Parte 38: La aparición de Dios

Los pasos en el corredor causaban regularmente ese eco característico, porque el sonido siempre había rebotado en esas gruesas paredes de piedra con la que fue construido el convento, pero las pisadas de Ken esa tarde parecían estar más profundas de lo habitual, resultado de su incertidumbre, resultado de su preocupación y también del enojo que sentía después de haber dejado la recamara de Jin, porque lo había visto: sus pocas pocesiones metidas en una mochila sin ninguna razón aparente, pero que para él anunciaba que su querido y pequeño hermano haría un viaje muy pronto, del cual no regresaría.

-No... no vas a irte... no vas a dejarnos.- Musitó.- ¡No lo harás!.- Gruñó, golpeando el muro de gruesa piedra, haciendo que se manchara de la sangre brotante de sus nudillos lastimados y viéndola escurrir respiró con violencia, retirándola de forma tan lenta que por uno momento se formó un puente rojo entre la pared y su piel, pero no le importó, en ese momento nada le importaba.

Jin había estado con él desde que sus padres habían muerto, desde que fue llevado por su único familiar al orfanato y ahí abandonado con el pretexto de que el hombre no podía cuidarlo. Jin había sido su amigo, su confidente, y su única familia, y juraba que lo amaba, que ellos siempre se amarían, por eso no podía concebir el hecho de que él hubiese elegido a alguien más como su compañero de vida, no podía concebir la idea de que Jin quisiera a alguien más que no fuera él, porque él... al único que quería era a Jin

Al único que amaba era a Jin

Las personas del pueblo podían amarlo , admirarlo, apreciarlo como un invaluable tesoro, porque era bien parecido, amable, cordial, sabio, todo lo que "el niño demonio*, que aspiraba a ser sacerdote no era, le traían regalos de todo tipo, lo elogiaban y le hacían cumplidos y todo eso no bastaba para él, porque lo que quería en realidad ya lo tenía en sus manos, o al menos lo tuvo.

Él quería a Jin, solo a Jin y nada más.

Por eso cuando alguien mas lo tuvo no supo que hacer... no supo como recuperar lo perdido y ahora era tarde.

-pero no... todavía no es tarde...-Musitó lléndose a su habitación y cerró la puerta.

Si lo hubiese amado de verdad, o al menos de una forma sana no hubiese hecho lo que hizo en ese momento, porque lo único que pretendía era destruir a Namjoon, y comenzó a tramar ideas para hacerlo, cualquier opción era buena, servia de algo pero no lo suficiente, necesitaba hacer que se fuera, que dejara a Jin... y tanta fue su desesperación por tenerlo que incluso contempló, de ser necesario, arruinar a los dos, porque si Jin no era de él... entonces no sería de nadie...

-"Padre mío, dame la fuerza para luchar contra la tiranía de mi enemigo, dame la sabiduría, dame las armas y yo haré con ellas que se cumpla tu palabra, tu voluntad santa".- rezó arrodillado frente al crucifijo en la pared y entonces... para él...

...Dios apareció...

Tocó la puerta de su habitación.

Y le dio lo que pedía con tanta devoción.

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-¿La toma de votos se retrasó?, ¿de verdad?.- Dijo Jin agradeciendo al cielo, porque era justo lo que Namjoon y él necesitaban: tiempo, tiempo para juntar más dinero, para poder preparar las cosas y sobre todo para que Namjoon pudiese sanar aunque fuera un poco más después de la muerte de su tío, después de todo habían pasado apenas 10 días.

-¿Cuánto se retrasará, padre? .- Preguntó Ken sonriéndole de forma calmada

-No lo sé con exactitud.- Suspiró abrumado, reclinando su silla hacia atrás y se quitó los lentes para sobarse la frente.- Tal vez una semana o dos

-¿Pasó algo malo, padre?.- Prosiguió Ken curioso, acercándose un poco al verlo tan preocupado

-En realidad si, hijo.- Suspiró.- El padre GongYoo, está en duelo ahora mismo

-¿Duelo?.- Preguntó Jin preocupado, pues el padre GongYoo había sido el mentor de Ken y el de él desde que habían entrado al seminario, era una buena persona y aunque pertenecía al otro pueblo iba a darles clases a los dos jóvenes con gusto, por ello, él sería quien oficiaría la toma de votos de ambos.-¿Como que en duelo?.- Continuó

-Ahh hijo mío.- Dijo con pena.- Lamentablemente el hermano menor del padre, que había regresado a vivir con él, se encuentra grave en el hospital

-Dios mío... ¿Por qué?.- Dijo Ken angustiado

-Desafortunadamente ha permanecido hospitalizado debido a una complicación con su ojo, al parecer él y un amigo suyo fueron atacados por unos muchachos en el bosque, y ahora se encuentra delicado, con la posibilidad de perder la vista de uno de los ojos.

