CAP 29: Cualquier ayuda es buena

POV HIPO

Estábamos a unos pocos metros de la chica cuando, sin levantar la mirada de su daga en ningún momento, nos detuvo - Ni un paso más, no se os ha perdido nada aquí.

-Quizás aún no, pero ella podría - dije. Por suerte, entendió un poco a lo que me refería y por fin levantó la vista del arma para dirigirla hacia nosotros. Abrió sus ojos caleidoscópicos con sorpresa al observar la herida y soltó un suspiro de indecisión.

-Mierda - murmuró lo suficientemente alto como para que lo escucháramos nosotros - ¡Solace! ¡La Rue! - gritó girándose ligeramente hacia la entrada de la casa, la cual carecía de puerta.

Varios segundos después, salió un chico casi corriendo. Era rubio, no muy alto, de ojos azules y con un bronceado por el que parecía pasar todo el día en la playa. Detrás de él, apareció una chica con el semblante completamente serio, ojos marrones, el pelo un poco más oscuro que el del chico y la piel mucho menos bronceada. Además era realmente alta y corpulenta. Nada más salir nos vio, y después de observarnos por un par de segundos se giró hacia la morena - No, tenemos órdenes y tampoco es como que me apetezca lidiar con nadie.

Antes de que su compañera le respondiese, decidí interrumpirlas mientras me llevaba la mano a mi espada retraída y la mostraba, sin dejar de sujetar a Astrid para que no perdiese el agarre - este es el único arma que tenemos. Sólo necesitamos ayuda con su pierna, nos iremos sin causar problemas.

-¿Encima venían armados? - le dijo la de ojos marrones a su compañera - no tenemos ni idea de quienes son y Él estará de vuelta en un rato, ya estamos contrarreloj como para distraernos - respondió recalcando "Él", supongo que todos sabían a quién se refería.

-Creí que sería mejor que lo supieseis ahora en lugar de guardarme el secreto y que lo descubriéseis luego por vosotros mismo. Solo necesitamos un par de cosas para tratar su pierna - les pedí.

-No es como que vayamos a hacer nada estando yo así, además sois más que nosotros - añadió Astrid. Su voz reflejando cansancio.

Los tres desconocidos mirándose unos a otros. Al final, la más alta de los tres siendo el objetivo de las otras dos miradas - puede ayudarles, recuerda por lo que pasamos nosotros. No va a ocurrir nada - dijo la morena. La otra chica lo pensó por varios segundos en los que gobernó el silencio, terminó por rodar los ojos, dirigió su vista hacia nosotros y extendió su mano. Entendiendo la señal, lancé mi espada hacia ella y la atrapó al vuelo.

-No os conviene que me arrepienta - nos advirtió y se puso a un lado de la puerta. Sus compañeros se adentraron en la casa y les seguimos nosotros, vigilados de cerca por la chica.

-Sígueme - habló por primera vez el rubio, le obedecí y tras un corto pasillo, nos adentramos en una habitación con tan solo una mesa vacía en el centro y una especie de caja debajo de ella - trae agua caliente por favor - dijo mirando a la morena, que asintió y desapareció por la puerta - que se tumbe aquí, veamos qué tan grave es.

-Con que me dejéis algo para limpiar la herida y vendarla será suficiente, sé cómo tratar heridas - le dije un poco reticente, nosotros tampoco podíamos fiarnos completamente, seguían siendo desconocidos aunque hubiesen aceptado ayudarnos.

-¿No queréis la ayuda de un médico experto? - me respondió alzando una ceja.

-Y por eso nunca te hacemos cumplidos, rubio - dijo la morena volviendo con el agua que le había pedido, la dejó en un hueco en la mesa al lado de Astrid. Detrás de ella pude ver a su compañera rodar los ojos (parecía que era costumbre).

-Voy fuera, como se les ocurra intentar algo me avisáis - dijo y sin más dio media vuelta y se fue.

-No os preocupéis, siempre es así - comentó el ojiazul tras reincorporarse con unas tijeras y unas gasas que parecía haber sacado de la caja de debajo de la mesa - ¿Y bien?¿Me permites? - me preguntó alzando ambos utensilios. Asentí confiando en que supiese lo que hacía, si podía ayudar a Astrid mejor que cómo lo haría yo, estaba bien.

Y así fue, hizo un trabajo impecable en el que lo único que no pudo evitar fue el dolor de Astrid al tener que sacar la rama y limpiar la herida todo lo posible. En ese momento solo pude ofrecerle mi mano para que se desahogase con ella, y bien que lo hizo, estaba pensando en posibles diseños para una mano artificial, me iba a parecer a Bocón, mi padrino, por la fuerza que tenía la rubia, pero en ese momento lo importante era su herida, así que no me importó. Cuando terminó y vendó debidamente su pierna, le sugerí que descansase, a lo cual ni siquiera se pudo negar ya que el agotamiento por aguantar el dolor durante tanto tiempo despierta la venció.

