Capítulo siete (Inédito)


Una semana antes de la competencia.

7 días, 168 horas, 10.080 minutos y 86.400 segundos es lo que falta para el gran día; el día de la competencia, el día de la Regionales.

Conforme va pasando los días las ansias van aumentando, sin embargo, tengo todo bajo control... o intento que así sea.

Los ensayos previos son más exigentes, por ende, deben tener mínimos errores. En los últimos días mi prioridad se enfocó en pulir esos errores, perfeccionar otros aspectos y ultimar detalles. Como por ejemplo la prueba final de los dos trajes que usaré; uno para el programa corto donde debo realiza una serie de movimientos estipulados por el reglamento, y otra para el programa libre.

Ellen Black es la encargada de confeccionar los trajes que uso para cada competencia y, además, es mi madrina. Ella es como mi hada madrina que crea magia con cada traje confeccionado. Gracias a ella siempre mis atuendos son elogiados.

Me veo en el espejo y quedo encantada con lo que observo.

—Woah, madrina, esta vez me sorprendiste. ¡Amo el traje!

—Sabia que no me equivocaba con el diseño —ella agarra mis hombros y mira mi reflejo en el espejo—. Estas preciosa cariño.

—No, gracias a ti estoy preciosa, de lo contrario, madrina, seguiría con mis harapos —Ambos nos carcajeamos.

—Woah —Ambos volteamos cuando escuchamos una reconocida voz.

—Dalton, ¿Qué hace usted aquí? —Drew se encoje de hombros.

La llamada de atención de mi madrina hacia Drew causa que se me escape una risita.

—Déjalo madrina, no puedo vivir sin mí.

—Muy graciosa, cariño. Tu papá informa que la pista está libre de intrusos y puedes iniciar tu entrenamiento de hoy.

—¿Tan pronto? —Me siento en una silla algo contrariada—. Pensé que la práctica con los leopardos demandaría mayor tiempo.

Los leopardos es el apodo por el cual son conocidos los jugadores de hockey sobre hielo de la preparatoria Morris High School. El entrenador del equipo es papá.

—No. No demores perezosa —Se acerca mí y me da un fugaz beso en la frente pata luego abandonar el camerino.

Definitivamente quería tener unos minutos más de libertad y platicar con mi madrina, a quien solo veo en contadas ocasiones como esta. Será luego.

—Bueno jovencita, ingresa al vestidor, quiero verte con este traje —Sostiene el traje, inmediatamente quedo encantada con él.

—Aun no lo uso y ya lo amo.

Ella ríe.

—Tú amas todas mis creaciones.

—Porque son bellísimas y superan la perfección.

Con el atuendo en mano, ingreso al vestidor y procedo a cambiarme.

Quedo encantada con lo que veo.

El traje es un corto vestido blanco en transparencia en la parte de los brazos y clavícula. La zona del busto es en forma de corazón con un profundo escote en v, rodeado flores blancas y de diminutas y medianas piedrecillas brillantes. Absolutamente amo el atuendo.

Salgo del cambiador. Descalza camino hacia el espejo. Ellen esta sentada donde anteriormente me hallaba.

—Madrina, si el anterior traje lo amé, este lo estoy amando el triple. ¡Gracias, gracias, gracias! —Me acerco a ella y nos fundimos en un cálido abrazo.

Ella ríe antes de decir: —De nada cariño.

Nuestro intercambio se ve suspendido otra vez cuando escuchamos un silbido.

—Ese traje resalta tu trasero.

Siento como mi rostro rápidamente empieza a calentarse. No puedo creer que haya dicho eso en presencia de mi madrina.

—¡Drew!

—¡Dalton, fuera!

—No miento, cariño —Doy un gritito. Ríe ante mí reacción y la de Ellen. Enseña las palmas de las manos antes de abandonar el lugar.

—Muchacho entrometido —Refunfuña Ellen—. Cámbiate, porque debo ajustar un poco tu atuendo.

Como buena muchacha que soy, hago caso a mi madrina.

Suspiro porque al menos tacho un punto de mi lista de deberes pre competencia.

***

Cuando Drew propuso ir al cine acepte sin titubeos. Lo que no estaba previsto fue la inmensa cola que encontraríamos por el estreno de los conocidos super héroes de Marvel. Pero ese no es real problema, sino que el sistema este fallando gracias al clima.

