5. Libertad


Valeria recordaba sus últimos días en aquella casa recitándoselos a su terapeuta. Los jovenes continuaron con sus reuniones a escondidas, hasta habían alcanzado a besarse varias veces. Valeria disfrutaba de su compañía. Él le había mostrado que no todos los hombres iban a lastimarla.

 Pero Río se enteró. Ahora veía a Valeria dos veces por día y había colocado barrotes en su ventana. A Matías lo había dejado de llevar al estudio de grabación y lo veía todas las noches sin excepción.

Valeria pensó que jamás iba a volver a ver al joven, o a su familia...sentía una roca en el estómago cada vez que recordaba a sus padres y a sus hermanas. Los extrañaba mucho. Estaba segura de que se preguntarían dónde estaba y por qué no tenían noticias de ella.

Finalmente, los vecinos empezaron a sospechar que en esa casa pasaban cosas raras. Además, se veía que entraban jóvenes, pero no que salieran. Entonces un vecino considerado llamó a la policía y los jovenes fuern regresados con sus familias. Solamente que aora debían quedarse en Buenos Aires debido a que allí sería el juicio contra Río. 

- Creo que fue entonces cuando me percaté de que había estado cautiva durante todo un año. Durante este, se supone que tenía que haber ido a la escuela y salido con amigs. Tenía los bailes de graduación de los alumnos del último año - le dijo Valeria a la doctora Gutierrez.

- Vas progresando muy bien - le dijo -. ¿Qué ha sucedido hoy en la sala de juicio?

- Parece que van a condenar a Río a cadena perpetua. 

- ¡Qué bien! ¡Por fin se acabará todo el sufrimiento! ¿No crees que están victimizandote oltra vez?

Tal vez sí, como tal vez no. La verdad no lo sé. He vuelto a ver a Matías.

- ¡Muy bien! Me estás dnado muy buenas noticias. Cuentame más.

- Bueno, bebimos café y yo comí un tostado también. Conversamos acerca de la vida y yo le dije que quería tener una cita con él. 

- ¿Estás preparada para una relación? 

- Yo creo que sí. Solo deberíamos ir despacio, porque me va a tomar tiempo reconstruirme. 

Esa noche se reunió con Matías. Fueron a comer pasta a un caro restaurante de un reconocido barrio de Buenos Aires. Luego fueron a caminar junto al río.

- Este lugar tiene un increíble parecido con Miami - dijo Valeria.

- Tienes razón. Aunque me gusta compararlo con Nueva York. 

- ¿Qué clase de latino eres? - dijo Valeria divertida.

- En Nueva York hay una gran comunidad latina también. 

- ¿Has estado allí?

- Todavía no.

La charla continuó, pero pronto comenzaron a notar lo muy importantes que eran mutuamente en sus vidas. Como la cita tuvo éxito, se repitió unas cuantas veces más.


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