POV Astrid

Según nos han contado nuestros padres y en la escuela, tras la Catástrofe los pocos miles de personas que sobrevivieron se empezaron a reunir en distintos puntos del mundo avisando de su posición para que los demás lo supiesen y pudiesen ir allí para convivir y cooperar con el único objetivo de la supervivencia. Unos años después, todo parecía más estable: las colonias ya se habían organizado y prosperaban poco a poco, la población volvía a aumentar y la gente comenzaba a superar la Catástrofe (tiene gracia hay una película antigua muy parecida, creo que desaparecía la mitad del universo o algo así), aunque nunca la olvidamos para no repetir los errores.

Yo vivo en la colonia sur de Europa, es una de las mayores que existen, hay otra más en el norte de Europa, varias en Norteamérica, Sudamérica, África y Asia, la verdad es que creo que se organizaron muy bien, se situaron en lugares estratégicos con una zona de interacción muy amplia, no existe casi ninguna zona en el mundo demasiado lejos de alguna de las llamadas Colonias Primarias. Pero me estoy desviando del tema, a veces mi interés por la estrategia me pierde, quizá por eso no tuve duda cuando empecé a estudiar y prepararme para ingresar al ejército, puede que no queramos hacer una guerra pero siempre hay que estar preparados para defenderte si empieza una. De hecho, corren rumores de la aparición de los dragones y que existe quienes son capaces de controlarlos y dirigirlos como les parezca. Por eso nuestros gobernantes empiezan a prepararnos para cualquier cosa que pueda venir.

En fin, ya sabéis lo básico de nuestra historia después de la Catástrofe, lo podéis llamar de muchas formas: el día Cero; el reinicio; los religiosos lo llaman el diluvio pues consideran que Dios volvió a dejar vivos sólo a los que lo merecían; hasta hay quien lo llama la Salvación, por haber acabado con lo malo del mundo, aunque no os recomiendo llamarlo así, al fin y al cabo con sucesos como ese también mueren inocentes.

POV Hipo

Mi nombre es Hipo Haddock, nací en la colonia de Alaska, tengo 21 años y fui ignorado por mi padre hasta los 18 años, si os preguntáis por qué ya no me ignora la respuesta no es que haya aprendido a quererme o algo así... no hay nada más lejos de la realidad, simplemente me marché de allí, no era solo él el que me dejó a un lado, fueron todos a los que conocía. No conocí a mi madre ni sé quien es, siempre que le pregunté a mi padre por ella recibí la misma respuesta: "Es mejor que no lo sepas, así que deja de preguntar de una vez", como supondréis no dejé de preguntar, lo que cansó a mi padre, finalmente recibí otra respuesta, aunque después de todo no estoy seguro de que fuese mejor.

Flashback

Era un día por la noche cuando mi padre llegó de trabajar, se pasaba el día fuera, es uno de los jefes del gobierno y según él tenía cosas más importantes que hacer como para estar perdiendo el tiempo en casa conmigo. Ese día yo estaba cabreado por todo lo que pasaba en mi vida, primero mi padre me ignoraba y ahora mis "amigos" también, al parecer era estúpido querer ver cosas más allá de esta ciudad, por lo que era el tipo raro de la clase y a mis amigos resulta que no les interesaba seguir siendo amigos míos si me comportaba como un "loco". Así que cuando llegó mi padre me decidí a contárselo y ahí empeoró todo.

-No me extraña que no quieran seguir a tu lado, ¿quién querría estar con alguien que prefiere ir a otros sitios que seguir aquí, en el lugar en el que nació? - acabó diciendo con sorna.

-¿Y por qué querría quedarme si aquí solo recibo indiferencia de la gente que se supone que me debería querer y me debería apoyar? ¡Incluso TÚ me odias! ¿Qué debería hacer ¡eh!? - dije al borde de la desesperación.

-Compórtate como una persona normal, ¡Eres hijo de la colonia de Alaska, eres hijo mío debes querer a tu familia no querer irte a "explorar"! - empezó a reír casi como un maniático - ¡ESTUPIDECES!

-También tengo una madre a la que no he conocido y mi padre ni nadie de los que me rodean me respetan, si tanto quieres que cambie entonces dime de una vez quién es mi madre!

-Tu madre era igual de estúpida que tú con las mismas ideas estúpidas, por eso nada más tenerte se fue diciendo que no podía quedarse aquí atrapada. - dijo mientras se acercaba a mi - ¿Eso pretendes ser, un idiota que no es capaz de ser responsable ni ocuparse de lo que tiene que ocuparse? ¡Pues adelante! - se terminó de acercar y acabó por darme un golpe en la mejilla, de la fuerza caí al suelo y ahí se terminó de derrumbar todo, empecé a llorar mientras él se alejaba sin ninguna signo de dolor o arrepentimiento.

