Los Preparativos

Jum no se qué le pasa a Wattpad pero aunque me notifica los comentarios, no me deja verlos😖, me dice que hay un error.

Bueno aquí les dejo el capítulo 2, mañana les traeré el capítulo 3 y un extra, ya para finalizar esto y pues el año que no queda mucho ☺️

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—¿Qué?— mientras se seca el pelo mira a su compañero que esta sentando en el borde de la cama - ¿Navidad?

—Así es— lo mira con preocupación—, sé que nos dejaron encargados del Santuario, pero Saga... debiste verlo... parecía tan ilusionado.

Niega con su cabeza —no me salgas con esas cosas... te acabo de decir que cuidar a los caballeros dorados no va ser fácil —se quita la toalla de la cabeza—, hemos sido sus niñeros, por decirlo así, pero estar pendiente de todos, en cada momento, viendo que cumplan con lo que su ilustrísima les encargó... Aioros es que estuve hasta en un incendio y tú me dices, ¿Qué tu hermano esta obsesionado con celebrar navidad?

—Ya sé, y ahora seré yo quien se encargue de ellos, pero estoy seguro de que no solo se trata de Aioria, sino de los demás— toma aire—, Milo fue quien les contó sobre lo que vio con Camus en sus cuentos.

Se sienta a su lado—Y Aioros, ¿me puedes decir que sabes de la navidad?

—No mucho, solo que es un celebración en la que se reúnen las familiares, cenan, cantan y los niños reciben regalos. Ellos son los que más lo disfrutan.

—No todas las culturas y religiones la celebran igual, de hecho hay lugares en donde esta celebración no existe.

—Entiendo ese punto Saga, pero...— lo mira a los ojos—, es que ellos no son niños normales, su futuro es convertirse en caballeros dorados, proteger a Athena y ser parte de una guerra Santa que no tiene tregua y en la que seguramente más de uno morirá.

Bueno esa era su vida, ¿Qué más podía hacer?, ya se había hecho a la idea, el problema era que su hermano era pequeño, le faltaba tanto que aprender, que le parecía injusto, que tuviera que privarse de tantas experiencias.

—¿Aioros? —no le gustaba verlo así, sobretodo porque las palabras que había dicho sobre la vida y el posible desenlace que tendrían, no le cayeron en gracia.

—Su ilustrísima no nos dijo cuantos días tardía en volver. Solo nos dijo que debíamos hacernos cargo de todo, y podemos hacerlo, aun permitiéndoles tener una navidad en el Santuario.

Si que le costaba decirle que no a las ideas que tenía Aioros, por más malas y peligrosas que fueran. Ya llevaban bastante tiempo de conocerse y cada día sentía que el caballero de Sagitario se estaba volviendo su debilidad.

—Tú y yo no sabemos mucho sobre el tema... y debemos aprovechar que su ilustrísima no está— sintiendo que sus manos se rozaban lo mira —¿Donde buscaremos la información?

—Pensaba en ir a la biblioteca que está en el recinto del Gran Patriarca— dice animado.

—Si, tienes razón... toda la información estará ahí— se encoge de hombros—. Mañana a primera hora...

—¡Vamos Saga! debemos ir ahora— lo toma de la mano y lo hacer levantarse.

—¿Qué? ¿Ahora?-—lo mira incrédulo. Aioros el caballero que siempre actuaba con prudencia y que no le gustaba incumplir con las órdenes, estaba allí llevándolo al último templo, el de patriarca, cuando era más de media noche.

—Ya te dije. No sabemos cuánto tiempo estaremos sin el patriarca, además según mis cálculos pasado mañana es navidad, así que tenemos muy poco tiempo para hacer una verdadera fiesta navideña.

—Esta bien... solo evitemos ser vistos por los demás. No quiero que mañana me estén reprochando porque no hago lo mismo que les pedí.

—Saga, ¿tu pelo se quemó?

