Parte 41: Nada

Corrió con todas sus fuerzas, saltando las ramas caídas, los hoyos y las piedras del bosque, corrió, lo hizo con la vida lléndose en ello porque sabía que si no lo hacía no habría marcha atrás, ¡por eso corrió!, como un loco y un desesperado, llorando, de la manera más amarga que había llorado alguna vez. Lloró recordando su rostro triste ante sus ojos, la forma en que había dicho ese último "mi amor"... lloraba al recordar el ramo de flores que había dejado en el suelo, y siguió llorando.

Pero lo había logrado.

-"Recuerda.-Se obligó a su mismo.- cada una de esas cosas que hizo que Nam te odiara en un principio... llámalo malo, llámalo impuro, dile que es un demonio, dile que es una mala persona, que no lo quieres cerca de ti, recuérdale su miserable naturaleza, su decepcionante existencia... hazle creer que todo lo que pasó fue un sueño, eso y nada más... y que ambos despertaremos, dándonos cuenta de que jamás existió esa magia entre nosotros... hazlo darse cuenta de que solo eres un estúpido, de que solo eres un dogmático, un chico pueblerino, ese que no sabía usar siquiera un teléfono, ese... que nunca se supo poner bien un casco, y entonces, una vez que lo haya entendido huye... huye y jamás vuelvas, porque sólo así él estará con vida... soló así... él estará a salvo, porque se lo prometiste a su tío, le prometiste que lo ibas a cuidar y eso estás haciendo ¡así que sé hombre! Y sé fuerte... haz que se vaya... que se vaya para que siga viviendo".

------------------

Namjoon caminó llorando por entre la espesura, con los zapatos llenos de lodo y las flores marchitándose en una de sus manos, pero sonreía, dándose ánimos, quería confiar en que Jinie estaba asustado, que ver a aquella persona lo había impactado demasiado y por eso había dicho todas esa cosas crueles que creyó que jamás volverían a salir de su boca.

-Lo dijo de nuevo, pero no importa... sé que no lo piensa en serio... se que me ama, pero está asustado de todo y se siente abrumado, pero no importa... no importa, él me ama... sé que me ama...-Dijo regresando a su casa, y entró, casi en estado de shock, sin borrar esa sonrisa de su rostro, y dejó a las flores en agua, esperando que durasen hasta el dia siguiente, cuando él estuviera más tranquilo, y entonces pudiera dárselas, pudiera decirle que no tuviera miedo, que cuidaría de él... que todo iba a estar bien mientras estuvieran juntos.

Se acostó, sin poder digerir aun la situacion, lloraba en silencio, confiando en que solo lloraba por la sorpresa de haber visto a su angel actuar de esa forma, pero no lloraba por otra razón, confiaba en ello.

Y las horas pasaron, haciéndose de madrugada y después haciéndose frias, diurnas, hasta que el sol pudo salir, y esperó, paciente como siempre, viendo el reloj en la pared que marcaban ya la hora en que Jin llegaba para desayunar con él, tomó las flores en sus manos con una sonrisa y esperó a que cruzara la puerta....

Pero Jin no llegó.

Y aún así espero en silencio, con esas flores que se fueron secando en sus manos, con el tictac de la mañana... de la tarde... de la noche... pero Jin... no llegó, y entonces, borrando esa sonrisa de su rostro frunció el ceño angustiado, sumamente cansado, y las dejó a un lado, para tomar su chaqueta de cuero negro y salir a la calle, sobre pasos lentos y tortuosos.

Quería ver su rostro más tranquilo, y sabía que después de aquel miedo era mejor dejarlo solo para que pudiera tranquilizarse y pensar con claridad, porque había aprendido con el paso del tiempo que darle su espacio era bueno, y sano, pero esa fría noche su corazón desesperado le suplicó que fuera a verlo, que por lo menos lo viera dormir plácidamente en su pequeña cama, y tal vez con algo de suerte lo encontraría despierto, leyendo un libro.

