Parte 17: Galletas
-Perdóname padre... porque he pecado.-sollozó
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-Ahhhg... te odio.- Gruñó, inclinándose para besarlo, y tal como Jin lo pidió lo dejó salir todo dentro de él, sintiendo los cálidos labios del angel que le regalaba su inocencia. Quería decirle algo demasiado profundo, algo demasiado marica, incluso meloso... pero no podía porque en su idioma no existían esas palabras.- Eres mi hermosa perra sucia...-Fue lo único que dijo, y a pesar de ello lo besó con cariño, pasando las manos por su cabello.- "eres un angel...".- pensó
Jin no dijo nada, se limitó a besarlo profundamente, a calmar su respiración, con el cuerpo de Namjoon cayéndole encima, al igual que el cielo sobre su cabeza.- "Padre mío... creo que... me he enamorado del demonio..."
El menor permaneció inerte, Jadeando entre las piernas del mayor, tumbado como si sus últimas fuerzas hubiese sido robadas, por eso se recargó en su pecho, escuchado el latido de su corazon impaciente, que con el paso de los minutos se hizo breve, cada vez mas apacible, y Jin, cansado bajó las piernas, permitiendo que Namjoon pudiese tumbarse al lado de él, mirándolo a los ojos, con duda, pero con cariño.
Jin estaba confundido, entre su culpa y la enorme fuerza que le crecía en el pecho cada vez que miraba en rostro de su verdugo. Era profano, irreal, casi masoquista hacerlo, pero no podía evitarlo, y por primera vez en su vida se negó a pensar en ello, cuando en otra época, incluso esa mañana misma hubiese inundado su cabeza con pensamientos de arrepentimiento y culpa, pero en ese instante se obligó a si mismo a no pensar en ello, en su Dios padre, en su hermano, en la gente del pueblo, en su fe... no pensó en nada, ni lo haría, porque en su cabeza existía un solo pensamiento ya, y quería que se quedara de esa forma aunque le diera miedo, y ese pensamiento era el de la forma en que Kim Namjoon lo hacia sentir.
-Kim Namjoon...-musitó, obteniendo su completa atención.- Creo que después de todo si tengo un poco de miedo...
-Porque...
-Porque siento que si dejo de verte... dejaré de respirar...
Namjoon sintió su corazon hacerse pequeño un momento, y después, como nunca antes empezó a palpitar con fuerza, estremeciendolo
-Deja de decir tonterías...
-No son tonterías... yo...no se como impedir que eso pase...
-Solo piensa en otra cosa...-Dijo tratando de disimular lo sonrojado que estaba
-Si...
-Quiero hacértelo de nuevo...-musitó, mirándolo directamente a los ojos, y tras ello se subió encima de él, para besarlo profundamente, de forma lenta, con todo su cuerpo erizado por la hermosa sensación que le subía por el cuerpo.- ¿Te duele mucho...?.- Preguntó avergonzado
-No.- Mintió, sonrojado por las palabras el menor
-Entonces aguanta un poco más.- Dijo el exhausto chico de piel morena antes de comenzar a morder el cuello de Jin una vez más, haciéndolo arquear la espalda.
Namjoon no pensaba con demasiada profundidad, ni lo hizo en las horas consiguientes a ello, en su mente solo existía el deseo de estar dentro de Jin, de hacerlo suyo hasta que no pudiera hacer un movimiento más, y no solo literalmente, porque tenía un único deseo en el corazon aunque no pudiese aceptarlo y ese era que Jin en ese momento tuviera el mismo pensamiento que él, que lo deseara de esa forma tan enfermiza, y tan hermosa.
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Cuando salieron de la casa del árbol no se dijeron nada, siquiera se miraron, Jin se limitó a caminar tras él con la mirada gacha y una sonrisa boba y se hizo aún mas boba, cuando Namjoon sostuvo la linterna con una mano y con la otra lo tomo con cariño, sin mirarlo, pues si lo hacia Jin se daría cuenta de la expresión nerviosa que estaba haciendo.
Namjoon en realidad lo había hecho porque había visto que eso hacían las personas cuando se querían, y aunque no había admitido nada todavía la necesidad de tomarlo de la mano casi estaba matándolo, por eso lo hizo, porque ya no tenía fuerzas para nada pero aun podía tenerlo cerca de esa forma.
