La casa O'LLOE

La ciudad en general era bastante ruidosa, y algunos nubarrones de polución, solían acumularse en los sectores donde estaban las fábricas y principales industrias. El desecho de basura y contaminantes era cosa de todos los días.

Cerca del gran puerto del Club Náutico, de donde zarpaban los grandes barcos y yates, se encontraban los barrios más pintorescos y de gente adinerada. A medida que nos alejábamos del centro de la ciudad, los servicios indispensables como el agua, luz y gas, se iban abaratando de acuerdo a las posibilidades de ingresos de los sectores medios de la sociedad. Así como bajaba el precio del servicio, en la misma forma bajaba la calidad. Así llegábamos finalmente a los suburbios y los sectores más bajos. Escaseaba el agua. Era común que se cayeran los postes o cables de luz con las lluvias, y con bastante frecuencia. Aquí estaban quienes vivían en las casas más precarias o simplemente habitaban en los callejones o las plazas de la localidad. Quizás el lugar donde esta diferencia se hacía más grande, era el Callejón crimen, donde convivían una parte del bajo mundo, y un barrio de la clase más baja dentro de la clase media.


El callejón era oscuro, sin importar el momento del día. Era común ver, en este lugar, grupos de vagabundos deambulando, recogiendo cartones u otros desperdicios, que los vecinos dejaban en bolsas abiertas y la basura desparramada alrededor de la acera. El callejón era angosto, y apostados en los costados, se encontraban algunos de estos linyeras cubiertos con frazadas harapientas y mugrientas, postrados sobre trozos de colchón roído. A lo largo de todo el callejón solía no solo juntarse mugre, sino que el agua que corría de las aceras vecinas se desbordaba, al intentar introducirse en las rendijas taponadas de las rejillas que daban a las alcantarillas. al salir de este callejón completamente oscuro, en la acera de enfrente, estaba el viejo farol. El único de la cuadra. 

Allí se levantaba la casa. Piedra lijada y prolijamente colocada en el muro. La puerta era de madera pesada y agrietada. En el centro lucía un gran picaporte dorado; que se habría lucido más de haber sido limpiado. Al frente daban dos ventanas que permanecían siempre a oscuras. La imponencia de la casa O'LLOE contrastaba con el Callejón Crimen.


Callejón Crimen, seguramente, no siempre se llamó así. Puede decirse que el nombre hace honor a su reputación. Quizás por todos los episodios que alguna vez se sucedieron allí y jamás fueron resueltos.


El tamaño de la casa O'LLOE era semejante, en realidad, al de un castillo; y su aspecto oscuro y distante generaba esa inquietud, despertaba el espíritu mismo de la curiosidad del vecindario.


Una publicación del diario "El Matutino" , en la portada correspondiente al 15 de Agosto de 1994, decía:

"...Entre la calle O'LLOE y el popularmente conocido "Callejón Crimen", fue encontrado hoy, a las 8 de la mañana, el cuerpo de Margarita Velázquez. Según las autoridades fue identificada como una vagabunda que habitaba en el Callejón Crimen, junto con sus compañeros. fue hallada en extrañas circunstancias, e identificada por los otros vagabundos del callejón..."

Cuando llegué, ese mismo 15 de Agosto, tras leer las noticias de la mañana,  varios oficiales de policía  habían llegado antes al lugar de los hechos. Eran aproximadamente las 10 dela mañana. el callejón no parecía haberse iluminado siquiera un ápice, y el sol le daba de lleno.

-Sargento Pérez- llamó mi atención en seguida mi tímido ayudante a través de sus enormes y redondeadas gafas.- Lo estaba esperando ansiosamente, señor... Venga...


Atravesamos una columna de reporteros que insistentemente hacían preguntas a todo aquel que se cruzara por delante. no hacían más que parlotear y sacar fotografías, sin poder pasar más allá de las vallas de contención, colocados allí por el personal uniformado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top