Capítulo 9: Por ella
El chico que estaba frente a Ruby parecía tener su edad, tenía el cabello castaño corto y ojos marrones aburridos. Era alto, no más que yo, pero parecía cernirse sobre mi Bizcochito como si la conociera muy bien. La miraba con anhelo y algo más que no me atreví a poner en palabras por miedo a que lo que había escuchado se hubiera materializado en este momento.
Mi mayor miedo se hizo realidad al escuchar a mi hermano decir algo que me puso los pelos de punta.
—Así que ese es tu ex —dijo él sin mucho entusiasmo.
Miré a Bizcochito asentir.
Su rostro carecía de aquel brillo que siempre denotaba, ahora estaba apagado, su mirada era solemne, lejana. Como si no estuviera aquí, como si estuviera replanteándose algo en la vida.
La vi mirar con horror al chico, quien era su ex, y luego se fue de allí hacia las escaleras. Corrí detrás de ella al ver que se escapaba hacia la salida. Kylan fue rápido y me pasó, siguiendo a Ruby por los talones, Amber y su exnovio también corrieron tras ella.
Abrí la puerta de salida notando a dos personas paradas no muy lejos de allí, Kylan y Bizcochito. No hablaban pero parecían estar sopesando algo.
Me acerqué a ella sin importarme nadie.
—¿Estás bien? —pregunté con suavidad, mirando de reojo al exnovio, si se acercaba iba a golpearlo—. ¿Quieres irte?
Amber dio un paso adelante, mirándome con horror.
—Pero es mi fiesta —murmuró consternada. Luego miró a Ruby con ojos de súplica—. Ruby, no te vayas. Te juro que no sabía que vendría, yo no lo invité. Lo que te dije antes era porque sabía que hoy llegaría, pero no tenía idea de que vendría aquí.
El exnovio carraspeó, viéndose dolido.
Bien. No era invitado aquí.
—Estoy aquí, ¿saben? —murmuró—. Y me invitó Ada, por cierto, ella dijo que Ruby quería hablar conmigo, por eso me presenté. Pero veo que no es así.
Me miró, como si fuera el culpable de sus problemas.
Pero me llamó la atención lo que había dicho. ¿Ada lo había invitado? Esa nueva información que me sentó como un fuerte golpe.
—No me iré —habló Bizcochito en voz alta respondiéndome pero mirando a Amber con una pequeña sonrisa—. Es la fiesta de mi mejor amiga.
Se acercó a Amber y la abrazó, noté que le susurró algo al oído, a lo que su mejor amiga asintió sonriéndole.
Ambas se tomaron de la mano y caminaron al interior de club. Con una última mirada de furia al exnovio, entré también detrás de ella siendo seguido por mi hermano que se había mantenido en segundo plano todo este tiempo, solo observando.
En ese momento, en la pista de baile del primer piso, el DJ tenía un micrófono en la mano y parecía estar dirigiéndose a la multitud en todo el club. Todo el mundo se había detenido de bailar, ya no había música en los altavoces y todos estaban concentrados en lo que el DJ hablaba.
—Bueno, chicas y chicos, ¡es hora de que empiece la verdadera celebración! —dijo con voz alegre. Todos en el club gritaron ante eso; vitoreando y silbando. Amber miraba hacia el DJ fijamente con curiosidad pero sin dejar esa sonrisa de felicidad extrema—. Así que invito a Amber a pasar al escenario. ¡Ven aquí, cumpleañera!
Una luz blanca empezó a buscarla hasta que la encontró en medio del gentío del club, no muy lejos de mí. Ruby estaba casi al lado de ella, las personas se separaron para dejarla pasar hasta el escenario, donde el DJ la esperaba con una sonrisa. Ruby caminó detrás de ella y se acercó al escenario para estar más cerca, ella era pequeña y tenía que inclinar un poco la cabeza para llegar a ver lo que sucedía a su alrededor.
Caminé entre la gente hasta detenerme detrás de Bizcochito, quien estaba tan absorta en lo que el DJ decía que no me notó, no hasta que coloque una mano en su hombro. Ella miró de lado, su cuerpo se congeló hasta que nuevamente se relajó al ver que era yo. Su reacción me hizo sonreír, saber que estaba cómoda a mi alrededor hizo que el pecho se me hinchara de orgullo y agradecimiento.
Mi mano sobre su hombro empezó a bajar y recorrer su piel hasta su cuello, mi otra mano subió y se posó en su cintura, sujetándola mientras me inclinaba y mi nariz rozaba su cuello. El olor a perfume y a ella misma inundó todos mis sentidos, de repente me sentí bloqueado, como si solo fuéramos ella y yo en nuestra propia burbuja.
