Enough

Lussuria estaba en un pequeño predicamento. Después de que Tsu se enterara de la pequeña trampa que le tendió quedó en probatorio e incluso le prohibió sacarle más fotos aunque fueran solo para su disfrute personal, por eso es que ahora con la madre de su amiga en la puerta de su casa no estaba seguro de que hacer.

Nana Sawada no era lo que esperaba. Decir que Tsu hablaba poco de su vida antes de conocerse era un eufemismo, la castaña era casi tan buena escondiendo sus cosas como Viper lo que no era de extrañar dado que hasta donde tenía entendido cuando Tsu decidió huir para comenzar por su cuenta uso la ayuda de la ilusionista para desaparecer del mapa, pero volviendo al punto. Ange era una persona confiada y segura por eso cuando escucho que la chica se vio en la necesidad de huir de su hogar se imagino a padres crueles y monstruosos no a... No a la mujer con la mirada más amable que conoció en su vida y que emanaba un aire de... De "hogar". Aún así no dudaba que Tsu tendría sus razones para hacer lo que hizo así que definitivamente no vendería a su amiga, no señor el no era ningún traidor, le diría a esta mujer que no sabía dónde estaba Ange y la mandaría de vuelta a Japón, sip eso es lo que haría...

Lussuria era un mal amigo, al final no pudo echar a Nana o al menos no después de escuchar su conmovedora historia que lo dejó llorando cual Magdalena por lo que ahora estaba en el café de Tsu con su madre, sabía que quizás esto le haría perder la gracia de la japonesa ¡pero era por un bien mayor!¡Era en nombre del amor!

— ¿Luss? ¿Que haces aquí tan tarde? — Pregunto Ange saliendo de la cocina algo confundida ya estaba cerrando por el día y tan solo quedaba Reborn y Fon que la esperaban para ir a casa en la barra.

—¡No me odies esto es en nombre del amor! — Grito sorprendiendo a los presentes haciéndose a un lado dejando ver a la matriarca Sawada.

Por un segundo todo pareció detenerse para Ange quién tan solo pudo tragar duro al ver a su Madre frente a ella después de 10 años de no verla... Y sin importar que tanto pensó que había cambiado en la última década volvió a sentirse como esa niña insegura que sólo quería el cariño de su madre.

— ¿Mamá? — interrogó sintiendo lágrimas querer salir de sus ojos una vez que logró salir de su estupor inicial sin saber que hacer.

— ¡Tsu-chan! — quiso correr hacia ella pero enseguida la menor puso sus brazos enfrente para mantener distancia.

— Yo... ¿Que estas haciendo aquí...? — salió de sus labios intentando buscar alguna explicación razonable a toda esta situación.

— Vine... Vine aquí a escucharte. — Dijo más seria de forma solemne.

— ¿tu... Que? — Le vio confundida sin comprender de qué estaba hablando.

— Durante nuestro tiempo lejos me di cuenta que nunca te escuché... No apropiadamente, cuando eras pequeña salias contarme todo y cuando dejaste de hacerlo debí preguntar... Pero no lo hice y no sabes cuanto me arrepiento por eso. — Hablo con verdadero pesar. — por eso ahora quiero escucharte... Quiero saber todo en lo que te falle para poder convertirme en una madre de la que puedas estar orgu—

—¡No es eso! — le interrumpió apretando sus puños. — Yo siempre... Siempre estuve orgullosa de ti... Como mi madre, te amaba más que a nada en el mundo... — Murmuró sin levantar su mirada en ningún momento sintiendo su voz temblar y al ver sus puños noto que no era lo único que estaba temblando. — Por eso quería ser alguien que mereciera ser tu hija... Alguien de quien estuvieras orgullosa. — reconoció y en ese momento las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. — Pero sin importar lo que hiciera nunca fue suficiente... Sin importar que tan duro trabajará tu nunca me sonreirias como antes o acariciaras mi cabello... — tomó una larga respiración y finalmente susurró . — Yo nunca fui suficiente...

Dejó salir todo lo que por años contuvo dentro de su pecho guardado bajo siete llaves y con incontables muros a su alrededor. Jamás se trató de ser la mejor, o de buscar la atención de otras personas ni siquiera sobre su supuesta rivalidad contra su hermana, ella sólo era una niña patética que buscaba el amor y aprobación de su Madre y cuando no lo logró intentó llenar el vacío con otras personas, con sus compañeros en un principio pero eso no lleno el vacío ya que todo era hueco, sus supuestas amistades, todo, carecía de significado si la única persona a la que ella quería que mirara en su dirección no lo hacía, de ahí también venían sus complejos de inferioridad con su hermana mayor ¿porque ella y no yo? ¿Porque Tsuna podía hacer sonreír a mamá y ella no? ¿Que era lo que faltaba? ¿Porque ella era la única que no era suficiente...?