-Que atrocidad...-Musitó Ken decepcionado, negando con la cabeza de forma preocupada, y sin embargo a pesar de ello pudo darse cuenta, como es que Jin de repente se había quedado quieto, sin siquiera respirar o musitar algún sonido, como si estuviera... nervioso.- ¿Jin...?

-Si, dime hermano.- Respondió el otro, tratando de mantenerse sereno y gracias al cielo el padre Seejin interrumpió

-Debemos rezar por él y por el otro jovencito, esta noche les dedicaré nuestras oraciones para que puedan hayar la pronta recuperación, mientras tanto quedamos sujetos a la disponibilidad del padre Gong Yoo, ¿de acuerdo?

-Si padre...-Contestaron al unísono

-Bien, pueden retirarse...

-Si padre.- Repitieron

-Ah, por cierto Jin, ¿como está el sobrino del señor MinJoo?

-Él... -Titubeó.- Está mas tranquilo padre... espero que pronto pueda hayar el consuelo

-Así lo deseamos todos, hijo mío.- Sonrió.- De verdad agradezco tu atención para con él, no quisiera que Minjoo pensara que dejó a su pequeño sólo en el mundo

-No tiene que agradecer, él y yo somos amigos...-Dijo sonriendo a medias

-Si, muy buenos.- Dijo Ken pasando su mano por el hombro de Jin y lo estrechó de repente, incomodándolo.- A veces me dan envidia

-B-bueno, me retiro, padre.- Dijo Jin quitándose la mano de Ken de encima y tras ello hizo una reverencia respetuosa para después salir de la oficina, seguido por los tediosos pasos de Ken que le pisaban los talones.

Caminó discretamente por el pasillo, queriendo escapar, pero antes de que se dieran cuenta Ken lo tomó del brazo y lo volteó, extrañamente con suma suavidad.- Jin espera...

-Perdona hermano, ahora mismo tengo cosas que hacer

-Sólo será un momento.- Sonrió amable

-Dime, que se te ofrece.- Se resignó

-Solo quería decirte que tal vez sea buena idea ir al hospital a ofrecer nuestros respetos al padre y a su hermano menor, podríamos llevar unas flores, recitar un poco para que puedan hayar un poco de paz en estos momentos de dolo.

Jin abrió la mirada sin darse cuenta, por ninguna razón debía ir... porque lo sabía. Que era muy grande, demasiado grande la posibilidad de que aquellas personas heridas en el hospital fueran las mismas que... los emboscaron en el lago, y si reconocían su cara, dios... no sabría que es lo que pasaría.

-Me encantaría, hermano, sin embargo debo admitir que la ciudad me causa muchos nervios, y además creo que en este momento solo causaríamos molestias, puesto que deben concentrarse en los suyos.- Afirmó.- Tal vez cuando sepamos que ha salido de peligro sea prudente ir a visitarlos.- Dijo en un tono firme, sociego, pero Ken pudo ver algo raro tras de él, conocía a Jin lo suficiente como para saber cuando algo lo alteraba, cuando escondía cualquier cosa...

-Ah...-Musitó sonriendo.- No lo había pensado así Jin... tienes toda la razón, tal vez sea prudente ir después... si... después.-Finalizó, dándole repetidas palmadas en el hombro.- Bueno, entonces ya puedes irte, gracias por tu tiempo

-No hay de qué.- Dijo el castaño haciendo una reverencia y tras ello comenzó a caminar a discreción hacia afuera del convento, tratando de tranquilizarse para no correr a la casa de Namjoon, desesperado.

