Nos encontramos de nuevo

En el parque, James no pudo evitar pensar que Rose era la chica que conoció en el baile, pero era algo imposible, ya que apenas se conocían:

-Siento haberme tropezado contigo- dijo James mientras la levantaba.

-Tranquilo, no pasa nada- respondió Rose asegurándole de que estaba bien.

-Ya pensé que nos volveríamos a ver- contestó James sonriéndola.

-Bueno, pues creo que el destino nos ha vuelto a unir- dijo Rose.

-Oye, ¿te apetece dar un paseo?- preguntó James mientras señalaba la ciudad.

-Claro, ¿pero no tienes que ir al estudio o estar con tus amigos?- cuestionó Rose extrañada.

-La verdad es que no tengo que ir al estudio y mis amigos me están ahaciendo un favor- respondió James.

Entonces, los dos fueron paseando por la ciudad, empezaron a darse cuenta de que tenían mucho en común: les gustaba la música, ayudar a la gente y estar con las personas que querían, pero James no podía quitarse de la cabeza a la chica misteriosa y Rose no pudo evitar darse cuenta de que algo le pasaba:

-¿Te ocurre algo James?- preguntó Rose preocupada.

-¿Ah?, ah, no, nada, no me pasa nada tranquila- respondió James mientras la sonreía para tranquilizarla.

-De acuerdo- dijo Rose mientras se ruborizaba al verle sonreir.

Delante de ellos había una anciana que vendía flores y se acercó a ellos:

-Jovencito, ¿no quieres regalarle una flor a tu novia?- preguntó la anciana sonriente.

-¡Oh!, yo no soy su novia- respondió Rose nerviosa.

Pero en ese momento James se había accercado a la anciana para pedirle que le diera una rosa roja y la anciana se la dio:

-Mucha gracias señora- agradeció James mientras le pagaba.

-Ve a por ella querido, parece una verdadera joya, no la dejes escapar- le recomendó la anciana mientras se lo susurraba.

James solo sonrió le entregó la rosa a Rose, la cual la cogió encantada y siguieron paseando:

-Bueno Rose, cuéntame algo sobre tus padres- pidió James.

Rose no sabía qué hacer, si le contaba la verdad seguro que deduciría que ella era Cenicienta, pero si le mentía no podría perdonárselo nunca, así que decidió contar la verdad:

-Mi madre murió cuando yo era muy pequeña y mi padre murió cuando yo tenía 9 años- contestó apenda.

-Oh, lo siento mucho, no debí preguntarte eso- dijo James arrepentido de haberle preguntado eso.

-No te preocupes, fue hace mucho tiempo- explicó Rose sonriéndole.

-Les echas de menos ¿no?- preguntó James.

-Si mucho, mi padre siempre me decía que nunca debía rendirme y que debía perseguir mis sueños- dijo Rose mientras recordaba las palabras de su padre.

-Estoy seguro de que estaría muy orgulloso de ti- contestó James sorprendido de haber coocido a una chica tan extraordinaria como Rose, estaba tan a gusto con ella, que hasta se olvidó por un momento de que estaba enamorado de Cenicienta.


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