-Bueno, ¿y vosotros sois?... - dijo la morena una vez que Astrid estaba claramente dormida, agradecía su consideración por no preguntar estando despierta, porque seguro que hubiese querido seguir atenta a la charla que se avecinaba, y si bien me gustaría que se enterase, ya me encargaría yo de contárselo luego.

-¿No tendréis un sitio mejor para que descanse? Una mesa rígida de madera no es el mejor sitio, ahí os diré lo que queráis - ambos se miraron durante un rápido instante y asintieron, con un gesto con la cabeza me invitaron a seguirles. Volví a cargar a Astrid de la misma forma en la que habíamos llegado hasta aquí con cuidado de que no se despertase, pero parecía profundamente dormida, porque únicamente rodeo mi cuello con sus brazos inconscientemente para sujetarse, sin abrir los ojos lo más mínimo. Nos dirigimos hasta una habitación por la zona trasera de la casa - Es lo mejor que hay - me dijo señalando un sofá muy desgastado. Desde luego era mejor que la mesa, así que bajé con cuidado a la rubia de mis brazos y la acomodé lentamente.

-¿Es necesario dar nombres? - pregunté, asintieron sin dudarlo y yo en un intento de no decir el mío directamente, volví a preguntar - ¿No podríamos hablar de lo demás primero y luego si confiamos unos de otros decimos los nombres?

-Qué manía tiene la gente con no querer decir nombres, cuanto secretismo - dijo la chica exasperada, se ve que no era la primera vez que les pasa algo similar.

-Tampoco es como que a nosotros nos encante soltarlos de buenas a primeras - señaló el rubio - ¿pero no te vale con que hayamos salvado la pierna de tu chica como motivo de confianza? - me preguntó alzando una ceja y señalando a Astrid con la mirada.

-Oh, no, no es mi... qué más da, no vais a cambiar de opinión. Es solo que especialmente mi nombre fue bastante conocido por un tiempo, y no estoy interesado en volver a esos días. Pero como dije antes, no somos una amenaza, estábamos de viaje, tuvimos un accidente y estábamos en busca de ayuda, este sitio ha sido el primero que hemos encontrado.

-Genial, ahora: ¿nos dices la verdad o tenemos que llamar a nuestra amiga para que la consiga ella? Como dijo también antes, no queréis que se arrepienta, no la quieres ver enfadada - dijo la morena despreocupada señalando a la puerta que dirigía hacia la corpulenta chica de afuera.

-Ah, ¿no estaba enfadada ya? - pregunté sarcástico

-Ni de lejos, hoy está de buen humor, se ha despertado sabiendo que quizás acabe matando a alguien, es lo único que la emociona, y supongo que no quieres ser tú o tu rubia los que seáis las víctimas.

-No, creo que voy a rechazar la oferta, gracias. Era la verdad, si acaso sólo puedo decir que el viaje no era precisamente de luna de miel, estamos buscando algo de información por la zona. Después del accidente, este nos ha parecido una buena opción para pedir ayuda.

-¿En la casa de la única persona con un arma? - dijo siendo ella esta vez la que usaba un tono sarcástico.

-Vamos, no nací ayer, está claro que para vosotros el resto de la gente de aquí, al igual que para nosotros, pueden ser hostiles y convertirse en un problema, la diferencia entre ellos y vosotros es que mostráis, en este caso, la daga, ellos esconden sus armas. No queréis dar la imagen de que estáis indefensos - al terminar de hablar, se miraron entre ellos y se encogieron de hombros con una expresión que confirmaba que había leído la señal a la perfección - mira. Aceleremos esto, ¿conocéis a Drago Bludvist? - pregunté cansado, avanzando con pasos tan pequeños no íbamos a acabar nunca.

-¿Has dicho daga? - dijo extrañado el chico.

-¿Acaso la tiene desenvainada para que nadie la vea? - respondí yo sarcástico. Se miraron ambos con una expresión de confusión pero decidieron seguir avanzando.

-Luego se lo tenemos que comentar a Pers. - le dijo el rubio a su amiga, a lo que ella asintió - Algo hemos oído sobre Drago. ¿Por qué?¿Trabajáis para él? - preguntó.

-Me gustaría que respondierais primero vosotros, estáis en ventaja, si a mi no me gusta vuestra respuesta os podéis defender fácilmente, si a vosotros no os gusta, podéis hacer lo que queráis con nosotros - dije levantando las manos, espera que funcionase y aceptasen el improvisado trato. Un par de miradas entre ellos fue suficiente para que aceptasen.

-No trabajamos para él ni estamos vinculados a él de ninguna forma . No es que nos gusten precisamente sus métodos - nada más oír esas palabras salir de la boca de la morena, solté un suspiro y relajé el cuerpo de manera descarada para que lo viesen sin problemas.

