Parte 28: El traje nuevo
"-Te confesaré mis pecados para que puedas afilar tu cuchillo..."
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-N-naaam...~ -Gimió en voz baja el chico, siendo acallado por los gruesos labios de su amante, que abrazándolo por la espalda acariciaba su entrepierna con perversión, por encima del pantalón.
-Shhh...- Dijo suspirando en su oído, mordiéndole impaciente el lóbulo de la oreja.- No hagas ruido o van a descubrirnos...
-B-basta Nam~.- Suplicó, tratando de apartar su mano de él, pero nunca servía de nada, el menor era más fuerte, y su miembro, latente debajo del pantalón le rogaba que lo dejara continuar.
-Vamos Jinnie... Dame sólo un poco.- Dijo hablando bajo en su oreja, haciendo que las piernas le temblaran.- Estoy muy duro desde esta mañana... - Suplicó llevando la mano del castaño a su entrepierna y este sorprendido luchó por no relamerse los labios, amaba cuando Nam estaba así de duro.
-Solo espera un poco, no lo haremos aquí en la parroquia, cuando lleguemos a la casa del árbol...
-Ya no puedo mi amor... Te juro que voy a explotar...-Dijo haciendo ojos preciosos y Jin dudoso se sintió demasiado tentado, pero estaba mal, demasiado mal.
-Nam...
-Mi ángel... No te miento, de verdad duele.-Dijo haciendo un puchero y Jin retorció los labios con culpa
-¿D-de verdad te duele?.- Musitó angustiado y el moreno asintió rápidamente, riendose felinamente dentro de su cabeza.
-Sí mi amor...
-Mmmmh...-Balbuceó el mayor, dudando, aunque no sirvió de nada, ya había caído en sus garras, como siempre.-N-nosotros no... Podemos hacer el amor aquí, Nam, sería muy problemático... Pero... -Dijo sonrojandose, y con lentitud sus rodillas se doblaron hasta que estuvo hincado enfrente de su amante.-Puedes... usar mi boca si quieres...-Admitió con una expresión tan hermosa que Nam nisiquiera esperó un segundo, y sintiéndose igual que un desesperado adolescente calenturiento aceptó la oferta, inclinándose para darle un intenso y morboso beso de lengua a Jin mientras se desabrochaba los pantalones, y dejándolo tomar aire de nuevo se incorporó, tomando su miembro en la mano, para ponerlo sobre los labios del mayor, sonrojándolo
-Ahhh... Jin... Si pudieras ver esto... -Dijo extasiado, acariciando aquellos labios rosados con la punta de su pene, como si quisiera dibujar algo sobre ellos y tras haberlo disfrutado lo suficiente sonrió extasiado, prosiguiendo.- Abre la boca mi amor... Grande.-Indicó y el menor muerto de vergüenza obedeció, abriendo grande como le había enseñado, y tras ello el sabor delicioso de Nam le llenó las papilas poco a poco, desvaneciendo su vergüenza.
-Mmmmh~ - Gruñó el menor, cuando su pene tocó el límite de la garganta de Jin, estrechó y cálido, acompañado por supuesto de espasmos esporádicos, producto de Jin queriendo toser para no ahogarse.- Ahora chúpalo, precioso....
El castaño obedeció en el segundo, cerrando los ojos, pretendiendo que todo era normal, cuando por dentro moría de ganas de masturbarse, estando ahí de rodillas, chupando toda la virilidad de su hombre y a sus anchas comenzó a hacer los movimientos de su cara más intensos, más profundos, apretando el pene de Nam de forma tan deliciosa entre sus labios que sentía que se derretía sobre su lengua, y casi lo hacía, porque la forma en que Jin succionaba era tan deliciosa que el menor sólo podía suspirar hacia el cielo, sintiendo aquel líquido lubricar la boca del castaño un poco más a cada segundo.