Hace una hora estamos haciendo cola y esta avanza a paso de tortuga. Me duele los pies por llevar tiempo parada. A eso súmale el infernal frío que ha registrado la cuidad.

—¿Continúa atendiendo una sola caja? —formulo la pregunta nada más ver llegar a mi novio.

—En efecto. El sistema sigue fallando, por ello no podemos adquirir vía Internet o en los módulos virtuales boletos para las funciones —Haga una mueca al escuchar su respuesta—. Y que solo un ordenador este funcionable dificulta el procedimiento.

—Rayos, el clima hace estragos a la tecnología —Intento darme calor frotando mis manos—. Es una pésima tarde para ir al cine. Jodido clima.

—Esa boca —Sonríe—. ¿Tienes frío? —Asiento—. Ven —Me abraza. 

Los abrazos de Drew son muy reconfortables. Además, al estar a la altura del arco de su cuello puedo aspirar el agradable olor que irradia.

De pronto siento un empujón que casi ocasiona mi caída. Felizmente mi novio logra estabilizarme.

—¡Qué rayos! —Logro articular antes de escuchar una voz femenina.

—¡Arthur! Ten mas cuidado, casi ocasiones un accidente—Un inquieto niño continúa correteando entre el gentío—. ¡Muchacho revoltoso ven aquí!

Dejo de observar al niño cuando la señora se acerca a nosotros.

—Cuanto lo siento... —Intenta decir, mas no dejo que continúe.

—Su niño casi ocasiona mi caída. ¿Sabe lo que eso provocaría? —Resoplo. La mujer me observa perpleja—. Una disculpa no...

Drew intervine.

—Descuide, los niños son traviesos. Estamos bien, nada de qué alarmarse.

—¿Qué? ¿Estas loco? ¿Cómo que todo esta bien? —Él sostiene mi brazo con firmeza.

Abandonamos la fila tras el intercambio. Siento como diversos pares de ojos están sobre nosotros, lo que ocasiona que mis mejillas se tornen rojas de cólera y vergüenza.

—¿Qué te pasa? ¡Suéltame! —Ante mi protesta, termina soltado mi brazo.

Nos detenemos en la entrada de los baños.

Él pasa la mano por su cabello en señal de exasperación 

—¿Puedes decirme qué sucedió?

—¡¿QUÉ?! ¿Es en serio? —Rio amargamente—. ¡Tú sabes qué pasó! ¡Ese niño casi... —De nuevo mi intercambio es interrumpido.

—¡Él niño no hizo algo grave! ¡Por el amor de Dios, estas exagerando!

—¡No, tú lo estas! Me dejaste en ridículo sacándome de la fila de esa forma.

—¡Tenias que calmarte! Ves, continúas alterada.

—Eres increíble —Tras decir aquello, me dirijo a la salida.

—¿A dónde vas?

Volteo a verlo.

—A casa.

Sin añadir más dejo a Drew dentro del cine, mientras tanto yo continuo mi camino a casa, acompañada de la nieve y el frío como únicos acompañantes.

***

—Lissa, te esperaba para... Oh Dios, ve a cambiarte jovencita, o serás un charco andante —mamá lleva ambas manos a la cintura—. ¿Has regresado caminando? ¿Y Drew?

—No quiero conversar, mamá.

—¿Qué sucedió? ¿Estas bien? ¿Te peleaste con Drew?

—¡Nada! Okay.  

Mamá está comando mi paciencia con sus innecesarias interrogantes.

—¿Cómo que nada? Dime, ¿Qué ocurre?

—¡Basta! ¡Necesito estar sola! —Intenta ir tras de mí— ¡Déjame!

Subo las escaleras a paso acelerado.

—¡Lissa!

No hago caso al llamado de mamá, solo deseo estar en mi habitación. Corro por el pasillo e ingreso a mi pieza.

En la penumbra de mi habitación deshago la cama e ingreso en ella. Me hago un ovillo y, sin previo aviso, siento lagrimas resbalar por mis mejillas.

¿Por qué Drew no puedo comprenderme? ¿Por qué mamá no puede comprender que no deseo hablar? ¿Es tan difícil de entenderme?

No tengo fuerzas para hallar respuestas a mis preguntas formulas, solo deseo quedarme aquí e olvidarme de todo.

***

  Reichell29 gracias por darle una oportunidad a la historia. Espero que te este gustando y que este capítulo también. 

Recuerden votar y comentar, porque no saben lo significativo que es para un escritor conocer qué opinan de su obra. Gracias.

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