Capitulo 5: Maldito
-Padre... ¿por qué me has abandonado?
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Cuando llegó al pasillo de los dormitorios se abotonó correctamente el saco, lo mejor que pudo, cubriendo su camisa rota cuyos botones habían sido arrancados, y se secó las lágrimas, respirando de forma calmada para tratar de tranquilizarse.
Por supuesto que pensaba en correr con Ken y contarle todo lo que había pasado, pero no podía hacerlo, porque sabía que su hermano sin duda lo enfrentaría, y al hacerlo, su secreto quedaría expuesto.
El demonio estaba equivocado, de eso estaba seguro, porque no tenía sentimientos de esa índole por su hermano, por supuesto que no... pero en algo tenía razón, la gente del pueblo no lo entendería, la gente del pueblo jamás entendía nada, solo sabían condenar.
-Jin...-Dijo Ken, que se hallaba en el escritorio, con un libro en las manos.
-He llegado hermano.- sonrió a medias y se pasó de largo a el pequeño librero en la pared, simulando que había algo que buscaba.- Vaya, me demoré más de lo que pensaba, será mejor que siga estudiando
-Hermano... son las 10...
-A-ah... ¿en serio?.- Dijo con la voz entrecortada, tratando de ocultar que había estado llorando.- Cielos... me he entretenido mucho de camino, que torpe soy...
-Jin...-Dijo Ken en un tono serio.- Mírame.
Jin pretendió no haberlo escuchando y siguió escombrando los libros.- Me pregunto en donde habré dejado ese libro.- Murmuró
-Jin...-Insistió, helándole la piel.- Jin, mírame
-¿Q-que pasa, hermano?.- Tartamudeó, mirándolo solo un segundo y después agachó los ojos al suelo
-Dime que ha pasado...
-N-no ha pasado nada, hermano.- Aseguró, pero comenzó a temblar cuando vio a Ken acercarse.
-Jin... mírate... estuviste llorando...-Frunció el ceño, con preocupación.
-Claro que no, es que tengo alergia... estos libros están llenos de polvo.- Sonrió, tratando de voltear al librero, pero su hermano se lo impidió, tomándolo de los hombros
-La gente del pueblo... ellos... ¿te molestaron de nuevo...?- Preguntó con angustia, y ante su miedo a que descubriera lo rota que estaba su camisa y el olor a cigarrillo, tuvo que asentir, mintiéndole a la persona que más lo quería.
-No... fue nada, hermano...
-Esto es inaceptable...-Dijo indignado.- La palabra de nuestro señor nos enseña sobre el perdón y la tolerancia! Insensatos y tercos que no quieren acoger esa palabra, que no quieren poner en práctica el amor que siempre hemos recibido... es una decepción, un sacrilegio, lastimar ignorando las enseñanzas de su palabra... ¡dime ahora mismo quienes han sido!
-Hermano, no los condenes de esa forma, porque el pensamiento humano es a veces frágil y el espíritu a veces débil...-Dijo tratando de sonreir, lo mejor que pudo.- Nuestro rebaño es un buen rebaño, pero tienen sus defectos como todo ser viviente, por ello prefiero que recemos por ellos, porque puedan entender y acoger la palabra como dicta nuestra sagrada iglesia...-Dijo palmeándole el hombro, tratando de tranquilizarlo, y Ken cedió, mirandolo con una mueca agridulce.
-Jin... a veces quisiera ser tan tolerante como tú.- Sonrió, sorprendido de si mismo.- Yo... pierdo la paciencia con tal facilidad y maldigo sin consideración aun cuando debería practicar la clemencia y la comprensión... en cambio tú...- Dijo mirándolo a los ojos fijamente, sonriéndole.
-Pero tu eres amistoso y benevolente siempre, hermano, es lo que vale la pena resaltar, y no los pequeños tropiezos...-Dijo ligeramente nervioso, por la cercanía de sus cuerpos
-Si... tienes razón, hermano. Perdona mis actitudes por favor... es solo que más que como un compañero de esta iglesia he hablado como un amigo, al que le duele que te lastimen.
-El dolor es momentáneo, hermano, cuando cruzo los muros, y entro a este sagrado recinto todo se desvanece de mi cabeza, así que por favor... no te preocupes por mí.
