Capítulo 5: Sin respuesta

No estaba deseoso de tener que salir con Ada pero ansiaba hablar con ella urgentemente. Había preparado todo un discurso para terminar las cosas con ella y esperaba que saliera bien. Tenía la garganta seca mientras la veía sonreír con facilidad, como si esta salida fuera más una cita y no una ruptura de lo que sea que hayamos tenido. No la había tocado desde hacía varios días por lo que ella parecía estar ansiosa por cambiar eso. Frecuentemente me tocaba el brazo mientras esperábamos a la camarera. La había citado en una cafetería para hacerlo más decentemente y conversar bien la cosas. Lo nuestro aún podía terminar en amistad si es que ella era tan madura como lo presumía.

De repente sentía cosas por cierta chica de ojos azules y no me podía permitir el lujo de acostarme con Ada cuando mis pensamientos no estaban en ella. No era justo, ni para ella ni para mí. Quería poder concentrar todo de mí hacia una sola persona, y Ada no era la indicada.

Por fin luego de tanto tiempo me interesaba una chica y quería dejarme llevar por mis sentimientos.

Pero mientras estaba allí tratando de sacar las palabras de mi boca, Ada parloteaba sin parar sobre nuestra salida. Me iba a doler decirle que lo nuestro había terminado, no porque quisiera continuar, sino por su reacción. Esperaba que fuera madura y no hiciera un gran lío de ello.

Aunque parecía poco probable debido a cómo se comportaba, como si ya fuera suyo. Su novio. No estaba más lejos de la equivocación.

Sentados uno al lado del otro hacía las cosas más difícil, podía ver su rostro sonriente mientras me miraba de lado, como si todo fuera perfecto. Intenté sonreírle sin avistar que una sombra oscura apareció a nuestro lado. Creyendo que era la camarera alejé mi atención rápidamente de Ada pero mis ojos chocaron con los de Amber, la hermana de Ada.

A su lado estaban Bizcochito, mi hermano y otro chico que no conocía.

Joder.

Sentí que se me cortaba la respiración.

Con solo ver a Bizcochito y Ada tan cerca creí morirme. No quería que se vieran, no quería que Ada supiera aún lo mucho que me importaba Bizcochito, no hasta que yo se lo dijera. Pero viéndolos supe que mi conversación con Ada tenía que esperar. Hice todo lo posible para alejarme de ella, no quería que los demás pensaran mal

Lo mío con Ada era agua pasada. Incluso si ella aún no lo sabía.

Amber saludó a Ada con entusiasmo rompiendo el repentino silencio que se había formado luego del encuentro. Intenté buscar la mirada de Bizcochito pero me fue imposible, ella estaba detrás de Kylan con los ojos puestos en el suelo. Quería llamar su atención pero no era el momento adecuado, no cuando su mejor amiga, Amber; la hermana de Ada, se hizo a un lado y se sentó frente a mí.

Apreté los puños. No quería que se sentaran con nosotros. Se suponía que esta iba a ser una reunión privada entre Ada y yo para romper con lo nuestro, pero aquí estábamos, a punto de pasar a un momento incómodo. No podía culpar a Amber por querer sentarse con su hermana, no había mesas disponible y eso limitaba sus opciones.

Vi que Bizcochito parecía querer estar en cualquier otro lugar menos aquí cuando miró a Kylan luego de que le hiciera una pregunta.

—¿Te gustaría sentarte aquí? —le preguntó mi hermano.

Ella se lo quedó mirando unos segundos sopesando las pocas opciones que tenía.

Al final asintió.

Agradecí que Amber prefiriera sentarse al lado de su hermana Ada. El chico que no conocía quiso adelantarse para sentarse al lado de Amber pero Bizcochito lo detuvo, negando. Amber soltó un suspiro aliviado. El pobre chico no tuvo más remedio que sentarse a mi lado, dejando espacio para Bizcochito entre él y Kylan. Tuve suerte que mi asiento diera directamente a ella para poder observarla.