—¿Eh? — lo suelta y dirige sus manos a la cabeza

La risa del castaño no se hace esperar, aunque se controla para no ser escuchado—, es broma...— lo mira mientras suben—. Tienes que relajarte un poco...nadie sabrá sobre esto. Te lo juro.

—Eso espero... —se cubre la boca mientras ríe. Sin importar que fueran los de dar ejemplo Saga y Aioros intentaban tener momentos en los que podían decir y hacer cosas no tan buenas, eran los perfectos cómplices.

Ocultando su cosmos y sin hacer ruido atraviesan los templos hasta llegar a la cámara del Patriarca.

—Cielos y yo que pensé que la biblioteca de Acuario era enorme—señala mirando todas las librerías que estaban repletas de libros y documentos.

—Muy bien... Saga tu revisaras el lado derecho y yo los libros que están a la izquierda. Todo lo que encontramos lo pondremos en el escritorio.

—Tenemos que memorizar el lugar donde se saquen los libros. No podemos permitir que su ilustrísima siquiera piense en que estuvimos aquí. Su confianza, el que piense en nosotros... no puede saber nada de esto— señala con seriedad.

—Veo que tienes un peculiar interés por no defraudar a su ilustrísima, por demostrar todo lo que eres capaz de hacer... Saga acaso piensas que si él llegará a dejar su lugar como Patriarca... — frunce el ceño —, ¿Piense en ti como su sucesor?

—¡No! Claro que no... no he pensado en ello... eso sería....

—Saga, no tienes que ocultarme nada, te conozco y si es así, está bien. Eres un gran caballero — sonriendo toma su mano—, no tienes ponerte así. Si llegara a ser así, yo estaría feliz.

Las palabras lo hacen sonrojar— Aioros... tenemos que buscar información...— lo suelta y va a buscar en los libros.

Suspira al ver cómo actúa su compañero, quizás estaba viendo cosas que no existían, tal vez Saga no sentía lo mismo y si lo veía como su amigo o compañero de armas. Tanto que se entendían, la complicidad, eran de unos amigos y no de unos jóvenes que estaban descubriendo el amor. Que feo era sentir que se había fijado en alguien que no lo veía con los mismos ojos —Muy bien... —se pone a leer uno a uno los títulos de los libros.

******

El amanecer había llegado y en el coliseo iban llegando los jóvenes caballeros dorados.

—Y bien, ¿Alguien ha visto a mi hermano? —pregunta Aioria mientras se acerca a los demás pequeños que se preparaban para entrenar.

—No — habla Mu negando con su cabeza —Y Saga tampoco a llegado.

—Ninguno de los dos estaba en su templo y donde el Patriarca, Mu dijo que fue y no encontró a nadie.

Cómo si no fuera suficiente con que el pequeño Aries no le dirigiera la palabra, ahora resultaba que Mu en lugar de ir a buscarlo a su templo como cada mañana, había ido a buscar a Saga. Shaka toma aire y se aparta sentándose unas gradas más arriba.

—Que mal... así no podremos hacer nada —indica Milo.

—Oye Shaka, espero que no te moleste que este aquí— ese es Camus dirigiéndole la palabra al pequeño hindú, antes de sentarse a su lado —. Supongo que no has de estar muy convencido con las ideas de Milo y Aioria.

Al escucharlo se limita a negar con la cabeza. Eran contadas las veces en las que le había dirigido la palabra. Aunque no lo dijera, comenzaba a pensar que de alguna forma ambos tenían ciertas actitudes que los hacia similares. Los dos estaban seguros de no participar en el plan que comenzaban a idear Escorpio y Leo y que había terminado por involucra a Tauro y Aries. Sin que eso significara que no los escucharian o no estar atento a las locuras que comenzaban a surgir.

—Esa es la manera más rápida de conseguir un castigo por parte de Saga, Aioros o incluso del mismo Patriarca...—comenta en un susurro el francés.

