos jugadores del equipo contrario les daban pelea y lograban anotar ciertas veces, pero no fueron las suficientes para derrotarlos
El resultado fue como queríamos y sin haber tenido que jugar, habíamos derrotado inmensamente al otro equipo. Ahora solo nos hacía falta ganar el próximo partido para enfrentarnos al equipo de mi hermano y completar mi promesa con Aoyama.
Caminábamos para volver al club, cuando Aika apareció bloqueandonos el paso.
- ¿¡Por qué siempre tienes que ganar!? - me gritó con la mirada baja - ni siquiera jugaste contra nosotros, ¿Tan segura estabas de que ganarían sin ti - me pregunto bastante descontrolada. Con una seña les hice entender a mis compañeros que retrocedieran mientras Kenma se posicionó a mi lado.
- No es seguridad - le comenté con neutralidad - simplemente creí en ellos - mencioné observando su estado - tú nunca has pensado en nadie más que en ti misma, así que no lo entenderías - acabé por decirle, retomando la caminata sin volver a mirarle la cara. Todos silenciosamente me siguieron, hasta llegar al bus que nos llevaría de vuelta al club.
Aquella escena me mantuvo pensativa la mayor parte del viaje, pero ninguno de mis amigos me preguntó nada referente a ello, cosa que agradecí.
Al llegar hicimos una celebración, pero yo me encontraba algo ausente, cosa que mis compañeros supieron sobrellevar. Mientras ellos compartían, yo estaba sentada en la cancha, sumergida en las palabras de Aika y mis propios sueños.
- ¿Que te pasa? - me preguntó Kenma sentándose al lado, por lo que decidí compartirle mis preocupaciones. Supuse que él podría decirme algo más al haber crecido aquí también.
- Ayer tuve un sueño extraño - comencé a relatarle, obteniendo su completa atención - me vi a mi misma hablando con un niño, pero no pude verle el rostro. Solo sé que él tenía miedo de que lo tocara - le dije intentando recordar algo más, pero fue en vano.
- mmm... No creo que haya sido un sueño - me soltó - no lo recuerdo muy bien, pero en ese tiempo siempre estabas con alguien pegado a ti - me reveló, a lo que lo observé algo sorprendida - no se lo que pasó después, pero nunca lo volví a ver - acabó por decirme, a lo que bajé mi mirada al suelo pensando en el por qué no lo recordaba.
- ¿Algo me ocurrió en aquel tiempo? - le pregunté preocupada, a lo que Kenma se llevo una mano al mentón intentando hacer memoria.
- Creo que tuviste un accidente - acabó de decirme - pero no deberías preocuparte por estas cosas todavía - me intentó aliviar - recuerda que nos falta un partido más para jugar contra ellos - me dijo logrando desviar el tema.
- Tienes razón - le contesté sonriendo un poco - creo que ya va siendo hora de regresar - le comenté, a lo que este decidió acompañarme de camino, ya que también debía ir a su casa para ver si Ibuki al fin había vuelto.
- No lo pienses mucho - acabó de decirme antes de irse a su casa. ante sus palabras solo pude suspirar cansada y abrir el portón que me llevaría al interior de mi hogar. Allí Kaoru y mi hermana comenzaron a festejar que habíamos ganado el partido. Mi hermano estaba feliz de que faltara poco para que pudiéramos volver a jugar contra ellos, pero aún no estaba decidido. Todos debíamos ganar hasta que la fecha de nuestro partido llegara.
Y había un impedimento para que ese sueño se cumpliera, llamado Ibuki.
Con quien nos enfrentaríamos en el próximo partido.
(...)
- No dejes que los comentarios de los demás te afecten - le decía a aquella silueta que se encontraba a mi costado - ellos solo tienen miedo de nosotros - hablaba intentando animarlo un poco - ¿Tú no tienes miedo del color de mis ojos? - no pude evitar preguntarle, aún después de decirle aquellas cosas, el color de mis ojos me generaba bastante inseguridad, ya que las expresiones de la gente que los veía por primera vez, siempre eran negativas.
- No, ¿por qué? - me respondió con curiosidad - tus ojos son muy bonitos - acabó diciendo, a lo que mis pequeños puños se apretaron antes de dejar que una sonrisa apareciera en mi rostro.
- Gracias, ...... - el resto no lo pude escuchar, ya que un zarandeo me hizo despertar
- Hermana, levántate o no llegaremos al partido de mi hermano - me dijo Karin ya vestida, por lo que no tuve más opción que arreglarme sin olvidar el nuevo recuerdo que había tenido. Pero lo que no cambió desde que me levanté, fue aquella sonrisa que adornó mi rostro por el resto del viaje. Al parecer, si había habido alguien que no me había considerado un monstruo en aquellos tiempos, por lo que me decidí a intentar por todos los medios recordarlo. Quien sabe las cosas de las que me había olvidado debido a aquel accidente.
Al llegar a las gradas, me senté junto a Karin en las primeras filas para apoyar al equipo, estaba segura de que ganarían, pero debía prestar atención, ya que de ganarle a Ibuki, estaríamos jugando contra ellos.
Después de un rato, su partido comenzó.
Como siempre yo y Karin los animábamos, pero creo que no había hecho falta.
Fue otra victoria para ellos, pero aquello solo me había hecho pensar en lo difícil que sería ganarle a Ibuki en el próximo partido.
Con Karin íbamos de vuelta cuando sentí que alguien me sostenía el brazo para detenerme.
- ¡Hermano! - dijo Karin al verlo, felicitándolo por haber ganado este juego, pero a su lado también estaba Aoyama, quien con la misma expresión de siempre, me habló.
- No pierdas - fue todo lo que me dijo antes de retirarse. Tras aquellas palabras, los tres nos fuimos a casa, pero en mi mente no solo resonaban las palabras que él me había dicho, sino en como entrenaría para ganar el próximo partido.
Mañana al fin podría volver a entrenar y no desaprovecharía el tiempo que me quedaba. Debía planear algo, para poder cumplir nuestra promesa.
Pero la promesa de enfrentarse en la final, era mucho más importante de lo que ella creía.
Notas de la autora
tengo una manía por actualizar tarde xD
Espero que les haya gustado el capítulo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top