Estaba hechizado por ella.
Absolutamente embobado por Ruby Graham.
Me tenía a sus pies y ni siquiera lo sabía.
Sus ojos azules me miraron de lado cuando estiró su cuello hacia mí. Me perdí en aquella mirada azulada, tan igual al color del cielo o al mar.
—Kem —susurró mi nombre tan bajo, que solo supe que lo decía porque mis sentidos estaban agudizados por todo lo que ella era.
La tensión entra ambos era tan notoria que se podría cortar solo con una sierra.
No nos importaba nadie a nuestro alrededor, ahora mismo solo éramos ella y yo.
—Ruby —murmuré su nombre, acariciándolo en mi lengua al decirlo. La sonrisa que me dedicó casi hizo que me desmayara. Mis manos bajaron a sus caderas y se quedaron ahí, cuando ella alcanzó mi cuello y colocó sus manos alrededor casi me morí en ese momento. Lo estaba saboreando como nunca antes. Mi propio cuerpo parecía a punto de explotar por las mil sensaciones que estaba experimentando con solo un toque suyo—. No sabes las cosas que me haces, Bizcochito.
La burbuja se rompió cuando me soltó de prisa y miró alrededor nuestro. Fruncí el ceño, confundido, mientras hacía lo mismo, solo para darme cuenta de que todo el club entero nos estaba mirando fijamente.
—Al parecer alguien ya se estaba divirtiendo —dijo el DJ por el altavoz, la gente empezó a silbar y gritar—. Ven aquí, chica, te estamos esperando.
Mis manos se convirtieron en puños al darme cuenta de que el idiota del DJ se estaba haciendo al gracioso con sus palabras. Ruby se alejó de mí y las ganas de golpear al DJ no menguaron, aun así dejé que lo hiciera porque no montaría una escena frente a todas estas personas. Pero ahora ese chico estaba en mi lista negra de personas a las que quería golpear.
Me escabullí entre la gente hasta colocarme en un punto donde nadie me viera, solo para poder observar a Ruby dar unas palabras a su mejor amiga. Escuchar su voz amplificada en el escenario hizo que los vellos en mi cuerpo se erizaran. Todo en ella me causaba emoción y mi cuerpo siempre reaccionaba a cada cosa suya.
Cuando el show terminó y el DJ dejó que las chicas bajaran del escenario, continuó con la música y la gente se dispersó rápido. Yo caminé en busca de Ruby, quien había entrelazado su brazo con el de Amber y caminaban hacia el segundo piso, al box donde nos habíamos reunido antes.
Todos estaban ya allí, desde Ada hasta sus amigas y Henry, junto al exnovio de Ruby que parecía no poder encontrar la salida porque no se iba.
Noté que se acercó al lado de Ruby, como si tuviera el derecho a hablarle de nuevo después de ver la negativa de ella para hacerlo. Me acerqué sigilosamente.
—Ruby, creo que debemos hablar.
Apreté los labios.
Si ella no había querido hablar con él hasta ahora, era por una razón.
El tipo no captaba la indirecta y eso me ponía nervioso.
—No lo creo —interrumpí la conversación poniéndome entre ellos, pero dándole la espalda al exnovio—. Ruby está borracha y les prometí a sus padres llevarla sana y salva a casa.
El ceño de ella se frunció.
—Tú no... —empezó a decir pero yo negué.
—No ahora, Bizcochito. —En realidad quería decirle que hiciera las cosas más fáciles, para así deshacernos del idiota de su ex y volver a donde lo dejamos—. Debemos ir a casa.
El tipo tuvo la audacia de burlarse.
—¿A casa? ¿Qué, viven juntos?
Volteé a mirarlo de cerca con una ceja arqueada.
—No, pero casi. Ruby y yo somos vecinos, vivimos en el mismo edificio —murmuré complaciente.
—Yo también vivo en ese edificio. En el primer piso para ser exactos.
Esa información me hizo quitar la expresión de felicidad en el rostro. Eso significaba muchas cosas, una de ellas era que el idiota estaría cerca a Ruby más de lo que me gustaría.
—Bueno, niños, es hora de irnos. —Ruby alzó las manos mirándome primero a mí y luego a su ex—. Quiero irme a casa.
Ruby intentó despedirse de Amber con una abrazo, pero ella alzó las manos.
—¡No! —exclamó—. Yo también me iré con ustedes.
Genial, más gente se nos unía.