Carraspeé antes de hablar.

—Creía que estarías en casa —dije mirando a mi hermano con el ceño fruncido. Se suponía que de esa manera nada de esto estaría ocurriendo y yo ya hubiera roto todo con Ada. Ahora debía esperar otro momento para hacerlo, y mientras tanto, tenía que soportar estar tan cerca y tan lejos de Bizcochito.

—No, les prometí a las chicas que vendría a aquí —respondió Kylan encogiéndose de hombros—. Amber dijo que en este lugar venden el mejor pastel de chocolate.

Amber saltó emocionada mirando a mi hermano. Oh hombre, la mirada que le lanzaba era la misma que Ada me lanzaba a mí. No podía creer que las hermanas Peters estaban interesadas en nosotros. Eso lo hacía todo mucho peor.

—¡La mejor! Es demasiado deliciosa...

—Uh, deliciosa... —murmuró el chico nuevo interrumpiendo a Amber y mirándola hipnóticamente. Todos voltearon a verlo con el ceño fruncido. Bizcochito a su lado le dio un codazo haciendo que él dejara de mirar a Amber para fijar su mirada en ella—. ¿Qué?

Amber rodó los ojos, al parecer exasperada.

—Papá nos trajo ayer aquí —comentó Ada mirándose las uñas—. Por eso traje aquí a Kem. Acabamos de llegar también.

Era técnicamente cierto las dos cosas, pero esto no era una cita. Lo que menos quería era que Bizcochito pensara que yo estaba aquí con Ada por agrado. No era así, sino todo lo contrario.

Por suerte una mesera se apiadó de nosotros y se acercó a nuestra mesa para hacerle el pedido.

Amber fue la primera en hablar, pidió cuatro porciones de pastel de chocolate mientras Ada, pidió dos porciones más y agregó dos frapuccinos al pedido. Sin preguntarme. La chica se alejó a paso rápido dejando la mesa en un incómodo silencio que nadie quiso romper.

El único en atreverse fue el chico nuevo.

—¿Por qué se ven todos incómodos?

Bizcochito entrecerró los ojos.

—No estamos incómodos —respondió con una sonrisa forzada.

Alcé una ceja, viendo mi oportunidad cuando habló.

—¿Eso crees, bizcochito? —murmuré mirándola.

Varias cosas sucedieron a la vez. Noté a mi hermano tensarse al oír el apodo de Ruby. A mi lado Ada frunció el ceño mientras me miraba interrogante. Amber abrió los ojos como platos, mirándonos intercaladamente a mí y a Ruby. Y yo luego de ver la reacción de todos fijé mis ojos en Bizcochito.

—Te dije que no me llamaras así —refunfuñó histérica.

Ya no parecía incómoda sino fastidiada. Eso era un gran paso en nuestra amistad.

Intenté no reírme con su reacción.

—Y yo te dije que así te quedabas. Me gusta el apodo de bizcochito. Te queda fantástico.

A mi lado Ada hizo un sonido como si se atragantara. No le hice caso. Lo que no pude pasar por alto fue ver como mi hermano ponía una mano sobre la de Bizcochito sobre la mesa, a la vista de todos.

—No te preocupes, Ruby. Kem puede ser muy fastidioso e idiota. —Kylan sonrió—. Pero te vas a acostumbrar.

Lo miré mal, preguntándome en qué momento la confianza con Bizcochito aumentó entre ellos. ¿En la escuela tal vez? Debía de tener una buena conversación con él. Tenía que saber que yo estaba interesado en ella y que iba a avanzar en lo nuestro. Lo que sea que fuera aquello.

—A ver si entiendo... —dijo el chico nuevo alzando la mano hacia mí—. Tú... —me señaló con una sonrisa socarrona—, llamas a Ruby: bizcochito. ¿Se puede saber por qué?

La curiosidad en su voz era demasiado intensa. Mis ojos volvieron a Bizcochito.