Se inmiscuyó por un lado de la parroquia, entrando por la puerta trasera como siempre y recorrió los jardines desiertos de hierba discreta, sobre los mismos pasos de siempre hasta que vió la ventana, de siempre, con las cortinas abiertas, como siempre, y como siempre quitó el seguro en silencio, entrando como un fantasma, esperando no despertarlo pues las luces estaban apagadas, y sin embargo un impacto fulminante, como el del pavimento que truena lo hizo casi dar un salto de terror, porque se hayó dentro de esa habitación completamente solo.

Sus libros, y la jarra de agua... la lámpara en el buró, el crucifijo en la pared, el pequeño closet y su cama... esa que había visto el amor que se profesaban... no estaban, no había nada en aquella habitación, salvo la mesa vacía, al lado de la ventana.

Jamás en su vida sintió tanto miedo.

Por eso no sabía que era capaz de convertirse en un ser indefenso en segundos. Pensó que tal vez se pondría violento, y saldría al pasillo gritando por su nombre sin importarle en absoluto despertar a todo el mundo, pensó en ir a la habitación de Ken y sacarlo a rastras para que le dijera donde estaba Jin pero... no lo hizo. Las fuerzas se le fueron, porque estaba temblando, y como un animal herido se fue a un rincón solitario, a ese donde la cama de Jin yacía antes, y comenzó a llorar quedito, sin saber que hacer... enfocándose tal vez en detener el temblor en sus manos, y nada más

No podía pensar, porque no entendía nada... ya no.

-Mi angel... dime que esto es una pesadilla.- Sollozó

--------------------

Cuando abrió los ojos, lo hizo porque el frio de la mañana estaba torturándolo, y temblando se incorporó, tallándose los brazos, tratando de entender que pasaba, recordar porque estaba ahí, y lo hizo unos segundos después, maldiciendo, porque todo lo que había pasado no había sido un mal sueño.

Salió por la ventana de nueva cuenta, con las manos metidas en la chaqueta, con los hombros encojidos y la cabeza gacha, deseando no ser visto por nadie, y después se dirigió a la iglesia sobre pasos impacientes, entrando sin hacer sonido alguno que no fuera el de sus pasos que provocaban eco. Vió al padre Seejin dando su sermón con ainco, sonriéndole a sus feligreses, y también vió a los niños formados hasta delante, como siempre, acompañados por Ken, pero Jin no estaba ahí, y eso lo desconcertó aún mas... parecía que se había desvanecido en el aire.

Por eso se sentó en silencio, en la última fila, en la última banca, y esperó a que todo terminase, viendo como las personas dejaban la iglesia viéndolo de reojo con desprecio, y cuando la iglesia estuvo vacía por fin se levantó rápidamente, alcanzando a Ken en la puerta.

-Kim Namjoon, buenos días.- Dijo el pelinegro sonriéndole de forma amable

-¿En donde está?.- Musitó de forma hostil, impaciente.

-¿El hermano Jin?.- Preguntó sin perder la sonrisa.- Ha ido a hacer un encargo del padre Seejin, no tardará en volver

-¿A donde?...-Dijo viendolo directamente, y esa sonrisa amable lo enfermó de forma extraña, porque podía ver a través de ella, notando que había algo malo pero no podía importarle menos, quería una respuesta

-Al otro pueblo... creo que ha ido por los sirios que usaremos en la toma de votos, deberías decirle que te los muestre, son realmente bellos

-Ajá.- Dijo sin más, metiendo las manos en su chaqueta, y se dio media vuelta, saliendo de la iglesia, mientras Ken seguía sonríendo de forma apacible, viéndolo partir.

-Que tengas un buen dia.- Dijo entusiasmado, siendo ignorado en el instante.

