The Promise.

Tsu... No, Ange no era el tipo de persona que se echaba a llorar cuando las cosas no funcionaban a su favor, o en su caso cuando la acusaban de acosar a su hermana en la escuela cuando ella intento mantenerse lo más lejos posible de ella. Realmente pensó en defenderse de las estúpidas acusaciones ¿En serio cuanto tiempo libre creían que tenía? De tener tanto tiempo libre como para planear todas las cosas de las que la acusaban habría leído un par de libros o mejorado su habilidad con el piano, pero el ser la número uno en una escuela donde la mayoría tenía una ventaja con la cual no contaba no le dejaba nada de tiempo libre.

— Tsu-chan... Tu... — Y casi se defendió hasta oír y ver a su hermana, ella... Ella le veía con miedo y desconfianza ¿Sinceramente le creía a estos inútiles? ¿Que tan mal pensaban de ella? ¿Que acaso todo su duro trabajo no sirvió de nada?

— ¿Saben que? — Pregunto respirando con profundidad decidiendo que lo mejor era dejar todo por la paz. — Váyanse todos a la mierda, crean lo que quiera, me largo, hasta la vista Perras. — Dijo para sorpresa de todos saliendo del lugar no sin enseñar el dedo de en medio con ambos manos, ella no necesitaba estar en un lugar donde la considerarán una villana, Ya verían estos desgraciados seguiría con su vida ¡Y sería mil veces mejor que las suyas!

Unos días después tal y como anticipo Giotto-san vino a pedirle disculpas y a cambio de no demandar a la escuela por injurias, el rubio accedió a transferir la a una de las mejores escuelas en Italia, en la cual tenía conexiónes, porque no se iba a quedar en un país donde no era apreciada y en especial con una familia que la veía como alguna clase de villana ¡Ange no era una perra de hielo!... Solo... Solo era socialmente incómoda ¿Esta bien?

Un par de años después, Tsu salió de una de las mejores universidades con todos los honores, saltándose un par de años en sus dos carreras, derecho e ingeniería comercial, porque cuando Ange se proponía hacer algo, tenía que ser la mejor en ello.

En el par de años lejos de todo el ruido, Ange se dio cuenta de varias cosas. Primero que no tenía idea que le gustaba, siempre quiso cumplir con las expectativas de otros, por lo que no exploro ese tipo de cosas. Otra cosa de la que se dio cuenta fue que le gustaba  tranquilidad de no tener que siempre probar algo a alguien, siempre teniendo que ser la mejor, pero ahora podía vivir en su propia y feliz zona de confort , y de esta forma, después de  convertirse en la "villana desterrada" Ange pudo finalmente encontrar aquello que pensó nunca poder tener, felicidad.

Reborn tenía un café favorito en Roma, no era el más grande o elegante, era bastante modesto la verdad, pero aún así algo sobre él te hacía ver el lugar dos veces, y el café con la comida era para morir, en serio Reborn había probado varios cafés en su vida pero el de la cafetería "La cattiva" se llevaba el premió. Pero el buen olor del café no fue lo que lo instó a entrar al lugar por primera vez, no, fue la doppelganger de su estudiante lo que le hizo entrar.

En un principio juro que era su dame-alumna, pero habían cosas que no concordaban con su alumna. Primero, Tsuna tenía el cabello largo y enmarañado, la mesera tenía un cabello corto que parecía realmente sedoso y bien cuidado. Otra diferencia era la manera en que se conducían, mientras que Tsuna andaba por el mundo con cautela y nerviosismo, la otra prácticamente gritaba "Yo dirijo este circo, perra" como algún miembro de la vieja aristocracia, con porte y elegancia. Lo que hizo la total diferencia fue que en cuanto cruzaron miradas está no se asustó y huyó o tartamudeo nerviosa, en su lugar la mesera elevó una ceja y se dio la vuelta como si Reborn no fuera el regalo para la humanidad que era.

En resumen Reborn no solo encontro el mejor café del mundo, sino que también encontro un nuevo jugue— una distracción.

— Ya hemos hablado de esto ¡El domingo es mi día libre! — se quejó la castaña mientras hacía una taza de café de mala gana. — La próxima vez que entres a mi casa sin permiso llamaré a la policía de verdad ¡Soy una maldita abogada! Puedo meterte a la cárcel. — Se quejó dejando la taza frente al sonriente italiano.

— Hmm Eso no estaría bien. — Murmuró tomando la taza oliendo un poco su fragancia. — Si fuera a la cárcel no podría tomar el delicioso café de Ange.

— ¿Debería preocuparme que lo único malo que le encuentres a la cárcel es que no puedas beber mi café?

— Bueno tus pasteles también son buenos. — Añadió probando su café.

— No tienes esperanza, por favor comienza a actuar como el adulto que aparentas ser. — Pidió resignada.

— ¿Abrirás los domingos?

— Tu... — Murmuró suspirando, no podía contra su mejor cliente y ambos lo sabían — Está bien, pero detén los actos ilegales, no te sacaré de la cárcel, de nuevo.

— Recuerdo darte una buena paga por eso. — Comento y sinceramente no fue su culpa, Verde fue el que le dio esa extraña droga en primer lugar... Así que si había que culpar a alguien por su comportamiento de esa noche era exclusivamente al científico, Reborn jamas habría hecho esas cosas por su cuenta o al menos no le habrían atrapado.

— No se en que estás pensando, pero deja de hacerlo, me das escalofríos. — Se quejó la castaña.

— Que cosas más crueles le dices a tu único amigo.

— No soy tu amiga, tengo altos estándares. — Se defendió sonriendo de lado. — Y si tengo amigos...

— ¿Varia? ¿Byakuran? ¿Cavallone?

— ¿Porque todos mis clientes son raros? — Pregunto a la nada sosteniendo su cabeza entre sus manos.

— ¿Nunca escuchaste el dime con quién te juntas y te diré quién eres?

— ¡No quiero oír eso de ti! — Chillo negando haciendo sonreír al italiano, no mencionando el hecho de que Ange era probablemente su mejor amiga, ella no tenía que saber eso, por ahora.

Nota de la autora: El nombre del café de Ange según Google traductor literal se traduce en "La villana" (es italiano)  le pareció apropiado el nombre~ espero que les haya gustado y poder leer sus comentarios al respecto~

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