—Eso es algo entre ella y yo.

Vi con satisfacción que mi mirada surtió efecto porque quitó su mano de la de Kylan y la juntó con la otra para apoyar allí su barbilla. La mirada que ella me lanzó fue desafiante, seguro recordando el momento en que nos conocimos y los momentos breves que tuvimos después.

Decidí guiñarle el ojo solo para fastidiarla. Me dio gran satisfacción ver que no huía, sino que me dedicó una pequeña sonrisa luego de rodarme los ojos.

Estaba progresando con Bizcochito. Eso era una buena señal.

Pero no todo momento perfecto continúa así. Ada tuvo la decencia de tocar mi hombro con sus manos e inclinarse sobre mí para mirarme a mí y a ella.

—¿Qué pasó para que le pusieras ese apodo?

—Debió ser algo muy bueno —señaló el chico nuevo.

Asentí pero no les respondí. No lo merecían. Eso era entre Bizcochito y yo y quería que se quedara así.

Por suerte el momento no duró mucho, a continuación la mesera se acercó a nuestra mesa trayendo consigo una gran bandeja con todos nuestros pedidos. Cuando terminó de dejarlos todos, se alejó apresurada.Vi con diversión cómo Bizcochito miraba su porción de pastel con deseo, estaba muy concentrada en eso sin darse cuenta de que yo la miraba.

A mi lado Ada tuvo la poca decencia de burlarse.

—Tu cara es todo un poema, Ruby —dijo riendo.

Apreté los puños molesta con ella.

—Se ve que estás hambrienta —murmuré para salvar la situación.

Pero no me miró, sino que le prestó toda su atención a Kylan quien inclinó su cabeza hacia ella para hablarle íntimamente al oído. No escuché qué le dijo, pero mi hermano estalló en carcajadas. Traté de que eso no me afectara.

Lo hizo.

Bizcochito tenía toda mi atención, ignoré a todos, incluso mi pastel, para observarla. Ella cogió un tenedor y cortó de su pastel para luego metérselo a la boca. Segundos después cerró los ojos con deleite e hizo un sonido con su garganta que me dejó con el pulso palpitando.

Carraspeé.

Amber habló.

—¿Está muy buena la tarta, chicos? —preguntó Amber con las cejas levantadas esperando nuestras respuestas.

—Sí, tan buena como tú —murmuró el chico nuevo, que al parecer se llamaba Henry luego que Bizcochito dijera su nombre por lo bajo. Un momento después su rostro se puso rojo, abrió sus ojos como platos.

Se estaba atragantando.

—¡Ruby! —gritó Amber—. ¡Tu cara está roja!

—Obvio, tonta, se está atorando —murmuró Ada a mi lado.

—¡Ayúdenla! —gritó Amber, desesperada. Kylan sobó su espalda—. ¡Así no, idiota! ¡Levanta los brazos, Ruby!

Kylan la obligó a levantar ambos brazos. Henry a su lado golpeó su espalda con fuerza, un segundo después salté para apuñalar a Henry por golpearla pero Bizcochito hizo un sonido ahogado antes de volver a respirar completamente. Sus mejillas rojas permanecían así aún después del episodio pero ella parecía estar bien.

—Lo siento por eso —dijo Henry colocando su mano sobre ella—. No quería golpearte pero era necesario.

—Gracias —susurró ella con tono ronco.

—Fue mi culpa. —Su rostro se mostró afligido.

—Solo yo me puedo atorar con un bocado de torta —respondió ella.

Le daba toda la razón.

—En eso tienes razón, bizcochito —dije luego de comer un par de bocados de mi pastel. Ya todos estaban más tranquilos luego del episodio por lo que no escondí mi sonrisa divertida a ella—. Eres única.