No dió explicación alguna de porque fue a dejarlo al convento, ni de porque pasó a hurtadillas hasta su habitación, se limitó a dejarlo en la puerta y sin previo aviso lo besó efímeramente en los labios para salir corriendo, casi huyendo, dejando a Jin con una sonrisa estúpida en el rostro.
Jin estaba embriagado, tanto que nada le importaba, nada...
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Cuando abríó los ojos esa mañana todo el cuerpo le dolía, y se quedó mirando al techo completamente sonrojado pues ese dolor provenía de lo que había pasado el dia anterior y eso le demostraba que no había sido un sueño.
Corrió a asearse –tan rápido como su casi inválido cuerpo le permitió.- se vistió y arregló, abrío la iglesia, formo a los niños, recibió a los feligreses e incluso le dio los buenos dias a su hermano, como si se le olvidara lo que había pasado entre ellos, aunque claro que eso hizo enojar a ken, pero Jin no lo notó, no podía notar nada, estaba inmerso en un sueño, un hermoso y colorido sueño, que había sido pintado por esas manos, que lo había acariciado de forma sublime, perfecta.
Despidió a los feligreses, acomodó las lonas, lavó pinceles, llenó el cuenco, y suspiró, esperando...
Pensaba en como saludar a Kim Namjoon, estremeciéndome, suspirando, decidiendo si debía sonreir o solo mirarlo bobamente, y antes de que pudiera decidir lo vió entrar, con su hermosa figura siempre vestida de muñecas a cuello, cubriendo sus tatuajes perfectamente, y sus pesadas botas de cuero que hacían retumbar sus pasos en la parroquia.
-B-buenos dias... Kim Namjoon...
-Hola...-Dijo como si nada, sin siquiera verlo, y pasó de largo, subiéndose al andamio. Aquella acción desanimó un poco a Jin, que había olvidado lo voluble que solía ser el menor, y suspirando, con un poco de miedo lo siguió a la cima del andamio, en donde lo encontró sacando de su morral una pequeña caja color rosa con el nombre de la pastelería del pueblo grabada.
-que... es eso?
-Toma...-Dijo sin más, dándosela en las manos
-Son...
-Galletas... no las pudiste probar ese dia... son buenas.- Dijo lentamente, evitándole la mirada.- Estaba abierta la pastelería así que...
-Gracias...-Dijo Jin aguantándose las ganas de gritar como una niña loca y enamorada y Namjoon completamente sonrojado se volteó hacia el mural, que casi estaba terminado.
Jin, como siempre se sentó en su esquina, viendolo con una sonrisa
-¿Puedo abrirla?
-Es tuya, estúpido, claro que puedes.- Dijo sin perder su cara sonrojada y Jin sonrió, sosteniéndola en sus manos con cariño
-Mejor no...-Sentenció
-Porque?
-Porque no quisiera acabármelas.- Dijo abrazando la caja como un niño pequeño y en cuanto Namjoon lo vio se le subieron los colores al rostro
-Mierda...-Dijo haciendo una mueca de molestia.- "¿porque eres tan jodidamente lindo?"-Penso al tiempo que se acercaba a él, y sin previo aviso se puso en cunclillas, tomándolo del mentón, y comenzó a besarlo con impaciencia, con el deseo de comérselo ahí mismo.
-Kim Namjoon... -Dijo entre besos.- Estamos en la parroquia...-Apuntó avergonzado
-Ven aquí... -Dijo ignorándolo, llevando su mano a los botones de su camisa
-N-no... por favor... estamos en la parroquia.- Suplicó tratando de retroceder, pero Namjoon lo jaló, poniéndolo sobre sus piernas, encontrando en su rostro un genuino gesto de preocupación y por primera vez se preocupó por eso y desistió de desnudarlo, llevando su mano al rostro del mayor.
-Sólo déjame besarte entonces...-Susurro sobre sus labios un momento y tras ello volvió a besarlos de forma extraordinaria, porque a diferencia de las veces anteriores lo hizo demasiado lento, saboreándolo, sintiendo cada milimetro que sus labios aprisionaban, saboreándolo todo, y Jin con la cabeza y el corazon explotándole lo siguió, perdiéndose en sus labios, en el extasis mas grande que había sentido alguna vez, y al que estaba volviéndose adicto.
-Eres mío...-Dijo Namjoon mirándolo a los ojos cuando en realidad quería decirle "te quiero".- Mi pequeña perra...