Fin del flashback

Sí, me despreciaba mi propio padre sin ningún motivo coherente. Así que en ese momento me rendí, supe que no había otra posibilidad, perdí toda esperanza de que mi padre me llegase a querer alguna vez y sabía que no contaba con el apoyo de nadie más, así que empecé a preparar todo. Un mes después, tenía todo listo, me desperté como siempre que iba al colegio, esperé a que mi padre se fuese a trabajar y salí de casa con una pequeña maleta en la que llevaba lo necesario para sobrevivir durante un tiempo, me dirigí al garaje y saqué mi moto, era lo único que me gustaba de este lugar y el motivo es fácil, la he creado yo. Mi padre por razones que ya supondréis no me regalaba nada y a mí siempre me ha gustado la mecánica, de hecho había conseguido que un amigo de mi padre (el único con el que hablaba un poco) me enseñase lo básico y un día decidí empezar a conseguir las piezas necesarias y construí la moto, no es la mejor, pero es mía y conseguí que mi padre me dejase quedármela (fue de ayuda decirle que no le iba a costar dinero, las piezas las encontraba yo sólo y las que me faltaban las compré con mi propio dinero). Y así, solo con una maleta y una moto me marché de allí, no fue difícil, hay muchos controles para entrar pero no para salir, al fin y al cabo el que sale es porque quiere y no le va a causar problemas a la Colonia.

Decidí marcharme hacia el norte, dicen que antes nuestro territorio era gélido, y más aún el norte, pero después del Desastre, el concepto del hielo natural parecía más un mito que una realidad. Tras unos días de viaje llegué a una pequeña aldea en la que vivía un clan de poco más de cincuenta personas. Enseguida todos se percataron de mi presencia, se acercaron y se dirigió a mí el que más tarde supe que era el líder de la aldea.

-¿Qué te trae por aquí muchacho? - su voz de tono era cálido, amable.

-Estoy huyendo, no pretendo quedarme, solo me gustaría descansar un poco aquí si me lo permitís - dije de forma escueta, no me apetecía dar más explicaciones.

-No es que eso aclare mucho y como comprenderás no vamos a dejar que un desconocido se quede aquí, mucho menos si no sé de qué está huyendo ya que nos podría traer problemas - me respondió tranquilamente.

-Puedo pagaros por el tiempo que me quede aquí y le aseguro que el motivo de mi huida no es peligroso y no les va a causar ningún problema - contesté de nuevo sin querer explicar mi situación con exactitud, rogaba para que aceptase mi respuesta.

-Pareces un buen chico, pero insisto en... - fue interrumpido por la intervención de una joven, parecía de mi edad, con el cabello largo y negro y ojos verdes.

-Padre, es simplemente un chico, ¿cómo crees que nos va a causar tantos problemas?, no creo que mienta y si quieres asegurarte de que no pase nada la solución es fácil, - se giró ahora mirándome a mí y levantó su mano - las llaves de la moto, esa será la garantía mientras estás aquí o al menos hasta que decidas explicarnos de qué huyes exactamente. ¿Estás de acuerdo padre? - le preguntó aún con su mirada fija en mi.

- Supongo que tienes razón, además no creo que llegue muy lejos sin su moto - respondió para mi alivio el jefe.

-¿Tenemos trato, o decides irte? Si de verdad no huyes por algún motivo peligroso como has dicho, no tendremos ningún problema y por supuesto tendrás tus llaves en cuanto quieras marcharte - volvió a dirigirse a mí la chica.

Sin dudarlo un momento le lancé las llaves a la chica - Acepto, como he dicho antes no es por nada peligroso, no tenéis de qué preocuparos, gracias - dije hablando a los dos.

-Bien, pues entonces, bienvenido. Soy Oswald y soy el encargado de que todo vaya bien aquí. Heather te mostrará tu alojamiento mientras dure tu estancia aquí - me indicó Oswald refiriéndose supongo a la chica que me había ayudado.

-Gracias de nuevo, de verdad. Por cierto, mi nombre es Hipo - como respuesta, simplemente asintió y tras eso comenzó a alejarse mientras yo me percataba de que la mayoría de la gente se había dispersado para volver a sus actividades.

-Bueno, pues yo soy Heather y al parecer hoy voy a ser tu guía Hipo. Sígueme - me habló la pelinegra, para girarse y comenzar nuestro recorrido.

-Oye, gracias por lo de antes - dije después de unos segundos de silencio.

-No tienes nada que agradecerme, es mi padre el que finalmente ha aceptado que te quedes - respondió con simpleza.

-Quizá, pero si no llega a ser por tu intervención yo ahora mismo estaría de nuevo en mi moto buscando una pequeña cueva o algún lugar "seguro" para pasar la noche - dije poniéndome a su altura para verla directamente, ya que llevaba todo el camino un par de pasos detrás de ella.

-Ah. Bueno, tampoco ha sido nada, comprendo que hay cosas que no estamos preparados para contar a desconocidos como si fuesen gente que llevan en nuestra vida toda la vida - me dijo encogiéndose de hombros para restarle importancia.

-Es solo que es muy personal, pero gracias por entenderlo - añadí un poco avergonzado a la vez que nos deteníamos en frente de una casa verdaderamente pequeña.

-Bienvenido a tu hogar temporal - dijo después de abrir la puerta, apartándose para que pudiese apreciar la casa, que en efecto, era pequeña. Constaba de una cama individual prácticamente en frente de la puerta, con una pequeña mesilla de noche a un lado de la cama y un armario empotrado al otro lado. En la pared de la izquierda se encontraba una puerta que resultó dar a un baño con las cosas básicas para el aseo - bueno, deja tus cosas y sígueme, te voy a enseñar dónde comemos.