—Oye Aioria...—Death le habla mientras se va acercando -mocoso, ¿no deberíamos terminar lo que tu hermano interrumpió ayer?

—No puedo creerlo, va a seguir con eso.
-¿Y que esperabas? A Death es difícil sacarle una idea de la cabeza— dice Shura mirando a su amigo—, se meterá en problemas.

,—¡Ah! No me interesa, siempre podemos ir tú y yo a Rodorio —se termina de acomodar la banda de su mano derecha —. Ay actitudes que no soporto de Death.

******

Se mueve un poco golpeando con el escritorio y haciendo que un par de libros que estaban apenas puestos caigan sobre el castaño que dormía muy cerca suyo en el suelo.

—¡Aaayy! —se queja y aún dormido intenta girarse para continuar durmiendo, aún con la dureza y frío de ese piso. El calor del cuerpo con el que choca lo hace abrazar y acerca.

Ese aroma, esa calidez. No sabía en qué momento había terminado por dormirse, pero aún con lo incómodo que parecía dormir sobre un montón de libros, Saga corresponde el abrazo —Aioros...— recoge sus piernas y se aferra a Sagitario.

A pesar de todo, el sueño parecía estarse esfumando luego que recibió el golpe. El griego castaño abre sus ojos un poco sin saber en dónde se encontraba. Frota sus ojos para enfocar mejor la miraba y se lleva dos grandes sorpresas.

La primera es que no esta en su habitación, mucho menos en su cama, allí surge la segunda sorpresa, Saga esta profundamente dormido, con la cabeza recostada sobre su pecho y uno de sus brazos rodea su abdomen.

La última imagen que viene a su mente es la de ambos arrodillados recogiendo los libros y documentos que Shion había dejado sobre el escritorio y que en un descuido terminaron en el suelo. El cansancio ya se hacía presente, así que se sienta por un momento mientras bosteza. Saga al verlo se le acerca y le comenta que pronto amanecerá. En seguida pone la cabeza en su pierna y se queda dormido.

El recuerdo lo hace sonríe y el verlo de esa forma le hace olvidar las dudas que tiene. Además de hacerlo ignorar como la luz se cuela por la ventana avisando que ya es de mañana.

—Saga...— susurra corriendo los mechones que no le dejan admirar ese rostro que tanto le gusta. Se estaba enamorado.

La tierna escena hubiera continuado de ser porque el tranquilo semblante de Saga cambia, se remueve de un lado a otro mientras dice algunas palabras —¡basta! ¡No quiero! ¡Kanon! ¡Noooo! —grita y se reincorpora.

—¿Saga?—asustado trata de tomarlo de los brazos —¿qué te pasa?

—¡Ay! -confundido enfoca su mirada en la persona que está con él —¡ah! ¿Aioros? —desorientado mira a su alrededor.

—¿Saga estas bien?— no sabía con que estaba soñando, pero por su expresión parecía ser algo que le aterraba.

—Si —asiente con la cabeza— fue una tonta pesadilla ,—frota sus ojos— ¿pasamos la noche aquí? —analiza su entorno recordando lo sucedido en la noche.

—Así es —pone una mano en su cuello y lo mueve —¡Ay! No terminamos de organizar todo.

El peliazul se muestra tranquilo y complacido a pesar de aquella pesadilla que lo hizo despertar. Su mente se llena de recuerdo, Aioros pidiéndole que se acomode mejor, que no se vaya a dormir cerca de sus pies. No sabe bien si lo que quedaba de madrugada la pasó junto a Sagitario, pero con saber que lo tuvo tan cerca. Aún conserva el aroma que tanto caracteriza a Aioros en su pelo. No puede ocultar su sonrisa.

—¿Saga? —lo llama mientras mira por la ventana-ya es de mañana...

-¿Cómo?- levanta una ceja — ¡Nos quedamos dormidos!

—¡Por Athena!— se amarra la cinta roja de su cabeza —ya deben estar en el coliseo.