Jin movía la cabeza de atrás hacia adelante, succionando como a Nam le gustaba: sin que usará las manos, sosteniéndolo, dirigiéndolo sólo con. Los labios, con el sonido de la saliva escurriendole
-Jinnie... Lo haces tan... Jodidamente bien.-Gimió el menor, entrelazando sus dedos en el cabello del castaño, conduciendo su delicioso ritmo hasta que loco por el movimiento comenzó a mover sus caderas hacia delante.- Mierda... Esto es... Delicioso...-Gruñó, viendo cómo Jin seguía succionando con éxtasis en el rostro, como si nada salvó ese pene sobre su lengua existiera, y tomando esa expresión como una derrota contundente perdió la cabeza por un momento.-Mi amor... Voy a follarte la boca ...-Jadeó, desconcertando a Jin por un momento, en el que llevó sus manos con firmeza a la cabeza del castaño, y este lo miró curioso, cuando comenzó a sentir las embestidas a su garganta. Cerró los ojos con fuerza, tratando de resistir las ganas que tenía de toser, el pene de Namjoon estaba cortándole la respiración y su saliva, antes tímida comenzó a brotar tras cada estocada tortuosa de ese miembro acompañada con el sonido líquido y degenerado del pene de Namjoon en su garganta.
Nam estaba gruñendo con éxtasis, tomando su cabeza con fuerza, mientras la cara de Jin comenzaba a tornarse roja por el esfuerzo, y trató de alejarse, poniendo sus manos en las piernas de su amante para empujarlo y por fin poder tomar una bocanada de aire.
Fue únicamente un suspiro el que pudo dar, antes de que Nam, mordiéndose los labios se adueñara de su rostro otra vez sosteniéndolo con fuerza para que no pudiera escapar, y prosiguió con la deliciosa penetración ante la que Jin trato de resistir, sintiendo como lágrimas empezaban a salirse de sus ojos.- Mírame...- Ordenó el menor, jadeando, disfrutándolo tanto que parecía ser un delito.- mírame Jin...-Dijo observando cómo el menor obedecía lo mejor que podía, mientras Nam perverso seguía penetrando su boca deliciosamente, embriagandose con la imagen de Jin completamente rojo, con lágrimas cristalizandole los ojos, y con su miembro abriendose paso entre esos labios rosas, con violencia deliciosa. El castaño ya no podía casi contener la saliva dentro de su boca, y empezó a escurrirle por la comisura de sus labios, delizandose por el mentón, por el cuello, hasta el pecho, y por otro lado mojando con cada impacto el miembro húmedo de Nam sacaba esa saliva con el movimiento, sintiéndola escurrir por toda su extensión hasta que comenzó a mojarle los testículos y sin poder un segundo más empujó la cabeza de Jin para poder salirse de su boca.-Sa...ca... la lengua... -Jadeó apenas y el chico obedeció en el segundo, tratando de recuperar el aliento, cuando el semen de Nam, cálido y espeso como siempre comenzó a caerle en pequeños chorros pesados, manchándole las mejillas, los labios, y mayormente cayendo sobre su lengua, escurriendose.-Puedes... escupirlo si quieres...-Dijo jadeando y contrario a sus espectativas Jin cerró la boca, saboreandolo como algo nuevo.
-Es amargo...-Musitó, sonriéndole .- me gusta....-Dijo finalmente, haciendo que Nam se avergonzada a muerte y no hizo más que agacharse para hundirse en su boca de forma intensa, sintiendo que el corazón le explotaba.
-Te amo...-Musitó, sonriéndole sobre los labios.
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-Padre, buenos días.- Dijo Jin haciendo una respetuosa reverencia agradeciendo que el padre Seejij no hubiese llegado 20 minutos antes o todo hubiese Sido demasiado caótico, y Namjoon, con el pincel en la mano sólo inclinó la cabeza un momento, regresando al mural que pintaba con cuidado.
-Buenos días Hijos míos.- Dijo el apacible anciano, subiendo por completo al andamio, y tras ello sus ojos se situaron en el mural.-Vaya... no puedo creer que ya casi esté terminado, es muy bello hijo
-Gracias padre, de hecho el hermano Seokjin me ha estado ayudando, debería elogiarlo también a él.- Dijo el joven de tez morena, sorprendiendo a los beatos presentes, más aun por la sonrisa de amor discreta que esbozó por lo bajo
Namjoon estaba completamente enamorado, tal vez por ello no se daba cuenta del cambio radical en su personalidad pero el padre Seejin si que lo notó, aunque no lo consideró nada malo, estaba feliz de que el sobrino de Seo Min Joo por fin estuviese hablando por iniciativa propia, señal de que estaba llendose del lado benevolente, probablemente por la compañía de uno de sus queridos y devotos hijos: SeokJin
-Ah...-suspiró.- ¿Eso es cierto Seokjin?