-Soy tuyo...-Respondió Jin, volviéndolo loco, y lo estrechó en sus brazos con cariño, inclinándolo sobre el andamio y estando ahi siguieron besándose sin importarles nada, solo el sonido de sus saliva combinándose deliciosamente, hasta que el ruido de unas pisadas los distrajo y después el sonido de alguien subiendo por la escaleras.
Namjoon se incorporó, tomando un pincel en sus manos malhumorado y Jin poniéndose alerta se incorporó también, encontrando los ojos del padre Seejin tan solo unos segundos después.
-Padre...-Dijo con culpa en la garganta
-Hijos míos, ¿como están?- Sonrió el anciano, mirando por un momento a Namjoon y después dirigió su mirada al mural, sonriendo aun mas.- Vaya... es hermoso...
-Si, lo és... el joven Namjoon tiene mucho talento, ¿no lo cree padre?
-Vaya que si, hijo mío, es extraordinario
-Muchas gracias padre.- Dijo Namjoon a regañadientes, sin dejar de pincelear
-¿Cuando lo tendrás listo?
-Me falta hacer los arcángeles del fondo y darle detalle a las nubes... así que dos semanas más serán suficientes
-¿Tanto tiempo?
-Así es mi ritmo.- Sentenció, cuando en realidad podía terminarlo en dos dias, pero quería estar con Jin.
-Ya veo... está bien... de todos modos la toma de votos será en tres semanas...
-¿A que se refiere padre?- Preguntó seokJin
-Ah hijo mío no te lo dije, pero la toma de votos para que se conviertan en mis colegas será aquí... así que quería revelar el mural en la ceremonia, para hacerlo especial
-Ah...-Dijo Jin, bajándose de su nube, de la nube en la que estaba tan inmerso y que había desaparecido en boca de aquel hombre, era cierto... a pesar de todo lo que había pasado... tendría que tomar sus votos y Namjoon...
Namjoon...
-En fin, solo quería supervisar el trabajo, por favor siga esforzándose joven Namjoon
-Si padre.- Dijo viendolo bajar del andamio.
Ambos se quedaron en silencio, con la mirada gacha y Jin, con un nudo en la garganta comenzó a pensar en lo que de verdad depararía el futuro y comenzó a entrar en conflicto con todo lo que había dentro de su cabeza, todo estaba mal, y no sabia que hacer,el miedo había regresado a él.
-Kim Namjoon...-Dijo incapaz de mirarlo, apretando los puños con nervios e incertidumbre.- Yo...
-Mírame...-Dijo Namjoon interrumpiéndolo, pero no podía levantar la cabeza y ante ello el menor dio un par de pasos hasta posicionarse enfrente de él.- Mírame.- sentenció
-N-no...-Murmuró casi inaudiblemente
-Mírame...
-Kim Namjoon...
-Mírame... SeokJin...-pronunció lentamente y al escuchar su nombre, en los labios de su verdugo Jin abrió los ojos sorprendido, mirándolo como se lo había ordenado. Después de ello todo fue vacío en su cabeza de nuevo, porque Namjoon lo tomó entre sus brazos, y no lo dejo continuar con lo que iba a decir, se hundió en sus labios, con toda la intención de quitar esos pensamientos de su cabeza.
-Kim Namjoon...
-Vámonos de aquí... voy a follarte...-Sentenció, dejando todo de lado, y tras ello se lo llevó fuera de la parroquia, con prisa.
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Un beso pequeño... después otro... y otro más, pero no era en sus labios, eran en su cuello, en el lóbulo de su oreja, sentados cómodamente en los cojines, recargados en la pared, y Jin, sentado entre sus piernas, recargando su espalda en su pecho recibía las caricias poco a poco, cerrando los ojos, disfrutándolo.
Namjoon no estaba tocándolo perversamente, solo lo distraía, y no sentía deseos de tomarlo, por extraño que pudiese parecer se encontraba en un pánico casi irreal por lo que el padre Seejin había dicho sobre la toma de votos... porque Jin decidiera que acabaría con ello de una vez por todas y no lo quería... no quería que Jin decidiera irse, por eso lo besaba de esa forma, añorándolo, distrayéndolo, llenándole la cabeza y todos los pensamientos con su esencia.
-"No te lo entregaré de vuelta... maldito..."-Pensó, dirigiéndose a Dios una vez más.- "No volverá a tu reino... no volverá a tu gracia... ahora me pertenece... y me fundiré con él, hasta que los dos estemos tan malditos que no nos permitas entrar en tu cielo"
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