—¡Aioros! —salen corriendo.

******

—No voy a pelear contigo, ¡yo no soy como tú!— continúa negándose —, es más yo voy a entrenar con mis amigos.

—¡Cobarde!—grita al verlo alejarse junto a los otros 5 aspirantes a caballeros.

—No tiene caso— Shura pone su mano sobre el hombro de su amigo dejando escapar un pequeña sonrisa. Definitivamente el pequeño Leoncito le simpatizaba.

—En lugar de estar discutiendo, deberíamos entrenar — intervine Afrodita—, quiero mostrarles mis hermosas rosas pirañas.

Así terminan por formar pequeños grupos o parejas para entrenar. El objetivo era el hacerse fuertes y perfeccionar sus técnicas. Después de todo era la élite dorada de la Diosa Athena, los caballeros más poderosos.

—¿Mu? —una vez más intenta de hablarle. Sabía que la conversación de la noche anterior no había terminado, no lo dejaría irse así —¿entrenamos?

El lemuriano no era capaz de dejar al hindú, pero tampoco era capaz de hablarle. Después de huir a su templo, lloró tristeza, aunque se fue transformando en un llanto de alegría, las palabras de Shaka lo hacían sentir extrañamente especial. No pudo dormir, se imaginó varios futuros junto al caballero de Virgo. De ahí que no fuera capaz de verlo, y no porque se hubiera imaginado algo indecente, eso era difícil en un pequeño como Mu, sino porque quizás había exagerado en los futuros que le gustaría vivir con Shaka -Alde, hoy soy tu compañero para entrenar.

—¡Ah! —sorprendido mira a Aioria.

—En ese caso, yo iré con Shaka —señala el griego tomando su ropa—. Quiero ver si eres fuerte.

—Por mi está bien. Vamos Alde — entre risas ambos caballeros se alejan.

¿Por qué Mu?

Que hubieran nacido para ser caballeros no significaba que no sintieran, que no hubieran acciones y situación que dolieran. La vida no era normal para ninguno, quizás no vivirán lo típico de un niño o un joven, pero si experimentarían emociones y sentimientos.

Aioros seguía de cerca a Saga mientras pensaba en los momentos que compartía con él. Buscando la información, las risa no había faltado, se divirtieron con lo que leían, con los títulos de lo libros, con los comentarios que surgían. ,¡Ay! Si que deseaba ser el dueño de ese corazón, cuidarlo y dejarse llevar por esos sentimientos. Si pudiera decirle que le gustaba más que un amigo.

—Si, están todos —informa señalando con la mano.

—Están entrenando —sonríe —, ¿lo ves Saga? A pesar de todo están haciendo lo que les pedimos.

—Que bueno... y si... aunque sé que va ser una locura —se detiene-celebremos una navidad en el Santuario.

—No va ser una locura... va ser la mejor navidad —dice con confianza.

—¿Se lo diremos ya?

—No, primero debemos ver que más podemos hacer, para eso debemos pedirle los cuentos a Camus.

—Ya sabemos que necesitamos, ¿Por qué leer un cuento? —pregunta intercalando su mirada ente su compañero y los pequeños que entrenaba.

—Porque de allí surgió todo esto...quizás haya algo que olvidemos -al llegar a las gradas del Coliseo y luego de saludar a su hermano con la mano, se acomoda mejor la ropa, así como peina su pelo —llamemos a Camus.

—Tenemos que conseguir el árbol y los adornos, mañana es Navidad —se sienta.

—Lo lograremos... tú y yo somos capaces de todo —esa forma de hablar sin lugar a dudas le encantaba. Hacía que si corazón latiera como loco y le hacía olvidarse de sus inseguridades.

—¡¡Camus! —grita haciéndole señas.

—¡Camus ven! Necesitamos hablar contigo.

—Oh... — esquiva el puño de Milo y los voltea a mirar confundido—, lo siento... — se dirige a las gradas.

