CAP 16: Sanción

POV ASTRID

No hice caso a Hipo y esperé a que Charles se terminara de acercar a mí para confirmar el motivo del por qué estaba aquí.

-Teniente, el Presidente la llama para una reunión de carácter urgente, venga conmigo - no podía ser de otra manera, David me echaría la bronca por actuar sin dar ningún tipo de aviso previo y por supuesto sin permiso. Afirmé con la cabeza sin dirigirle una sola palabra y él dio media vuelta para acompañarme al despacho del presidente aunque yo supiese perfectamente dónde tenía que ir. Escuché como Hipo daba unos cuantos pasos casi trotando para pegarse a mí y preguntarme:

-¿Qué pasa ahora? - gracias a las luces encendidas de la calle y nuestra cercanía, pude ver a través de las ranuras del casco para sus ojos, que tenía el ceño fruncido. Ahora que le veía hacer eso, me daba cuenta de que era posiblemente la primera vez desde que lo conocía que expresaba por completo, es decir, en un par de ocasiones había mostrado alguna expresión y yo le había pillado in fraganti, pero incluso cuando estaba segura de que él pensaba que no estaba siendo observado, sus expresiones eran mínimas y podrían pasar desapercibidas para cualquiera que no lo observase detalladamente. La verdad era que me recordaba bastante a mí misma, aunque con él parecía que a mi cuerpo le daba igual no ocultar expresiones.

-El gran David habrá oído que di una orden en mitad del trayecto, me preguntará que qué hacía allí, me dará una charla sobre que tengo que avisar de todo lo que haga porque existe una jerarquía que hay que respetar y luego añadirá algún tipo de aviso o incluso “castigo” que ya sabe que me no me importa - dije sin alzar la voz para intentar que no me escuchase Charles (me daba igual lo que pensase, pero se lo diría a David, la charla se extendería y eso no me entusiasmaba). Además, me alcé de hombros mostrando desdén.

-¿Cómo que ya lo sabe?¿Acaso la Teniente Hofferson no respeta a sus superiores y es reincidente? - preguntó con sarcasmo, era la principal expresión que usaba, parecía tener sólo el tono neutro y el sarcástico.

-No finjas sorpresa, sabes cómo son, y en varias prácticas de tácticas especiales me toca improvisar para no acabar muertos. Ellos sin embargo parecen tener un afán por que mi escuadrón y yo “muramos” - de hecho, ese “varias” significaba más bien el 90% de las prácticas porque nos enfrentaban a varios escuadrones distintos a la vez o a ellos les proporcionaban más información - Una pena que sigan siendo igual de estúpidos y pierdan igualmente - añadí con una sonrisa burlona recordando esos momentos.

-Vaya, desobediencia y un ego tremendamente alto, me temo que elegí mal, debí haber escogido a su sargento - dijo el ojiverde negando varias veces con la cabeza. Cuando llegamos al despacho, Charles detuvo a Hipo cuando iba a entrar conmigo.

-¿Te acuerdas de mi rango? - le preguntó Haddock. Charles alzó la ceja e incluso yo me extrañé por la pregunta.

-No tienes, con más razón…

-Con más razón nada. Eso significa que no estoy a tus órdenes, ni siquiera a las de tu jefe, te recuerdo que estoy aquí para ningún beneficio propio, por lo que voy a entrar ahí porque considero que mi intervención en la reunión es de ayuda y no vas a impedirlo - dijo tajantemente Hipo sin dejar lugar a respuesta. Entró conmigo, y cerró la puerta en las narices de Charles.

POV HIPO

Después de todo lo que me había pasado, era completamente distinto al chico que dejó su casa, y uno de esos cambios era que había perdido la paciencia para algunos casos determinados en los que se incluía este. La conversación, antes o después iba a acabar conmigo entrando en el despacho, por lo que actuar así nos ahorraba tiempo, me mostraba firme y les hacía creer que si molestaban al equipo un poco más de la cuenta, les dejaríamos solos e indefensos a los deseos de Drago (aunque no fuese así ni de lejos).

-Vaya, qué sorpresa tenerle aquí, ehh…¿Cómo quieres que te llame? Aún no he oído tu nombre - me preguntó dándose cuenta por primera vez (aparentemente) de que no sabía mi nombre.

-Hache. Por ahora me puedes llamar Hache - le respondí lo que decía siempre que me preguntaban.

-Bien, Hache. ¿A qué debo te inesperada visita?

-Pues eres tú el que mejor conoce el motivo, y como yo me lo imagino, he acompañado a la Teniente para aportar todo lo posible en la conversación. Si no es lo que supongo, prometo que os dejaré tranquilos.