-E-este... si...-Admitió ligeramente avergonzado.- El... joven Namjoon me ha hecho el favor de enseñarme un poco de lo que sabe
-Y resultó ser muy bueno.- Agregó Nam poniendo unos detalles con color azul
-Vaya... me alegra mucho saberlo hijo
-Si, padre...
-Bueno.- Dijo aclarando la voz.- Volviendo al asunto por el cual he subido hasta aquí es porque debemos irnos.- Dijo desconcertándolo y Namjoon volteó a verlos, curioso
-Irnos?, a donde?
-Ahh.- Dijo esbozando una enorme sonrisa.- El señor Min Joo me ha llamado esta mañana, sus trajes están listos hijo mío, no es maravilloso?
La felicidad del padre Seejin era tan genuina que Jin temió mirarlo directamente a la cara, porque seguramente se daría cucneta de que aquellas palabras le habían caído como balde de agua fría encima, y por ello no pudo percatarse de que, si a él le había caído un balde, a Namjoon seguramente le estaba cayendo una cascada helada
-S...si... es maravilloso, Padre.- Dijo torciedo una sonrisa forzada
-Bien, entonces creo que me llevaré a su asistente el resto de la tarde joven Namjoon, espero que no lo importune demasiado
-A-ah...-Balbuceó Namjoon sin estar seguro de que decir.- No hay problema, Padre pero... amm... creo que también me retiro con ustedes, si van a ir a la casa seguramente Tío Minjoo necesitaará de mi ayuda
-No te preocupes hijo mío, nosotros nos encargaremos de ello
-No, no, padre, insisto.- Dijo dejando los pinceles a un lado, sin importarle que la pintura al secarse podría arruinarlos y se encaminó a las escaleras para bajarlas, sin dejar que el padre pudiese argumentar nada más.
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Iban en silencio, caminando por el sendero de la parroquia hacia el bosque, y Namjoon que siempre iba al lado de su querido angel tuvo que ponerse del otro lado, lejos de él, para que no fuera capaz de ver su expresión en ese momento, estaba pensativo, serio, preocupado pero sobre todfo ello... estaba sumamente asustado, por eso, a pesar de la mirada desaprobatoria del padre Seejin encendió un cigarrillo, y se lo puso en la boca, exhalando pesadas bocanadas de ese humo negro que pretendía tranquilizarlo sin hacerlo en verdad
Jin por su parte, caminaba callado y de forma lenta, viendo a Nam de reojo, tratando de encontrar alguna señal que le dijera cualquier cosa, pero no había nada ahí, todo era vacío, y cuando llegaron al frente de la casa de Namjoon tragó en seco, acongojado.
El padre tocó con paciencia, siendo recibido por el anciado de sonrisa bonachona, que los invitó a pasar, sorprendido de la presencia de su sobrino, al que notaba por demás extraño pero no dijo nada, lo vió colgar su chaqueta y su mochila en el pequeño perchero de la puerta y tras ello siguió a Jin y al padre a la sala, en donde todo se volvió aún más incomodo, porque ahí estaba, ese rostro que juraba romper contra el pavimento si es que lo volvia a encontrar de frente.
-Oh Ken, ya estás aquí.- Dijo el padre, tomando asiento junto a él, y el nombrado le sonrió de forma hermosa, de esa forma en la que siempre le sonreía a todos, y solo por ese acto hipócrita Nam no pudo evitar buffar sin darse cuenta, desconcertando a los presentes
-Hijo mío, estas bien?.- Dijo Min Joon acercándose a su sobrino, y este dándose cuenta de lo que había hecho solo se inclinó un poco hacia el anciano
-Yo... me duele un poco el estómago, lo siento tio.
-De acuerdo...-Dijo el anciano sin creerle del todo y prosiguió con la conversación que aparentemente estaba teniendo con Ken.- Hermano, como estaba diciendole, puedes usted probarse en traje de una vez, si hay algún inconveniente de algún tipo, así tendré tiempo de arreglarlo
-Si señor Min Joon, con gusto.- Dijo el sonriente joven, pasando de largo al lado de Namjoon con una discreta mirada hostil y tras ello tomó el traje que levantaba el anciano en sus manos.- Gracias
-Hermano Jin... puedes pasar usted también a probárselo.- Dijo indicándole que siquiera a Ken a la habitación pero retrocedió un poquito sin darse cuenta, sonriendo a medias
-Yo... amm...-Dijo nerviosamente, pensando en el tatuaje recién hecho sobre su pecho
-Ahí adentro es muy estrecho tio, no estarán comodos, será mejor que pase uno por uno.- Apuntó Namjoon, caminando hacia la habitación, y antes de que Ken pudiese hacer algo le dio un pequeño empujon para que se metiera.- Adelante hermano, tómese su tiempo.- Dijo con una falsa sonrisa mientras le cerraba la puerta y regresó a su puesto, al lado de Jin, pero seguía sin mirarlo, se sentía incapaz de hacerlo, y Jin, frotándose las manos discretamente miraba al suelo, impaciente, incluso triste, y sin saber exactamente que pensar sobre todo.