-Si...-Dijo atrapándolo con la mirada, y el corazón de Jin, que se encontraba apenado por la mentira perdió ligeramente los latidos, cuando se encontró con esa mirada.- Hermano... -Musitó, acercándose a su rostro.- A pesar de la fortaleza que hay en tu corazón, ven... y déjame darte mi consuelo.
-Yo...-Dijo recibiendo entre sus labios un suave beso cálido, y a pesar del sabor divino que sentía recorrerle la boca tuvo que alejarse, completamente sonrojado.
-¿Que... pasa, hermano?
-Yo... no puedo recibir más este consuelo, hermano
-¿Porque no...?
-Porque... estoy maldito...
-No lo estás Jin, ¿como puedes decir algo así?
-Lo sé hermano.- Dijo seriamente.- desde que vi a ese demonio, desde que convivo con él, todo se ha vuelto turbio y desesperanzador
-Jin...
-Por favor... no te acerques hermano... solo lograrás absorber esta energía maldita que hay dentro de mí.- sollozó
-Si puedo quitarla de ti entonces lo haré con gusto...-Susurró
-No merezco ese acto de bondad de tu parte, hermano
-Tu mereces todo...-Susurró, tratando de acercarse más, aun cuando Jin interponía sus brazos entre sus cuerpos
-Hermano... -Musitó apenas, pues los labios de Ken lo hicieron callar, perder la cabeza por un momento.
Jin estaba maldito, estaba "consciente" de ello, y temía que esa maldición pasara a su buen hermano, a través de sus labios, pero dentro de su cabeza un sentimiento de egoísmo delicioso lo obligó a seguir, recibiendo sus besos, con un sensación extraña recorriéndole el cuerpo, una sensación de bienestar y dolor, de vergüenza y al mismo tiempo de soberbia, no la había experimentado antes por eso no supo: Era lujuria...
No sabe cómo es que pasó, solo como es que, después de los constantes impactos deliciosos entre sus labios, se aventuró a introducir su lengua dentro de la boca de su hermano hasta que pudo chocar con la suya, desconcertándolo.
Ken se separó un segundo al sentir ese contacto con su lengua, y lo miró fijamente, pero Jin no temió que le reclamara, porque esa persona, a la que no conocía, sabía que la mirada en los ojos de su hermano no era de desprecio, era de lucha, de una batalla de pensamientos que explotaban dentro de su cabeza, pero Jin descifró cuando esa batalla terminó, porque Ken sonrió un segundo, volviendo a su labios y metió su lengua morbosamente dentro de su boca, recorriéndolo de forma impaciente, moviéndola lentamente, sediento, y enloqueció un segundo, pegando su cuerpo con fuerza al suyo, al punto en que Jin sentía que atravesarían el librero, pero no fue así, en cambio, con sus brazos rodeando el cuello de Ken se sintió siendo levantado, y como un demonio perverso, en un acto de asquerosa e infame lujuria abrió las piernas, rodeándolo, aferrándose a él, como si se tratase de una bestia, y el pelinegro, sosteniéndolo de las piernas aceptó entrar en ese lugar, frotándose entre los muslos de Jin.
Estaba ahí, disfrutando de la saliva y los suspiros desesperados, y sentía que su cabeza estaba por estallar... era la primera vez que tenía una sensación parecida, y cuando se percató tuvo que hacer una pausa abrupta, descubriendo que en medio de sus piernas, un bulto impaciente y doloroso, completamente erecto, moría de ganas por seguir frotándose en medio de las piernas de su hermano, y eso, lo llenó de terror.
-No...-Dijo asustado, soltando a Jin, y este, con la saliva haciéndole brillar los labios lo miró desconcertado, respirando de forma impaciente
-Hermano...-Musitó, tratando de volver a sus brazos, pero Ken lo empujó.
-No... no te acerques.- Dijo Ken, poniéndose la palma de la mano sobre la boca, observándolo, como si estuviese viendo la maldad en persona.
-Hermano... quiero más~.- Dijo en un tono que jamás se hubiese imaginado que podría vociferar, y por un segundo embrujó sus sentidos, haciéndolo pensar las cosas más impuras y blasfemas que habían pasado por su cabeza alguna vez.
-Cállate! Cállate!- Le gritó en pánico, haciendo que Jin enmudeciera y desistiera de acercarse.- No eres tú mi hermano! Demonio!
Jin abrió la mirada, sintiendo su corazón sucumbir con aquellas palabras.
"Demonio..."
