Capítulo seis (Inédito)
***
Dos semanas.
Dos semanas han pasado desde que, durante la clase de anatomía, me había cortado con un estúpido bisturí y la herida no regeneraba completamente. No entendiendo por qué.
En otras oportunidades había sufrido cortes como ayudando a mamá en la cocina, o con las cuchillas de los patinas u otras cosas cotidianas; los pequeños cortes habían tomado un lapso correcto, nada fuera de lugar, pero sanaban. ¿Entonces qué ocurría en está ocasión? ¿Por qué no sanaba?
Desde el día del acontecimiento he estado desinfectando el corte, cambiando de vendaje, pero no parecía estar dando resultado.
Continuó observando el dedo afectado hasta que, por el rabillo de mi ojo izquierdo, observo a papá caminando en mi dirección.
Como es costumbre, hoy tenemos otro arduo entrenamiento.
—Llegas tarde.
—¿Qué? —papás ríe—. Vamos, Issa, soy tu padre y entrenador, puedo llegar tarde. En cambio, tú, señorita no puedes objetar igual —sonríe triunfalmente.
—Por el amor al universo, papá —me levanto del asiento y elevo las manos y observo al cielo—, eso es absurdo, ridículo y un tanto machista.
La risa de papá hace eco en el establecimiento.
—Eres igual a tu madre, no saben apreciar mi buen humor.
—Ja, ja, ja —ruedo los ojos—. No se preocupe, señor comediante como llegó tarde me adelanté y preparé todo para la rutina.
—Perfecto, esa es mi chica —guiño un ojo.
Entonces empiezo con el calentamiento necesario.
—Princesa, te faltó dar tres vueltas más a la pista y un salto —asevera papá.
—Lo sé, dame un segundo.
Detengo mi movimiento. Apoyo mis manos en mis rodillas, tomo aire. Necesito regular mi respiración.
Últimamente estoy agotándome mas seguido, esto se debo a que las ultimas semanas previas a la competencia un deportista se exige al máximo. Son semanas fundamentales. A parte debo asistir a clases, no puedo descuidar mis estudios pues si deseo acceder alguna beca gracias al deporte debo conservar buenas calificaciones.
—¿Lista? —Papá espera por mi respuesta.
Confirmo con un movimiento de cabeza.
—Recuerda que hoy tienes clases de ballet.
—Imposible de olvidar —me incorporo
Indico a papá que reproduzca la música de mi rutina. En momentos como ese olvido todo a mí alrededor y doy lo mejor de mí.
***
—Excelente trabajo. Por hoy finaliza la clase.
¡Al fin!
La profesora Soraya Belishava, profesora experta en ballet, apaga el reproductor de música e inmediatamente las alumnas empezamos a beber agua y a recoger nuestras pertenencias.
—Vaya, si que hoy Soraya nos a hecho sudar la gota gorda —Sabine reí tras lo confesado, lo que logra que suelte una risilla.
—¡Sí! —me siento en una banca—. Mis pies queman, duelen y siento que no podré dar un paso más.
—¡Ni lo digas! Mi cuerpo caribeño no puede más. Necesito dormir por siglos para recuperar la energía perdida —Reímos tras la ocurrencia de Saby.
Guardamos nuestras pertenecías para dirigirnos a los cambiadores.
Antes de salir Soraya nos llama... o más bien a mí.
—Señorita Reed, ¿tiene un minuto?
Intercambio miradas con Sabine y ella me indica que me esperará afuera.
Me acerco a la profesora Belishava.
—¿Ocurre algo Madame?
—Nada de qué alarmarse señorita Reed. Solo quisiera plantearle algunas interrogantes que tengo.
¿Entonces?
Cuando dan ese tipo de respuesta no sé porque, pero al final resulta que sí es algo preocupante.