Parecia que el tiempo con Namjoon había pasado demasiado rápido, de forma demasiado intensa, porque entre sus besos, entre sus brazos no hubo cábida para aquellos pensamientos caóticos dentro de su cabeza, para esos pensamientos sobre el dia de mañana... sobre lo que cda uno debia de hacer fuera de la casa del árbol, y en ese momento, estando a punto de probarse el traje para la toma de votos lo notó cruelmente, y la bruma dentro de su pecho le fue creciendo.
Moria de ganas por decirle a Namjoon que repitiera aquellas palabras tan descabelladas que había dicho dos dias atrás: "A veces quisiera entrar en tu habitación y robarte de todos... cargarte sobre mis hombros, subirte en la motocicleta e irme lejos, en un lugar en donde no sea peligroso besarte como quiero... tomarte de la mano como quiero...", pero... no sabia si aún quería hacerlo, si él mismo tendría la fuerza para seguirlo a la desconocido... si tendría el valor de salir de aquel pueblo, limite de todo lo que conocía y aventurarse, abandonando todo por lo que había vivido hasta ese momento.
Ahí... en ese momento...
Sin importar que estuviesen aquellas personas rodeándolo.
Se preguntó si tendría el coraje suficiente, para traicionar la confianza de su única figura paterna, de tracionar la buena Fe del señor Min Joo en su amistad con Namjoon, si era capaz de a pesar de todo, abandonar a su hermano.
Y la respuesta era no...
No era tan valiente, no tenía esa fuerza, e irse con Namjoon habría sido solo un estorbo de sentimientos encontrados y de culpa, no quería eso para su amor... no quería ser una carga más para su vida, y en dado caso ¿A donde irían?, si sabia perfectamente que Namjoon había quedado en la quiebra por pagar las cuentas de su tio y era poco lo que le quedaba, si no tenían a donde ir a parar, y si es que Namjoon conseguia un lugar y trabajaba que se supone que haría el para contribuir? Si lo unico que sabia hacer era rezar... era hablar latin, era tal vez cocinar un poco, pero nada más que eso... solo le pondría a Nam las cosas más dificiles.
-Que opinan?.- Dijo Ken saliendo de la habitación, extendiendo las manos, y se acercó al espejo largo de la pared, para verse de pies a cabeza
-Creo que es perfecto, hijo.- Dijo el padre Seejin con la cara desbordante de felicidad y Jin lo miró en silencio, sin saber que hacer, para él, probarse ese traje de repente se convirtió en un reloj en su espalda, que le anunciaba tal vez el fin de su relación con Namjoon.
-Jin...-Dijo Ken mirándolo fijamente, sacándolo de sus pensamientos
-Ah... se ve bien, Hermano.- Dijo titubeante y Ken sonrió
-Hermano ... si gusta puede pasar a probarse el suyo...-Dijo el señor Min Joo, acercándole el traje, y Jin sintió que lo tomaba casi en cámara lenta, la tela era suave y oscura, olia a nuevo, y pesaba un poco, y todos aquellos detalles los enfatizó en su cabeza tratando de distraerse, tratando de distraerse de mirar a Namjoon, que tragaba en seco en silecio, viendolo encerrarse en la habitación.
Aquel cuarto era pequeño, estaba ordenado, y dentro estaba una serie de cajas de cartón con ropa que recordaba haber visto en Nam alguna vez... por eso se acercó sin darse cuenta, acariciando la tela de una de sus playeras negras de mangas larga entre sus dedos, y tras inspeccionarla con la mirada la llevó a su nariz, aspirando ese dulce aroma familiar que parecia estar formando parte de él poco a poco.
Su olor, su dulce esencia malvada que lo embriagaba, solo hizo que le flaquearan las piernas, y el corazon. La puso en su lugar, mirando el traje en sus manos, y con angustia casi tapándole la garganta comenzó a vestirse, teniendo especial cuidado en no rozar demasiado el tatuaje.
