Capitulo 3 "Despues de la resaca"

Desperté por las náuseas y medio me arrastre al baño para vomitar. Había olvidado como se sentían las resacas.

Como pude regrese a mi cuarto recordando de a fragmentos la noche anterior.

Érica no estaba en la cama, y algo me dice que tampoco está en la casa, el silencio tal vez.

Iba a tirarme  de nuevo a dormir cuando lo vi; varios cabellos sobre la almohada…tarde o temprano iba a pasar debido a la quimio, pero aún así duele. Me siento en la cama mientras paso las manos por mi pelo y algunos cabellos acompañan a los de la almohada al quedarse en mis manos.

Lloro, sí; lloro. Los hombres también lloramos, pero eso no nos vuelve débiles como muchos creen.

Cuando me repongo noto que hay una carta en mi mesita de luz plegada en dos.

Lleve a los chicos al cumple de Maylen

                                         -Érica”

Mierda. Lo había olvidado: se suponía que yo los llevaría y pasaría la tarde con ellos, que buen recuerdo les dejo; un padre borracho sumergido en una despreciable resaca.

Marque el número de Brian algo molesto.

-¿Hola? –él también parecía tener resaca.

-¡che! ¿Quieren venir a mi casa? Podemos hacer un asado o algo…

-ehh…dale, ahora llamo a Dani y le digo.

-los espero –y corté.

…………………………………………..

Media hora más tarde estaba todo preparado y yo… bueno, estaba tendido en la casa del árbol recordando viejos tiempos.

Cuando era pequeño y usaba mi casa del árbol como “guarida”, cuando a los 17 salía por la ventana de mi habitación y saltaba hacia ella para poder irme de fiesta, y ahora, a punto de morir tirado en el suelo…

Mis pantalones vibraron y agarre el celular  para atender la llamada de Brian.

-Hola.

-¿Dónde estas? Estoy tocando el timbre acá como un pelotudo –podía escuchar de fondo a Dani.

-Pasen al fondo, en la casa del árbol…

-Bien.

Unos dos minutos después los escuche subir las escaleras.

-Me voy a morir –decía agitado Daniel.

-Si te morís cáete para un costado no vaya a ser que tu culo me aplaste –se quejaba Brian que venía detrás de él.

Yo reí como un idiota; los adoraba demasiado, siempre supe que nuestra amistad no sería “solo por secundaria”  si no que duraría  muchísimo más a pesar de que hubiéramos perdido el contacto.

-¿Y por qué estamos acá? –preguntó Dani apoyando su gordo culo junto a mí.

-Recordando viejos tiempos…saben, esta casita me impulso a encontrarlos…

Brian sonríe probablemente recordando- recuerdo cuando fumamos marihuana en ella, tu vieja apareció de la nada y le tuvimos que decir que tenía los ojos rojos al haber llorado porque Maxi me golpeo.

Todos reímos.

-¡el sermón que me dio después de eso! –Me queje- y todo porque no sabes actuar…

Rio.

-La excusa tampoco fue muy buena, Maxi no mataría ni a una mosca –dijo Dani y todos nos quedamos callados, era una pena que se hubiera suicidado. Él no mataría ni a una mosca… pero se mató a sí mismo.

Hablamos un buen rato más y comimos luego. Cuando me di cuenta ya habían pasado varias horas. Nosotros estábamos charlando en la cocina alegremente riéndonos de todo… hasta que Érica llego con los niños.

Ella abrió la puerta y se quedó desde allí mirándonos  en la cocina, como si estuviera viendo un fantasma, como asqueada.

-Amor ¿los recordas? –dije intentando romper el silencio.

Los mellizos entraron corriendo gritando quien sabe qué cosa, vieron a los chicos y los saludaron  tímidamente para luego correr hacia el patio trasero.

-Si… los recuerdo –dijo cortante, vaya… no era lo que me esperaba.

Y entonces ahí fue como si me hubieran dado un golpe en la cabeza, de esos que mágicamente te recuerdan las cosas. “No te veía desde que te casaste” recordé la voz de Dani, era verdad, ella decía que mis amigos eran unos completos inmaduros e idiotas (cosa que era verdad, pero aún así los quería) odiaba que me juntara con ellos, y yo como idiota enamorado me aleje de mis amigos, joder que error…

-Perdón pero estuve todo el día entre chicos de 10 años corriendo y gritando voy a descansar un poco –esa fue una pequeña indirecta para mí.