---------------------

Se sentó en la parada de autobús, casi todo el día, esperando a que Jin apareciera por el camino, tratando de tranquilizarse a si mismo, fue solo un momento, en el que se despegó de aquel lugar, en el que corrió a la tienda, y compró un pan, una manzana y una cajetilla de cigarros, para consumir todo antes de que terminara desmayándose, y había terminado la última mordida de la manzana, cuando vió esa hermosa figura aproximándose a lo lejos, cargando en sus brazos 4 enormes sirios envueltos en papel.

Jin estaba a unos metros, y caminaba en silencio, con la mirada gacha, por eso Nam se levantó para encontrarlo de frente, y sonrió nervioso como pudo.- Mi amor... ayer no fu...-Se calló, siendo interrumpido porque Jin se pasó de largo, como si no existiera.- Jin.- Musitó, siguiéndolo como un perrito.- Jin.- Insistió, pero el castaño no respondió, siguió sobre pasos veloces, por el camino de la iglesia, con Namjoon desconcertado, pisándole los talones, a la vista de toda la gente que lo veía perseguirlo por el camino principal, hasta que la iglesia comenzó a alzarse ante ellos.- Amor... damelos, te ayudo.- Dijo acercándose, pero Jin paró en seco, y sin mirarlo le gruñó

-No me toques...

-Jin...-Dijo con el corazón comprimiendosele

-Vete de aquí... esta es la casa de Dios, no puedes entrar aquí...

-Amor... ¿que pasa contigo...?.- Dijo con la voz quebrándosele en pedazos

-No me vuelvas a llamar así....- Gruñó-"Nam... vete... vete de aquí te lo ruego".- Pensó a punto a romper en llanto

-Mi amor...-Insistió, aun cuando Jin comenzó a caminar de nuevo, metiéndose en la iglesia, no se dio por vencido, lo siguió hasta el altar, en donde en silencio Jin comenzó a colocar los sirios.- Mi amor...

El castaño respondió con un gesto de hastío y desesperación.- Vete de aquí...

-¿Porque estas asi?.- Dijo con los ojos húmedos, sin saber que hacer, Jin estaba matandolo.-Amor...

-Yo no soy tu amor... ¡yo no soy tu nada!.- Le gritó, sacandose el anillo de plata de la mano, y se lo arrojó a la cara con crueldad.- Lárgate! Asqueroso impuro!

El anillo cayó, haciendo un eco seco que rebotó en la paredes, y dio algunas vueltas antes de caer en los pies de Namjoon.-Jin...- Dijo sintiendo las lágrimas caerle de los ojos, y Jin, suprimiendo el ardor dentro de su pecho retrocedió, rezando al cielo por no lanzarse a sus brazos, por poder seguir fingiendo, aunque le llevara la vida en ello.

-Vete ahora... no tienes porqué estar aquí...

-Hermano.- Dijo una voz serena, que se asomaba de la sacristía.- está todo bien?.- Preguntó Ken, acercándose sobre pasos lentos, y Namjoon se mordió los labios, bajando la cara

-Si... hermano.- Musitó Jin, tratando de sonreir.- El joven Namjoon... estaba por irse

-Ya veo.- Dijo pasando la mano por el hombro de Jin, y Namjoon sintió ganas de partirle el cráneo contra el crucifijo que se levantaba ante los presentes.-Buenos, es hora de la oración, hermano, vámonos.- Dijo llevándoselo lentamente y Jin, sin poder regresarle la mirada a Namjoon se fue, siguiendo a su hermano sobre pasos lentos, hasta que desaparecieron de la sacristía.

-"Vete Nam... vete antes de que sea tarde..."-Rezó dentro de su cabeza.

---------------------------

Los días, comenzaron a írsele en lágrimas, en fuerza y en sollozos... y los brazos que lo acogian solo podían hacer más profunda su pena, porque Ken lo abrazaba, pero sus brazos no eran cálidos, y tampoco amplios, dentro de sus brazos no había el perfume de tabaco y canela que ameritaba ser estrechado, dentro de sus brazos no retumbaba esa voz ronca que le hiciera vibrar en pecho, dentro de sus brazos no había nada, solo frío, y soledad...