Ken permaneció en una esquina, viéndolo salir ligeramente intranquilo, y eso lo hizo dudar aún más, sabia que Jin planeaba irse a alguna parte, que seguramente se iría con ese demonio impuro... pero lo que no entendía era porque no se había alegrado con el atraso de la toma de votos, y pretendía averiguarlo.

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Jin estaba caminando con impaciencia hacia la casa de Namjoon, era temprano, tanto que el frio de la mañana aún le entraba por las fosas haciéndolo suspirar una leve estela de vapor constante, y la agradeció, porque de lo contrario su cerebro se habría sobre calentado tanto que no hubiera sido capaz de pesar en que hacer.

En ese momento creía que lo mejor era decirle a Namjoon de lo que se había enterado, y corrieran de aquel pueblo lo mas pronto posible ante la posibilidad de que alguien pudiera llegar a reconocerlos, pero no, esa no era una opción, Namjoon estaba herido, no tenían el dinero suficiente para irse y adicional a ello nada estaba empacado para que pudiera irse, las cosas de la casa yacían igual que como estaban antes de la muerte del señor Minjoon, el de tez morena se había rehusado a moverlas por respeto y Jin no se atrevería nunca a apresurarlo con su duelo y su dolor.

Trató de suspirar un momento, tan profundamente que hizo una pausa en su marcha, y miró al cielo, tratando de reflexionar bien las cosas; no había necesidad que le dijera nada a Namjoon, después de todo nadie lo conocía en el otro pueblo y en realidad a Jin tampoco por lo que si alguien preguntana por su aspecto no habría nadie que los reconociera, lo único que debía hacer era mantenerse lejos de ese hospital para no ser reconocidos y no salir del pueblo, con eso bastaba, al menos hasta que se anunciara la fecha para la nueva toma de votos.

Si... con eso era suficiente

No había necesidad de preocupar a Nam, y tampoco de apresurar demasiado las cosas, la energía que tenían debía ser gastada en pensar en como recuperar el dinero, y en que el corazón de Nam sanara por lo menos un poco mas antes de pensar siquiera en moverse de lugar.

Llegó a la puerta sin darse cuenta, pensativo, y tuvo que suspirar una vez más antes de entrar, con un juego de llaves que se había tomado la libertad de usar ya que Namjoon se la pasaba encerrado en ese lugar. Entró tratando de cambiar su semblante para que Nam no fuese a descubrirlo y lo encontró sentado frente a un pequeño librero que parecía ordenar con atención.

-Mi amor...-Musitó viéndolo desde abajo con una sonrisa

-Buenos dias, Nam...-Sonrió, inclinándose para darle un beso en la frente y el menor lo recibió cerrando los ojos con calidez.- que estás haciendo?

-Organizo los libros que nos llevaremos...-Dijo sorprendiéndolo

-Llevarnos...?

-Si... ya es hora de que nos preparemos

-Pero Nam... -Dijo frunciendo el ceño, con preocupación.- No hay necesidad de que te apresures, de verdad...

-Hay necesidad... si tardamos demasiado el deposito por el departamento se acabará

-Nam...

El menor sonrió por lo bajo de forma agridulce unos segundos.- Estoy bien Jin...

-Podemos pagarlo después

-No podemos, encontré las notas que guardaste de los costos funerarios...-Dijo mirándolo de vuelta y Jin se sintió descubierto, pretendía recuperar ese dinero antes que decírselo.- ¿Porque no me lo dijiste?

-No había necesidad, y no tenías la cabeza para pensar en ello, yo lo entiendo

-Si la había Jin... era el dinero de ambos

-Se gastó por una buena razón

-Hubiese bastado con un servicio sencillo

-El no merecía algo así

-No, pero él ya se fue, y nosotros seguimos aquí

-Nam...

-Perdóname.- Interrumpió.- Yo... si hubiera cuidado mejor de él...

-Nam, estaba enfermo, no te culpes...

-Ahora ya no tenemos dinero...

-Eso no importa.- Dijo firme, llegando hasta él y lo rodeó con los brazos, consolándolo.- Eso ya no importa...

Nam recibió su abrazo, y hundió la cara en su pecho, como si tuviera mucho miedo.- No sé que haría sin ti...-Musitó

-Tampoco sé que haría sin ti...-Dijo estrechándolo con fuerza, y lo meció un poco, dando pequeños besitos esporádicos dentro de su cabeza.-Ven... te prepararé de desayunar...