Si... así es como siempre terminaban llamándolo, y tal vez lo era... tal vez si lo era... aunque se negara a creerlo
- Ken...
-No me seducirás con tus asquerosas acciones! Déjalo ir ahora! Te lo ordeno!- Gruñó
-Hermano, soy yo...-Sollozó Jin, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas
-No... tú no eres mi hermano, ser maldito! Mi hermano no convertiría nuestro amor fraterno en este profano acto!.- Dijo desabrochando su camisa y saco de su pecho un escapulario, aproximándose a Jin de forma amenazante.
Después todo se volvió sombrío, como una ruleta de imágenes que se intercalaban entre la oscuridad y la luz, con pequeñas escenas... algunas de Ken golpeándolo en la frente con el crucifijo, otras del foco en el techo, después los labios de su hermano rezando por él, sin dejar de someterlo, y después de ello la luz de la luna entrando por la ventana, y él llorando amargamente en su cama, rezando al señor, rogando porque lo que hizo Ken hubiese funcionado, que la maldición dentro de él hubiese desaparecido, y pidiéndole, que si no había sido así, que si esa maldición de locura y desobediencia no había abandonado su cuerpo entonces le permitiera a él ascender a su lado, en los cielos, para no tener que vivir en el dolor de haber deshonrado a su querido hermano, con sus actos perversos.
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Estaba sirviendo el desayuno de los niños, viendo a su hermano, vigilarlos con amabilidad, y sonriéndoles, como siempre lo hacía, como amaba que lo hiciera, pero sabía que esa serían las únicas veces que podría ver esa sonrisa a partir de ahora, porque después de lo que había pasado anoche estaba seguro de que jamás volvería a sentir su calidez, ni su cariño, y lo merecía, porque no se había resistido a ser maldecido y ahora ese demonio había arruinado la única relación que tenía con alguien, y estaba consumiendo su alma.
Jae Hwan había decidido mudarse de habitación, aun cuando habían estado juntos desde que eran niños, el padre Seejin les preguntó esa mañana si había pasado algo entre ellos, pero Ken, tranquilamente le había dicho que no, que solo necesitaba un poco más de privacidad para meditar y que estando juntos ninguno de los dos podría, así que con eso en cuenta el padre Seejin lo dejó moverse al cuarto de al lado, y el corazón de Jin se rompió.
Ken le evitó la mirada desde que el sol apareció, durante toda la misa, el desayuno, el recreo, y con ello Jin supo que sería mejor alejarse, para no atormentarlo más, decidió que sería bueno alejarse de todo, de hecho, por eso, cuando llegó la tarde se encerró en su cuarto a estudiar, sin importarle que tenía un deber como asistente, definitivamente no se acercaría jamás a ese demonio de nuevo. Pero no contaba con la sucia astucia del susodicho, menos cuando alguien tocó a su puerta.
Se levantó con impaciencia, pensando esperanzado que tal vez su hermano querría hablar con él, pero no fueron los ojos de su hermano los que lo encontraron, fueron los del padre Seejin que lo miró con recriminación.
-Padre...-musitó
-Lo siento mucho de verdad, Namjoon.- Dijo el padre, sin dejar de ver a Jin con recriminación.- Le aseguro que es la primera vez que SeokJin se comporta de esa forma
-No se preocupe, entiendo que no quiera trabajar con alguien como yo...sé que no luzco exactamente como un miembro de esta comunidad.- Dijo seriamente, mirando a Jin, y los labios de castaño temblaron.
-Eres un miembro de nuestra comunidad ahora, y este rebaño practica la tolerancia y el amor al prójimo, de verdad me disculpo por los inconvenientes de mi pequeño cordero...
-No tiene que disculparse, padre, no es culpa suya, y odio dar molestias, de verdad necesito un asistente, pero si el señor SeokJin no quiere hacerlo no tengo problema alguno
-Ese no es el caso, te lo aseguro, Hijo.- Dijo mirando a Namjoon y después volteó de vuelta a ver a Jin.-¿ Verdad, seokJin?
-Si...Padre.- Dijo casi inaudiblemente, agachando la cabeza
-Bien, entonces los dejo, por favor cuando tengas avances déjame verlos, estoy ansioso por ver tu obra, tu tío asegura que eres muy bueno
-No lo decepcionaré.- Dijo seriamente y tras ello el padre regresó por el pasillo, dejándolos solos, y Namjoon, sin importarle demasiado pasó a la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
Y avanzó, acercándose a él, lentamente, sonriendo de forma perversa- N-no te acerques...
