Donde vivir
Después de que la ubicación a la que tenía que llegar fuera aclarada, no me esforcé en ocultar mi descontento. Oliver se disculpó al apenas entender la situación, pero mi cara de disgusto no desapareció. Solo le pedí que me llevara de una vez para poder descansar.
Afortunadamente, no tardamos más de 10 minutos en llegar a aquella casa de dos plantas, la cual gozaba de una impecable pintura blanca. Aquel detalle sin querer, me hizo abandonar el semblante serio de antes para reemplazarlo con una pequeña sonrisa.
Oliver rápidamente abrió la puerta para dejarme entrar, pero para mi sorpresa, al apenas poner un pie dentro noté las baldosas húmedas. Afortunadamente, solo había pisado la alfombra del recibidor, así que no había ensuciado nada todavía.
Ahogué un suspiro por el cansancio acumulado y retrocedí ante la mirada interrogativa del castaño, sentándome en el pasto del patio. Mis zapatillas probablemente mancharían el piso y no quería estropearle el trabajo a quien lo había limpiado.
Oliver siguió observándome por un rato, hasta que se volteó listo para entrar en la casa, ignorando que sus zapatos posiblemente tendrían tierra y dando un paso hacía adelante con seguridad, pero este nunca toco las baldosas, ya que lo que reconocí como una botella de cloro, se estampó en su cara, haciéndolo caer hacía atrás por el golpe.
—Limpia tus zapatos si vas a entrar —Mencionó un chico asomándose por la puerta con obvio disgusto —Tú —Soltó esta vez viéndome a mí y haciéndome estremecer levemente de la sorpresa —Puedes usar esto para entrar —Añadió sin el tono molesto de antes, mostrándome unas pantuflas que depositó con cuidado en la entrada.
—¡¿Y yo?! ¡Esas son mías! —Gritó Oliver dándose cuenta de aquel detalle, pero no pudo moverse por la intensa mirada molesta que el chico de rizos negros le estaba dando.
Con cuidado e ignorando los reclamos de Oliver, hice lo que aquel chico me dijo, tomando mis zapatillas sucias con las manos para limpiarlas más tarde.
Luego de dar unos cuantos pasos, él se detuvo e hizo contacto visual antes de hablar, aunque por la mascarilla que llevaba puesta, no podía ver por completo su rostro.
—Soy Adam, tu habitación está subiendo las escaleras. Es la primera puerta a la derecha —Me compartió sin desperdiciar ninguna palabra —E intenta no ensuciar nada por favor —Añadió antes de retirarse.
Luego de aquella pequeña conversación, fui directamente a la habitación que él me había indicado. Al apenas entrar, Me acosté en la cama y a los minutos, acabé durmiéndome por lo exhausta que me sentía.
Por fortuna las condiciones que había pedido respecto al viaje, fueron cumplidas a la perfección. Con anticipación llegué al aeropuerto y pude limpiar la zona que utilizaría durante el vuelo.
No podía permitirme viajar con mucha gente, sobre todo desconociendo sus hábitos de higiene.
Fue por ese motivo que me permitieron ir a Alemania en un avión privado.
El traslado comenzó y observé por la ventana al Japón que estaba abandonando, observando también a los otros aviones que seguían esperando a sus pasajeros para partir.
Por un momento, creí ver un punto blanco que rápidamente desapareció al elevarnos en el aire.
Cerré los ojos por un momento tranquilizándome y los volví a abrir para encontrarme con las escasas nubes que decoraban el cielo.
Había disfrutado mucho el tiempo que pasé en aquella preparatoria, pero no podía rechazar esta oferta. Incluso si para ello tenía que abandonar a las personas que ya consideraba cercanas.
En estos momentos, Naomi de seguro estaba abordando su vuelo. Ambos habíamos tomado la decisión de irnos lejos, pero siempre que siguiéramos jugando, podríamos encontrarnos.
Con eso en mente, me acomodé bien para dormir durante el viaje. De esta forma la diferencia horaria no me afectaría demasiado.
Llegué al edificio en el que estaría viviendo por tiempo indefinido. Aún no manejaba el idioma y probablemente me tomaría tiempo acostumbrarme a él.
Limpiar el piso a pesar de verse superficialmente limpio, fue una necesidad. Incluso si estaba algo agotado por el viaje no podía solo acostarme en cualquier lado si no lo limpiaba yo mismo.
Acostumbrado a estas actividades, no me tomó tanto tiempo y acomodé las pocas cosas que me había traído conmigo. Entre ellas, se encontraba una foto bastante antigua, la cual dejé encima de un mueble cercano a la cama.
Me quedé un tiempo observándola.
Aquel niño había desaparecido después de un incidente y esa fotografía era lo único que tenía para recordarlo.
Con algo de esfuerzo me obligué a separar la mirada de aquella fotografía para terminar de ordenar todo, pero justo cuando estaba por dar un paso hacía atrás, el timbre de la casa comenzó a sonar.
El pensamiento de tener a desconocidos entrando en el departamento que acababa de limpiar me dio escalofríos, pero tampoco podía ignorar a quien llamó sin haberlo visto al menos una vez.
Con resignación, me puse la mascarilla y me dejé los guantes puestos.
Al abrir la puerta para ver quien tocaba el timbre con tanta insistencia, noté a dos personas que con solo verlas ya me provocaban dolor de cabeza.
El más alto tomó la palabra y comenzó a hablar en alemán, pero apenas podía entender palabras sueltas y la conversación no avanzaba, lo que al final provocó que aquel chico comenzara a agarrarse los cabellos con evidente frustración.
Fue en ese momento que su compañero tomo acciones, sacando de su bolsillo un celular que probablemente tenía una aplicación para traducir, pero ellos no sabían mi nacionalidad, por lo que con el guante puesto, apunté la bandera de Japón y al fin entendí lo que me habían dicho.
—¿Sabes cocinar? —Fue lo que aquel aparato electrónico soltó, haciéndome dudar instantáneamente de la efectividad de la aplicación, pero el rugido de los estómagos de ambos chicos me devolvió a la realidad.
¿Qué iba a hacer?
Y como siempre, en todo momento mi expresión permaneció neutral.
Notas de la autora
Perdón por demorar tanto tiempo.
Para variar, estuve ocupada con temas relacionados a los estudios y escribir desde el punto de vista de Aoyama también es un poco complejo xD
Espero que les haya gustado el capitulo y sus críticas siempre son bienvenidas.
Muchas gracias por leer y hasta pronto.
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