-Si...-Musitó Nam dejando que se alejara un poco, y Jin, liberado se puso encima un mandil para comenzar a cocinar algo.

-¿Quieres algo en especial?

-Lo que sea está bien... me gusta todo lo que haces...

-Vale...

-Tu...-titubeó.- ¿Ya tienes listas tus cosas...?

-Así es

-Vale.- Dijo sentándose en la mesa de forma apacible.- trataré de terminar de empacar lo antes posible, estaba considerando que no tiene caso llevarnos muchas de estas cosas y debemos apresurarnos, la toma de votos será en dos días...

-Sobre eso...-Dijo Jin, tratando de disimular.- Fue cancelada hasta nuevo aviso, el padre que iba a oficiarla ha tenido un percanse así que la harán después

-¿En serio?... vaya que suerte...

-Si...-Musitó tragando en seco con discreción.

-Bueno entonces supongo que tengo más tiempo para tratar de conseguir más dinero, me dijo la señora de la panadería que en el otro pueblo quieren pintar un mural para la escuela, iré a preguntar...

-No.- Dijo Jin en automático, para acto seguido fruncir el ceño, sintiéndose un tonto

-¿Porque no?

-A-hh... es que dicen algunas personas que las autoridades nunca pagan a tiempo, seria perder ... mejor busca algo por aquí, creo que el centro de cultura está buscando un restaurador, Nam...

-Ah... buena idea.- Dijo levantándose de la mesa, y tras ello se acercó a Jin, abrazándolo por la espalda con cariño.- Mañana iré a preguntar ahí...-Murmuró, y tras ello le dio un pequeño beso en la oreja, haciéndolo sonreír.

-Oye no me hagas cosquillas, o arruinaré tu lindo desayuno.- Dijo mientras dibujaba sobre un omelette una carita feliz con cátsup

-¿que se supone que es eso?

-Una carita feliz, para que sonrias.- Dijo feliz, terminando de dibujarla

-Que marica.- Se rió Nam provocándole un puchero de decepción y en respuesta el menor lo volteó, atrechándolo con cariño entre sus brazos.- Deja de ser tan lindo por favor... o después de comerme eso te comeré a ti

-Bueno, lo importante es que comas.- Dijo complacido y le dio un pequeño beso en los labios, cautivándolo

-Comeré todo lo que me des, esposa mía...-Sonrió, plantando un beso en sus labios, con demasiado amor y Jin se sonrojó al escucharlo

-E-esposa...?

-Esposo...-Bromeó.- ¿Vas a tratarme de esta forma tan linda siempre?

-Solo si lo mereces

-Haré lo que sea para merecerlo

-Entonces si.- Sonrió

-Bien... entonces cásate conmigo.- Dijo rodeándole la cintura con los brazos

-Nam... ¿de qué hablas?.- Sonrió

-Lo digo en serio.- Admitió, sonrojándolo hasta la incandescencia.- Cuando tenga dinero compraré un buen anillo, una buena casa para ti y todo lo que quieras y entonces... te lo pediré formalmente y espero que puedas considerarlo...

-¿De verdad...?

-De verdad...-Murmuró sobre sus labios.- Quiero estar contigo toda la vida...

-Y yo contigo.- Dijo juntando la frente con la suya.- Quiero estar contigo... siempre contigo.- Musitó

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Ken caminó en el frio y solitario pasillo, haciendo rezonar las pisadas de sus zapatos bien lustrados, y alargando el cuello de vez en vez buscaba un numero específico, hasta que lo encontró en la pared y sonrió, tocando la puerta con su mano libre, pues en la otra sostenia un ramo de flores

-Pase.- Indicó una voz masculina, y encontró a su mentor, el padre Gongyoo con un libro en las manos.

-Buenos dias, padre.- Dijo sonriente, y el anciano le sonrió de vuelta sorprendido.

-Hijo mío.- Dijo levantándose para recibirlo

-Lamento venir a dar molestias, sólo quería pasar a darle mi apoyo

-No es molestia hijo, ven, pasa.- Dijo sonriendo y se dirigió a la persona en la cama, que vendada de los ojos, se limitó a escuchar y guardar silencio.- Hermano, ha venido uno de mis alumnos a visitarte

-Alumno?.- Dijo el hombre, ligeramente más joven que el padre Gongyoo

-Buenas tardes.- Dijo Ken inclinándose hacia el.- Mi nombre es Jaehwan

-Mucho gusto...