-…lo había olvidado –dije frotándome la cara y el cabello, aunque luego lo deje no quería que ellos notaran la facilidad con la que mi pelo se caía.

-No pasa nada –contesto Brian con su buen humor de siempre- ¿vamos yendo Dani?

-Sí, nos vemos Migue –dijo abrasándome rápidamente.

-No se vayan… -no quería que se fueran.

-Se hace tarde, otro día nos vemos che –Brian golpeo mi hombro y ambos se fueron.

Me quede unos minutos en el lugar, ¿recobrar el buen matrimonio? ¡Bah! Ahora lo único que quería era alejarme de ella.

Fui a nuestra habitación en donde ella se estaba cambiando, muchos hombres morirían con esta escena… pero a mí no me causa nada.

-Podrías haber sido más amable… -digo frio.

-No quiero que te juntes con ellos, ahora ya sé porque ayer volviste borracho… ¿te parece bien? No quiero que los mellizos te vean así.

-Fueron muchos motivos –digo levantando la voz, no es intencional, cuando estoy enojado tiendo a hablar DEMASIADO rápido y a levantar la voz, de una forma que me vuelvo casi inentendible.

Ella me ignora y continúa cambiándose frente a mí como sí nada.

-¡¿Podrías dejar de ignorarme?! –digo agarrándola del brazo y girándola para que me mire.

Ella me mira de una forma rara y luego se estira para besarme. ¡ah no, esto no se arregla con solo un beso!

-Te quiero…  -me dice ella.

Voy a decirle algo, pero me freno… estoy cansado de esto, quiero arreglar nuestro matrimonio… pero lo veo muy difícil. No sé qué decirle así que me voy para no enojarme más aún.

-¡Miguel! –Me llama ella- ¡¿Cómo mierda queres que me sienta?!

Me doy vuelta algo asombrado de su repentino arrebato.

-¡Te vas de la nada y después apareces borracho, con esos dos! ¡¿Por qué no maduran como Santiago eh?! ¡En serio quiero arreglar esto pero no puedo si vos te convertís de nuevo en un adolescente! ¡Mierda! –ahora está casi llorando, yo… no puedo creerlo, siempre es tan calmada…casi inexpresiva- ¡Ahora mismo me cambio frente a vos y no te provoco nada! ¡¿Cómo mierda queres  que me sienta?!

-Érica… -no me sale decir nada más, gracias cerebro.

Me acerco a ella, y la abrazo, cuando era joven no pensé que el matrimonio fuera… como decirlo delicadamente… una patada en los huevos.

-No… yo…-respira Miguel respira- no quería forzarte a nada… creí que no sentías nada… ya sabes…

Ella me abraza fuertemente, tal vez lo que creí que la ayudaba en realidad la dañaba, joder.

Ahí me percato de su físico después de tanto; es sexy, lo sé, lo sabe.

-también te quiero…

Nos besamos, pero esta vez es un beso real como el de las parejas de televisión igual de excitante. Ella pasa las manos por mi pecho hasta llegar a mi nuca y anudarse ahí, yo recorro su cintura mientras mi lengua se reconoce con la de ella.

Ella levanta mi remera de a poco, como pidiéndome permiso, así que yo me separo un poco de ella y me la saco de un tirón para después volver a besarla. Esto es muchísimo más de lo que hicimos en meses.

La puerta se abre con un ruido seco y nos separamos asustados.

-…¿Estaban haciendo otro bebe? –pregunta  Nahuel, ¿Cómo sabe el pequeño eso?

Érica se esconde rápidamente detrás de mi espalda y yo recuerdo que está solo en ropa interior.

-hijo es de mala educación entrar sin golpear… -digo-… anda a la cocina voy ya mismo, espérame.

Él me mira dos segundos y luego asiente para desaparecer.

-¡Estos chicos de ahora! –Dice Érica arrojándose sobre la cama- ¿seguimos? –cuando  quiere su voz se vuelve completamente seductora.

-Solo un segundo, tengo que ver que quiere… -le sonrió coquetamente y voy a la cocina.

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