Antes de que Nana pudiera acercarse a consolar a su hija alguien más le ganó.

— Esta bien... Tsu... Tu eres suficiente. — Le aseguro Fon abrazándola con delicadeza como si se fuera a romper en cualquier momento.

— Eres hermosa, inteligente y fuerte. — añadió Reborn limpiando sus lágrimas. — Tu conoces tu propio valor y no necesitas probarse lo a nadie. — Le Sonrió el sol y ella asintio con la cabeza enterrando su rostro en el pecho de Fon que acariciaba su cabello con dulzura.

— Ellos tienen razón Tsu-chan.— Se acercó lentamente Nana notando las miradas de advertencia de los caballeros que calmaban a su hija. — Tu siempre brillas te más que nadie, y no hubo un solo día en que no estuviera orgullosa de ti. Jamás podré perdonarme el no decirlo en voz alta o el dejar que pensaras todas esas cosas. — se lamento sinceramente sintiendo su pecho apretarse al recordar las palabras de su hija con sus verdaderos sentimientos. — Te amo Tsu-chan lo hice desde el momento en que te sostuve entre mis brazos por primera vez y nunca lo he dejado hacer por eso es que... Es que si estas dispuesta a darme una oportunidad me gustaría formar parte de tu vida nuevamente. — paso saliva nerviosa ante su respuesta.

Tsu vio a su madre sorprendida sin esperar aquello, pero en cuanto lo escucho la duda surgió en ella y miró a sus amigos quienes parecían decir de forma silencia "Sea lo que sea que decidas estaremos para ti" y tentativamente salió de su abrazo para ir con su madre quien no dudo en abrazarla con fuerza y en ese momento todas las paredes de Ange se derrumbaron y comenzó a llorar mientras se aferraba a su Madre como si la vida le fuera en ello mientras la mayor hacia lo mismo.

—————— ( o - o ) ——

— Ange se ve bastante feliz — comentó Colonnello con una ligera sonrisa notando el cabello de la chica cuyas puntas desde hace una semana estaban rojas con destellos amarillos. — Y veo que no han perdido el tiempo.

— ¿acaso insinúas que nos aprovechamos de una dama en un momento vulnerable? — Pregunto Reborn luciendo ofendido. — un caballero no haría tal cosa.

— Una lastima que no vea ninguno aquí. — se burló Lal recibiendo una mirada asesina del hitman.

— Al menos no soy un pervertido de closet. — respondió con una sonrisa burlona en su rostro que Lal habría sacado de su rostro a golpes si no quisiera darle una buena impresión a la dueña del café, en especial luego de su primer encuentro...

— Tan sólo pasó... En respuesta a tu pregunta. — Intervino Fon. — Creo que lo que contenía sus llamas eran las inseguridades que la rodeaban, pero cuando las resolvió y estuvimos para ella, sus llamas solo hicieron lo que creyeron natural. — Explicó con una ligera sonrisa en sus labios tomando de su té mientras veía a su cielo conversar sobre recetas con su Madre que extendió el período de visitas por tiempo indefinido.

— ¿Ella lo sabe? — Pregunto Lal elevando una ceja.

— No tiene idea. — Negó Reborn algo divertido su nuevo cielo estaba tan entretenida con su reunión familiar que ni siquiera noto el permanente cambio en su cabello o como desde entonces se recargaba en ellos más que antes.

— No va a estar feliz kora. — comentó Colonnello.

— Yo la veo bastante feliz — se defendió Fon. — y además pensamos que tu podrías ser el siguiente pero si no quieres...

— ¡Lo haré kora! — interrumpió rápidamente ganándose sonrisas burlonas de sus compañeros pero nada de eso le importo, iba a armonizar con su cielo y nadie le podía quitar eso.

— A todo esto... Como piensan lidiar con "Ella" — Susurro Lal y de repente todos se quedaron callados afilando la mirada.

— Por ahora dejaremos las cosas estar, pero si hace un movimiento... No dudarémos en proteger a Ange. — Después de escuchar más a fondo la versión de los sucedido por Nana en la residencia Sawada y después por Hayato en Vongola, el hecho de que alguien siempre estuvo detrás de los problemas e inseguridades de Tsu quedó bastante claro para sus estándares y por supuesto no iban a permitir que volviera a dañarle.

— Es una lástima que las cosas se hayan reducido a esto, realmente me agradaba. — Se lamento Fon.

— ¿En ese caso la vas a perdonar?

— Por supuesto que no. — Sonrió de forma peligrosa y a los presentes les dio un escalofrío. — No será apropiado de nuestra parte no devolverle el favor a la hermana de nuestro cielo ¿Cierto?

— Das miedo. — Fue lo único que dijo el rubio y todos estuvieron de acuerdo en eso.

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