Estuvimos varios días hablando y recobrando la confianza de antes, porque después de tanto tiempo ambos estábamos algo tímidos, hasta que por fin un día quedamos en vernos de nuevo.

Ese día fui al bar en donde habíamos quedado, estaba algo nervioso porque no sabía si podría reconocerlo después de tanto tiempo.

Cuando entre di una mirada rápida por el gran bar, había demasiada gente y eso me puso aún más nervioso.

Alguien golpeo mi hombro no muy fuerte pero gracias a lo débil que últimamente estaba di un tropezón para adelante.

-¡uh, perdón! Que debilucho estas che…

Mire a quien me había empujado y vi a un hombre de más o menos mi edad sonriéndome, tenía el pelo castaño corto y ojos algo achinados.

-tu pelo… Brian –dije asombrado al reconocerlo.

-lo corte –se frotó el pelo sonriendo- después de que deje la banda.

Recordé su antiguo cabello y me reí, era mejor así; antes parecía un nido de pájaros.

Pedimos unas cervezas y nos sentamos, parecía como si el tiempo no hubiera pasado, como si nunca hubiéramos dejado de hablarnos.

Realmente había olvidado porque dejamos de hablarnos pero no me importaba ahora.

Nos dimos un pequeño resumen de nuestras vidas (claro que yo evite el tema del cáncer, no quería darle lastima…de cualquier forma moriré nadie puede ayudarme y lo único que ganaría contándoselo a todos es la lastima)

Resulta que él se casó con su novia de la secundaria pero no habían durado más de seis años y ahora estaba divorciado y con una niña de ocho años.

-¿Sabes algo de los demás? –pregunte haciendo una pausa para beber mi cerveza.

-…bueno… -su expresión se ensombreció- Maxi… se suicidó hace tiempo…

Casi escupo mi cerveza, él siempre fue el más positivo de los cinco. Esto podría ser el ejemplo perfecto de que los que más sonríen a veces son los que más sufren. Eso realmente dolió, era uno de mis mejores amigos.

-¿Por qué no me contactaron? –me hubiera gustado ir a su funeral.

-Solo serviría para amargarte, su funeral fue solo para familiares no nos dejaron entrar…

Suspire triste, era hora de cambiar el tema.

-¿…y los demás?

-Bueno, Daniel esta gordo y calvo –rió- vive en Miramar con sus padres…y Santiago está casi igual que antes solo que con trabajo TODO el día por su empresa de tejido…

No escuche lo último, me quede sorprendido al escuchar que Daniel estaba gordo y calvo ¿Quién lo diría? En la secundaria él era el “ultra sexy  playboy rompecorazones”

-¿Miguel me estas escuchando? ¡¿Migue?! –gritó en mi oreja.

-¡No hagas eso chabón! –dije frotando mi oreja, si no moría de cáncer lo haría por la jaqueca. Él soltó una carcajada estentórea tal como las de antes al ver mi expresión.

-veo que seguís siendo igual de distraído –comento burlón.

-y vos igual de rompe bolas… -aunque quería aparentar estar molesto no pude evitar sonreír, realmente lo extrañaba.

…………………………..

-¡vamos maricon! –Gritaba Brian a la gran casa frente a él- ¡sé que estás ahí!

Yo reía por lo bajo apoyado en mi auto, Brian estaba igual de contento que yo y se notaba.

-¡DANIEEEEEL! –Empezó a gritar- ¡DANIEL!

La puerta de la casa se abrió dejando ver a un gordito parado en el umbral, no podía creer lo que Brian mi dijo hasta verlo…y ahí estaba, calvo y gordo con una bata como si hubiera estado durmiendo.

-¡Brian y la puta que te pario! –Le decía acercándose a él; todavía no me había visto- ¡ya casi terminaba outlast y me mataron por tu culp…! –me vio- …¿Miguel…?

-hola Dani –dije sonriendo mientras me acercaba.

-¡OHMAYGÓUTH! ¡ES MIGUELITOOOO! –Él se me abalanzo para abrazarme y Brian se unió.

-los extrañe… -dije.

-Esto es tan gay –dijo Brian entre risas mientras se alejaba.

-No te veía desde que te casaste –Dani me miraba como si estuviera viendo a su ídolo; entre alegre y asombrado.

-¡No hablemos de esas cosas! –Le respondió Brian- vamos de fiesta como antes.

Dani asintió contento- pero primero vamos por Santi.

……………………………………………

-¡Pari ora nay, wuo júh! –gritábamos en el auto, ninguno sabía la letra de la canción así que cantábamos lo que se nos ocurriera en “ingles”- Yeiey ¡wuo júh!

Cuando llegamos al trabajo de Santiago comenzaba a anochecer, así que esperamos hasta que saliera… Estaba contento de poder verlo de nuevo. Pero cuando salió vi cuanto había cambiado, era como si alguien le hubiera arrebatado toda su alegría, llevaba un traje gris aburrido y caminaba en dirección al que supuse era su auto.

-Santi –grito Dani desde la parte de atrás de auto-¡vamos de fiesta!

Ahora no me sentía tan contento de verlo. Santiago nos miró como si recién se diera cuenta de que existiéramos, me miro algo asombrado y luego a los demás.

-¿…qué? –al parecer no entendía nada, pero aún así no parecía muy feliz de vernos.

-Santi ¿queres venir? –pregunte confundido por su reacción.

Él frunció el ceño ¿enojado?

-¡Maduren! Ya no puedo andar de fiesta con ustedes, estoy ocupado…

No dijo nada más, se subió a su auto y se fue.

-Como te dije –comento Brian algo triste- ahora solo vive para el trabajo…

Me quede congelado mirando en la dirección por donde se había ido, no me esperaba eso.

-No dejen que nos arruine la noche –murmuro Dani.

-¿pari ora nay? –pregunto Brian.

Tenían razón, no debíamos amargarnos.

-¡wuo júh! –respondí.

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Después de pasar una noche excelente con ellos volví a casa algo alegre (o borracho, como quieran llamarlo) Entre a casa sin importarme el hacer ruido, y comencé a desvestirme para ir a la cama desde el comedor, pero una voz irritante me hablo de la nada.

-¡Miguel! –Susurro ella, a pesar de estar susurrando me di cuenta de que estaba enojada- ¡me decís que tenemos que arreglar el matrimonio y después apareces a las tres de la mañana!

-No quiero escucharte –dije molesto apoyándome en una pared para no caer mientras caminaba.

Llegue a la habitación ignorando sus quejas y me tire sobre la cama con un fuerte ruido, y sin más me dormí.