-Genial, porque estamos buscando información para acabar con él, o de lo contrario, saber cómo defendernos. Mi nombre es Hipo, Hipo Haddock, no se si lo habréis oído pero para esto no es importante. Si habéis visto imágenes y vídeos de las luchas entre dragones, yo soy el que monta el dragón negro, siempre llevo un casco - dije todo directamente, había visto en su mirada que decían la verdad, así que no temía un enfrentamiento.

-¿Y ella es...? Porque en los vídeos solo hay una persona que no muestra la cara, y ni tú ni ella coincidís con el resto de los que se ven en los vídeos - señaló la chica dudando de mis palabras.

-Ella nunca ha participado, no hemos tenido un enfrentamiento directo con los dragones de Drago desde que la conocimos. Hemos llegado aquí de polizones en un camión en un intento de descubrir su base principal, llevo desde el inicio de mi lucha con él intentando encontrarla por si se presenta la oportunidad de vencerle definitivamente - añadí con sinceridad - ¿Podría saber vuestros nombres? He oído Solace y La Rue, pero no me parece que sean nombres.

-Eso ha sido culpa tuya - le dijo el rubio a su compañera ignorando la pregunta.

-Ni que fuese algo comprometedor o de vital importancia, así que olvídalo Solace. Yo le creo, y según el sirenito, a Blackjack no le gustan esas peleas que se ven en los vídeos. - el rubio asintió dándole la razón. Al menos sé que él es Solace y la otra chica debe ser La Rue - bueno, pues él es Will, la chica de fuera es Clarisse, y yo soy Piper. Debo decir que el hecho de que pienses que todo el mundo conoce tu nombre suena un poco egocéntrico - añadió, no sería yo quién le corrigiese y explicase el motivo por el que tanta gente ha oído mi nombre.

-¿De dónde sois? - preguntó ahora el ojiazul.

-Si te refieres a de dónde venimos, la respuesta es la Colonia del sur, no debería estar muy lejos de aquí.

-Pues lamento decirte que no te orientas demasiado bien, estáis en lo que un día fue Florencia, Italia. Nunca he ido, pero diría que son unas 10 horas en coche.

Nada más terminar de decir eso, no pude hacer otra cosa más que abrir los ojos completamente sorprendido. Sabía por qué zona de la ciudad habíamos salido, pero esperaba que lo hubiesen hecho para despistar en caso de que nos fijásemos por donde habían salido, pero no, habían seguido en esa misma dirección, y yo claramente había perdido la noción del tiempo en el camión, porque no pensaba que hubiésemos llegado tan lejos.

-Supongo que ir dentro de un camión sin ver nada afuera, dificulta un poco la orientación - dije algo sarcástico - bueno, ¿y vosotros? Está claro que de aquí no sois - afirmé bastante seguro.

-Dejémoslo en que no vivimos en un sitio fijo, nos movemos demasiado por trabajo - dijo el rubio.

-Y ese trabajo es... - dejé a medias la frase esperando que terminaran ellos por mí.

-No lo entenderías, - empezó a decir Will, pero fue interrumpido por su amiga.

-Espera, antes ha mencionado la daga, puede que... - ahora fue él quien interrumpió.

-Da igual, no se trata solo de la niebla, aún así no tiene por qué saber nada, luego lo valoramos con Clarisse y Jackson - le respondió y se volvió a girar para mirarme. - Quizás sigamos contando más tarde.

.......

Pasaron varias horas en las que me limité a cuidar a Astrid, que seguía durmiendo en el sofá, cuando Clarisse gritó desde la entrada: - ¡Jackson está de vuelta!

Los dos chicos que seguían en la habitación conmigo se levantaron de las sillas en las que se habían sentado y con un gesto me invitaron a acompañarlos. Sabiendo que no le iba a pasar nada a Astrid ya que salíamos todos de ahí, acepté la silenciosa invitación y me levanté con ellos.

Al salir por la puerta, ellos ya estaban fuera, y viendo que todos miraban hacia arriba, dirigí la mirada hacia el mismo lugar y no pude evitar sorprenderme al ver a un chico subido en lo que supuse que sería un pegaso.

Nada más aterrizar y bajarse del pegaso, con el ceño fruncido y un tono severo, preguntó: - ¿quién se supone que es ese? - dijo incriminando con la mirada por unos segundos a sus compañeros y devolviéndola hacia mi mientras me analizaba de arriba a abajo. No le podía culpar, yo estaba haciendo lo mismo, pero decidí hablar por mi propia cuenta y con una sonrisa sarcástica y confiada le dije:

-Hiccup Haddock, un placer - alzó una ceja ante mi mano levantada para saludarle - bonito pegaso, por cierto. - Abrió la boca sorprendido y solo articuló una palabra en forma de pregunta hacia sus compañeros:

-¿Puede...? - y tanto Piper como Will, siendo los únicos presentes además de él, que sabían a lo que se refería, asintieron muy seriamente.

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