Quería soltarse a llorar, y maldecia en silencio no haber pensando antes en todo lo que nublaba su mente, een no haber pensando en eso antes de enamorarse, en no haberlo pensando siquiera esa mañana cuando estaba en su habitación y podía llorar a sus anchas.
Era tarde, y tragándose la tristeza suspiró de la mejor forma que pudo, no lo verían llorar, nadie lo veria.
Se abotonó la camisa, se fajó y se puso los zapatos, saliendo con lentitud de la habitación, pero sus ojos estaban en el piso, y solo los levantó unos mentirosos segundos hacia el padre Seejin para sonreírle como mejor pudo.- Que... tal?
-Oh Hijo mío, te quedó maravilloso.- Dijo complacido.- MinJoo eres un genio.- Exclamó.- No haz perdido el toque
-Gracias Padre... es todo un honor confeccionar estos trajes para los muchachos.
Jin se acercó al espejo lentamente, viendo su reflejo con incredulidad, el traje, que debia estar hecho a su medida parecia quedarle bien, pero... estaba ahogándolo, casi hundiéndolo en el piso, y los demás no podían verlo.
Namjoon, en silencio, no pudo hacer otra cosa más que mirarlo con atención, pretendiendo estar participando en la conversación cuando en realidad se hundía al igual que Jin...
Lucía hermoso... con ese traje hecho a la medida que remarcaba sus hombros hermosos, y ese tono azul que lo hacia lucir aún más pálido, mas alto. Sonrió irónicamente tal vez un segundo, porque los colores, cualquiera que fuera armonizaba perfectamente con su semblante divino, y aun así, ese traje que debió cautivar sus ojos, solo hacia qie se sintieran humedecidos. Jin estaba ahí, con su traje para la toma de votos perfectamente planchado, y ese traje para Nam representaba un abismo que se abria entre ambos, tronando como las piedras que se rompen y se caen, causando un eco tan profundo en el fondo que solo te retuerce las entrañas.
Lucía hermoso... hermoso como solo el podía serlo, y al mismo tiempo vestia sobre su cuerpo la condena, la tristeza de algo que no puede ser posible.
-Si gustan pueden llevárselos de una vez
-Muchas gracias Señor Minjoo.- Dijo Ken haciendo una reverencia, y tras ello tomó a Jin por los hombros de forma amistosa, mirándolo fijamente.- Nosotros los usaremos con orgullo en el gran dia, puede estar seguro, verdad Jin?
-Si...-Musitó finalmente desviándole la mirada, sintiendo los ojos de Namjoon sobre él, por ello fue incapaz de levantar la mirada.
-Te agradezco mucho MinJoo, enviaré a la hermana Lee con el pago por los trajes mañana mismo
-Padre, sabe que no hace falta...
-No, no, no Minjoo, sabes que esas cosas no me gustan, la tela que haz usado es sumamente fina y hemos de pagar por ella
-Padre de verdad.- Dijo rehusándose y sin embargo Namjoon le puso la mano en el hombro
-Tio Minjoo...-Susurró discretamente, y el anciano bajo la mirada sintiendose regañado, la verdad es que no podían darse el lujo de no recibir ese pago y el padre Seejin lo sabia también
-No aceptaré un no como respuesta Minjoo, mañana mismo vendrá la hermana Lee, por favor no la haga hacer el viaje en vano
-No padre... -Musitó
-Bien, entonces nos retiramos.- Dijo haciendo una pequeña reverencia y tras él, caminaron sus "hijos", el primero de cabello negro sumamnente sonriente, mas que complacido, e inocentemente el tio de Namjoon creía que era por el traje, no se imaginaba que disfrutaba la miseria de los dos enamorados con creces, mientras el castaño, timido, se inclinó tomando un poco de valor para ver al sastre a los ojos, y después... al joven de tez morena detrás de él, pero los ojos de Namjoon no denotaban nada en ese momento, estaban serios, casi somnolientos, y sintió su corazon romperse, cuando ante su despedida Namjoon ni siquiera se inmutó.
No hizo lo de siempre: sonreírle discretamente, si quiera mirarlo de forma hostil, y mucho menos inventó una excusa como siempre para ir tras él, o para que se quedara, permaneció en silencio, viendolo irse y tras ello todo fue de nuevo silencio.