-Trajo unas flores, hermano, son muy bonitas

-Le agradezco el gesto, joven Jaehwan

-No hay porqué, ¿Cómo se encuentra?

-Bien... aunque si le soy sincero duele...-Se quejó, y el padre Gongyoo bajó la cabeza ligeramente triste

-Lamento mucho lo que le sucedió... el padre Seejin me lo ha contado a grandes rasgos, y la verdad es que me ha sorprendido demasiado, nuestra comunidad siempre ha sido muy tranquila, no me explico como es que algo así pasó

-Yo tampoco, es completamente decepcionante.- Agregó al pdre goongyoo

-¿Levantaron una denuncia?

-Si, por supuesto, con el sheriff, pero estuvieron investigando y no encuentran rastro de los abusivos, y no hay nadie que encaje entre nuestra comunidad con la descripción que mi hermano dá

-¿Tan extraordinaria es?

-Si...-Admitió.- Esas personas seguramente no eran de los alrededores, tal vez eran turistas, un par de hombres

-¿Que harían unos turistas en el bosque?

-Actos indecentes, hermano Jaehwan, me apena decirlo, pero eran sodomitas.- Dijo el herido hombre, con hipocresía.- Yo y mi amigo los exhortamos a que se fueran y por ello fuimos agredidos

-Que indignante.- Dijo Ken

-Así es hijo mío... y ahora mire a mi hermano, por tratar defender nuestro sagrado bosque de la deshonrra podría perder la vista de su ojos derecho, ¿le parece justo?

-Por supuesto que no, padre, es increíblemente injusto, me llena de impotencia

-Le agradezco la empatía, hermano.- Agregó el hombre

-No, por favor no tiene nada que agradecer, es natural la indignación por tan bárbaro acto, definitivamente se debe castigar a los culpables.- Aseguró.- ¿Le ha informado al sheriff de nuestro pueblo, padre? Tal vez si le da la descripción podamos ayudar a localizar alguna pista del paredero de aquellos miserables

-Lamentablemente no he podido ir a ver al sheriff, hijo mío, mi prioridad ha sido hasta este momento la salud de mi hermano.

-Ya veo...-Dijo tomando la mano del hombre herido.- Yo... puedo decirle al sheriff que venga para que pueda hablar con su hermano y tomar la descripción detalladamente, o si quiere puedo tratar de anotarla y llevársela cuando regrese al pueblo

-Eso sería de gran ayuda, Hijo mío.- Dijo el padre Gongyoo asintiendo.- Te tomaré la palabra

-Bien, entonces solo déjeme conseguir en donde anotar y en seguida comenzamos

-No creo que haga falta anotar hermano.- Dijo el hombre deteniéndolo con la voz y Ken volteó curioso sin entender muy bien a que se referia.- Es en realidad una descripción bastante fuera de lo normal para una persona que visite los alrededores, al menos uno de esos hombres

-¿Porque?.- Musitó Ken sumamente curioso

-El que me atacó no era como nosotros hermano...-Aseguró.- su piel era... extraña...

-¿Cómo extraña?

-Si... era una piel oscura...he visto personas con la piel así antes.- Aseguró.- pero este hombre estaba lleno de marcas paganas...

-Marcas paganas...

-Así es, pude verlas porque estaban... nadando desnudos en el lago.- Dijo con una mueca de asco.- Tenía dibujos por todo el cuerpo... y lo que más me indigna es que había una cruz santa tatuada en su espalda, ¿Puede creer tal sacrilegio?!

-Una cruz... -Dijo abriendo los ojos, sin poder creer que la descripción encajaba en una de las personas que conocía.- Y la otra persona... ¿como era?

-Este tenía la piel clara pero... también había a lo extraordinario en él que me hizo darme cuenta de que no pertenecía a nuestra comunidad

-¿Porque?

-Porque también tenía marcas paganas en el cuerpo... unas flores color púrpura en el pecho.

Mañana subo otro, las ami 7w7

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