Pero así estaba bien... porque si seguía con ello entonces confiaba en que Nam se cansaría, y dejaría el pueblo...

Pero no lo hizo...

Se quedó ahí, como una vieja estatua, como un fantasma, que lo perseguía.

Fue así... como los días pasaron...

Namjoon no sabía a donde es que Jin se había mudado, y aunque interceptó a varios niños para preguntarles ninguno lo supo, no sabia que era el cuarto de Ken en donde dormía.

Porque si... esa era una de las condiciones de Ken, debían dormir juntos para garantizar que no se escapara para verlo en las noches, y Jin resignado solo se limitaba a acostarse de lado, sintiendo las manos frias de Ken rodearlo, estrujarlo.

Hubo veces en las que Namjoon asistió a misa, solo para poder interceptarlo cuando terminara, pero Jin lo ignoraba, se pasaba de largo o se escondía detrás de Ken, escudándose, como un cobarde. Y ese celular que le había regalado se quedó oculto en un cajón, apagado, ante las insistente llamadas de Namjoon que jamás dejó de hacer... aunque el teléfono siempre dijera que se hallaba "apagado o fuera del área de servicio"

Y poco a poco, el sol se apagó para ambos... en medio de la incertidumbre y la desesperación de no poder tenerse, el uno al otro.

Jin... creyó que moriría, cuando una de esas mañanas abrió la iglesia y encontró cada uno de los jarrones repleto de flores del bosque... y en vez de recibir a los feligreses tuvo que regresar a la habitación a llorar, por días enteros, mientras Nam, con las manos cubiertas de pequeñas cicatrices por haberlas cortado con las manos, yacía en la sala de su casa, fumando lo que fuera que lo hiciera sentirse un poco menos miserable.

Y poco a poco el sol se apagó para ambos... como los cigarrillos que uno tras otro consumió Namjoon, y esos cigarrillos pequeños e insignificantes se volvieron de pronto traguitos de alcohol en los que comenzó a ahogarse para no tener que sentir nada, pero no servía, lo hacia todavía peor, y comenzó a pensar en irse, en darse por vencido por salud mental pero... su corazón no lo dejaba, necesitaba de ese cielo... que una vez había tenido entre sus brazos.

-¡Jin!.- Gritó con voz histérica afuera del convento.- ¡¡¡¡¡Jiiiiiin!!!!!

La madre Lee salió con una linterna y su pijama, vislumbrando el rostro completamente deshinibido del sobrino del señor minjoo

-Hijo mío... ¿que estas haciendo?!.- Dijo la madre, tratando de sostener su tambaleante cuerpo

-Madre....-Dijo completamente borracho.- Dígale a Jin que salga... dígale...-Lloró

-Hijo, son las 3 de la mañana, ve a tu casa

-No!, no puedo irme madre, necesito hablar con él

-Hazle caso a la madre, Namjoon.- Dijo una figura altiva, acercándose y le quitó la linterna a la madre, sonriéndole.- Madre... métase, hace frio... yo me encargaré de esto.- Musitó Ken con una sonrisa amable, y la madre asintió lentamente, mirando a Nam una última vez

-Madre!, dígale que salga, por favor hágalo!

-¿No te da vergüenza causarle estos sustos a la madre Lee?.- Dijo Ken interrumpiéndolo.- Vamos... te llevaré a casa Kim Namjoon...

-No me toques, mojigato de cuarta.- Dijo tambaleante, azotándole la mano

-Kim Namjoon...

-O te partiré la cara...

-Dudo mucho que puedas hacerlo en este estado

-No deberías subestimarme.- Dijo sonriendo, y tras ello acertó un puñetazo en su cara, tirándolo al suelo.- No creas que no sé que tu tienes algo que ver con esto...-gruñó

-Como te atreves!.- Gruñó Ken incorporándose, y le regresó el golpe con toda la fuerza que pudo, despeinándose, dejando caer la lámpara que sostenía en la mano

Namjoon retrocedió, escupiendo un asqueroso halo de saliva roja, que manchó el suelo.- Ah... así que si sabes pelear, marica.- Dijo poniéndose en guardia

-Insensato, estúpido.- Gruñó Ken, amenazante, cuando una mano lo detuvo de forma abrupta.