Namjoon lo ignoró, siguió caminando hacia él, con las manos cruzadas a la espalda e inspeccionó la habitación con atención.- Así que esta es tu habitación, vaya... es aburrida... te queda...
-P-por favor vete... déjame en paz.- Suplicó, recordando la forma en que lo había quemado cruelmente el día anterior.
-¿Que te deje en paz, dices?.- Sonrió.- Pero si hasta ayer tratabas de conversar conmigo con todas tus fuerzas, ¿no lo recuerdas?
-Por favor...-Suplicó, retrocediendo hasta la pared.
-Oh... basta, no pongas esa cara, está bien, me iré...-Dijo con mirada amable, y le hizo una reverencia con la cabeza, dándose la media vuelta
SeokJin abrió la mirada aliviado, viendo como pretendía irse, cuando un fuerte impacto lo arrojó contra la pared, sacándole el aire, y tras ello una mano gigante aprisionó su cuello.
Namjoon se echó a reir, mirándolo directamente a los ojos, y Jin con un terror inimaginable comenzó a temblar, mirándolo.
-Eres más estúpido de lo que pareces.- Dijo en medio de una carcajada socarrona.
-N-no por favor, por favor su...éltame.-Masculló, luchando por respirar
-La forma en que suplicas... es tan tierna, pequeño mojigato...-Dijo soltándolo, y Jin cayendo al suelo comenzó a toser, mientras Namjoon lo rodeaba, con pasos amenazantes, como un felino que juega con una presa herida.-Creíste que bastaría con esconderte dentro de tu estúpido convento para alejarme... eso sí que es divertido.- se burló.- Aunque encuentro curioso que me pidas por favor las cosas... ayer estabas llamándome... ¿Cómo?...-Susurró inclinándose hacia él, como si quisiera escucharlo.- ¿Como era que me habías llamado?
Jin no respondió, se quedó con la mirada gacha, respirando impacientemente
-Por favor... déjame.- Suplicó
-Ah!.- Dijo alzando uno de sus dedos en exageración.- Ya recordé: Demonio...-Dijo levantándolo, casi arrastrándolo.- Impuro...-susurró, mientras hundía su puño en el estómago del castaño y cuando lo vió escupir comenzó a reírse.
Jin retrocedió, interponiendo sus manos, como una defensa, pero Namjoon las hizo a un lado, sonriendo.- Ya, ya... no temas, ya no voy a golpearte... después de todo sería demasiado evidente...-Dijo tomándolo de la muñeca y acercó su rostro a él, pero no se esperaba que el cuadro de su rostro sufriendo le llamase la atención por un momento, y sin darse cuenta observó los detalles del mismo, sintiendo un golpe dentro del pecho
-Por favor...- suplicó Jin, mirándolo a los ojos, y cuando por ese segundo los encontró el golpe dentro de su pecho se hizo más fuerte, obligándolo a que lo soltara, respirando con impaciencia - Vamos... tenemos trabajo que hacer...-Gruñó.- ve a donde tengas que ir y tráeme pintura roja, amarilla y los pinceles del número 10... corre.-Dijo empujándolo y Ji comenzó a correr con impaciencia, dejándolo solo en su habitación.
-"¿Qué mierda fue eso...?"
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Jin subió con dificultad el andamio, cargando los mandados de Namjoon, hasta la cima, y cuando pudo llegar se desplomó en la tabla de madera, encontrándose con la sonrisa socarrona del de tez morena.-Buen chico...-Murmuró, tomando uno de los pinceles, y lo hundió en la pintura amarilla, sin decir nada más.
Jin estuvo temblando los primeros minutos, sentado como siempre en una esquina, a espera de sus órdenes, y solo con el paso de los siguientes minutos dejó de hacerlo, rezando en voz baja, rogando por fuerza para soportar el martirio, sin perder la gracia ante el ente maligno que pintaba sínicamente la imagen gloriosa del señor.