Me satisfizo ver el sonrojo en sus mejillas. No había nada mejor que verla sonrojarse con mis palabras. Lamentablemente no dijo nada, y nadie en la mesa tocó el tema. Todos estaban absortos en probar de su pastel mientras Amber y Ada lideraban la conversación, parloteando sin cesar como las buenas hermanas que eran.

—¿No vas a terminar? —pregunté cuando vi a Bizcochito empujar su plato cuando ya todos habían terminado. Ella negó, vi mi oportunidad—. ¿Puedo comerlo?

Con un tímido asentimiento atraje el plato hacia mí y terminé la mitad de la porción que había dejado. Ada parecía estar apresurada por irse conmigo, intenté ignorarla lo mejor que pude pero cuando todos pagamos nuestra cuenta y salimos al estacionamiento.

Me acerqué a mi auto viendo por el rabillo del ojo que Kylan se iba con Bizcochito. Agradecí al cielo el haber venido en mi auto separado de Ada, porque ella también había venido en su auto y eso significaba que volvería en paz a casa. Aunque Kylan vendría conmigo.

Vi a Bizcochito hablar con Kylan muy cerca al auto de Ada, Amber ya había subido junto a Henry, solo faltaba ella. Quería traer a Bizcochito conmigo pero descarté la idea al recordar que Kylan viajaría conmigo. Quería tener una oportunidad a solas con ella, nadie más.

Mi paciencia se fue agotando cuando Kylan y Bizcochito no dejaban de hablar. Me acerqué a ellos.

—Te estoy esperando, Kylan. Ve al auto. Tengo que hablar con Ruby.

Mi hermano hizo un mueca molesto con la interrupción pero sin ignorarla. Vino hacia mí pero no sin antes tener la osadía de besar la mejilla de Bizcochito, que apostaba seguro era suave y olía delicioso.

Metí las manos en mi pantalón. No me importaba que Ada estuviera esperándola para partir junto a Henry y Amber, quería hablar con ella en completa paz sin nadie de por medio.

—¿Se puede saber de qué hablaban? —No sé por qué esa pregunta salió de mi boca.

Me miró sorprendida.

—¿A ti que te importa? —preguntó con burla.

Tenía razón. No lo hacía, pero a la vez sí.

Era un lío de emociones.

—¿Quieres venir con nosotros? —pregunté cambiando de táctica. Tal vez si se relajaba un poco mientras la llevaba a su casa las cosas entre nosotros volverían a ser las mismas. Porque desde que nos habíamos visto en la cafetería algo había cambiado.

—No, iré con Amber y Ada —respondió—. Igual gracias.

Se dio la vuelta sin despedirse y se subió. El auto arrancó antes de que pudiera hacer otra cosa. Me acerqué a mi auto viendo a Kylan jugar con la radio. Al subirme él bajó el volumen de la música. Pero no lo escuché hablar hasta que estábamos en la carretera de camino a casa.

—¿Así que Ada, eh?

Negué, es lo menos que quería que pensaran los demás.

—No es lo que piensas.

—¿No? —Su tono de voz no me gustó nada.

—Por lo que sé te has visto con ellas estos días. No puedes negarme que no hay nada entre ustedes.

Apreté el volante con fuerza sin despegar mi merada del frente.

—Mejor métete en tus asuntos.

Y cerró la boca hasta llegar a casa. Cuando subimos, nuestra madre estaba en la cocina. Inmediatamente nos recibió con besos en la mejilla antes de hablar con entusiasmo.

—Los vecinos nos han invitado a una cena con ellos. Tienen que ir a alistarse, será en una hora. ¡Vayan!

Cuando me empujó en dirección a mi habitación planté mis talones en el suelo.

—¿A qué vecinos te refieres, mamá?

—A los de abajo.

Mi corazón se aceleró al oír eso. Significaba que estaba a punto de cenar con Bizcochito y sus padres. Si esa no era una señal del destino no sabía qué otra cosa era. Porque en cuestión de minutos tendría nuevamente la oportunidad de verla. Y esta vez no quería desaprovecharla.

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