—Verá, Lissa, prácticamente es mi alumna desde hace ocho años y la conozco a la perfección, sé en qué es una capa y en qué debe mejorar. Durante las últimas semanas la he notado más cansada de los normal ¿está alimentándose correctamente? Porque hoy, durante el fouetté*, resulto lento, casi mediocre, de un principiante; cuando usted es una experta y exigente consigo misma.
Bueno madame Belishava resulta que he estado entrenando hasta sentir mi cuerpo quemar, nada de qué preocuparse.
Aferro mi agarre a la correa de mi bolso antes de contestar.
—Como está al tanto las últimas semanas previas a una competencia son...
—Lo sé perfectamente, eso no me preocupa, sino que puede estar excediéndose con el enteramiento. El estrés pasa factura tarde o temprano. Sugiero que disminuya la rutina que esta llevando a cabo, se alimente mejor y descanse, que es primordial.
»Comento esto con usted antes de abordar el tema con el señor Reed, porque ambos, por decir así, somos los formateurs* de una de las mayores promesas del patinaje sobre hielo.
Entiendo su punto, pero si comenta esto con papá puede generarse un inconveniente que no veo que debería emerger.
No entiendo porque tanta preocupación si yo me siento bien, cansada sí, aunque es parte de. Además, los exámenes de rigor, que se llevan a cabo previo a la competencia, no resultaron fuera de lugar; creo que exageran.
Para no dar mas larga al asunto prometo a madame Soraya que seguiré sus sugerencias, argumentando que estoy perfectamente y que añadiré una cantidad extra a mi alimentación.
Creo que mi respuesta resultó satisfactoria porque no retomó el tema de conversar con mi padre.
Dejo a madame Soraya en el salón para encontrar, como lo prometió, a Sabine esperándome en el pasillo, cerca de los cambiadores.
Ambas necesitamos asearnos, unos masajes, comer y dormir como verdaderos koalas.
***
Al llegar a casa lo primero que efectué fue comer. Mamá preparó lasaña. El plato quedó vacío en cuestión de minutos.
Mi hazaña fue tema de conversación durante la cena.
—Al parecer hoy la chica hielo se convirtiendo en la chica barril sin fondo —Julian soltó una carcajada—. Porque terminó en un santiamén la lasaña, e incluso pidió otra porción —termino de reír como poseso.
—Cállate enano.
—¿Cuál enano Issy?, si estoy casi de tu altura —sonrió con sorna. Lo fulminé con la mirada.
—Basta chicos —intervino mamá—. Por cierto, Issy, Drew llamó, estaba preocupado por ti porque no te comunicaste con él durante el día.
Drew.
Olvide comunicarme con él. Lo extraño.
Abandono mi ensimismamiento cuando mi hermana añade.
—Dile a Drew que no olvide las entradas que prometió —recuerda Julianne.
Al termino de mi cena me dirijo a mi habitación, necesito comunicarme con mi novio, es probable que tengan más de diez mensajes de solo de él.
Sonrió, porque efectivamente hay más de diez mensajes de mi novio.
Drew:
—Buen día princesa hielo <3
—Qué digo princesa, perdón su majestad. Oh señora y soberana de la pista de hielo Dalton.
—Jajajaj te extraño preciosa.
Como esos mensajes otros más se suman a la lista.
Veo que el último mensaje fue enviado hace veinte minutos.
—¿Dónde estás chica hielo?
Uh, sabe que no me agrado mucho el apodo... Así que lo hizo adrede...
Lissa:
—Su majestad estuvo ocupado todo el día, solo desea descansar.
Dulces sueños amor mío.
No espero respuesta por parte de Drew porque estoy sumamente agotada. En cuestión de segundos quedo dormida.
Fouetté: giro sobre una pierna cuyo pie se estira y vuelve a su posición normal durante las vueltas. La otra pierna impulsada da el giro sin rozar el piso.
Formateur: entrenador en francés.
***
Di una rápida revisada al documento antes de publicar y acabo de corregir las faltas ortográficas del capítulo, pido disculpas por los inconvenientes.
¿Qué opinan del capítulo? Recuerden votar, comentar. Gracias.
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