—Oye Camus...

—¿Qué sucede Milo?— pregunta Aioria al ver su expresión de confusión.

—No sé, pero... no creo que Camus haya hecho algo malo —habla sin dejar de ver a los dos caballeros hablar con su amigo —¿Por qué lo llamarían?

—Tal vez no pasó nada malo. Tú lo has dicho Camus no es como tú —ríe.

—Ay que gracioso —el peliazul intenta descifrar algo en los gestos del pequeño acuario.

—No creo que tenga decir que nadie debe saber ésto.. ¡Ja! Pero qué digo, eres tú Camus. Aioros y yo confiemos en ti — finaliza mirándolo fijamente.

—Saga no le hables así... aunque si es mejor que nadia a parte de nosotros 3 sepa lo que hemos pensado hacer.

Camus se limita a asentir con la cabeza. Ahora más que nunca debía evitar que Milo llevará a cabo cualquier plan que pudiera arruinar la celebración —yo... enseguida les traeré los cuentos — se da la vuelta y les dedica una última mirada, para enseguida correr.

—¡Camus! ¿Por qué te vas? ¿Y el entrenamiento? —el grito del escorpión hace que todos se detengan.

—Y terminamos llamando la atención de todos —agotado Sagitario se soba la sien.

—Lo sabrán pronto, parece que no los conocieras.

—La idea es que eso pasé cuando tengamos todo preparado — bosteza —ellos deben ayudarnos a decorar y a hacer todo. Si tanto interés tienen, pues que colaboren.

—Esta bien —se levanta de las gradas— ¡Ya han entrenado lo suficiente! ¡Esto todo por hoy!

—¿Y a esos dos que les pasa? —pregunta Death.

—Todo esto será parte del guardado que tienen.

—¿Guardado? ¿De qué hablas Afrodita?—pregunta Shura.

—Jajajaja acaso no se dan cuenta de que esos dos últimamente andan muy juntos y andaban hasta desperdiciados en la mañana.

—Tu, estas insinuando que...

Parecía que estaba en lo cierto entonces, Aioros estaba interesado en Saga, un pequeño gesto de tristeza aparece. No debía idealizar tanto las cosas. El griego lo había recibido en su familia, lo tenía en cuenta para todo, lo trataba de manera especial. No, no debía pensar mal, todo era producto de todo ese cariño y admiración que le producía.

Debía ser consiente del su lugar que ocupaba, aún siendo un niño de 13 años. No deseaba odiar, ni sentir ningún tipo de resentimiento. Aioros era una persona muy especial en su vida, aunque nunca le correspondiera, no lo quería alejar. Sus sentimientos eran demasiado inmaduros, quizás no sería tan difícil transformarlos en amistad.

—Shura ¡vamos a Rodorio!  —Lo toma del brazo.

—Afrodita, ¿no íbamos ir los tres?

—¿Hoy no vas a pelear con nadie?—se pone las manos en la cadera.

—¡Lo siento! Puedes dejar de molestarme.

—Jum, voy a pensarlo.

******

—Entonces ya saben, deben buscar cualquier cosa que pueda servirnos para decorar —menciona Milo mientras salen del Coliseo.

—Milo, apenas pueda, hablaré con mi hermano, estoy seguro que nos ayudará.

—¿Mu? —Shaka intenta caminar junto al ariano  —, ¿puedes escucharme solo un momento?

—¿Alde estas seguro de que puedes cocinar?— vuelve a ignorarlo. Su corazón iba a salirse, no podía mostrarse así, eso era tan vergonzoso.

—Claro que si, ya no me dormiré — dice haciendo reír a los demás.

—Milo, espera — en dirección contraria en la que iban, llega Camus.

—Camus, ¿Dónde estabas?


—Eso no interesa, solo te pido que no hagas nada.

—¿Como dices?— frunce el ceño.