-Hermano...-Dijo Jin preocupado, y encontró a Kim Namjoon tambaleante, mirándolo

-Jin, métete- Gruñó pero jin no le obedeció, en cambio lo miró buscando misericordia.

-Esta muy borracho...

-Jinie...-Musitó Nam, sintiendo un alivio demasiado cruel, porque su corazón había necesitado verlo con tanta desesperación.-¿ T-te gustaron las flores del otro dia?.- Preguntó con inocencia, aunque su boca sangraba, y Jin no pudo hacer nada más que mirar hacía el cielo, suprimiendo las ganas de romper en llanto.- Las traje del bosque... -Dijo con una media sonrisa.- Hay muchas más en este momento... más porque ya viene la primavera...

-¿Porqué eres tan vergonzoso?.- Dijo Jin hastiado, negando con la cabeza.- Vete a casa...

-Jin...

-Vamos Kim Namjoon, será mejor que te vayas a casa

-Tu cállate o te mataré!.- Gruñó

-Ken.- Dijo Jin dirigiéndole una mirada de suplica, acercándose, y le susurró al oído.- Dejame hacer esto... jamás entenderá que tiene que irse...¿esta bien?.- Suplicó

Ken hizo una mueca de desagrado, y miró un momento a Namjoon, con desdén.- Si tardas mas de 20 minutos iré por ti... y ya no habrá trato...-Susurró, metiéndose de vuelta a la iglesia.- Criminal...-Musitó, antes de cerrar la puerta tras de sí, y Jin hizo una reverencia, volteándose hacia Nam.

-Vamos Kim Namjoon, te llevaré a tu casa.- Dijo cerrándose el abrigo que lo cubria, y Namjoon, con un ligero halo de esperanza lo siguió, como un perrito esperanzado, sonriendo por primera vez en muchos días.

No dijeron nada, se fueron sobre pasos tranquilos, por el sendero desierto de las calles dormidas, ese camino que poco tiempo atrás habían recorrido de la misma forma, tomado del meñique como dos nerviosos enamorados y que ahora dejaban a un lado, con una figura tambaleante y la otra caminando firme como un soldado.

-Luces... lindo... la luna siempre te hace lucir lindo...-Dijo de repente en voz baja.

-Por favor... evitemos este tema...

-Lo siento...-Musitó en voz baja, viendo como llegaban a la puerta de su casa.

-Descansa, Kim Namjoon...-Dijo dándose media vuelta, cuando Nam lo tomó del brazo, deteniéndolo con suavidad

-¿Jamás... podremos volver a hablar de esto...?-Musitó, haciendo que Jin se ahogara en la culpa.

-Jamás...- Contestó

-Jinie...-Dijo con un nudo en la garganta

-No me llames así, Kim Namjoon... para ti soy el hermano Seokjin y eso es todo...

-Jin...

-Basta...

-Dentente ya.¡Detente ya!.. estás rompiéndome... estás rompiéndome.- Dijo jalándolo hacia su cuerpo, y lo estrechó con fuerza, quebrando la voluntad de Jin.

-Suéltame...

-¿Porque no quieres explicarme... como es que nuestro amor se apagó de repente...?-Dijo rompiendo en llanto, como un borracho.-Fue tan simple para ti...?

-Jamás hubo amor entre nosotros, hubo manipulación y miedo, es lo que hubo

-No era nada de eso! Tu lo sabes... ¿porqué mientes?