Le causaba asco, verlo pintar aquella divina escena, con sus manos que solo sabían cometer actos violentos e impuros, no lo merecía, y si antes pensaba que ese don de pintar sin duda era un talento concedido por el señor ahora no tenía duda alguna de que ese don se lo había regalado lucifer mismo, en su afán por engañar de forma burlona a las almas terrenales, Porque era hermoso, su pintura comenzaba a tomar la forma inicial, y era glorioso, estético, limpio, todo lo que uno pudiese admirar de una pintura y no podía creer que de verdad pudiese plasmar esa gracia cuando pecaba contra ella con cada una de sus acciones.
-Ve por agua.- Gruño Namjoon sin dejar de pincelear.- En un cuenco, es para la pintura
-Si.- Dijo corriendo, casi bajando de un salto del andamio, y regresó con el agua, poniéndosela a un lado sin mirarlo, cuando el sonido de alguien subiendo por el andamio llamó la atención de ambos.
Y encontraron el hermoso y angelical rostro del hermano Jae Hwan asomarse, mientras se incorporaba con dificultad en la tabla de arriba.-Buenas tardes, señor Namjoon
-Hola...-Dijo secamente, volviendo a su trabajo, y ni siquiera miró a seokJin, pasó de largo, poniéndose al lado del artista.
-Waaaa.... Es increíble.- Masculló, causando la molestia de Namjoon
-¿Necesitas algo?.- Le dijo fríamente
-No en realidad, el padre Seejin me ha mandado a ver cómo va la obra, es sin duda exquisita, señor Namjoon
Namjoon no contestó, siguió con su trabajo, ignorándolo, como solía hacer siempre con los demás.- Ajá
-¿Cómo es que logra hacerlo?, ni siquiera tiene la foto con usted!.- Dijo entusiasmado, y de nuevo Namjoon se quedó en silencio.- ¿Señor Namjoon?.- Insistió
-Está en mi cabeza...-Murmuró, hastiado
-¿Cómo así?- sonrió curioso y Namjoon disimuladamente volteó los ojos, harto.
-Tengo... memoria fotográfica...
-Oh... leí un artículo en internet sobre eso, pero pensé que era solo un mito! Debe comprender que todo lo que escriben ahí son en su mayoría mentiras
-¿Porque un padre navega en internet?
-Señor Namjoon, me halaga, pero aun no tengo el honor de ser un sacerdote, por ahora puede llamarme hermano, ya que soy un seminarista
-Si, como sea.- Dijo fríamente
-Bueno el caso es que nosotros también usamos las nuevas tecnologías, tenemos un pequeño computador en la sacristía, no es muy nuevo pero funciona, puede utilizarlo cuando usted quiera de hecho
-Muchas gracias, hermano, sin duda lo haría pero tengo mi móvil, se lo agradezco de corazón.- Dijo en el tono más sarcástico que pudo, tanto que pudo haber hecho sentir incómodo al país entero, y ante su acción Ken solo sonrió, siendo paciente.
-No hay de qué, señor Namjoon.- Dijo suspirando con resignación.- Bueno... lo dejaré continuar.
-Gracias.- Dijo fríamente aunque su actitud no duró ni un segundo, pues le extrañó demasiado que el hermano Ken, sin discreción alguna, le evitó la mirada al castaño "mojigato", pasando de lado, como si fuese invisible, y cuando lo notó, sonrió, esperando a que el hermano Ken desapareciera.-Oh...-Dijo perversamente, mirando a SeokJin fijamente.- qué curioso...
SeokJin no contestó, solo lo miró en espera de sus palabras, pues había aprendido que por su seguridad debía mantenerse callado, pero eso extrañó al de tez morena.- Vaya... ¿no vas a preguntarme porque es curioso?.- Dijo el menor
-¿Porque es curioso?.- Dijo SeokJin casi robóticamente
-Vamos no seas aburrido
-L-lo siento, no entiendo
-¿Ustedes dos pelearon?.- Su pregunta sorprendió al castaño, que abrió los ojos con tristeza.
-N-no...
-¿Seguro? A mí me parece que si...
-No sé... porque habría de parecerle de ese modo
-¿En serio? Porque ese tipo siempre te mira con un cariño que da asco y ahora... ha pasado de largo sin siquiera mirarte...
-No se de que hablas
Ante su respuesta Namjoon comenzó a reír socarronamente, sin dejar de mirarlo.- Vaya, la parejita se ha peleado, que curioso... ¿Qué fue lo que pasó? ¿No quisiste follar?
