Acciones extrañas
Continuábamos recorriendo los distintos hábitats del zoológico. El silencio entre todos llamaba mi atención, pero no dije nada al distraerme fácilmente con los animales que contemplaba. Acabábamos de pasar a una jirafa, cuando vimos una edificación con un letrero que rápidamente llamó la atención de Aoyama.
Al entrar, tal y como lo expresaba el cartel nos encontramos con varios gatos. Aoyama misteriosamente había sacado unos juguetes para jugar con los felinos, pero dejé de contemplarlo al notar a unos cuantos frotándose con mis piernas. Les estaba haciendo cariño, cuando una voz conocida me sorprendió.
- Odagiri - solté sorprendida de coincidir con ellas en esta salida, pero también note que su atención estaba especialmente dirigida al de ojos claros. Sobra decir, que habían varios gatos colgando de sus brazos. Era una vista bastante peculiar.
Después de habernos saludado, nos retiramos del recinto y vi que Aoyama preservaba aquella tranquilidad que lo caracterizaba. Odagiri y Gotou se encontraban hablando de algo que no pude oír, pero la más pequeña se veía algo decaída.
Apartando mi mirada de esas dos, pude ver a lo lejos una laguna que me llamó la atención. El brillo de la tarde se reflejaba en el agua cristalina de manera fascinante. Por un momento me quedé inmersa en aquella vista, pero Odagiri no tardó en sacarme de aquel trance.
- Naomi chan, iremos a buscar unos botes, ¿Quieres subir a uno? - me preguntó, pero de forma instintiva me negué. Prefería contemplar aquella vista desde el puente en el que me encontraba, por lo que ellos continuaron caminando hacia el otro lado para conseguir aquellos transportes.
Sonreí levemente al ver como parecían divertirse. Estar un rato sola, podría causarme algunos malestares a veces, pero en un ambiente relajado como este, me permitía indagar sobre mis preocupaciones.
instintivamente me llevé una mano hacia mi pelo al pasar una corriente de aire, pero al sostener un mechón de mi ahora corto cabello, me hizo preguntar sobre las memorias perdidas que tenía. con tranquilidad, me senté y deje salir por los orificios de la madera a mis piernas inquietas. Los chicos se habían separado y solté una risa al ver a aquel chico que venía con Gotou usando unos binoculares para observar a la misma. Tras reír un poco y pensar en lo que hacían, acabé caminando hacia donde ellos habían estado y conseguí una de esas canoas para navegar un poco y no perderme la experiencia. Usar los remos era un poco agotador, pero podía hacerlo decentemente.
Tras notar que la distancia entre la tierra y yo ya se hacía notar, decidí dejarlo hasta ahí y recostarme un poco para ver como lentamente se iba acabando el día. Los movimientos que hacía la canoa por la leve corriente de agua era relajante, pero al escuchar de cerca la voz de Gotou, me levanté un poco para quedarme sorprendida por lo que veía.
- ¿Todo bien? - soltó con aquella voz inexpresiva, pero se podía ver un poco más serio de lo habitual. Gotou se veía preocupada, ya que Aoyama literalmente estaba parado sobre el bote que ambos compartían y podría caerse, teniendo serías consecuencias debido a su fobia.
- Si, deberías preocuparte un poco más por ti, podrías caerte - le comenté al momento en que me preparaba para tomar nuevamente los remos para retornar a la orilla, pero antes de lograr mi cometido, pasó algo que me tomó desprevenida.
El bote se sacudió un poco con el nuevo individuo que tenía encima. Aoyama al parecer no se mostraba asustado con el movimiento, pero juraría que a mí se me había detenido el corazón al pensar en él cayendo al agua.
- ¿Estás loco? - le cuestioné mientras veía como se sentaba con sus guantes puestos. Su semblante imperturbable apareció en su rostro como si mi pregunta no tuviera fundamento - no tienes remedio - suspiré resignada, para luego dirigir la mirada hacia Gotou, la cual observaba al chico de forma extraña - ¿Estás bien Gotou? - le pregunté, recibiendo un leve respingo de sorpresa por su parte. Afortunadamente, los botes no se encontraban muy lejos entre si, por lo que su amigo repitió lo hecho por Aoyama y se fue con Gotou a la orilla. Odagiri también se las supo arreglar bien, no por algo era una deportista. En cuanto a nosotros, mantuvimos una pequeña conversación mientras Aoyama remaba. Al parecer había venido bastante preparado para la ocasión.