-Bueno, como supongo que no vas a ceder.

-Vas entendiéndolo - le guiñe un ojo.

-En fin, el motivo por el que está aquí es que al llegar el convoy se me ha informado de que veníais con ellos y además la teniente aquí presente ha dado la orden, en contra de cualquier protocolo existente, de no informar de un ataque. Bien, ¿cómo piensa justificar todo esto Hofferson? - le preguntó observándola fijamente mientras pretendía alzar una ceja, pero levantando las dos.

-Los jinetes encontraron una forma de encontrar dicho convoy y según me explicaron, cuando estaban de camino aquí para solicitar que alguien les acompañase como "autoridad" de la Colonia, me encontraron por lo que con el fin de no perder tiempo, marchamos directamente. Doy mis más sinceras disculpas pero como ve no fue algo que estuviese a mi elección por completo, mi único fin era evitar perjuicios a la ciudad, el mismo que tenía en mente al dar esa orden, como comprenderá no tenía forma de comunicación en medio de la nada - el tono formal y serio que mostraba seguía sorprendiéndome, por las diferentes facetas que tenía. Sus argumentos no habían dejado ningún hueco por el que atacar para David, por lo que de una forma u otra obvió lo argumentado y siguió adelante.

-Entiendo las circunstancias y le agradezco su fijación por el bien de la Colonia. Sin embargo, supongo que usted también entenderá que eso no la exime de las faltas cometidas, - obviamente de mala gana, Astrid asintió - por lo que me veo obligado a anunciarle la sanción debida, la cual consiste en el bloqueo de todas sus responsabilidades, y por lo tanto el acceso a los sitios en los que las realiza durante el plazo de 60 días. Por supuesto, todo lo referente a su vida diaria como cafetería y sala de entrenamiento SIN SU ESCUADRÓN, no se ve afectada. Y ahora, joven Hache, quiero que me explique cómo han conseguido los datos referentes al convoy.

-Me temo que es información privada, que no pienso compartir sin el consentimiento de mis compañeros.

-Entonces haga que vengan inmediatamente.

-No será necesario, puedo llamarles, no seguimos en la prehistoria - les llamé por un teléfono que tenía y les repetí la solicitud de David para hacerlo "real" porque ellos ya lo sabían ya que mi auricular seguía encendido y los oía hacer algunas cosas mientras estaba seguro de que prestaban atención. Dos segundos después de "explicarles" todo dijeron -No- al unísono, corté la llamada y me encogí de hombros para el hombre que se encontraba en el otro lado del gran escritorio de mármol del despacho - ya ve que no desean compartirlo. Una vez aclarado eso, con esa negativa muy a mi pesar, - estaba disfrutando mucho de estos detalles, me encanta darles un pequeño merecido a personas como David, se lo ganan a pulso - me gustaría decirle (y no le pido una explicación o una rectificación sólo porque sé que sería inútil) que me parece inadmisible que una persona que acaba de salvar lo que en gran parte es el destino de la Colonia, sea castigada en lugar de felicitada.

-Al igual que usted, muy a mi pesar he hecho aquello para lo que se me ha elegido, seguir las leyes.

-Un presidente no es elegido para eso. No sabes ni para qué estás, cateto - le soltó Astrid claramente molesta y sin importarle algún tipo de represalia.

-Tenga cuidado con sus palabras teniente, tiene suerte de que la conozca y no se lo vaya a tener en cuenta.

Vi que Astrid iba a responder, y aunque suponía que ella sabía perfectamente hasta dónde podía tensar la cuerda, decidí cortar esta pelea de la que (y esto no era suposición, estaba seguro) sólo Astrid podría salir perjudicada. La verdad es que el anuncio de David me venía bastante bien: 60 días que liberaba a la ojiazul que se encontraba a mi lado de sus obligaciones, 60 días en los que podíamos trabajar con ella para que se convirtiese en la primera jinete aquí, y nos pusiese al día de todo lo que necesitáramos saber acerca de David y su compañía.

-Como siempre, un placer presidente, que tenga una muy feliz noche - le mostré una sonrisa descaradamente fingida y agarré a la rubia del hombro para que abandonase el despacho. La acompañé hasta su cuartel en un trayecto que destacó por qué no dijimos ni una palabra, sabía que ella necesitaba relajarse tras su molestia con David y la dejé hacerlo tranquilamente en silencio, pero antes de marcharme la dije:

-Bienvenida al curso de formación de jinetes de sesenta días

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Pues al final he podido escribir. No es muy largo, pero espero que lo hayáis disfrutado, dentro de poco empieza lo fuerte ;)

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