Traté de no rodar mis ojos.
Mi plan era pedir un taxi solo para los dos, no para todo el maldito barrio.
—¿Estás segura, Am? —Bizcochito quería estar segura de ese hecho.
Ella asintió.
—Sí, yo iré con ustedes. La cumpleañera necesita dormir, estos tacones me están matando.
—¿De verdad quieres irte de tu propia fiesta?
—Sí, prefiero irme a casa con mis amigos. Le avisaré a Ada. —Corrió fuera de allí con Henry a su lado.
—Genial —murmuré sin mucho entusiasmo. Mi hermano a mi lado alzó una ceja—. Entonces, ¿pido un taxi?
Bizcochito asintió apenas.
Saqué mi celular para entrar a la aplicación de Uber y pedir una camioneta para que cupiéramos todos. Luego de varios minutos de espera apareció nuestro transporte y todos nos subimos en él, incluso Dan. Lo cual fue lo más incómodo del mundo, estábamos todos allí. Ada, Amber, mi hermano Kylan, Ruby y hasta Henry, ni siquiera sabía por qué este último estaba aquí cuando no vivía en nuestro edificio, pero en fin, el tema era que la incomodidad era tanta que abrí la ventana y decidí mirar las calles de afuera que permanece más tiempo en este incómodo silencio.
Los únicos que parecían pasarla bien eran Amber y Kylan, quienes parloteaban sin parar. Era obvio que ambos estaban borrachos porque hablaban de cualquier cosa y se reían de la nada, parecían dos locos. Mala suerte para mí que tenía que acarrear con mi hermano menor, llevarlo a la cama y darle una pastilla para que mañana no despertase con un fuerte dolor de cabeza. Sumado a eso tenía que meterlo en la cama y hacerlo dormir de lado para que no vomite y se ahogue con ello, muriendo trágicamente.
Para mi mala suerte Ada se había sentado a mi lado y por lo cansada que estaba se recostó en mi hombro. Tuve que levantar su cabeza y hacer que durmiera para el otro lado, el lado de su hermana, pero ella no parecía reaccionar.
Luego de un pequeño desvío para dejar a Henry en su casa, llegamos al edificio y Ruby fue rápida para salir y no esperar a nadie. Amber suspiró mientras trataba de aguantar el peso de su hermana casi desmayada.
—¿Podrías ayudarme? —preguntó señalándola—. Pesa demasiado para mí, no podré llevarla hasta arriba.
Solté un suspiro tratando de calmarme.
—¿Ada? —pregunté tomando su mejilla para despertarla, sus ojos estaban cerrados, cuando intenté abrirlos se veían nublados. Sus párpados apenas se movían—. Jodida mierda.
La cargué en mis brazos mientras que Amber seguía coqueteando con Kylan, mientras yo subía las escaleras sin perderme la mirada de Ruby hacia mí, quería disculparme por llevar a Ada en brazos, pero decidí que podía esperar. Mi prioridad era mi Bizcochito, y para eso, tenía que dejar a Ada en su casa cuanto antes.
Subí hasta el piso de las hermanas Peters y Amber abrió la puerta para mí, entré guiándome por las palabras de Amber hasta llegar al dormitorio de Ada. Abrí la puerta de un empujón notando que el lugar estaba tan desordenado que no había un lugar donde dejarla. Su cama estaba llena de ropa y vestidos. No tenía tiempo para esto. La dejé en su cama, sobre un montón de ropa y salí de allí rápidamente sin molestarme en despedirme de Amber.
Cuando llegué a mi piso mi hermano estaba intentando quitarse los zapatos en vano. Estaba tan borracho que no podía alcanzar sus propios pies. Lo ayudé a quitárselos y luego lo metí en la cama con su ropa de fiesta, lo eché de lado y coloqué un vaso de agua junto a una pastilla para el dolor de cabeza en su mesita de noche. Le servirá mucho mañana por la mañana.
Luego me lavé el rostro y los dientes para ponerme ropa de dormir y bajar las escaleras de emergencia hacia el balcón de Bizcochito. Solo que cuando llegué, las mamparas de vidrio estaban cerradas, y a través de ellas podía notar que ya estaba en su cama, durmiendo plácidamente.
Hice una mueca, pero volví a mi pieza, derrotado.
Aunque estaba seguro de que si no era hoy, sería mañana. El día en que por fin podría hablar con Ruby de los serios que eran mis sentimientos.
Porque después de esta noche, estaba seguro de que no me gustaba verla con otro. Mucho menos con su exnovio.
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