- Mañana - soltó él en medio del camino - ¿tienes tiempo? - me preguntó sin hacer contacto visual.
- ¿Si? - contesté dudosa. Que él me preguntara eso era bastante inusual.
- Bien - contesto sin decir nada más. Aquello me confundió, pero no indague mas en el tema, ya que sabía de sobra que no me lo diría hasta quererlo el mismo.
Al llegar a la orilla, dejamos los botes con su propietario y nos retiramos. El trayecto esta vez, fue muy callado considerando que Odagiri estaba con nosotros, pero no dije nada. Solo continúe caminando con la escena antes vivida repitiéndose en mi cabeza.
Aquello había sido raro, pero no incomodo.
Habíamos llegado a la salida, cuando comenzamos a despedirnos. Cada uno tenía que irse por algún lado, y en mi caso tenía que ir a buscar mi bicicleta. Tras terminar de despedirnos, camine junto al de ojos claros a buscar nuestro respectivo transporte. Aquello no me sorprendía, ya sabía que Aoyama no utilizaba los transportes públicos debido a su fobia, pero a diferencia de las veces anteriores, el silencio que manteníamos no era incomodo, sino lo contrario.
Al llegar, retire el candado que mantenía sujeta mi bicicleta y comencé a caminar con ella al costado.
Todavía no me despedía de Aoyama, por lo que me acerque a donde él se encontraba. No me sorprendió para nada el verlo limpiar un poco su bici. Supuse que incluso dejándola aquí, no sabía si alguien la había tocado o algo así.
Decidí esperar a que terminara, no debería de tardar mucho y tampoco quería dejarlo solo en medio del parking para bicicletas.
Como pensé, solo le tomo unos minutos el terminar su labor y al ver que volteaba para verme, pude soltar las palabras de despedida que quería.
- Me divertí mucho, gracias por haberme invitado - le comente - pero a la próxima no te arriesgues de esa manera - termine regañándolo sin querer, aunque la sonrisa que tenia no mostraba enojo.
Tras haberle dicho aquello, comencé a caminar hacia la salida del parking para poder montar la bicicleta e irme, pero al parecer alguien pensaba distinto.
- ¿Qué haces? - pregunto al verme caminar hacia la salida.
- Estoy volviendo a mi casa - le respondí con obviedad - comienza a oscurecer, así que debo apurarme - termine diciéndole, ya que volver sola y de noche en bici, no se sentía muy seguro.
- Por eso - me dijo con su habitual inexpresividad. Esta vez era él quien hablaba con obviedad - espérame - acabo por decir, tomando con sus manos enguantadas su bicicleta.
Si lo de antes había sido extraño, no sabía que palabra usar para describir esta situación, mas no me quejaba, al menos ya no sentía esa inquietud de lo que podría pasar por ir sola.
Al salir, Aoyama rápidamente tomo la delantera, pero no tuve problema en seguirle el paso. Afortunadamente, estas áreas contaban con ciclovías, por lo que no teníamos mayores complicaciones con los demás vehículos.
- ¿Vives cerca de mi casa? - le pregunte de la nada, cuando nuestro camino se hizo lo suficientemente ancho como para ir a la par.
- ... - pude ver como se quedaba en silencio, por lo que pensé que quizás no quería responder, pero antes de decirle que estaba bien no recibir respuesta, el se me adelanto - más o menos - acabo diciendo, a lo que sonreí al sentir que comenzábamos a acercarnos un poco mas - pero no le digas a nadie - agrego con esa mirada neutra de siempre.
Ante sus palabras, le afirme que no lo haría, ya que conocía a mi hermano y sabia que lo seguiría hasta irrumpir en su hogar solo por curiosidad. Eso sin contar con las posibles acosadoras. Ante aquel escenario, un escalofrió recorrió mi cuerpo y en nada, acabamos frente a mi casa.
- Gracias por acompañarme - le agradecí, ya que no me había sentido insegura en ningún momento.
- Vendré mañana a las 10, usa algo cómodo - termino por decir, antes de retomar su camino y desaparecer de mi campo de visión.
¿Que pasaría mañana?
ante aquella pregunta, muchas cosas se me ocurrían, pero ninguna era lo suficientemente realista como para considerarla posible.
Solo me quedaba esperar y cumplir con lo que él me había pedido.
Notas de la autora
Espero que les haya gustado el capitulo.
Hasta la próxima.
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