—Oye Camus no seas así. Si no quieres participar solo dilo —Aioria habla con molestia.

—No, es que... por favor no es necesario hacer todo esto— mira a los demás pequeños —.ustedes no saben en qué se están metiendo.

—No vamos a hacer nada malo, no tiene porqué ponerte así -le reclama moviendo las manos —.Ayer estabas entusiasmado... ¿Camus?

—Debemos decirles a Saga y Aioros. El Gran Patriarca no está...y es mejor que hagamos otras cosas.

—¡Ou! Quizás... no se, tal vez Camus tiene razón —el que mencionarán a su maestro y tratando de entender el punto de acuario, Mu habla.

—¡Agh! No vamos a hacer nada malo, pero si no quieren participar es mejor que lo digan ya —levanta la voz el pequeño griego peliazul.

******

—Y con eso, ya está todo listo —hace las últimas anotación en el pedazo de papel donde estaba la lista con todo lo que necesitaban.

—Bien, es momento de ir a conseguir todo. Esta va ser una navidad única —le sonríe con ilusión.

Le corresponde—Si, con las ilustraciones que vimos gracias a Camus, será más sencillo.

No dando más esperas se dirigen a Rodorio, en donde pensaban conseguir todo. Desde la madrugada se habían decidido a cumplir el pequeño capricho de los menores.

Algunos adornos, luces y comida fueron fáciles de comprar aún con el poco presupuesto que tenían, pero...—Es imposible conseguir un pino —golpea la pared enfrente suyo.

—Tenemos que hacer algo—dirige sus ojos a las cajas que cargaba— es lo único que nos falta y es un elemento importante.

—Lo sé, es lo que más les llamó la atención... -suspira —. Pero debemos regresar al Santuario, no podemos continuar caminando y alejándonos — se sienta un momento —, no podemos hacer nada mas Saga.

—Ni modos  —acomoda todo aunque no parecía nada convencido.

—Afrodita y sus arbustos, ¿No crees que pueda servirnos? —parecía no quedar opciones.

—¿Y lo tomaremos aún teniendo sus rosas venenosas?

—Ay Saga, solo decía... la verdad es que esto está más difícil que cualquier misión que nos hubieran encomendando antes —mira a su compañero.

—¿Un caballero dorado como tú va a rendirse ante esto?-buscaba animarlo mientras pensaba en otras alternativas —¿Un árbol? —a su mente llega la conversación que había tenido alguna vez con Shion  —la sala Gemela, ese lugar, el jardín que se encuentra en la casa de Virgo.

—No me estoy rindiendo, pero tendrán que conformarse con todo esto.

—Puede que si... pero creo tener una mejor idea. Volvamos al Santuario — sale corriendo, continuando con la tan peculiar aventura.

—¿Qué idea?— pregunta con insistencia —Saga, necesito que me digas.

—No puedo, me dirás que estoy loco.

—Pues con solo verte y escucharte te lo diré... ¡Estas loco! No se qué estás pensando pero no te voy a ayudar y no voy a permitir que termines no sé cómo ni en donde — a pesar de hablarle y reclamarle, lo deja muy atrás -¡Saga! ¡Espérame!

—No hay tiempo que perder.

******

En el Santuario los más pequeño en la orden Dorada estaban reunidos desde hacía un buen tiempo y muy a su pesar no habían conseguido llegar a ninguna acuerdo, muchos menos llevar a cabo el plan que habían ordenado como segunda opción.

—Es mejor que nos olvidemos de todo y continuemos con las ocupaciones que cada uno tiene —es la conclusión a la que llega Mu.

—Eso será lo más cercano a la navidad —mientras discutían y se molestaban entre si, Aldebarán logró ir a Rodorio a uno de los mercados y les trajo algunos dulces tradicionales de Grecia para esta época—, espero les guste — se los da. La expresión en su rostro como la de todos era de completa desilusión.

