Capítulo 10
8 de la mañana.
El día anterior, Alex había estado mascullando algo entre dientes mientras hurgaba en los recodos de su laberíntica mente. De pronto me dijo que había otro detalle inconcluso en nuestra investigación. El asesino no tenía motivos para sus asesinatos, o al menos no que nosotros lo sepamos. ¿Porqué Alicia o Arturo asesinarían a cualquier visitante a sangre fría por la espalda?
Yo ahora tomaba mi habitual café mientras miraba con atención las pruebas. El álbum de Alicia y un revoltijo de diarios que formaban un conglomerado sobre el escritorio. Al observar una vez más el álbum, me había percatado de que se había despegado el papel que recubría sus tapas. Fue entonces cuando hizo su aparición de forma sorpresiva Yiyo, mi ayudante un tanto agitado. Tenía los ojos más desorbitados que nunca. Detrás de él venía Alex.
-Eso es culpa mía. ¡Debe ver esto, sargento!- traía flameando una hoja de papel.
-¿Es una carta?
-Sí... pero debe verla...
Detrás del empapelado del cuaderno, siempre había habido una carta oculta. al limpiar el polvo de una biblioteca, según la explicación que dio Yiyo, este álbum se había caído, y una vez despegada su encuadernación, la carta había quedado tirada en el piso. Fue una suerte que Yiyo regresara para terminar de limpiar, para así poder hacer uno de los hallazgos más importantes que terminaron por descifrar todo el enigma.
Se trataba de la carta que Yolanda le habría dejado escrita a su madre Alicia, el día que se había escapado de su casa.
"Mamá: No le cuentes a papá que te escribí. después de haber tenido a Gor, que nació con malformaciones, me voy de casa. Como habrás notado ya no regresé. Manuel, mi novio, desapareció y no volvió más. Me largó sola con todos los problemas del chico. Te extraño mucho. Estoy bien. Oculto a Gor de la vista de la gente porque reaccionan mal cuando lo ven. Siempre lamento no haber sido varón y no haber podido ayudar a papá por culpa de mi renguera. ¡Es todo tan injusto! ¿Sabés mamá? ¡Cuánta gente que camina normalmente desperdicia lo que tiene! Les odio. Les odio por el simple hecho de que caminan bien. Por culpa de que yo nunca caminé bien como ellos, nunca pude hacer que papá y vos me quisieran, y ahora con Gor... con este monstruo al lado mío nunca lo voy a conseguir. ¡Odio a todos! Ayer mamá tuve que matar a una mujer ¿sabés? Caminaba normal y desperdiciaba su vida. ¡No voy a quedarme cruzada de brazos mirando como lo hacen! Si yo no puedo caminar, no voy a permitir que lo hagan los que me robaron mis piernas y mi vida! ¡Quiero mi vida de vuelta! Si yo no camino... ¡Ellos tampoco! Me insultan. Ni siquiera se dan cuenta de lo que me robaron... Mamá... te extraño... seguí aprovechando que caminás...
P.D ¿Sabías que si clavo un objeto punzante en un lugar exacto en la parte baja de la espalda, la víctima probablemente deje de caminar? -
YOLANDA"
-¿Sabe lo que esto significa, sargento?
-Si, Alex. Esa Yolanda estaba loca y es una asesina. Encontramos a Gor. ¿Sugieres que Alicia puede retener también escondida, a Yolanda? ¿Que la oculta de la misma manera que escondió todo este tiempo a su nieto?
-Inteligente posibilidad, sargento, pero yo apunto a otra cosa.
-Como habíamos dicho, Yolanda se había escapado de su casa el día 12 de Octubre de 1975, a los 23 años, y había nacido en 1952.
Bueno, la carta está fechada "14 de Octubre de 1950".
Evidentemente algo que no coincide. quizás era mucho más complejo el motivo por el cual se había ocultado las fechas del álbum o la identidad de Alicia.
-Pero hay un problema... En 1975 Alicia debía tener 48 años, para que ahora en 1994 tuviera 67 años.
-Es correcto, sargento. Pero pienso en la posibilidad de que Alicia no hubiera tenido 48 años en el año 1975, sino en el año 1950. Partimos de la base de que la única fecha certera que tenemos es la de la carta oculta. En 1950 Yolanda escapó de su casa a los 23 años. Ahora, en 1994, Yolanda tendía... 67 años. Ahora Alicia tendría 92 años...
-Esa mujer que está en la silla de ruedas no tiene 92 años... sino 67.
-Alex... estás sugiriendo que...
-La carta estaba oculta, según mi razonamiento, porque el álbum sí lo tenía Alicia y escondió la carta de Yolanda allí. Yolanda nunca vio la carta y tachó todas las fechas en el álbum para poder hacerse pasar por Alicia. Pero nunca encontró su propia carta escrita por ella en 1950.
Alex respiró profundo para enunciar su conclusión final.
-Yo le vendí la casa a Yolanda. nunca conocí a Alicia.
Sentía un escalofrío por todo mi cuerpo con tan sólo pensar en esto. Una maldita y loca asesina que había mantenido oculto a su hijo y durante tanto tiempo escondido su nombre para que nadie le preguntara por su hijo deforme.
-Aun nos falta entender cómo una señora postrada en silla de ruedas bajaba las escaleras para cometer todos esos crímenes de odio.
-Ahora vamos a ir a averiguarlo, sargento...
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Eran las 10 de la mañana. Este día nunca lo olvidaremos. Alex y yo nos mirábamos perplejos. Un viento irónico con hojas sonrientes del otoño, soplaba a nuestro alrededor. La casa seguía en pie. Era un monumento a la burla. La puerta estaba muy bien cerrada. En la calle, repleta de periodistas, yacía el cuerpo sin vida de Arturo, con un cuchillo clavado en su espalda. Quizás la persona que a pesar de caminar bien, más había desperdiciado su vida. Al lado había una silla de ruedas. Del picaporte colgaba un letrero: "Se Vende".
Sí. De la puerta de la vieja casa O'LLOE, ahora abandonada.
Yolanda, según testigos, había salido caminando, con el acostumbrado bastón desde su nacimiento, a recorrer y perderse en el tumulto de la gran ciudad.
FIN
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