-Por favor! Tenga la bondad de no usar esos términos conmigo, se lo imploro!.- Dijo avergonzado, casi en la incandescencia, y sus ojos se cristalizaron
-Oh... tus ojos se han puesto rojos, ¿entonces es cierto? ¿Porque no quisiste follar? ¿No querías que te viera las marcas?.- Se burló
-Por favor...-Suplicó.- El hermano Ken y yo no tenemos una relación de esa naturaleza, crecimos juntos, como hermanos, así que...-Dijo soltando la primera lágrima.- Por favor... deje de manchar nuestra sana relación con sus especulaciones carnales, no quiero problemas.
-¿No quieres problemas?, pero si esos ya los tienes.- Dijo sonriendo, y se puso de cunclillas, alzando el mentón con fuerza.- Enfrente de ti está el más grande de ellos...
-¿Por qué hace esto?.- Sollozó, comenzando a llorar
-Porque soy un demonio...-Sonrió, acariciando su mejilla, viéndolo llorar sin consuelo.- Shh shh... no llores... o alguien te escuchará... tranquilo.- Dijo sonando extrañamente comprensivo y Jin, obedeciendo trató de tranquilizarse, sorbiendo su nariz
-Si...
-Buen chico... -Dijo palmeando su cabeza, con cariño, pero Jin no confiaba, seguía teniéndole miedo.-¿ Estas mejor?
-Si...
-Okay, entonces bajemos de aquí, ¿te parece?
-Si...-musitó sin mirarlo
-Muy bien, solo una cosa antes de irnos...-Sonrió.- Recuerdas el pequeño accidente en la casa del árbol, ¿no?
-s-si...
-Bueno pues... resulta que a raíz de eso la chica a la que estaba follando ya no quiere verme, no importa que le haya garantizado que tu no le dirías nada a nadie, ella no quiere verme...
-Y-yo... lo... siento.- Dijo con miedo, temiendo tal vez la venganza que se aproximaba
-No, no... no lo sientas, de todos modos no estaba tan buena... ya sabes... las cosas tan usadas pierden calidad.- Dijo como comentario al aire.
-Ok...-murmuró, suprimiendo sus comentarios, su sinismo era demasiado
-Entonces... en resumen, ya no tengo con quien follar, y verás, cuando no follo por mucho tiempo, me pongo de muy mal humor...
-Y-yo no puedo hacer nada para ayudarlo con eso.- Dijo con terror. Y en cambio Namjoon soltó una carcajada, desconcertándolo
-No temas por tu culo padrecito, yo no soy marica como tú y tu novio...-Sonrió.- en realidad lo que necesito es que lleves a una chica a la casa del árbol, una que esté buena... nuevecita, si puedes...
Jin abrió la mirada, incrédulo, indignado -N-no hay forma de que yo consiga algo así!
-Ah claro que la hay, siempre hay formas, padrecito, después de todo ellas confían en ti y además... tal vez no lo sabes pero... hay bastantes señoritas de este pueblucho que están locas por ti...
-¿cómo dices?
-así como lo oyes... esa chica... ¿cómo se llamaba? ¿Yui?
-Yuri...
-A si ella, me ha contado que algunas chicas de su escuela solo vienen a misa para verte... al parecer les pareces lindo, y adicional a ello la idea de coger con un padrecito les hace agua la boca
-Dios bendito! No puedo seguir escuchando esto!.- Dijo tratando de huir, pero Namjoon lo jaló, tirándolo al piso, y lo tomó del cuello, haciéndole un ademán de que guardara silencio
-No hagas un escándalo padrecito... o te irá mucho peor de lo que te imaginas.- Dijo tapándole la boca.- ¿estamos de acuerdo?.- Jin asintió con miedo, mientras el de tez morena sonreía.- Bien ahora voy a destapar tu boca... y lo único que tienes permitido decir es "si señor", ¿haz entendido?.- Dijo soltándolo
-Si... señor.- Dijo temblando
-Buen chico...Ahora... esto es lo que va a pasar... iré a casa de mi tío a comer con él, y después regresaré a las 8 en punto a la casa del árbol... y cuando llegué ahí... quiero ver a una buena hembra... ah y también trae cervezas.- Dijo sacando su billetera, y le dio algunos billetes en las manos.- Puedes comprarte un dulce con lo que sobre.- Se burló y tras ello levantó su mochila para bajar del andamio, dejando temblando a Jin.
-P-padre... ¿qué debería hacer?...-Sollozó
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