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No quería decir nada, ni ver a nadie, sólo a Namjoon, pero ya no había razon para que volviese a la parroquia, por eso triste, incluso de malas se dirigió a su habitación, habiéndole dado las buenas noches al padre Seejin, cuando una figura, en la esquina del pasillo llamo su atención, y de ella emergió una sonrisa felina que le puso los pelos de punta.
-Son hermosos, no crees?.- Dijo aquella voz casi ronca, acercándose sobre pasos lentos
-Si, lo son.- Dijo sin más, abriendo la puerta de su habitación, y pretendía cerrarla, cuando Ken entró a su habitación subidamente, adentrándose como si nada.- Hermano lo siento, estoy cansado, así que...
-Pensé que el jovencito lloraría en cualquier momento.- Dijo interrumpiéndolo, y cerró la puerta con una sonrisa, viendo la expresion del rostro de Jin.-Pero no lo hizo...
-Hermano, por favor...
-Vas a seguir pretendiendo que ese niño y tu solo tienen una "bonita amistad"?.- Dijo sin más y Jin se quedó callado, viendolo fijamente.- Somos religiosos Jin... pero no por ello somos estúpidos, nuestro trabajo implica ser empáticos con la gente, entender sus emociones, y creeme que esas emociones entre tu y ese muchacho se desbordan de forma tan obvia que agradezco que el padre Seejin sea a veces tan distraído
-Ken, basta
-El daño que me haz hecho a mi es algo con lo que puedo lidiar pero... verlos de esa forma me hace pensar... si serias lo suficientemente despiadado para defraudarlo de la peor manera existente...
-Yo... jamás le haría daño, Ken...
-Ah... así que haz decidido dejar todo el asunto con el chico?
-Yo...-Balbuceó, sintiendo una culpa gigantesca dentro del corazon.- No... hablaré contigo de esto... eso es algo que no es de tu incumbencia
-Es de mi incumbencia, hermano.- Dijo parándose enfrente de él, mirándolo csi de forma amenazante.- Seejin para mi es un padre también... así que, piénsalo... piensa si de verdad vale la pena defraudar a tu padre... defraudar a todos los que te aman... por unn chico al que apenas conoces.- Dijo finalmente, y tras ello se dio la vuelta, saliendo de la habitación con pasos pesados, y esos pasos que retumbaron en el corredor parecían hundirse dentro de su pecho, llenadolo de incertidumbre
Estaba confuso, acongojado, con una angustia que podía subirle por toda la espina, ardiéndole y no sabia que hacer, porque antes había tenido al fuerza de enfrentar las palabras de los demás, pero ahora era incapaz de huir de la voz de su hermano. Necesitaba consuelo, pero se sentía cinico tomando el teléfono celular en sus manos, y siquiera pretender llamarle a Namjoon, pero no necesitaba, lo necesitaba tanto.
Pensó en que se encontraria enojado, tan confundido como él, pero al final de cuentas seguía siendo Namjoon, aquel joven que de madrugada, cuando la noche lo cubría todo, y el silencio se llevaba todo entraba por la ventana, entraba y se situaba a su lado, siempre. Por eso Seokjin se sentó en su cama, abrazando sus rodillas, y con la cobija cubriéndole las piernas se quedó viendo hacia la ventana, escuchando a los grillos trinar en las afueras, y el chillido de los murcielados a los lejos, en el bosque, pero Namjoon no aparecía, y cada segundo ese nudo en su garganta fue paulatinamente creciendo dentro, casi ahogándolo.
Dieron las 12... y después la 1... las 2 y las 3 am, y él, incrédulo, volteaba ante cualquier pequeño ruido, pero no sirvió de nada, porque no era Nam...
Dieron las 4.. las 5... y después las 6... pero Namjoon no apareció, no apareció cuando tuvo que levantarse a bañarse, no apareció cuando muerto de sueño recibió a los feligreses para misa de 8, no apareció durante la misa, no apareció después de ella, y así, una tras otra las horas se desvanecieron entre llamadas a su celular que no fueron contestadas y tiempo roto, desesperado, hasta que sin fuerza alguna llegó a la casa del árbol, y temblando, dándose por vencido se arrastró hasta los cojines, para comenzar a llorar amargamente.
Me tardé demasiado lo siento mis niñas he estado muy ocupada😭 pero no abandonaré el fic así que no se preocupen.
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