—Esta imagen me gusta— mira por última vez el cuento que le había quitado a Camus y lo cierra - ni modos, no podemos hacer algo así.

—Si solo mi hermano... —se lleva uno de los dulce a la boca- ya no podemos hacer nada.

Ay que mal se sentía, de todas las formas ver si Milo tan triste, era lo peor, es decir, estaba tan acostumbrado a verlo tan enérgico, feliz, buscando la manera de divertirse. No pensó que leerle ese cuento iba a causar semejante locura.

Confiaba en Milo, del Santuario era con quién más compartía, pero Aioros le había pedido que no dijera nada, por Aioria, porque le aseguraron que sería mejor si les decían después.

Que difícil era callarse, aunque si lo pensaba bien, era mucho mejor que no hubieran hecho nada. No era por ser pesimista pero seguramente se le habría salido de las manos y en caos y desastre hubiera terminado.

—¡Ay no! —se detiene a mirar al grupo de niños.

—¿Qué sucede? ¿Ya vas a decirme lo que vas a hacer?

—No y... no podremos aparecernos con todo esto — señala las cajas y bolsas que llevan.

—Ya podemos decirles Saga, aquí está todo.

—¡No!, falta el árbol — comenta y nota como es que primero en retirarse es justamente Shaka.

—Busquemos el arbusto de Afrodita —estaba cansado.

—Aioros, tu toma todo esto, yo solucionaré lo del árbol, te lo prometo —guiña su ojo ,— reuniremos a todos en el despacho del Patriarca y les diremos.

—Eres demasiado tercio— estaba preocupado, pero ante la negativa no podía hacer nada —por favor... ¡Cuídate!

Debía de ser cuidadoso, Shaka era un niño pero de todos era quien mejor manejaba su cosmos. No era pero para nada correcto que lo notara, así que camina muy despacio, ese pequeño caballero y su forma de ser, era con el que menos había interactuado. Era Shion quien le había informado sobre su lugar de origen, su cercanía con Buda y el porque parecía ser tan distante.

La actitud de Mu lo tenía triste, tanto que ni siquiera se molesto en seguir allí con los demás, no quería que nadie lo viera tan vulnerable.

Cuando estaba meditando en su templo y alguno de sus compañeros iba a molestar Shaka lo descubría, por más que ocultara su cosmos y evitaran hacer ruido. Debía de estar muy mal para no darse cuenta de que el caballero de Géminis lo seguía y que una vez llegara a Virgo ingresaría sin ningún problema a la Sala Gemela.

esta bien...—mira el lugar, era amplio, tranquilo, con una hermosa vegetación, flores de varios colores y en la cima de una pequeña montaña sobresalían dos árboles —vaya... esos serian perfectos, pero sería demasiado evidente camina por el lugar disfrutando de tanta calma —es mejor de lo que había escuchado, ¿Eh? —encuentra más flores y algunos arbustos —muy bien.... Si no es uno de Afrodita... será uno de estos — con cuidado usa un poco de su poder y lo corta ,—Aioros, ¡lo conseguí! Ahora debo salir sin ser detectado— usando su técnica Otra dimensión logra regresar.

—¿Eh?- Shaka dirige su atención a un punto de su templo —no puedes ocultarte de mi... —guiado por su cosmos intenta seguir al Santo Géminis, aún si saber de quién se trata.

Lo siento Shaka, hoy no... quizás en un futuro...se mueve más rápido saliendo de Virgo y escabulléndose en Libra. Era mejor no confiarse. El pequeño hindú podía seguirlo por las demás casas hasta dar con su cosmos. Aunque tenía algo a su favor y era que no parecía haberlo distinguido.

—Bien... huye, que la próxima no tendrás tanta suerte —Ya que más daba, acabaría con sus debilidades, sin Mu ya no tendría caso sentir esa clase de sentimientos tan poco trascendentales. El pensar de un pequeño niño que no entendía nada de lo que le estaba sucediendo.

Nos leemos mañana.


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