-No miento... si cedí ante esto es porque tu me obligaste, no hay otra razón, pero ya no puedo seguir con esta farsa...-Dijo fingiendo hastío, aún cuando había comenzado a llorar

-¿Entonces porqué lloras?!.- Gritó Namjoon, desesperado

-Por el arrepentimiento de todo lo que hice contigo! De lo que me convertí estando a tu lado...

-No es cierto!, eso no es cierto!.- Gritó, tomándolo de los hombros.- Mírame Jinie... repítelo en mi cara

-Suéltame!

-Dilo de nuevo! Y juro que lo creeré! Y me largaré de aquí de una buena vez!, pero hazlo... una sola.- Lo retó.- hazlo...

-No tengo nada que probarte!.- Dijo tratando de negarle la mirada, pero Namjoon jalaba su mentón con fuerza, aprisionándolo

-Mírame!.- Gruñó

-No! Suéltame, maldito loco!.- Dijo tratando de safarse, tratando de interponer su pierna para meter espacio entre ellos, lastimándose a si mismo una vez tras otra, hasta que Namjoon no pudo más con ello, y lo dejó ir, lo dejó ir antes de que se lastimara más

-No puedes hacerlo... no puedes... sé que me amas... aún me amas.- Dijo mirándolo directamente a los ojos, y Jin, roto por dentro se sintió de repente encerrado en aquellos ojos, que lo aprisionaron, poniendo sus sentimientos en evidencia. Por eso no pudo más, y ahí, en medio de la calle desierta se lanzó a sus brazos con violencia, rodeándole el cuello al tiempo que se hundía en su boca profundamente, y ambos se quedaron sin aliento al mismo tiempo, teniendo de liberarse para respirar un momento, en el que Namjoon lo miró intensamente, jadeando, con su aliento alcohólico y triste llenándole la tez, y Jin, suspirando, apunto de llorar lo miró de vuelta, sintiendo como le rodeaba la cintura con los brazos, atrayéndolo a su cuerpo, sintió esos cuernos debajo de su ropa, picándolo, quemándole la piel del vientre contra la que impactaban, y sin pensar un momento más lo atrajo hacia él, mordiéndolo con furia, metiéndose en medio de sus labios gruesos y cálidos que le regresaron un poco los colores, esos que sus ojos ya no podían ver desde su ausencia, y suspiró, suspiró besándolo con tanta intensidad que juraba que el alma se le estaba derritiendo en ello, metiéndose a su saliva, a su garganta, a todo su organismo, gritándoselo... "te he extrañado tanto... mi hermoso demonio de tierra". Namjoon lo llevó hasta la pared, loco por ese contacto, porque esos labios podían embriagarlo aún más que todo el alcohol en su cabeza, lo llevaban al cielo y lo regresaban entre pequeños besos intensos, y tras ello suaves mordidas, que le proclamaron amor eterno.

Pero... ya no había amor eterno. Ya no debía haberlo.

Por eso Jin se separó de él con lentitud, en medio de un último contacto triste, y jadeando, aun sintiendo el sabor de su saliva sobre sus papilas lo miró, con firmeza, con determinación, y sonrió de repente de forma cruel y socarrona, empujándolo con fuerza, hasta que estuvo a una distancia prudente, y se limpió la saliva con asco, sonriendo.

-Sabes a sangre...

-Jinnie...

-Si... definitivamente ya no siento nada.- Dijo escupiendo hacia el piso, con desdén.- Espero que... eso haya sido suficiente... para que dejes de molestarme... -Sentenció cruelmente, dándose media vuelta.- La próxima vez... llamaré a la policía.- Musitó, comenzando su camino hacia el convento.

-Jin... ¡Jin!- Gritó Namjoon desgarrándose la garganta, viéndolo huir sobre pasos apresurados.-¡Jin!

-Por favor... Olvídame mi amor...-Suplicó quedito, sin dejar de correr.

Y de sus lágrimas el camino se empapó un poco.

Ya seeee 😭😭😭 no me maten, todo tiene una razón de ser, se los juro.
Sean fuertes!
Bueno hasta la siguiente actualización ;-;

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top