Tras haber paseado por la ciudad de Los Ángeles, Rose y James se dirigieron al Palm Woods, pero allí se mascaba la tragedia, ya que Ashley y Brenda habían iniciado una batalla campal en la que también se habían involucrado los chicos y el señor Bitters no sabía que hacer y en cuanto la pareja llegó allí, Rose tuvo que pensar en algo para llegar a su apartamento, ya que si sus hermanastras se enteraban de que se había marchado y aún no había vuelto, se metería en un gran lío:

-James lo he pasado muy bien, pero debo irme- dijo Rose alejándose.

-No, espera...- pidió James, pero antes de poder acabar la frase, Kendall le gritó:

-¡James!, necesitamos ayuda, ven corriendo- suplicó.

-Tengo que ir a ayudarlos, pero no te vayas- volvió a pedir James.

James fue como un rayo para socorrer a sus amigos y mientras tanto, Rose subió corriendo a su apartamento:

-¡James!, menos mal que estás aquí, por favor tienes que decirles a tus estúpidos amigos que yo soy Cenicienta- gritó Ashley mientras se abalanzaba sobre él.

-¡No!, lo soy yo- chilló Brenda a la vez que se tiraba encima de James.

De repente, se oyó un fuerte silbido y todo el mundo se giraron que era Katie la que había usado un silbato para que todos se callaran:

-¡Basta ya!- gritó Katie mientras se acercaba a su hermano y a los chicos.

-Oye niña estúpida, solo queremos que James nos diga cual de las dos es Cenicienta- dijo Ashley mirando amenzadamente a Katie.

-No te metas con mi hermana- amenazó Kendall.

-Vamos James, elige a una de nosotras no es tan difícil- respondió Brenda sonriéndole falsamente.

-No sois ninguna de las dos, ¿vale?, ninguna de las chicas de este hotel es Cenicienta, lo siento mucho- lamentó James mientras veía que todas las chicas se iban dispersando de allí.

-Pues te acabaremos demostrando que una de nosotras es Cenicienta- contestó Ashley mientras se retiraba, a pesar de que Brenda aparte de alejarse también le susurraba que la llamase.